Las luces del atardecer del segundo viernes de Septiembre dieron paso a las sombras del ocaso en la céntrica Plaza de los Sitios de Zaragoza. Y casi simultáneamente abrieron sus carpas las diez bodegas adscritas a la DOc. Rioja participantes en la Feria "Lo Mejor del Vino de Rioja" en esta su segunda visita a tierras aragonesas, después de la exitosa edición de 2014. Aún a pesar del escaso eco mediático del evento y de la casi inexistente publicidad realizada del mismo, la afluencia de público fue más que notable, en especial a partir de las ocho y media de la tarde, hora de cierre de algunos comercios y final de la jornada laboral.
La organización del acto sólo puede ser calificada como excelente. La adquisición de copas y fichas de cata fue ágil y cómoda, tanto presencialmente como para efectuar la recogida tras el servicio de reserva on line, muy actual y práctico. El acceso a los stands de cada bodega resultó fácil y rápido, al menos hasta que cierta aglomeración de gente se acumuló delante de los mostradores de algunas de ellas. La ubicación de las carpas en torno a la fuente central de la plaza tiene la virtud de diseñar un recorrido circular, de manera que tarde o temprano se encuentra lo que se anda buscando. Al mismo tiempo, permite un ambiente agradable, como de patio de vecinos, con el sonido y el frescor del chapoteo del agua como telón de fondo.
Cierto es que echamos de menos la presencia de alguna bodega, participante en las ediciones de esta misma feria en Logroño, Santander o Bilbao. También alguna bodega de las presentes erró claramente en sus previsiones, como bien se demuestra por el hecho de que en menos de una hora agotara la totalidad de sus botellas de vino blanco. En el abanico de vinos disponibles, muchos tintos jóvenes y crianzas, algún blanco, pocos rosados y un vermut artesano.
Androsela Semidulce de Bodegas Sonsierra |
Comenzamos nuestro recorrido catando algo fácil y llevadero. Una vez puesto en la copa, el Androsela Semidulce 2014 de Bodegas Sonsierra (San Vicente) se mostró de un amarillo pajizo con ribete verdoso. Nariz rica en flores blancas y amarillas, mosto, plátano maduro y cítricos nada agresivos. De acidez moderada en boca, reveló un punto de carbónico, ligeramente mineral y postgusto un poco corto aunque muy agradable. Buen inicio de cata...
Nuestra intención era continuar con algún otro blanco fermentado en barrica, con esa crianza sobre lías que tan exquisitos aromas y sabores transmite al vino, pero no pudo ser... Ninguna de las bodegas consideró oportuno incorporar a su oferta este tipo de vinos. Una lástima, de modo que nos lanzamos a probar los tintos. Declinamos las abundantes ofertas para probar vinos jóvenes, demasiado agrestes para nuestro paladar, y optamos por catar varios crianzas. El primero de ellos fue el Viña Bujanda Crianza elaborado por las bodegas homónimas ubicadas en Oyón. De capa media y ribete granate, mostró en fase nasal abundante fruta negra y tostados derivados de su permanencia en barrica durante 12 meses. También clavo de olor y tabaco. Algo alcohólico de inicio y con acidez marcada, nos resultó un poco astringente en boca. De final medio-largo, con algún recuerdo ligeramente amargo. No terminó de seducirnos.
El siguiente vino nos deparó sensaciones diferentes. El Señorío de Uñuela Crianza de Bodegas Patrocinio (Uruñuela) se presentó visualmente de un color rojo picota de capa media-baja y ribete rubí. Fase nasal bastante frutal (ciruelas, moras) con un elegante fondo de madera muy limpia, merced a sus 12 meses de permanencia en barrica. Notas de crianza perfectamente integradas. Toffe, especias, balsámicos. Redondo. Apenas astringente, taninos bien domados. Muy agradable. Para repetir...
Nuestra búsqueda de algún vino distinto nos llevó hasta el stand de Manzanos Wines (Azagra) para probar el Más de Víctor Graciano, monovarietal de dicha variedad de uva, empleada con frecuencia como integrante minoritario de los coupages riojanos más clásicos, pero poco habitual en solitario. 4 meses de permanencia en barrica. Rojo picota de capa alta con menisco granate. Fase nasal con personalidad: fruta roja, carne ahumada, humus, sotobosque y un recuerdo de quesería (defecto o virtud?). Astringencia media en su paso por boca, ligeramente masticable. Opulento, poderoso, con corpulencia. Postgusto medio bien especiado. Muy curioso. Sin duda el vino más original de la muestra.
Para terminar intentamos repetir la cata del Señorío de Uñuela Crianza, pero nos llevamos la sorpresa de que se había agotado. Así que buscamos una alternativa en el Fuidio Iraley, vino de autor de Bodegas Fuidio (Yécora), monovarietal de tempranillo con permanencia en barrica bordelesa de roble durante 10 meses, tan sólo a 60 días de poder ser calificado como crianza, aunque tal vez sea ese precisamente el deseo del productor: marcar diferencias. Y en cierto modo lo logra. De capa media-alta y ribete granate en fase visual, despliegue de frutas rojas y negras en nariz, con aromas terciarios de crianza muy educados. Pimienta blanca y pan tostado. Redondo en fase gustativa. Postgusto medio-largo ricamente especiado. Correcto.
Un más que recomendable evento, que nos acercó a un paso de casa bodegas poco conocidas y vinos diferentes que de lo contrario sería complicado conseguir probarlos y además a un precio muy asequible.
¿Se puede pedir algo más?
Por supuesto...
Repetir la experiencia el año próximo.
Nuestra intención era continuar con algún otro blanco fermentado en barrica, con esa crianza sobre lías que tan exquisitos aromas y sabores transmite al vino, pero no pudo ser... Ninguna de las bodegas consideró oportuno incorporar a su oferta este tipo de vinos. Una lástima, de modo que nos lanzamos a probar los tintos. Declinamos las abundantes ofertas para probar vinos jóvenes, demasiado agrestes para nuestro paladar, y optamos por catar varios crianzas. El primero de ellos fue el Viña Bujanda Crianza elaborado por las bodegas homónimas ubicadas en Oyón. De capa media y ribete granate, mostró en fase nasal abundante fruta negra y tostados derivados de su permanencia en barrica durante 12 meses. También clavo de olor y tabaco. Algo alcohólico de inicio y con acidez marcada, nos resultó un poco astringente en boca. De final medio-largo, con algún recuerdo ligeramente amargo. No terminó de seducirnos.
Señorío de Uñuela Crianza de Bodegas Patrocinio. Fuente: vivino.com |
El siguiente vino nos deparó sensaciones diferentes. El Señorío de Uñuela Crianza de Bodegas Patrocinio (Uruñuela) se presentó visualmente de un color rojo picota de capa media-baja y ribete rubí. Fase nasal bastante frutal (ciruelas, moras) con un elegante fondo de madera muy limpia, merced a sus 12 meses de permanencia en barrica. Notas de crianza perfectamente integradas. Toffe, especias, balsámicos. Redondo. Apenas astringente, taninos bien domados. Muy agradable. Para repetir...
Más de Víctor de Manzanos Wines. Fuente: vivino.com |
Nuestra búsqueda de algún vino distinto nos llevó hasta el stand de Manzanos Wines (Azagra) para probar el Más de Víctor Graciano, monovarietal de dicha variedad de uva, empleada con frecuencia como integrante minoritario de los coupages riojanos más clásicos, pero poco habitual en solitario. 4 meses de permanencia en barrica. Rojo picota de capa alta con menisco granate. Fase nasal con personalidad: fruta roja, carne ahumada, humus, sotobosque y un recuerdo de quesería (defecto o virtud?). Astringencia media en su paso por boca, ligeramente masticable. Opulento, poderoso, con corpulencia. Postgusto medio bien especiado. Muy curioso. Sin duda el vino más original de la muestra.
Para terminar intentamos repetir la cata del Señorío de Uñuela Crianza, pero nos llevamos la sorpresa de que se había agotado. Así que buscamos una alternativa en el Fuidio Iraley, vino de autor de Bodegas Fuidio (Yécora), monovarietal de tempranillo con permanencia en barrica bordelesa de roble durante 10 meses, tan sólo a 60 días de poder ser calificado como crianza, aunque tal vez sea ese precisamente el deseo del productor: marcar diferencias. Y en cierto modo lo logra. De capa media-alta y ribete granate en fase visual, despliegue de frutas rojas y negras en nariz, con aromas terciarios de crianza muy educados. Pimienta blanca y pan tostado. Redondo en fase gustativa. Postgusto medio-largo ricamente especiado. Correcto.
Un más que recomendable evento, que nos acercó a un paso de casa bodegas poco conocidas y vinos diferentes que de lo contrario sería complicado conseguir probarlos y además a un precio muy asequible.
¿Se puede pedir algo más?
Por supuesto...
Repetir la experiencia el año próximo.
Catar vinos en buena compañía. Insuperable... |
No te pierdes una.
ResponderEliminarComo tú las carreras o Palafox las batalllas...
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