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lunes, 14 de octubre de 2024

> Una mañana en Alsacia

 

Es imposible escribir acerca de una zona vitivinícola sin hacer referencia a su historia y Alsacia tampoco es una excepción al respecto. Esta estrecha franja del valle del Rin se extiende en sentido norte-sur a lo largo de algo más de 100 kilómetros y se delimita por la cordillera de los Vosgos al oeste y por el macizo de la Selva Negra al este. En la actualidad, la frontera franco-alemana está situada en el mismo eje del río, pero no fue así siempre. En absoluto fue así siempre...


Este pequeño trocito de territorio -de un tamaño similar a La Rioja, poco más o menos- ha sido motivo de disputa entre Francia y Alemania desde hace más de cuatro siglos, aunque en realidad ha estado más tiempo bajo influencia germánica. La historia de Alsacia ha discurrido prácticamente en paralelo a la de Lorena, otro territorio vecino por el que ambas potencias han pugnado en repetidas ocasiones. Tras la muerte del emperador Carlomagno en el año 814, ambas regiones quedaron incluidas en el Sacro Imperio Romano Germánico y no fue hasta el siglo XVII cuando pasaron a estar bajo dominio francés tras la firma del Tratado de Westfalia que dio por finalizada la Guerra de los Treinta Años. La victoria alemana en la Guerra Franco Prusiana en 1871 devolvió ambos territorios a manos germanas y así permanecieron hasta el final de la Primera Guerra Mundial. La firma del Tratado de Versalles en 1919 oficializó la devolución de Alsacia y Lorena a Francia, sin embargo dicho estatus apenas duró dos décadas. 


Nada más comenzar la Segunda Guerra Mundial, las tropas alemanas no tardaron en volver a invadir ambos territorios, incluso con menos dificultad de lo esperado, ya que fueron recibidos en algunas poblaciones casi como libertadores después de tantos vaivenes históricos. Sin embargo, las autoridades alemanas no fueron nada clementes con la población alsaciana, más de 100.000 hombres fueron forzados a alistarse en el ejército alemán para luchar con el uniforme de un país que no era el suyo, la mayoría de los cuales fueron enviados al frente del este. Casi la cuarta parte fallecieron en la fría estepa rusa y la historia los recuerda como los "Malgré-Nous", nombre que podría traducirse como los "a nuestro pesar". La derrota definitiva de Alemania en la primavera de 1945 finalmente devolvió Alsacia y Lorena a Francia, situación que se prolonga hasta nuestros días. No sabemos por cuánto tiempo...


Cada vez que Alsacia ha cambiado de manos -y han sido unas cuantas- la potencia vencedora ha intentado someter a la población alsaciana imponiendo su idioma y sus símbolos culturales. En líneas generales Francia siempre ha sido más sutil, mientras que Alemania lo ha intentado por la vía de la imposición y las prohibiciones. Los esfuerzos desplegados desde París -no olvidemos que Francia es el país más centralista del mundo- para imponer la cultura francesa no pueden compararse a la germanización forzosa que las autoridades alemanas implantaron entre 1940 y 1945. La consecuencia en la actualidad es que la mayoría de la población de Alsacia simpatiza con ambas culturas y admite su pertenencia a Francia -nunca ha habido un movimiento independentista alsaciano, quizás porque nunca lo han sido, en su permanente papel de bisagra entre imperios- sin renunciar a su evidente pasado germánico e incluso a su propia lengua -el alsaciano- que fonéticamente guarda una gran similitud con el alemán. Lo mismo sucede con los nombres de las localidades, los apellidos, la gastronomía y -por supuesto- también con el vino. La capital de Alsacia es Estrasburgo, sede del Parlamento Europeo, cuya designación nada casual fue un evidente intento de otorgar a este territorio un protagonismo europeísta que pusiera fin al histórico conflicto franco-alemán, una herida antigua, una cicatriz inadmisible en el seno de la Unión Europea. La llanura alsaciana se ha dividido históricamente en dos subzonas geográficas, Alto Rin y Bajo Rin -Haut Rhin y Bas Rhin- sin embargo, las autoridades francesas idearon en 2021 la creación de la Colectividad Europea de Alsacia, integrada en la nueva región bautizada como Gran Este. Como contraprestación a su docilidad con París, Alsacia obtuvo ciertos derechos en materia lingüística y autogestión del territorio, demostrando que los alsacianos siempre han sabido nadar entre dos aguas -en ocasiones turbulentas- y salir con la ropa aceptablemente seca.

Desde el punto de vista geológico, este tramo del valle del Rin es en realidad el resultado del colapso de una gran cordillera que, tras su hundimiento, dejó un gran cauce fluvial de casi 50 kilómetros de ancho, flanqueado por dos cordones montañosos, la cordillera de los Vosgos al oeste y el macizo de la Selva Negra al este. Como consecuencia de dicho colapso, las características de los suelos del fondo del valle guardan interesantes similitudes con los de las cimas que lo rodean, incluso a pesar de estar situadas a bastantes kilómetros de distancia. Existe por tanto un mosaico de tipos de suelo -granito, gneiss, esquisto, arenisca- que llega a su máxima complejidad a mitad de las laderas, entre 200 y 350 metros de altitud. Climatológicamente, Alsacia se puede catalogar como un área de clima semicontinental soleado relativamente cálido y de pluviometría baja -menos de 500 mm anuales- bien protegida por los Vosgos del azote de los temporales del norte. 


Estrasburgo y Sélestat en el Bajo Rin, Colmar y Mulhouse en el Alto Rin son las cuatro ciudades más importantes de Alsacia. Sin embargo, desde el punto de vista turístico, la belleza y el encanto reside en las poblaciones más pequeñas como Eguisheim, Turckheim, Riquewihr, Kaysersberg, Obernai, Bergheim o Ribeauville. Muchas de ellas están incluidas en la Ruta de los Vinos de Alsacia, una magnífica experiencia para disfrutar del paisaje, la gastronomía, las fiestas y las tradiciones que rodean a la cultura de los vinos alsacianos. En esas dos décadas que duró el periodo entre guerras, en algunas de estas pequeñas localidades se produjo el inicio del desarrollo cooperativista, agrupaciones de viticultores que unieron sus esfuerzos para mejorar la calidad de sus vinos y optimizar sus resultados comerciales, convirtiéndose así en pioneros no sólo en Francia, sino en toda Europa. De esa manera, fueron poco a poco dejando atrás la etiqueta de vinos mediocres y de escasa calidad con la que se les identificó durante el siglo XIX. A lo largo de la década de los 50, el estilo de elaboración a ambos lados de la frontera fue igualándose gradualmente en cuanto a contenido en azúcar -tradicionalmente secos los franceses, ligeramente dulces los alemanes- encontrando ambos definitivamente el equilibrio y el éxito comercial.


En el año 1962 se creó la AOC Alsace -clasificación comunal genérica de origen de los vinos alsacianos- y en 1975 se inició el lento desarrollo de la AOC Alsace Grand Cru con la identificación  en 1983 de 51 viñedos o lugares determinados -lieux dits- merecedores de dicha calificación por su calidad reconocida. Estos viñedos de renombre apenas suponen el 8% de la superficie de viña de Alsacia, se ubican mayoritariamente en el Alto Rin -tan sólo 11 lieux dits pertenecen al Bajo Rin-  los vinos que se elaboran con las bayas procedentes de ellos deben ser monovarietales y exclusivamente debe tratarse de uvas pertenecientes a las denominadas "variedades nobles" (Riesling, Pinot Gris, Gewürztraminer y Muscat), en contraposición a las llamadas "variedades populares" (Pinot Blanc, Auxerrois, Sylvaner, Chasselas y Pinot Noir). Para complicar todavía un poco más las cosas, desde el año 2011, cada uno de estos lieux-dits tiene reconocida una AOC propia.


La mayor parte de la superficie de viñedo -aproximadamente el 78%- se destina a la elaboración de vinos blancos monovarietales sin crianza utilizando cualquiera de las variedades de uva autorizadas -nobles y populares- vinos que se comercializan como AOC Alsace en la tradicional botella conocida como "flauta alsaciana". El contenido en azúcar residual depende del estilo de cada elaborador, aunque en general es más probable encontrar cierto dulzor en los Gewürztraminer y en los Pinot Gris que en los Riesling, pero no es una regla fija. Está también autorizada la variedad Pinot Noir, vinificada como tinto,  como rosado e incluso como blanc de noirs, aunque su utilización para elaborar vinos tranquilos es casi anecdótica. 

 

Dejando momentáneamente a un lado los monovarietales, existen dos elaboraciones tradicionales muy populares resultantes del ensamblaje de varias castas blancas. Los Edelzwicker -cuya traducción literal sería "mezcla de nobles"- pueden elaborarse con cualquier variedad blanca autorizada, sin obligación de indicar porcentajes, con uvas fermentadas por separado o cofermentadas e incluso mezclando añadas diferentes. Suelen ser vinos económicos, sutilmente dulces, muy agradables y que representan a los antiguos vinos de parcela que cualquier viticultor elaboraba para autoconsumo. Por otra parte, los Gentil tienen otras exigencias en su elaboración, a pesar de que su comercialización no está regulada a nivel nacional, tan sólo localmente en Alsacia. Son el resultado de otro ensamblaje en el que al menos el 50% debe ser una variedad noble -el resto puede ser Sylvaner, Pinot Blanc o Chasselas- debe vinificarse cada variedad por separado, pertenecer a una sola añada y antes de comercializarse deben ser aprobados por un comité de cata.


Alsacia es probablemente la región con la mayor concentración de variedades blancas florales y voluptuosas de toda Europa. Por tanto no debería sorprender que casi la quinta parte de la superficie del viñedo alsaciano se destine a la elaboración de espumosos. Fue en el año 1976 cuando se sentaron las bases de la AOC Crémant d´Alsace, vinos espumosos elaborados mediante método tradicional con segunda fermentación en botella y una crianza mínima de 12 meses sobre sus lías. Existen blanc de blancs, blanc de noirs y rosados, teniendo en cuenta que en su elaboración pueden emplearse Pinot Blanc, Auxerrois, Pinot Gris, Riesling, Chardonnay e incluso Pinot Noir. Aproximadamente hay unos 500 elaboradores de este tipo de vinos espumosos, agrupados en  torno al Sindicato de Productores de Crémant d´Alsace (SPCA), los cuales elaboran la friolera de 40 millones de botellas al año, convirtiéndose de un tiempo a esta parte en un serio rival para las bodegas de Champagne.


Para terminar este extenso repaso a los diferentes tipos de vinos de Alsacia, nos resta comentar las dos categorías de vinos dulces que curiosamente fueron las últimas en dotarse de una regulación normativa. Ahora hace 25 años que se aprobó el pliego de exigencias para la elaboración de los vinos alsacianos de vendimia tardía (VT) y los elaborados mediante selección de granos nobles (SGN). En el caso de los vinos VT -Vendanges Tardives- exclusivamente pueden elaborarse con variedades nobles, con uvas pasificadas -en la propia cepa o en bastidores de paja- vendimiadas manualmente durante los meses de Noviembre y Diciembre. Los vinos SGN -Sélection Grains Nobles- deben igualmente elaborarse con variedades nobles, seleccionando tan sólo uvas botrytizadas, vendimiadas grano a grano mediante sucesivas pasadas. Esta última categoría representa la máxima excelencia de cada productor y aspira a competir con los Tokaji y los Sauternes con más renombre. Debido a la aplicación de determinadas disposiciones de la Unión Europea, desde el año 2021 existe la obligación de indicar el nivel de dulzor -sec, demi sec, moelleux, doux- en el etiquetado de los vinos alsacianos VT y SGN, de manera que para el consumidor final sea más sencillo de comprender e interpretar.


En cualquier caso, la distribución comercial de los vinos de Alsacia en el mercado español no es abrumadora. Lo más habitual es encontrar a precio competitivo monovarietales de Gewürztraminer con algo de azúcar residual, Riesling totalmente secos -a veces de añadas atrasadas, muy interesantes para apreciar su evolución en botella- y sólo en contadas ocasiones cosas verdaderamente originales como monovarietales de Pinot Gris o -todavía menos frecuente- alguna botella perdida de Pinot Noir. Como es lógico, en tiendas especializadas sí es posible conseguir vinos Grand Cru, VT y SGN, pero los precios medios en estos casos suelen disuadir a muchos compradores.


Hasta aquí la introducción  a la región de Alsacia -algo más extensa de lo deseado, pero en nuestra opinión, imprescindible- su historia, su geografía y sus vinos. No nos cansaremos de reiterar nuestro agradecimiento a Grape Bebop por facilitarnos conocimientos sobre vinos internacionales y proporcionarnos toda esa información sin movernos de nuestra ciudad. Y ahora sí, detallaremos a continuación nuestras notas de cata y opiniones acerca de los vinos de Alsacia que tuvimos oportunidad de disfrutar aquella mañana del mes de Junio. Para no faltar a la verdad, en el listado hay un intruso que catamos unas semanas más tarde.

KREYDENWEISS LUNE À BOIRE BULLE L.B20 BRUT NATURE
AOC Cremant d´Alsace. Pinot Blanc, Auxerrois y Chardonnay. Viñedos ubicados próximos al río Rhin, en zonas más bajas, buscando un menor grado de maduración y más acidez. Espumoso de método tradicional con segunda fermentación en botella. 80% del vino base pertenece a la añada 2019 y el 20% restante se trata de vino de reserva. Crianza en fudres durante un año antes de la segunda fermentación. 24 meses de posterior crianza en botella. Amarillo dorado suave. Manzanas asadas y brioche. Marcada acidez y un carbónico ligeramente excesivo. Incómodo recuerdo a sidra en boca. Complejo, gastronómico y peculiar. Menos afilado que Champagne y muy diferente incluso a otros cremants franceses (Loira, Borgoña).

LEON BEYER SYLVANER 2021
AOC Alsace. 100% Sylvaner. Variedad de uva de origen posiblemente austriaco, producto del cruce entre Savagnin (Traminer) y Osterreichisch Weiss. Cepaje autorizado en AOC Alsacia pero no admitido entre las variedades denominadas "nobles". En el año 2005 fue reconocido -como excepción- un viñedo de esta casta como Grand Cru, concretamente en Zotzenberg. Amarillo verdoso. Neutro y poco aromático. Flores blancas y cítricos sobre un fondo de lías. Acidez media. Final corto, sutilmente amargo, con un recuerdo vegetal. Poco interesante.

TRIMBACH PINOT BLANC 2021
AOC Alsace. Auxerrois y Pinot Blanc (70-30). Históricamente ambas variedades se han cultivado conjuntamente en las mismas parcelas, hasta el punto que la propia AOC Alsace lo permite sin hacer distinción entre una casta y la otra. Aromáticamente muy parecidas, la Auxerrois suele tener menos acidez y más cuerpo que la Pinot Blanc, tratándose ambas de variedades denominadas como "populares". Amarillo verdoso. Melocotón, albaricoque, flores amarillas y gominolas de plátano. Acidez media y ligeramente cálido en boca. No parece casualidad el porcentaje empleado de cada variedad, probablemente buscando el equilibrio entre acidez y alcohol. Preciso y rectilíneo. Muy interesante.

ZIND-HUMBRECHT PINOT GRIS TURCKHEIM 2020
AOC Alsace. 100% Pinot Gris. Variedad noble conocida como Tokay de Alsacia hasta 1984 y como Tokay Pinot Gris hasta 2007, denominaciones que lógicamente debieron abandonarse tras las pertinentes protestas de Hungría ante los tribunales de la Unión Europea. Amarillo dorado bajo. Muy floral, pétalos de jazmín, azahar y mieles en nariz. Curiosamente en boca aparecen las frutas de hueso y las especias (pimienta, jengibre). Acidez media y algo cálido en boca. Recuerda a Gewürztraminer, aunque algo menos aromático. Primera vez que catamos un vino de esta variedad. Un gran descubrimiento.

HENRI WEBER PINOT GRIS 2022
AOC. Alsace. 100% Pinot Gris. Amarillo oro rosa. Flores secas y especias blancas -pimienta y jengibre- que dejan paso a frutas de hueso. Entrada adulzonada que se confunde con glicerol. Moderadamente ácido y ligeramente cálido. Leve astringencia en boca que recuerda a la piel del melocotón. Serio, poco exuberante, aunque más complejo de lo esperado. Muy interesante.


ZIND-HUMBRECHT MUSCAT TURCKHEIM 2021
AOC Alsace. 100% Muscat Blanc à Petit Grains. No confundir esta variedad con sus hermanas minoritarias -Muscat Ottonel y Muscat Rosé- menos extendidas aunque en ocasiones convivientes en las mismas parcelas. Amarillo dorado bajo. Flores, granos de uva y frutas de hueso, menos aromático de lo esperado. Marcada acidez. Afilado, seco, lineal y directo. Tal vez vendimiado un poco antes de tiempo, buscando un perfil más refrescante aunque menos expresivo en nariz. Muestra el camino a seguir en la elaboración de monovarietales secos de Moscatel, menos opulentos y más frescos.


MARCEL DEISS GEWÚRZTRAMINER 2022
AOC Alsace. 100% Gewürztraminer. Una rareza en el catálogo de esta bodega que habitualmente apuesta -de un modo un tanto rupturista- más por los ensamblajes que por los tradicionales monovarietales. Dorado medio-alto. Frutas de hueso, pétalos de rosas y lichis. Semiseco en boca (demi-sec 4-12gr/litro de azúcar) aunque parece más propio categorizarlo como moelleux (contenido en azúcar 12-45 gr/litro), francamente bien compensado en acidez. Ligeramente cálido en boca. Intenso y potente, algo opulento pero no desmedido. Muy aromático y agradable, estupendo en su conjunto.

KREYDENWEISS RIESLING WIEBELSBERG GRAND CRU 2020
AOC Alsace Grand Cru Wiebelsberg. 100% Riesling. Crianza durante 25 meses en fudres. Sin notas de cata. A reevaluar.




ZIND-HUMBRECHT PINOT GRIS CLOS JEBSAL VT 2012
AOC Alsace. 100% Pinot Gris. Curiosa elaboración esta añada, uvas mayoritarias de vendimia tardía (VT) -pasificadas en la viña, recogidas entre los meses de Noviembre y Diciembre- mezcladas con uvas botritizadas que en principio estaban destinadas a elaborar vinos SGN (selección de granos nobles). Dorado de capa alta, casi color ámbar. Impresionante en nariz: barniz, laca, naranja escarchada, orejones, flores marchitas y chocolate blanco. Graso, amable y meloso es boca. Nada cansado a pesar de su contenido en azúcar, perfectamente equilibrado en acidez y alcohol. Una maravilla.


Ponemos aquí el punto y final a esta nuestra primera aproximación a los vinos alsacianos. Ojalá que en el futuro tengamos a nuestro alcance una visita a esta encantadora región tantas veces oprimida y que, sin embargo, no parece guardar rencor alguno hacia quienes han pretendido reiteradamente cercenar su libertad. Hay quien dice que los alsacianos son belgas que se extraviaron camino de Suiza, para los franceses son medio alemanes y para los alemanes son los primos perdidos, pero en realidad el pueblo alsaciano representa mejor que nadie lo que significa adaptarse a cada momento que le ha tocado vivir y sintetiza los vaivenes históricos de los últimos cuatro siglos en Europa. A veces unidos y otras divididos. En resumen, europeos...


domingo, 7 de marzo de 2021

> Vinos bastardos, parecidos razonables


Confirmados o bajo sospecha, no hay casa real en Europa que se libre del estigma que para el prestigio de la institución supone la presencia de un hijo ilegítimo. Los conocidos con el delicado eufemismo de "hijos naturales" han sido, son y probablemente serán uno de los principales quebraderos de cabeza para las monarquías que todavía subsisten en el Viejo Continente. Claro está que en la actualidad este asunto tan espinoso recibe un trato diferente al que se le daba hace siglos, cuando al incómodo vástago -fruto casi siempre de una relación extramarital y adúltera por parte del rey, cuando no incluso delictiva o inmoral- se le destinaba a la carrera eclesiástica con la deliberada intención de dificultarle sus ansias sucesorias. Aunque no todos corrieron la misma suerte, de manera que algunos llegaron a convertirse en obispos mientras que otros menos afortunados fueron encerrados en monasterios y olvidados hasta el fin de su días. Sin embargo, algunos de estos bastardos -término que a día de hoy puede considerarse peyorativo pero que en aquel entonces se empleaba como mera descripción- fueron llamados a desempeñar papeles importantes en la historia de sus respectivos países, gozando de la confianza y el respeto de su padre incluso más que los propios hijos legítimos, estos últimos quizás demasiado interesados en ocupar el trono de su progenitor.



Los retratos realizados por los pintores de la corte se han encargado de trasladar hasta nuestros días las imágenes de algunos de aquellos hijos ilegítimos y los parecidos físicos son indudables. En la actualidad las comparaciones resultan aún más sencillas. Gracias a la labor de la prensa gráfica y a la accesibilidad de internet, no hay monarquía que se libre del rumor, infundado o no, de los hijos ilegítimos de tal o cual monarca. Son cada vez más habituales las demandas presentadas por estos hijos naturales, aunque rara vez se llega hasta el final de ese tortuoso y desagradable camino judicial, solventándose el asunto por la vía del reconocimiento en privado apoyado por alguna jugosa retribución económica, todo ello convenientemente firmado y rubricado para impedir molestias de índole legal en el futuro.



No sólo en el ámbito regio suceden tales hechos, similares situaciones se repiten con cantantes, toreros y artistas de prestigio en general. Incluso en el mundo del vino se podría hablar de vinos bastardos, vinos que son hijos ilegítimos de alguna bodega. ¿A qué nos referimos exactamente? Estamos hablando de esos vinos que por motivos económicos se ponen a la venta a un precio muy reducido, casi siempre en grandes superficies y cadenas de supermercados. Algunas bodegas -las más pudorosas- ocultan su autoría detrás de un enigmático número de registro, las más valientes -o descaradas- en cambio no dudan en firmar con su nombre en la etiqueta. Algunos de estos vinos han sido elaborados expresamente para ello, aplicando reducciones en los costes de elaboración, de comercialización y de embotellado, siendo en realidad vinos diferentes a los que la bodega distribuye por sus canales minoristas. Sin embargo, hay algunas bodegas -casi siempre grandes, con excedentes de producción- que sin rubor alguno, comercializan con un sencillo cambio de etiqueta un mismo vino a precios muy dispares. Estos son los auténticos vinos bastardos, hermanos separados al nacer y que han tenido destinos bien distintos, noble y altivo uno de ellos, sencillo y humilde el otro. Básicamente hablamos de vinos muy parecidos, envueltos en ropajes diferentes, pero que en cata comparada dejan poco lugar para las dudas.


MAR DE UVAS GEWÜRZTRAMINER 2020
100% Gewürztraminer con 4 meses de crianza en barrica de roble francés. Bodega Sommos (Barbastro, Huesca). DO. Somontano. Amarillo dorado medio, ligeramente evolucionado. Más floral que frutal, aunque algo eclipsado por las notas de crianza. Flores secas y caramelos de café con leche. Menos voluminoso de lo esperado, más bien delgado y lineal, aunque sabroso y especiado. Menos expresivo y aromático que su hermano. Algo cálido en boca, quizás resulta un poco descompensado en alcohol a pesar de su marcada acidez. Ligero amargor final que le aporta longitud. 



GEWÜRZTRAMINER COLECCIÓN 2019
100% Gewürztraminer con 4 meses de crianza en barrica de roble francés. Bodega Sommos (Barbastro, Huesca). DO. Somontano. Amarillo dorado de capa baja. Floral y perfumado. Rosas, jazmines y clavelinas desecadas. Peras en almíbar y mantequilla. Acidez media, con recuerdo a cáscara de cítricos. Graso, meloso y untuoso. Persistente, largo y complejo. Tal vez el menos varietal de los excelentes Gewürztraminer que proporciona la DO. Somontano pero quizás el más gastronómico y elegante de todos ellos.

No nos da la sensación de que se trate ni mucho menos del mismo vino. Más bien parece una readaptación durante la elaboración para conseguir canalizar por otra vía comercial menos especializada -probablemente también menos exigente- la ingente cantidad de litros de vino que durante el difícil año 2020 no se ha conseguido sacar de la bodega. Asistiremos sin duda a lanzamientos comerciales similares y no nos debe extrañar que sea así. Estos vinos bastardos se pueden convertir en una oportunidad para introducir producto en nuevos nichos de mercado o incluso la puerta de entrada para consumidores noveles con inquietud por probar cosas diferentes, pero más bien poco dispuestos a pagar lo que habitualmente cuestan los vinos originales de noble cuna.

Vinos legítimos y vinos bastardos, con sus diferencias y sus parecidos razonables.


miércoles, 25 de marzo de 2020

> ¡En el blanco...!





La elección de un buen vino blanco no es cuestión de puntería ni de acierto. Conviene en primer lugar tener claro qué se está buscando, en qué horquilla de precios queremos movernos y si va a destinarse a maridar con comida o no. 

A grandes rasgos y dejando al margen el complicado asunto de las variedades de uva utilizadas, podríamos dividir el inconmensurable mundo de los vinos blancos tranquilos -ni espumosos, ni fortificados, ni dulces- en dos grandes grupos: con y sin crianza, bien en roble, bien en otros materiales. En general los primeros son vinos más complejos en nariz y gastronómicos en boca, adecuados para armonizar durante una comida, no forzosamente con pescados, pues algunos de ellos poseen una estructura más que suficiente para maridar con carnes blancas o similares. Evolucionan satisfactoriamente en la copa, cambian con el paso del tiempo y conforme ganan temperatura, mostrando aromas complejos e interesantes relacionados con la crianza. Por el contrario, los blancos sin crianza suelen ser más ligeros y aromáticos, más voluptuosos y folclóricos, con abundancia de aromas primarios florales y frutales. Estos segundos suelen destinarse al consumo por copas, con raciones ligeras o aperitivos suaves, aunque serán sin duda los preferidos de aquellos consumidores que rechazan vinos más poderosos y estructurados.

Evidentemente las variedades utilizadas tienen mucho que decir al respecto, sin embargo nuestra opinión actual tiende a otorgarle más importancia a la elaboración. Tomemos como ejemplo la variedad Verdejo -probablemente la uva blanca más popular en las barras de toda España- y pensemos en ese "verdejito fresquito" que suelen ofrecer los camareros. Automáticamente nuestra mente nos llevará a frutas tropicales, heno recién cortado, fresca acidez y un ligero amargor final, descriptores de lo que se entiende como "un verdejo de libro". Pues bien, hay numerosos ejemplos de monovarietales de Verdejo con crianza en roble -potentes, grasos, complejos absolutamente sensacionales- que están en las antípodas de lo anteriormente descrito. Incluso en una ocasión probamos un verdejo con crianza oxidativa, pueden consultarse nuestras notas de cata en los últimos párrafos de este otro artículo.

Cometeríamos un grave error si dijéramos que la variedad es algo secundario, pero es real que algunos cepajes neutros y poco expresivos en nariz -Macabeo, Garnacha Blanca- se ven claramente beneficiados por cierta crianza que les permita expresar todo su potencial en boca. Por el contrario, las castas más aromáticas -Gewürztraminer, Verdejo, Chardonnay- si bien resultan altamente atractivas como vino joven, en elaboraciones con crianza responden sobradamente, a costa de perder algunas pinceladas representativas de la variedad.

Recopilamos a continuación nuestras notas de cata de varios vinos blancos nacionales analizados a lo largo de los últimos meses. Hay de todo, como en botica: con y sin crianza, monovarietales y ensamblajes, varios del norte de España, algunos aragoneses y muchas cosas más. Pasen y lean, queridos lectores...


 VIÑA MAYOR 2018
100% Verdejo. Sin crianza. Finca Caserío de Dueñas (Villaverde de Medina, Valladolid) perteneciente al grupo bodeguero Palacios, presente en numerosas zonas vitivinícolas. DO. Rueda. Amarillo dorado tenue. Recuerdos tropicales, aunque menos expresivo de lo esperado. Manzanas amarillas, cáscara de lima y notas herbáceas (hinojo). Serio y sobrio, muy castellano. Refrescante acidez media. Cremoso y untuoso, excelente trabajo con lías. Sutil amargor final, muy varietal, con recuerdos anisados. Postgusto medio-largo. Un verdejo auténtico, nada folclórico, de excelente factura y con cierto recorrido en botella. Puntuación 6/10

DUNA 2017
Garnacha Blanca, Alcañón y otras variedades blancas. Sin crianza en roble. Bodega El Vino del Desierto (Lanaja, Huesca). Amarillo verdoso. Frutas de pepita (manzana, pera) y hierbas aromáticas. Repostería, miel, jengibre y pimienta blanca. Acidez media-alta que equilibra esa bienvenida algo alcohólica. Vivo y vibrante. Largo y graso. Muy gastronómico. Un vino grande de una bodega pequeña y de un territorio tan inhóspito como la comarca de Monegros. Todo un milagro. Puntuación 8/10


VIÑA LEIRIÑA 2017
Palomino, Torrontés y Treixadura, un coupage poco habitual. Sin crianza. Bodegas O Ventosela (San Clodio-Leiro, Orense). DO. Ribeiro. Imponente presentación en botella borgoñona de excelente calidad. Amarillo verdoso. Ciruela amarilla y pomelo. Recuerdos minerales. Acidez marcada. Pedernal. Salino, tal vez con un punto de azúcar residual. Corto pero alegre, ágil y fluido. Divertido, sin llegar a ser cautivador. Puntuación 6/10



GEWÜRZTRAMINER COLECCIÓN 2018
100% Gewürztraminer con 4 meses de crianza en barrica de roble francés. Bodega Sommos (Barbastro, Huesca). DO. Somontano. Amarillo dorado de capa baja. Floral y perfumado. Rosas, jazmines y flores secas. Peras en almíbar y mantequilla. Acidez media, con recuerdo a cáscara de cítricos. Graso, meloso y untuoso. Persistente, largo y complejo. Tal vez el menos varietal de los excelentes Gewürztraminer que proporciona la DO. Somontano pero quizás el más gastronómico y elegante de todos ellos. Puntuación 9/10


MENGUANTE GARNACHA BLANCA 2018
100% Garnacha Blanca. Sin crianza. Bodegas y Viñedos Pablo (Almonacid de la Sierra, Zaragoza). DO. Cariñena. Amarillo verdoso. Aromático aunque no voluptuoso. Frutas de pepita y piña no del todo madura. Mineral y afilado. Alguna nota de autolisis y un leve fondo de arándanos ácidos que recuerda a algún espumoso blanc de noirs. Jugosa acidez. Serio y sobrio. Longitud media. Bastante gastronómico, no sólo para pescados sino también para carnes blancas. Probablemente el mejor monovarietal aragonés de Garnacha Blanca del mercado, elaborado con uvas procedentes de uno de los viñedos más bonitos que conocemos. Puntuación 8/10


NAVA URDIL 2018
Verdejo, solo o en compañía de otras (tal vez Sauvignon Blanc?) sin crianza. Bodegas Urdil (Nava del Rey, Valladolid). DO. Rueda. Amarillo de capa media. Bienvenida de fruta tropical y flores amarillas. Anís estrellado e hinojo. Acidez media. Fresco y divertido, con ese final levemente amargo tan característico de la verdejo. Longitud media. Un blanco de Rueda muy reconocible. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Puntuación 7/10


CIERNA 2019
Chardonnay y Gewürztraminer en proporciones desconocidas. Sin crianza. Bodegas Sommos (Barbastro, Huesca) aunque en la etiqueta no lo indica expresamente. DO. Somontano. Amarillo intenso, tal vez demasiado para ser un vino tan joven, en realidad el más joven de todos los catados para este artículo. Floral y perfumado. Jazmín y rosas. Insinúa en nariz cierto azúcar residual que no es tal. Acidez media. Postgusto medio. Muy Gewürztraminer en nariz, más Chardonnay en boca, aunque fluido y ligero. Un vino juguetón y algo mentiroso, con una relación calidad-precio insuperable. Puntuación 7/10


BRANDÁN 2018
100% Godello. Sin crianza. Bodegas Algueira (Doade, Lugo). DO. Ribeira Sacra. Amarillo pajizo verdoso y de escasa intensidad aromática. Frutas de pepita algo inmaduras, flores blancas y cáscara de limón. Mineral, fluido y ligero, aunque sensiblemente cálido en boca. Ligeramente inexpresivo, mejora al subir de temperatura. Acidez y alcohol presentes, con cierto desequilibrio, no del todo integrados, van cada uno por su lado. Esperábamos más de él. Puntuación 3/10


TERRAS MEIGAS TREIXADURA 2018
Ensamblaje de variedades autóctonas gallegas. Treixadura, Albariño y Lado (90-5-5). Sin crianza. DO. Ribeiro. Amarillo verdoso. Muy tropical en nariz. Piña madura, ciruela amarilla y plátano. Entrada dulce en boca, casi golosa. Fresca acidez. Salino, atlántico, con recuerdos de sílex y piedra mojada. Sabroso, pleno, redondo y equilibrado. Postgusto medio. Interesante. El protagonismo del paquidermo en la etiqueta es para nosotros todo un misterio. Puntuación 7/10


CREGO E MONAGUILLO 2017
Bodegas Crego y Monaguillo (A Salgueira Monterrei, Orense). DO. Monterrei. Godello y Treixadura (90-10). Sin crianza. Amarillo verdoso que insinúa tonos dorados. Ataque alcohólico. Flores amarillas marchitas. Manzana Golden y piña madura. Membrillo. Jengibre y pimienta blanca. Acidez media. Ligeramente cálido en boca. Graso y untuoso, más voluminoso de lo esperado. Final medio-largo, con un ligero amargor que lo sostiene en paso por boca. Puntuación 7/10

Y de propina, notas de cata y evaluación de un último vino blanco, por cortesía de Jules Wine. Con insistencia y mucho tiempo, al final haremos de él un buen catador...



ESENCIA DE GEWÜRZ 2018
Bodegas Batán de Salas (Barbastro, Huesca). DO. Somontano. 100% Gewürztraminer. Sin crianza. Más frutal  (membrillo, melón amarillo) que floral, aunque los pétalos marchitos de rosa y jazmín son evidentes. Graso, untuoso, equilibrado, con una viva acidez que lo hace muy agradable. En breve cataremos la añada 2019 con idéntica elaboración y un cambio de color en la botella muy favorable desde el punto de vista de la presentación comercial. Puntuación 8/10


VIÑA ALBINA 2017
Bodegas Riojanas (Cenicero, La Rioja). DOc Rioja. Viura y Malvasía (90-10). Fermentado en barrica de roble americano. Amarillo dorado de capa media. Cera de abejas, crema catalana, manzana asada y recuerdos del taller de ebanistería de mi tío Félix. Acidez media aunque se agradecería una pizca más para darle más frecura. Untuoso, graso, envolvente, denso y robusto. Largo e interesante, quizás algo pesado para algunos. Gastronómico. Si algo es bueno y tiene su público, ¿para qué cambiarlo?. Puntuación 9/10

ALDEYA 2017
Macabeo y Chardonnay en proporciones desconocidas. Etiquetado como Vino Varietal de España, sin DO ni IGP. Sin crianza. De entrada poco expresivo en nariz, lo que nos hace sospechar que el predominio de la Macabeo en el ensamblaje es considerable. Amarillo dorado de capa media, algo evolucionado. Frutas de pepita y flores amarillas. Algún recuerdo de miel y mermelada de naranja. Notablemente cálido en boca, aún a pesar de su marcada acidez, quizás algo corregida. Poco voluminoso. Final corto y poco evocador. Sin demasiadas pretensiones. Aprobado por su buena relación calidad-precio. Puntuación 5/10


martes, 30 de octubre de 2018

> Visita a Bodega Picos de Cabariezo




Siempre resulta placentero dar una vuelta por el Valle de Liébana (Cantabria) y poco o nada importa si la climatología no termina de acompañar. El paisaje es bonito en cualquier época del año e incluso en un día gris y lluvioso tiene su encanto, por ejemplo para dar un paseo por Potes, disfrutando de su arquitectura medieval y de las riberas del Deva. Remontando su cauce unos kilómetros se llega hasta Fuente Dé, donde la carretera muere exactamente en el aparcamiento del teleférico. Subir hasta la cota de los 1850 metros en poco más de tres minutos es una experiencia sobrecogedora, casi tan espiritual como venerar el Lignum Crucis durante la visita del Monasterio de Santo Toribio. A cambio, el precio que debe pagar el visitante es un prolongado trayecto en coche por una virada carretera encajonada entre murallas de roca en el Desfiladero de La Hermida. Y sin duda el peregrinaje vale la pena...


Vista del Deva a su paso por Potes

La comarca de Liébana goza de una climatología privilegiada y un microclima más que benigno, gracias a su peculiar orografía, rodeada de elevadas sierras y cumbres que la mantienen a salvo de los temporales atlánticos. Los Picos de Europa al norte, la Peña Sagra al este y los altiplanos palentinos de Aguilar de Campoo que comunican con la meseta castellana más al sur, delimitan un marco ideal para determinados cultivos como las cerezas, las ciruelas y las manzanas, porque aunque parezca mentira, su altitud media supera por muy poco los 300 metros sobre el nivel del mar. 



Peña Sagra nevada


Entrada a la bodega y destilería Picos de Cabariezo

Liébana fue siempre una antigua región elaboradora de vinos, particularmente de la variedad Mencía, esa uva peregrina es el común denominador con la comarca leonesa del Bierzo y también con otras zonas geográficas del norte de España. Sus vinos se comercializaban a granel o bien se destinaban al autoconsumo y en realidad se consideraban algo así como un subproducto, un mal necesario para obtener el raspón con el que elaborar el orujo, último y verdadero fin del cultivo de la vid en esas tierras. En el año 2000, tres amigos decidieron plantar nuevos viñedos en las laderas que circundan la localidad de Cabezón de Liébana, así como recuperar viñas viejas abandonadas y unos años más tarde en 2007 crearon la Compañía Lebaniega de vinos y licores, levantando una pequeña bodega y una destilería. Su audacia -tal vez también su irresponsabilidad- les llevó a convertirse en la primera bodega elaboradora de tintos en Cantabria y sacaron al mercado un tinto joven y otro con crianza bajo la marca Picos de Cabariezo, acerca de los cuales fuimos pioneros en escribir una entrada anterior allá en el lejano año 2014, vinos todavía un poco imberbes en aquel entonces. 

Entorno de la bodega

Alquitaras de cobre


En la actualidad la bodega cuenta con 70 hectáreas de viñedo, han incorporado nuevas variedades de uva y han ampliado su catálogo a vinos blancos y a vinos de autor. Poco a poco van consiguiendo su cuota de mercado, con una sólida implantación comercial en Liébana -particularmente en la preciosa y turística localidad de Potes- escasa presencia en el resto de Cantabria y absolutamente nula penetración en el resto del mercado nacional. Sin prisa pero sin pausa, su recorrido empresarial no puede resultar más exitoso y no sólo por la bodega. La destilería sorprende cada año lanzando nuevos productos, siempre elaborados siguiendo el método tradicional de la destilación en alquitara de cobre. Un whisky y una ginebra rosa han sido sus últimas novedades a añadir a los conocidos orujos y aguardientes. 

Cata durante la visita. Detrás, un mundo de destilados

También el capítulo del enoturismo ha sido explorado por la empresa, siendo en realidad la forma más cercana de dar a conocer su manera de trabajar. Las visitas a la bodega-destilería deben ser reservadas con antelación y aunque los grupos no suelen ser pequeños, se compensan esas posibles incomodidades con la amabilidad del personal de la bodega. No es extraño que quien realice las labores de guía durante la visita sea uno de los tres socios de la empresa, lo cual aporta un valor sentimental añadido. El recorrido por las instalaciones lleva algo menos de una hora y concluye con una generosa cata, no sólo de vinos sino también de destilados, quesos, mermeladas y algún que otro producto de la "tierruca", como dicen por allí...

Detallaremos a continuación nuestras notas de cata y opiniones personales acerca de los vinos que se elaboran en Picos de Cabariezo.


Etiqueta del Alba de Picos


ALBA DE PICOS 
Gewürztraminer y Sauvignon Blanc en porcentajes desconocidos. 13000 botellas anuales. Sin paso por barrica. Amarillo verdoso limpio y brillante. Muy aromático. Flores blancas, algunas de ellas un poco marchitas. Frutas de pepita muy maduras. Recuerdo a melón francés y melocotón amarillo. Membrillo y corteza de limón. Ataque alcohólico. Acidez media-alta. Volumen medio en boca. Algo cálido, ligeramente descompensado. Postgusto medio-largo. Salino (?). Sutil amargor final, apareciendo de nuevo la corteza de limón.


Hielu de Picos (centro)

HIELU DE PICOS 
Monovarietal de Gewüztraminer sobremadurada, elaborado siguiendo la inspiración de los eiswein alemanes, icewine canadienses y en los vins de glace franceses. 2000 botellas anuales. Amarillo dorado de capa media. Mieles, dulce de membrillo e incluso unos tímidos hidrocarburos. Dulce aunque nada pesado gracias a la rica acidez que mantiene. Muy versátil en cuanto al maridaje: pescados, foie o simplemente en buena compañía. Tan sólo tiene un defecto, el tamaño de la botella de medio litro siempre resulta insuficiente.


Picos Selección y sus hermanos junto a una cepa decorativa

PICOS SELECCIÓN
100% Mencía sin crianza. Flores azules, frutas rojas y lácticos. Notable acidez y astringencia demasiado evidente. Fresco pero algo agreste en boca.


Finca Morillas y cocido lebaniego. Pareja ideal...

FINCA MORILLAS
Mencía y Syrah (90-10) con 12 meses de crianza en barrica de roble francés. Probablemente el vino más comercial de la bodega. Excelente relación calidad-precio, no sólo en bodega sino también en la hostelería de la comarca. Rojo picota de capa media-alta con ribete rubí. Guindas y vainillas. Ataque alcohólico. Mermelada de ciruelas. Acidez media-alta y astringencia media. Muy frutal. Postgusto medio. Carácter gastronómico, ideal para acompañar los contundentes platos de cuchara de la zona.



EL MISTERIO
Vino top de la bodega, elaborado principalmente con Mencía procedente de viñedos prefiloxéricos situados a 700 metros de altitud y con escasa productividad, bastante alejada de los 3-4 kilogramos por cepa tan habituales en el resto de parcelas. Vinificado íntegramente en roble, sin contacto con inoxidable, fermentación en tinos y crianza posterior en barricas de roble francés. Coupage secreto y cambiante en cada añada. 

Lo dicho, un misterio...