miércoles, 11 de septiembre de 2013

> El arte de hacer vino


La alquimia de la uva

Si lo analizamos serenamente, la elaboración del vino tiene un halo misterioso. Parece magia que dejando en el interior de un recipiente unas frutas aplastadas se consiga obtener, pasado un tiempo y con alguna que otra acción posterior, algo tan delicioso como el vino.   Los alquimistas medievales podrían ser los enólogos de hoy en día.

Tecnológicamente se ha avanzado mucho en este sentido. Sin embargo aún sobreviven algunas pocas bodegas que perseveran en sus principios de elaborar el vino como lo hacían sus antepasados. Unas son de tipo familiar, cuyo vino dedican casi totalmente al autoconsumo, pero otras se han posicionado en el mercado con un valor añadido: la elaboración artesanal.



Bodegas Viñadores Artesanos (Elciego)

En 1984 dos socios D. Simeón Martínez Monje y D. Javier Diez-Caballero adquirieron una bodega del siglo XVII donde comenzaron a elaborar sus propios vinos, procedentes en su mayoría de uvas de viñedos propios ubicados en Elciego. Tras la ampliación realizada en 1985, en el año 1987 iniciaron los procedimientos de crianza y surgieron sus marcas comerciales Viñadores Artesanos y Heredad de UstaránEn 2008 es la familia Martínez-Santos la que adquiere la totalidad de la propiedad de la bodega.

La elaboración de sus vinos es totalmente artesanal, empleando para la fermentación la técnica de “lagos abiertos”, depósitos de hormigón habitualmente con abertura superior, pero siempre en el interior de calados subterráneos capaces de mantener constantes la temperatura y la humedad. Hace un tiempo tuvimos la oportunidad de visitar una bodega familiar en el casco antiguo de Laguardia (Bodegas Carlos San Pedro) donde pudimos aprender la forma de trabajo absolutamente tradicional con que se elabora este tipo de vinos.






Viñadores Artesanos emplean para el envejecimiento de sus vinos barricas de roble francés, americano y húngaro. El uso de éste último, el roble húngaro, parece estar al alza en Rioja Alavesa, tal vez porque aporte al vino aromas y sabores novedosos, tal vez por precio, tal vez por ambas cosas.

Además del crianza que aquí nos ocupa, otros vinos elaborados por Viñadores Artesanos son un tinto joven, un reserva y un vino de autor (Barón de Laas). No elaboran vinos blancos, rosados ni dulces. Como amantes reconocidos de los tintos, particularmente no echamos de menos a ninguno de los otros tres.



Heredad de Ustarán Crianza 2010

Intentamos adquirir este vino en la bodega, pero no fue posible al tratarse de un sábado por la tarde. En una plaza de la misma villa de Elciego localizamos un comercio bastante curioso. Se trataba de uno de esos antiguos colmados que lo mismo venden sartenes que lana para tricotar. En la puerta tenían como reclamo un estuche de 3 botellas de nuestro ansiado vino, a un precio fantástico. Inicialmente nos pareció una ocasión única, pero una ligera observación de la etiqueta y de la añada (2007) nos reprimió de comprarlo. No fuimos capaces de encontrar ningún otro comercio. ¿Acaso no iba a ser posible comprar vino en Elciego? 

Por fortuna y como último recurso, dimos con el Hotel Villa de Elciego, en cuyo bar-recepción-comedor existe una nutrida variedad de botellas de vino a la venta, no sólo de Rioja Alavesa, y allí por fin adquirimos el Heredad de Ustarán Crianza 2010 y un Diez-Caballero Crianza 2009.

El Heredad de Ustarán Crianza 2010 se presenta con una cápsula plateada y corcho natural de buena calidad. Etiqueta en color plateado, con información acerca de la localización de los viñedos, notas de cata y mención expresa a la elaboración artesanal. Este vino se elabora en un 95% con uva tempranillo e incorpora un 5% de otras variedades autóctonas.



Visualmente es de un color rojo rubí brillante con ribete teja. Traslúcido con lágrima abundante no pigmentada. Moderadamente glicérico. El ataque en nariz presenta un algo no del todo agradable, pero rápidamente se difumina dejando paso a aromas intensos de frutos rojos maduros, notas avainilladas y lácticas. Los aromas propios de la crianza (tostados, cueros, etc) resultan suaves y cómodos. En boca despliega una acidez correcta y taninos medios muy amables. Ligeramente goloso, invita irremediablemente a tomar un poco más.  Postgusto largo y persistente. Resulta ideal como acompañamiento de arroces, tapas, pasta y quesos poco curados.
           

Conclusiones

Remontándonos a nuestros recuerdos de los vinos artesanos que probamos en Laguardia en Marzo de 2010, el reto de catar de nuevo un vino "artesano" se nos antojaba un poco cuesta arriba. Lo probamos con pudor, casi con miedo, dispuestos a encontrarnos casi con cualquier cosa... Sin embargo, una vez superado ese pequeño bache olfativo, rápidamente disipado no obstante, y que momentáneamente nos trasladó al calado subterráneo de la bodega, el vino fue adquiriendo otra categoría en nuestro paladar. Se desplegó la fruta en todo su esplendor, dignamente matizada por los sabores de la crianza y se prolongaron nuestras sensaciones en un largo retrogusto.

Al contrario que lo sucedido con otros vinos recientemente catados, como el Duquesa de la Victoria Crianza 2010 de Bodegas Valdelana, en este caso la mejor parte de la botella, desde el punto de vista gustativo, fue la parte intermedia. Con la primera copa ya hemos comentado nuestra inquietud olfativa, y a partir de la mitad de la botella la fruta fue perdiendo potencia de manera gradual.

Tiene sin embargo este vino nuestro más sincero aprobado, en primer lugar porque tomarlo resulta muy placentero, y en segundo lugar porque somos conocedores de lo dificultoso del método de elaboración artesanal del mismo.

En resumen, una grata sorpresa...

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