sábado, 26 de octubre de 2013

> Casas de ensueño (y II)




Paisaje de nubes bajas tras noche de lluvia.



Hacía ya un tiempo que unos clientes habían requerido nuestros servicios profesionales para que atendiéramos a unos animales que tienen en una finca en el Pirineo. Por cuestiones de agenda el asunto se había ido posponiendo, hasta que finalmente decidimos concretar la visita para un domingo de Octubre. Conseguimos sacudirnos la ligera pereza que a priori nos daba el viaje y madrugando un poquito llegamos a nuestro destino en el Valle de Benasque a media mañana. El día amaneció nublado y la noche anterior había llovido con ganas. Aún sin sol, la montaña lucía magnífica, como siempre. Nubes bajas decoraban las laderas verdes mientras las más altas nos privaban de la visión de las cumbres pirenaicas que nos rodeaban.


Tras unos breves contactos telefónicos, nos encontramos con nuestros clientes (ahora algo más que clientes) , a quienes seguimos en coche inicialmente por una carretera estrecha y virada que pronto ganaba altura, continuando más adelante por una pista moderadamente embarrada por la lluvia que no supuso pega alguna para nuestro vehículo. Casi entre las nubes bajas llegamos finalmente a su casa. Bueno, en realidad es un pedacito del Paraíso Terrenal en mitad de la naturaleza, con todas las comodidades de un hogar moderno y todas las ventajas de la vida en la montaña. Sus animales nos conquistaron desde el primer momento: las ocas, las gallinas, las tortugas, sus dos gatas y sus cinco perros son los habitantes permanentes de aquella borda convertida en mansión, gracias a la labor incansable de sus propietarios, Tania y Antonio.

Algunos habitantes alados  de la casa

Nerón y Rocky, con sus juguetes

Iniciamos rápidamente nuestro trabajo. Vacunas, desparasitaciones, identificaciones, documentaciones... todo quedó realizado en hora y media. A partir de ese momento cerramos el capítulo laboral y nos dedicamos a disfrutar del entorno y de la compañía de nuestros anfitriones y de un amigo suyo, Juanjo, que acudió un poco después. La comida fue relajada, franca, cercana, hogareña... como se hacen las cosas en la montaña, con corazón y con confianza. Manjares de la tierra como los caracoles, las chuletas de cordero y la longaniza fueron compartidos al calor de la chimenea, en animada charla sobre los temas más variados. Para acompañar la comida y dar todavía más fluidez a la conversación, Antonio (gran aficionado a los vinos como bien demostró una breve visita a su bodega particular) abrió una botella en formato magnum de Zuazo Gastón Crianza 2010, vino hasta ese momento desconocido por nosotros y del cual nos llevamos una impresión agradabilísima.


Zuazo Gastón Crianza 2010

Externamente este Zuazo Gastón Crianza 2010 tiene una presencia particular, muy personal, nada común en otros vinos de Rioja. Marca diferencias con su botella borgoñona color gris verdoso oscuro, entre tralúcida y opaca, su cápsula color cobre eléctrico y su etiqueta octogonal ribeteada en el mismo color. Visualmente presenta un color granate intenso con ligero matiz teja en el ribete, lágrima abundante y densa. En nariz predomina la vainilla y los frutos negros sobre las notas tostadas de la crianza, muy integradas y discretas. En boca es un vino complejo, muy redondo y equilibrado casi meloso al paladar. Aparecen sabores como a fruta confitada, a melocotones secos y a caramelo, incluso notas de regaliz. Con un postgusto intenso y largo, invita irremediablemente a tomar un poco más. Una caricia de vino. Perfecto para acompañar guisos condimentados, caza y carnes rojas. 

No parece casual que el Zuazo Gastón Crianza 2010 haya obtenido a lo largo de este año 2013 nada menos que tres premios en reputados concursos: Zarcillo de Plata, bronce en el Challenge International du Vin y bronce en el International Wine Guide. Sin duda lo merece. Podría decirse que estamos ante un Rioja moderno, con sabores y aromas novedosos, pero que no renuncia a su pasado y a su tradición, conservando señas de identidad como ese ribete teja tan característico de los vinos más clásicos de Rioja.


En primer plano Sultán, vigilando sus dominios


Muy a nuestro pesar, el tiempo fue transcurriendo, incluso ante nuestros infructuosos intentos de detenerlo tomando café y hojaldres artesanos. Ante la perspectiva de la duración del trayecto de regreso y recordando que al día siguiente había que seguir trabajando, tuvimos que despedirnos de nuestros anfitriones y de sus cariñosos animales, los cuales ya nos empezaban a considerar como de la familia. Antes de marcharnos, aún fuimos obsequiados con unos chorizos caseros, una docena de huevos de corral y una botella de Egomei 2008 que no tardaremos en probar.


Etiqueta de Egomei 2008. Prometedor...

Una jornada estupenda, maridando trabajo y ocio, en excelente compañía y en un marco paisajístico incomparable. Si la situación así lo decide estaremos encantados de regresar en otra ocasión, quizás con la justificación de alguna otra actuación profesional, quizás por propio deleite.

Desde luego, con las atenciones recibidas, da gusto trabajar. 

Aunque sea en domingo...




2 comentarios:

  1. De mayor quiero ser como tu!
    "Trabajando" en pleno Valle de Benasque con una buena botellica en la mesa... asi SI! :)
    Por cierto, me ha encantado esa Trufona o Trufon que aparece mordiendo su juguete.

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    1. Ya que hay que trabajar, al menos intentar disfrutarlo...
      El teckel se llama Rocky y es todo simpatía. Nada como verlo en su ambiente.

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