lunes, 19 de octubre de 2015

> Bodegas Sommos (I): del ladrillo a la barrica...



Bodegas Sommos (Barbastro) DO. Somontano



Durante los años más expansivos de la economía española, fueron numerosas las empresas dedicadas a la construcción que decidieron diversificar sus inversiones en otros sectores. En ese sentido, el sector bodeguero se convirtió en uno de sus objetivos prioritarios, pues aunaba por un lado el reconocimiento de un producto valorado dentro y fuera de nuestras fronteras como es el vino español, con el diseño arquitectónico de vanguardia, otra actividad de prestigio y renombre a nivel internacional.



Acceso a Bodegas Sommos entre viñedos


Algunas empresas constructoras adquirieron bodegas ya existentes, muchas de ellas históricas y de renombre, pero otras tomaron la decisión de empezar desde la base, construyendo desde cero su propia bodega, para lo cual se contrató a arquitectos responsables de diseñar proyectos verdaderamente impactantes. No se trataba de pasar desapercibidos y de elaborar buenos vinos sin más, como si no fuera suficiente el desafío, el objetivo era indudablemente crear una imagen emblemática de marca. Naturalmente que dichos proyectos exigían, por un lado, importantes inversiones económicas para la adquisición de los terrenos, el diseño, la construcción y el desarrollo de la bodega, aspectos todos ellos que poco o nada preocupaban a esos gigantes empresariales acostumbrados a operaciones monetarias de vértigo en aquella España próspera en torno al cambio de siglo. La segunda exigencia de esos proyectos bodegueros auspiciados por empresas constructoras era el tiempo, no sólo para la construcción de sus obras en ocasiones faraónicas, sino también para permitir el crecimiento de los viñedos recién plantados, la optimización de sus técnicas de vinificación y elaboración, así como la implantación de una red comercial sólida y solvente. Sin embargo, la rentabilidad a medio plazo no era un fin prioritario, ya se obtenían jugosos beneficios en otros sectores, la imagen de la compañía y la búsqueda de un renombre y un prestigio sí eran, sin embargo, la meta última de tales proyectos.



Bodegas Sommos, el Guggenheim del Somontano




En ese marco, el grupo empresarial riojano Proconsol encargó al arquitecto Jesús Marino Pascual el diseño de una nueva bodega cerca de Barbastro (Huesca). La plantación del viñedo se fue realizando de manera simultánea a la construcción del edificio, de manera que quienes tuvieron la ocasión de ser testigos de aquellas obras, vieron crecer de la nada, en mitad de una loma, una construcción moderna y futurista que poco a poco se fue rodeando de vides. El inicio de las obras fue en Enero de 2005 y la inversión inicial se estima que pudo rondar los 90 millones de euros. Nacía así Bodegas Irius, un prodigio arquitectónico que alberga una bodega altamente tecnificada, la segunda más tecnificada del mundo después de una bodega californiana, con el claro objetivo de elaborar vinos de gran prestigio, vinos de calidad que estaban llamados a posicionarse en la mitad alta de la tabla dentro de la DO. Somontano. 


Bodegas Darien (Logroño)

Bodegas Antión (Elciego)

Y así fue durante unos años, los vinos de Irius (con su gama Absum al frente) fueron ganando cuota de mercado, en especial en el sector exportador, hasta que a mediados de 2012, estrangulado por las pérdidas derivadas del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el grupo Proconsol presentó un concurso de acreedores que afectó de lleno a sus planes bodegueros. Se deshizo de Bodegas Darien (Logroño) y de Bodegas Antión (Elciego) y muy recientemente, en Agosto de 2015, alcanzó un acuerdo con el conglomerado empresarial fragatino Grupo Costa, en virtud del cual éste se convertía en propietario de Bodegas Irius, las cuales han pasado a conocerse tras el cambio de gestores como Bodegas Sommos. El Grupo Costa sitúa sus empresas en sectores tan diversos como los productos fitosanitarios, la fabricación de piensos, el sector ganadero y los concesionarios de automóviles, pero a lo largo del año 2015 ha adquirido dos bodegas, Sommos (Barbastro) y Vinae Mureri (Murero), tal vez desvelando un cambio en sus planes empresariales futuros.





355 hectáreas de viñedo en espaldera rodean el edificio de Sommos




En la actualidad, Sommos se encuentra en plena fase de transición de imagen y cambio de marca. Sin embargo, en su quehacer diario nada ha cambiado. El cuidado del viñedo, plantado íntegramente en espaldera, la vendimia mecanizada nocturna, el manejo de la uva, las técnicas de vinificación, la plantilla, incluido su enólogo jefe Oscar Martínez, siguen siendo las mismas piedras angulares que llevaron al éxito a Irius

En la próxima entrada, todos los detalles de la visita.




5 comentarios:

  1. Excelente reportaje y no menos excelente las instalaciones de la bodega. Los caldos también van alcanzo ese nivel que el propio terroir del Somontano les proporciona. Debido a mi deformación profesional, quizás echo de menos algo de información mercantil de los propietarios. Pero igual aquí no es el lugar. Como siempre Paco un trabajo en el que dedicas vocación y conocimientos. Nos vemos pronto . Un saludo,
    Julio Viela

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  2. Excelente reportaje y no menos excelente las instalaciones de la bodega. Los caldos también van alcanzo ese nivel que el propio terroir del Somontano les proporciona. Debido a mi deformación profesional, quizás echo de menos algo de información mercantil de los propietarios. Pero igual aquí no es el lugar. Como siempre Paco un trabajo en el que dedicas vocación y conocimientos. Nos vemos pronto . Un saludo,
    Julio Viela

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  3. Gracias, Julio, por tu comentario. Info mercantil la podemos comentar en persona, igual sabes tú más que yo. Pronto nos encontraremos en una cata. Tintos potentes monovarietales a ciegas. Entretenida. Un saludo!

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  4. También estoy abierto a tintos florales eh!! jajaja

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  5. Florales no serán... La selección es muy "masculina" ;-)

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