martes, 14 de noviembre de 2017

> Enoturismo en León (y III): visita a Casar de Burbia (DO. Bierzo)




La comarca de El Bierzo tiene una orografía escarpada...

En realidad se trata de un conjunto de valles trazados por varios ríos (Sil, Burbia, Cúa, Ancares, Oza, Cabrera, Boeza, etc) que descienden desde las montañas de 800 metros de altitud hasta una amplia depresión central a unos 450 metros sobre el nivel del mar, conocida como el Bajo Bierzo. Dicha variedad paisajística tiene como consecuencia la manifestación de microclimas diversos, muy distintos entre sí aún a pesar de distar tan sólo unos pocos metros. Las principales actividades económicas de la comarca son la minería, la agricultura y el turismo. En este último apartado, el Bierzo destaca por sus atractivos turísticos de tipo natural (el Valle del Silencio, la Sierra de Ancares, la antigua mina romana de Las Médulas), sin olvidar el turismo histórico-cultural que visita el Castillo Templario de Ponferrada y el turismo gastronómico que suspira por probar ese plato típico denominado "botillo", antaño comida de mineros y agricultores, convenientemente acompañado por alguno de los excelentes vinos de la zona.


Castañas en Las Médulas
Plantación de frutales

La DO. Bierzo es una de las denominaciones de origen españolas que podríamos calificar de jóvenes. Gestada desde hace tiempo, vio la luz en el año 1989 y se extiende por el noroeste de la provincia de León agrupando a 77 bodegas, la mayoría de ellas pequeñas y familiares. Hablamos de casi 3000 hectáreas de viñedo en pequeñas parcelas, diseminadas con múltiples orientaciones en las laderas de los montes leoneses. Las variedades tintas autorizadas son Mencía y Garnacha Tintorera, aunque la primera es la dominadora indiscutible del viñedo berciano. Entre la variedades blancas se cultiva Malvasía, Palomino, Doña Blanca y (sobre todo) Godello, cepaje galaico muy bien adaptado a tierras leonesas, apenas distantes unos kilómetros de su Valdeorras natal. Otros cultivos agrícolas frecuentes en la comarca de El Bierzo, especialmente en el Bajo Bierzo, son las frutas de pepita (manzana reineta, pera conferencia), las castañas y los pimientos, aunque por motivos evidentes no suelen convivir con el viñedo, restringido éste a las ubicaciones más elevadas. No es sin embargo inhabitual que las bodegas de elaboración se encuentren rodeadas de campos de frutales, algo lógico si se tiene en cuenta que la mayoría son explotaciones familiares cuyos ingresos no provienen exclusivamente del vino.

Distribución de viñedos de Casar de Burbia


En el año 1989 nacía como tal una de esas bodegas familiares en Carracedelo. Bodegas Casar de Burbia cuentan a día de hoy con 27 hectáreas de viña en propiedad repartidas en 252 parcelas en el término municipal de Valtuille de Arriba. Originariamente la mayoría fueron viñedos de uva Palomino en los que se mantuvo el pie y se injertaron las variedades más adaptadas al terreno, concretamente Godello y Mencía. El responsable de aquella locura fue Nemesio Fernández, un visionario que ya en la década de los cuarenta del pasado siglo comenzó a comprar estos viñedos casi olvidados. Naturalmente en aquel entonces fue tildado de irresponsable, pero el tiempo ha terminado por darle la razón. En la actualidad la dirección técnica recae sobre Isidro Fernández, ingeniero técnico agrícola y master en enología, hijo menor de Nemesio. Tuvimos la oportunidad de charlar un rato con ambos, muy brevemente con Isidro, enfrascado como estaba en mitad de la vendimia con las vinificaciones en marcha, mucho más relajadamente con su padre, un hombre hecho a sí mismo, un claro ejemplo de que la determinación humana puede vencer todas y cada una de las adversidades. Mientras catábamos sus vinos, resultó gratamente enriquecedor mantener aquella conversación con Nemesio, empresario de éxito que sin embargo no olvida sus orígenes de humilde trabajador. Un ejemplo que se debería transmitir a generaciones venideras.

Mencías de Casar de Burbia

Casar de Burbia realiza siempre la vendimia manualmente, obligada por la ubicación de las viñas, unas en el fondo de los valles y otras en laderas inclinadas. Lo complicado del terreno, la orientación y la altitud (de 500 a 800 metros) decretan los tiempos de maduración y el momento óptimo para la recolección de las uvas. También los diferentes tipos de suelos tienen influencia en la expresión de cada parcela. Los hay arcillosos, mixtos, pedregosos, pizarrosos y de cuarzo. Las parcelas más bajas suelen producir vinos más frutales y florales, mientras que los viñedos más altos tienden a conferir a los vinos más mineralidad, complejidad y persistencia. La edad de la viña y la densidad de plantación son otros factores esenciales a tener en cuenta.


Máquina de despalillado

Tinos de roble francés para fermentación

Las cajas con los racimos son recepcionadas en la bodega en Carracedelo. Allí se despalillan pero no se estrujan, antes de realizar una premaceración en barrica con las uvas cubiertas de hielo seco durante 4-5 días. La fermentación se realiza en depósito de acero inoxidable o en tinos de roble francés de 5000 litros, estos últimos cada vez en número mayor, se reservan para la elaboración de los vinos top de la bodega. Para la crianza se utiliza este mismo tipo de roble, con un grado medio de tostado respetuoso con la fruta. La capacidad de las barricas empleadas oscila entre los 225 litros de las conocidas barricas bordelesas y los 700 litros de algunas otras que, debido a su tamaño, cuentan para su movimiento con un ingenioso mecanismo de ruedas. 

Detalle del mecanismo para el volteado de barricas 

La elección de una barrica u otra depende de las características de la uva así como del vino que se desea elaborar: barricas pequeñas para vinos más potentes y con capacidad de guarda, barricas grandes para vinos más ligeros y frutales. Para la elaboración de algunos vinos, los más mimados, se seleccionan las uvas grano a grano y se está implementando la posibilidad de realizar fermentaciones integrales en barrica, procedimiento enormemente laborioso pero con unos resultados excelentes. En total se elaboran unas 300.000 botellas anuales con tan sólo dos variedades de uva: Mencía y Godello (80-20). Aproximadamente la mitad de ellas se distribuyen en el mercado nacional y el resto se destinan a exportación.


Godellos de Casar de Burbia

Se elaboran dos vinos blancos: el Casar Blanco y el Casar Blanco Barrica, ambos monovarietales de Godello. Tuvimos oportunidad de catar el primero de ellos, elaborado en inoxidable, sin crianza en roble pero con unos generosos 8 meses sobre sus lías. De un precioso color dorado de capa alta, se mostró en nariz soberbio y elegante: manzana asada, galleta, panadería y miel. Graso, untuoso y persistente en boca. Postgusto muy largo con una acidez sabrosa. Insistimos: a pesar de lo que pueda parecer, sin crianza en barrica.

Vinos top de la bodega

Los tintos premium de la bodega están liderados por El Castañal, procedente de viñedos de bajo rendimiento con más de 60 años a sus espaldas, a 700 metros de altitud en una ladera orientada al sol de mediodía y con 14 meses de crianza en roble francés nuevo. Un vino al alcance de muy pocos bolsillos. El Tebaida Nº5 y el Tebaida Nemesio son igualmente 100% Mencía con 18 y 16 meses respectivamente de permanencia en roble francés. Son en realidad vinos de parcela, costosos de vendimiar y de elaborar, así que también costosos si se quieren adquirir.

Casar Tinto, Hombros y Tebaida

Más asequibles resultan los otros tres tintos restantes. El Tebaida sigue siendo un top, elaborado con uvas de viñedos ubicados en las crestas de las montañas con orientación sur, realiza la fermentación alcohólica, como sus predecesores, en tinos de roble francés permaneciendo sobre sus lías durante 2 meses y evoluciona en barrica durante 18 meses. El Hombros y el Casar Tinto fermentan por el contrario en inoxidable y tiene cada uno 12 meses de crianza en roble. Ambos se elaboran también íntegramente con Mencía procedente de viñas de unos 40 años ubicadas en las faldas y partes más bajas de las sierras, con suelos por tanto más arcillosos que confieren aromas más frutales y florales. Así se mostró el Casar Tinto, de un color rojo cereza de capa alta. Nariz de frutas rojas, mantequilla, caramelo y suaves tostados. Recuerdos a verduras de hoja verde a copa parada, muy identitarios de la variedad. Acidez correcta y astringencia media, muy redondo y equilibrado.

Godellos y Mencías de Casar de Burbia.

Para recordar...


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