El mercado actual del vino se halla inmerso en una batalla que se libra en dos frentes bien distintos.
En primer lugar debe atender a aquellos consumidores aventajados que, aburridos de los mismos vinos de siempre, buscan sorprenderse y satisfacer su curiosidad probando variedades de uva novedosas, elaboraciones diferentes, vinos de parcela con expresión del terroir, pequeñas producciones, vinos de cultivo biodinámico y demás excentricidades. Por otro lado, el segundo objetivo de los productores es lograr atraer hasta el mundo del vino a aquellos consumidores reticentes y recelosos, y nos referimos particularmente al público más joven, quizás algo abrumado o acobardado por ese halo de altivez y misticismo con el que tradicionalmente se ha - o más bien, hemos- rodeado al vino. A priori podría pensarse que se trata de dos tipos de consumidores irreconciliables, con preferencias absolutamente antagónicas, unos en las antípodas de los otros. Pero no es así, como bien lo demuestra la colección Wine Wings.
Bodegas Ignacio Marín (DOp. Cariñena) son una empresa familiar, con más de 100 años de historia a sus espaldas, dirigidas actualmente por la tercera generación de bodegueros. No estamos hablando por tanto de unos advenedizos en el cultivo de la vid y el negocio del vino. Con una amplia cuota de mercado en el exterior, el 85% de sus vinos se destinan a exportación en 35 países, elaboran aproximadamente 3 millones de botellas anuales con las uvas proporcionadas por sus 200 hectáreas de viñedo propio. Cultivan variedades muy adaptadas al terreno, unas autóctonas (Garnacha, Tempranillo, Moscatel, Cariñena, Garnacha Blanca) y otras internacionales (Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon) para elaborar diferentes líneas de vinos, desde los reservas más clásicos de Barón de la Joyosa hasta los vinos más juveniles de Divinis Mediterranean, Ballad o Wine Wings.
En primer lugar debe atender a aquellos consumidores aventajados que, aburridos de los mismos vinos de siempre, buscan sorprenderse y satisfacer su curiosidad probando variedades de uva novedosas, elaboraciones diferentes, vinos de parcela con expresión del terroir, pequeñas producciones, vinos de cultivo biodinámico y demás excentricidades. Por otro lado, el segundo objetivo de los productores es lograr atraer hasta el mundo del vino a aquellos consumidores reticentes y recelosos, y nos referimos particularmente al público más joven, quizás algo abrumado o acobardado por ese halo de altivez y misticismo con el que tradicionalmente se ha - o más bien, hemos- rodeado al vino. A priori podría pensarse que se trata de dos tipos de consumidores irreconciliables, con preferencias absolutamente antagónicas, unos en las antípodas de los otros. Pero no es así, como bien lo demuestra la colección Wine Wings.
Bodegas Ignacio Marín (DOp. Cariñena) son una empresa familiar, con más de 100 años de historia a sus espaldas, dirigidas actualmente por la tercera generación de bodegueros. No estamos hablando por tanto de unos advenedizos en el cultivo de la vid y el negocio del vino. Con una amplia cuota de mercado en el exterior, el 85% de sus vinos se destinan a exportación en 35 países, elaboran aproximadamente 3 millones de botellas anuales con las uvas proporcionadas por sus 200 hectáreas de viñedo propio. Cultivan variedades muy adaptadas al terreno, unas autóctonas (Garnacha, Tempranillo, Moscatel, Cariñena, Garnacha Blanca) y otras internacionales (Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon) para elaborar diferentes líneas de vinos, desde los reservas más clásicos de Barón de la Joyosa hasta los vinos más juveniles de Divinis Mediterranean, Ballad o Wine Wings.
Pero hablemos de Wine Wings... Curioso nombre el de esta colección de vinos, proveniente del destino que se le da a un porcentaje de los ingresos obtenidos y que son donados con la finalidad de ayudar al sostenimiento económico del Centro de Interpretación Laguna de Gallocanta, cuyo objetivo es la protección y el cuidado del ecosistema de Gallocanta y de las aves que lo habitan durante sus migraciones. Se trata de una colección de cinco vinos, un blanco, un rosado y tres tintos, cuyo hilo conductor son las alas de cinco animales diferentes que además dan nombre a cada uno de los vinos. El flamenco protagoniza la etiqueta del rosado, la rayamanta viste la del blanco y la mariposa, la golondrina y el águila sobrevuelan las etiquetas de los tintos. El diseño de las etiquetas ahonda en ese espíritu juvenil y divertido, resulta muy atractivo y vistoso, tanto por los dibujos como por los colores empleados, y sin lugar a dudas ayuda a llamar la atención del consumidor joven, bastante cansado en general de las trasnochadas etiquetas doradas con escudos nobiliarios y litografías de viñedos. Pero el asunto no queda en un mero diseño bonito. En el interior de cada botella nos espera un vino interesante, un coupage original, una elaboración sorprendente... y un resultado magnífico. Un rosado con breve crianza, un blanco que dice cosas diferentes en nariz y en boca, un tinto joven de doble elaboración y un tinto con crianza que baraja añadas y cepajes diferentes.
Tuvimos la oportunidad de catar hace unas semanas, cuatro de estos vinos en Al vino vino, en el transcurso de una de esas catas desenfadadas que regularmente nos proponen Enrique y Adriana. Sólo quedó fuera de la cata el Wings Aguila, atractivo ensamblaje de Garnacha y Cariñena con 16 meses de barrica de roble, que deberemos probar en otra ocasión.
Detallaremos a continuación las características y notas de cata de cada uno de los vinos.
Rayamanta, Flamenco, Golondrina y Mariposa |
Detallaremos a continuación las características y notas de cata de cada uno de los vinos.
FLAMENCO
100% Garnacha. 3 meses de crianza en barrica de roble americano nuevo apenas sin tostar. Color rojo fresa algo anaranjado. Caramelo de frambuesa y plantas aromáticas, sin recuerdos de madera. Poco expresivo en nariz. Algo más voluminoso en boca, donde sí se aprecia la barrica. Vivo y ácido. No estamos ante un rosado veraniego y fácil, sino ante un vino muy gastronómico.
RAYAMANTA
Moscatel de Alejandría y Garnacha Blanca (40-60). Sin crianza. Visualmente de color amarillo dorado. Voluptuoso y seductor en nariz, con los aromas propios de la Moscatel. Fruta de hueso (melocotón rojo) y tropical (mango, melón amarillo). Marcada acidez y cuerpo en fase gustativa, donde gana protagonismo la seriedad de la Garnacha Blanca. Largo y muy sabroso. Un vino juquetón y divertido.
MARIPOSA
100% Tempranillo. Parte de las uvas realizan maceración carbónica (fermentación tradicional de los racimos enteros), el resto se despalillan y fermentan en depósito de inoxidable con temperatura controlada. Sin crianza. Rojo cereza de capa alta y ribete rubí. Caramelo y azúcar quemado. Flores azules (violetas, lilas) y mentolados. Astringencia media en boca. Acidez marcada que le aporta frescura. Un poco desequilibrado. A reevaluar en el futuro.
GOLONDRINA
Garnacha 2013 y 2015, Cariñena 2014. Vino multiañada (¿vuelven los blending?), procedente de cepas de más de 60 años con un bajo rendimiento, menos de 2kg por cepa. Rojo cereza de capa media con ribete granate. Balsámico. Frutas rojas, negras y especiados. Chocolate y mentolados. After Eight. Elegantísimo. Largo postgusto. La viva demostración de que una idea en principio descabellada puede conducir a un resultado exitoso.
Estamos sin duda ante una colección de calidad. No hay más que sujetar una de esas excelentes botellas borgoñonas en nuestras manos para darnos cuenta de que en su interior no habrá un vino vulgar ni anodino. Estos "vinos con alas" no dejarán indiferente a nadie. Y aún diríamos más, son capaces de proporcionar satisfacción y sorpresa a partes iguales, tanto a un público neófito como a un consumidor más exigente. Son vinos entretenidos para catar y versátiles para maridar. Llegarán muy alto...
No olvidemos que son vinos con alas...
Estamos sin duda ante una colección de calidad. No hay más que sujetar una de esas excelentes botellas borgoñonas en nuestras manos para darnos cuenta de que en su interior no habrá un vino vulgar ni anodino. Estos "vinos con alas" no dejarán indiferente a nadie. Y aún diríamos más, son capaces de proporcionar satisfacción y sorpresa a partes iguales, tanto a un público neófito como a un consumidor más exigente. Son vinos entretenidos para catar y versátiles para maridar. Llegarán muy alto...
No olvidemos que son vinos con alas...
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