No hay mejor época que la primavera para disfrutar de un paseo por el monte de la Hoya de Huesca. Su extremo más occidental dibuja las últimas estribaciones de las sierras prepirenaicas en unas formaciones rocosas verticales conocidas como mallos, paraíso natural de numerosas especies de aves -buitres, alimoches, quebrantahuesos, milanos, halcones, chovas piquigualdas- y destino habitual para los aficionados a la escalada. Los más conocidos e imponentes son los Mallos de Riglos, sin embargo la pequeña y cercana localidad de Agüero también cuenta en su entorno con unas formidables paredes verticales de roca rojiza.
Paisajes |
En todos los sentidos, nosotros preferimos tener los pies en el suelo, así que nos animamos a realizar la ruta senderista que rodea los Mallos de Agüero. Después de buscar infructuosamente la reseña de la excursión en los archivos de uno de los mejores blogs de senderismo de Aragón -nos extrañó dicha ausencia- logramos obtener toda la información en este enlace del programa Chino Chano de Aragón TV, presentado por un buen amigo y mejor winelover. La circular de Riglos -más larga y con mayor desnivel- ya la realizamos hace tiempo, así que en esta ocasión nos apetecía un recorrido más corto para poder entretenernos a identificar flores y plantas propias de la zona -exuberantes en estos meses primaverales previos a la llegada del calor- con la intención de detectar dichos componentes aromáticos en los vinos elaborados por las bodegas del entorno. El tomillo y su prima hermana la ontina, el romero y la lavanda -visualmente tan parecidos y de aroma tan diferente- el boj y el erizón -presentes cada vez en altitudes más bajas- son las notas olfativas que componen la partitura aromática del monte oscense en los meses de Abril y Mayo.
Viñedo en brotación. Bodegas Edra (Ayerbe) |
Tres años han pasado desde que conocimos a Alex Ascaso, responsable de Bodegas Edra, en una lluviosa tarde también de primavera en la que se nos hizo de noche catando sus vinos y que dio lugar a la redacción de un artículo anterior. Nadie puede poner en duda cuánto le agradecimos que nos regalara parte de su escaso tiempo aquella vez, pero reincidentes como somos, de nuevo le propusimos encontrarnos tras nuestro paseo por el monte. Ni que decir tiene que aceptó gustoso, a pesar de tener que retrasar un compromiso que había adquirido con anterioridad, porque si hay algo a lo que nunca renuncia Alex es a compartir una relajada charla con quien disfruta de sus vinos. Y con toda parsimonia, comenzó a descorchar botellas...
Quebrantahuesos 2016, garnacha de monte |
QUEBRANTAHUESOS 2016
100% Garnacha. Rojo cereza de capa media con ribete granate. Guindas y frutas rojas. Monte bajo y laurel. Generosa acidez. Redondo. Menos voluminoso de lo esperado en boca. Postgusto medio-largo con recuerdo a bombones Mon Cheri. Podría recordar a algunas garnachas del Sistema Central. Vino natural que representa como nadie esas sensaciones olfativas del monte de la Hoya de Huesca. Su nombre tampoco deja indiferente a nadie, en un guiño a la naturaleza y a la fauna salvaje del territorio. Vino solidario con la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, entidad a la que va destinada parte de la recaudación por la venta de cada botella.
Próxima Estación 2018 |
100% Syrah. Rosa anaranjado con ribete asalmonado, de capa más contenida que añadas anteriores. Cítricos (pomelo y naranja), tierra húmeda y arcilla. Aromas que recuerdan a los campos de Ayerbe después de una tormenta. Regaliz de palo. Cálido y licoroso. Rosado atípico, muy gastronómico. Posible cambio en el etiquetado en la próxima añada. En nuestra opinión uno de los vinos más complejos de Bodegas Edra. Su curioso nombre pretende recordar la vieja reclamación de las poblaciones de la Hoya de Huesca para conseguir la mejora de la vía ferroviaria que une el Valle del Ebro con el Pirineo y que muere en la frontera francesa, sin aparente voluntad por parte de ninguno de los dos países en reactivar el proyecto del corredor central pirenaico, sin duda la conexión ideal de España con el resto de Europa y que lleva décadas olvidada en el cajón de algún ministerio.
GRULLAS DE PASO 2016
Ensamblaje de variedades tintas en proporción desconocida. Color rojo picota con ribete granate. Frutas negras y especias muy marcadas, sobre todo pimienta negra y clavo. Tostados evidentes, incluso una pizca de cuero. Acidez media. Astringencia algo descompensada. Largo postgusto. Cambio de tendencia en este vino muy bien conocido por nosotros. Al parecer ha alcanzado la mayoría de edad, dejando atrás aquella generosidad frutal y esa versatilidad en el maridaje de añadas anteriores. Maceraciones más prolongadas y un mayor tiempo en depósito del vino terminado -no así la crianza en barrica que sigue siendo breve- se han materializado en un vino más corpulento. Cierto periodo de redondeo en botella le vendrá bien. De nuevo otra llamada a la protección de las diferentes aves migratorias -grullas, garcetas, garzas reales, etc- que realizan estancias temporales en la cercana Alberca de Alboré, próxima al Embalse de La Sotonera.
SYRAH-MERLOT 2015
Rojo picota de capa alta con menisco granate. Acidez media. Frutas rojas y negras, marcadas notas tostadas, incluso torrefactos. Astringencia contenida. Bastante redondo. Larga persistencia. En ocasiones presenta cierta reducción nada más descorcharse que se disipa con paciencia y oxigenación en copa. Un vino sin prisa al que el tiempo le viene bien, tanto durante su elaboración -depósito, barrica, botella- como durante su servicio. A la vista de sus notas de cata, parece haber intercambiado los papeles con el vino anterior. Tal vez sea rebautizado en un futuro no muy lejano.
Grullas, Syrah-Merlot y XtraSyrah |
Vinos Edra de producción limitada |
Nadie sabría decir con exactitud a qué recuerda esta zona de la provincia de Huesca en primavera. Es una mezcla de aromas gobernada por la tierra húmeda y las plantas aromáticas, los árboles frutales y las flores. Pero también los sonidos, como el sisear del viento en los campos de cereal, el zumbido de los abejorros o el cristalino tintineo de una corriente de agua entre las piedras.
Y sólo Alex Ascaso en Bodegas Edra es capaz de condensar todo ese paisaje en el interior de unas botellas de vino.
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