La célebre frase que hace referencia a la dificultad de ser profeta en tierra propia le viene como anillo al dedo a Fernando Mora. Su meteórica carrera en el mundo del vino -de la nada más absoluta al Master of Wine en tan sólo unos pocos años- ha despertado lógica admiración e injusto recelo a partes iguales, algo hasta cierto punto habitual en un país donde la cultura del esfuerzo cada día pierde terreno en favor del insano vicio de la subvención. Largo y tendido se ha escrito acerca de aquel día -tampoco tan lejano- en que el Fernando ingeniero dejó a un lado los motores para saltar sin paracaídas en dirección al mundo del vino, descubriendo en ese momento cuál iba a ser la pasión que regiría su vida desde entonces.
Rápidamente comprendió que la elaboración de un gran vino tiene detrás muchos factores, así que tras varios ensayos a escala doméstica se lanzó a comercializar sus primeras botellas en colaboración con sus dos socios. También asumió que debía enfocar su nueva actividad desde un punto de vista más global y se planteó un nuevo reto, cursar los estudios para obtener el prestigioso título de Master of Wine. Tres exigentes años más tarde alcanzaba dicho reconocimiento, convirtiéndose en el primer aragonés en obtenerlo. Desde entonces los objetivos de Fernando Mora han cambiado ligeramente. Sus elaboraciones tienden a la mínima intervención y en realidad ha decidido mirar hacia el pasado para poder vislumbrar el futuro. Asume que el cuidado de la viña es lo más importante y busca sin descanso viñedos abandonados, cuanto más viejos y recónditos tanto mejor, con la idea de elaborar vinos que expresen la tierra y el clima. En esos viñedos abandonados y casi olvidados espera encontrar en algún momento las uvas para elaborar un vino mítico, mitad arte y mitad técnica, pero sobre todo con pasión.
Tuvimos la oportunidad de asistir a la cata organizada por La Alacena de Aragón y podemos afirmar que nos sentimos unos absolutos privilegiados tras escuchar las explicaciones de Fernando Mora. Sus inicios un tanto irracionales en el mundo del vino, los riesgos a todos los niveles que asumió en su frenética carrera hacia el Master of Wine y el agradecimiento sincero que demuestra hacia quienes le apoyaron, pero destaca sobre todo la imagen que transmite de estar a mitad de su aprendizaje, un trazo de humildad que sólo demuestran quienes se han hecho a sí mismos.
A día de hoy elabora en dos zonas geográficas cercanas pero diferentes entre sí. Por un lado en Valdejalón -lugar de nacimiento en 2013 de Bodegas Frontonio, su proyecto primigenio y el que más vinos saca al mercado- y por otro en Campo de Borja desde 2015-con dos vinos tintos bajo la marca Cuevas de Arom- siguiendo siempre tres premisas absolutamente innegociables: viñas viejas, cultivo de secano y vendimia manual. Un tercer proyecto a punto de ser inaugurado tras varios años de trabajo en campo y todavía por revelarse al público lo está desarrollando en Alpartir y llevará el nombre de El Jardín de las Iguales, con origen en un viñedo escondido en la cara más oculta de la Sierra de Algairén que atesora vides de Garnacha y Macabeo con más de un siglo de antigüedad. Reconocido enamorado de las variedades autóctonas particularmente de la Garnacha -la Pinot Noir del sur, como él la denomina- elabora 21 vinos distintos, blancos y sobre todo tintos, la mayoría con discretos periodos de crianza en recipientes de roble de gran tamaño, aunque experimenta con otros materiales como el cemento o el plástico alimentario. La inquieta creatividad de Fernando le espolea a diario para imaginar nuevos proyectos y así han visto la luz un monovarietal de uva Cariñena, un blanco de tres variedades fermentadas simultáneamente y un vino de parcela o field blend resultado de la mezcla de uva tinta y blanca procedentes de un mismo viñedo.
Rápidamente comprendió que la elaboración de un gran vino tiene detrás muchos factores, así que tras varios ensayos a escala doméstica se lanzó a comercializar sus primeras botellas en colaboración con sus dos socios. También asumió que debía enfocar su nueva actividad desde un punto de vista más global y se planteó un nuevo reto, cursar los estudios para obtener el prestigioso título de Master of Wine. Tres exigentes años más tarde alcanzaba dicho reconocimiento, convirtiéndose en el primer aragonés en obtenerlo. Desde entonces los objetivos de Fernando Mora han cambiado ligeramente. Sus elaboraciones tienden a la mínima intervención y en realidad ha decidido mirar hacia el pasado para poder vislumbrar el futuro. Asume que el cuidado de la viña es lo más importante y busca sin descanso viñedos abandonados, cuanto más viejos y recónditos tanto mejor, con la idea de elaborar vinos que expresen la tierra y el clima. En esos viñedos abandonados y casi olvidados espera encontrar en algún momento las uvas para elaborar un vino mítico, mitad arte y mitad técnica, pero sobre todo con pasión.
A día de hoy elabora en dos zonas geográficas cercanas pero diferentes entre sí. Por un lado en Valdejalón -lugar de nacimiento en 2013 de Bodegas Frontonio, su proyecto primigenio y el que más vinos saca al mercado- y por otro en Campo de Borja desde 2015-con dos vinos tintos bajo la marca Cuevas de Arom- siguiendo siempre tres premisas absolutamente innegociables: viñas viejas, cultivo de secano y vendimia manual. Un tercer proyecto a punto de ser inaugurado tras varios años de trabajo en campo y todavía por revelarse al público lo está desarrollando en Alpartir y llevará el nombre de El Jardín de las Iguales, con origen en un viñedo escondido en la cara más oculta de la Sierra de Algairén que atesora vides de Garnacha y Macabeo con más de un siglo de antigüedad. Reconocido enamorado de las variedades autóctonas particularmente de la Garnacha -la Pinot Noir del sur, como él la denomina- elabora 21 vinos distintos, blancos y sobre todo tintos, la mayoría con discretos periodos de crianza en recipientes de roble de gran tamaño, aunque experimenta con otros materiales como el cemento o el plástico alimentario. La inquieta creatividad de Fernando le espolea a diario para imaginar nuevos proyectos y así han visto la luz un monovarietal de uva Cariñena, un blanco de tres variedades fermentadas simultáneamente y un vino de parcela o field blend resultado de la mezcla de uva tinta y blanca procedentes de un mismo viñedo.
Detallaremos a continuación nuestras notas de los vinos catados.
Vinos protagonista en orden de cata |
TELESCÓPICO BLANCO 2016
Macabeo, Garnacha Blanca y Viognier en proporciones desconocidas. IGP Valdejalón. Elaborado mediante cofermentación simultánea de los tres tipos de uva, vendimiadas en un mismo día y lógicamente con diferentes grados de madurez. Crianza durante 12 meses sobre lías en depósitos de cemento. Amarillo dorado de capa media. Frutas de pepita muy maduras y cáscara de limón. Toffee, flores secas y jengibre. Acidez media. Ligeramente mineral. Cremoso y graso. Largo postgusto. Un atípico y complejo blanco de guarda sin paso por roble.
TELESCÓPICO GARNACHA 2015
100% Garnacha. IGP Valdejalón. Viñedo en suelos aluviales de cantos rodados. Fermentación en lagos abiertos. Crianza en barricas usadas de roble francés de 500 litros. Cereza de capa media con ribete granate. Ataque alcohólico y laca de uñas que desaparece al instante. Bastante cálido. Ciruelas y mermelada de moras. Especias dulces y pimienta blanca. Discreta nariz y entrada en boca. Un vino más largo que ancho, poco comunicativo de inicio pero que gana en expresividad con el tiempo.
TELESCÓPICO CARIÑENA 2016
100% Cariñena. IGP Valdejalón. Fermentación en depósitos abiertos de plástico alimentario. 14 meses de crianza en barricas de roble francés. Picota de capa media-alta con ribete violáceo. Frutas rojas y flores azules. Caramelo de café con leche. Marcada acidez y notable astringencia. Algo desequilibrado, agreste y poderoso. Tal vez necesite más botella, más barrica o ambas cosas. Parafraseando aquel anuncio de neumáticos, tiene toda la potencia pero le falta un poco de control.
AS LADIERAS 2015
100% Garnacha. DO Campo de Borja. Crianza mixta durante 12 meses en depósitos de cemento, barricas de 500 litros y depósitos ovoides de plástico alimentario. Posterior ensamblaje de los vinos procedentes de cada tipo de crianza, siguiendo el criterio del elaborador. Picota de capa media-alta con ribete granate ligeramente evolucionado. Bombones Mon Cheri y frutas negras. Pimienta negra y hoja de tabaco. Hierbas aromáticas y monte bajo. Balsámicos. Muy sabroso y equilibrado.
LAS ALAS DE FRONTONIO 2016
Garnacha tinta y Macabeo. IGP Valdejalón. Uvas procedentes de un solo viñedo mestizo estrujadas mediante pisado con los pies y fermentadas directamente en barrica. Afinado durante 7 meses en barricas de roble francés de 450 litros. Responde el concepto "field blend", vino de parcela en la que se entremezclan variedades tintas y blancas. Rojo picota de capa media-alta con ribete rubí. Frutas rojas, frutas de hueso y orejones. Acidez moderada. Diferente y muy curioso. Aspira a convertirse en un grand cru, si es que en alguna ocasión llegara a implantarse en España esa catalogación al modo francés.
OS CANTALS 2016
100% Garnacha. DO Campo de Borja. Viñedo con suelos pedregosos. Fermentación en barricas abiertas de 800 litros con al menos la mitad de la uva sin despalillar. Crianza posterior en barricas de 400 litros. Cereza de capa media con ribete rubí que insinúa granate. Frutas rojas y flores azules. Hierbas aromáticas. Fresco y alegre.
A partir de ahora seguiremos bien de cerca a este genio que anhela sorprender al mercado. Muy pocos elaboradores son capaces de interpretar la Garnacha en su versión más sutil, floral y delicada. En algún momento se terminará la moda de los vinos con toneladas de fruta negra, barrica bien marcada y gran extracción. Y será en ese instante cuando aquel que no lo conozca se sorprenderá con los vinos elaborados por el primer Master of Wine aragonés de todos los tiempos.
Es una lástima que esos mismos vinos hayan privado al mundo de un buen ingeniero...
Vinos de Fernando Mora. Imagen cortesía de Vignerons de Huesca
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A partir de ahora seguiremos bien de cerca a este genio que anhela sorprender al mercado. Muy pocos elaboradores son capaces de interpretar la Garnacha en su versión más sutil, floral y delicada. En algún momento se terminará la moda de los vinos con toneladas de fruta negra, barrica bien marcada y gran extracción. Y será en ese instante cuando aquel que no lo conozca se sorprenderá con los vinos elaborados por el primer Master of Wine aragonés de todos los tiempos.
Es una lástima que esos mismos vinos hayan privado al mundo de un buen ingeniero...
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