> Visita a Bodegas Care (DOp. Cariñena)

La Denominación de Origen Protegida (DOp) Cariñena fue creada en 1932 y ostenta el reconocimiento de ser la tercera más antigua de España. Cuenta con la mayor superficie de viñedo de Aragón y en ella se cultiva un total de 16 variedades de uva entre autóctonas y foráneas. Estas segundas fueron calificadas inicialmente como "mejorantes", signo indicativo de la escasa confianza que había en las castas propias, aunque en la actualidad ya hay quien las califica, quizás de forma demasiado despectiva, como "invasivas". El clima es marcadamente continental, con inviernos frescos y veranos muy cálidos, suavizados por la influencia mediterránea y el viento del noroeste predominante, conocido como "cierzo", el mejor fungicida natural del mundo.

Viñedos Care. Al fondo el núcleo urbano de Cariñena

La mayoría de las bodegas de la zona surgieron como una evolución hacia la modernidad de las antiguas cooperativas de cada localidad (Cariñena, Paniza, Longares, Aguarón, Alfamén, Mezalocha, Almonacid de la Sierra, etc) aunque no tardaron en ver la luz bodegas privadas, con pequeñas superficies de viñedo e ideas más actuales en cuanto a la elaboración y la presentación comercial de sus vinos. Ese fue precisamente el caso de Bodegas Añadas, propiedad de las familias Díaz y Lázaro, fundadas en el año 2001, siendo su primera añada comercializada la del 2003. Más conocida por su nombre comercial tanto en España como en el extranjero, Bodegas Care toman su nombre del antiguo nombre romano de la comarca, Carellana ("La querida llanura"). Actualmente disponen de 106 hectáreas de viñedo propio de las variedades Garnacha, Cabernet-Sauvignon, Merlot, Tempranillo, Moscatel, Macabeo, Chardonnay, Syrah, Cariñena (o Mazuela) y Garnacha Blanca, y apuestan decididamente por la tecnología moderna sin renunciar a la tradición y a la tipicidad de cada uva y a las peculiaridades zonales de cada viña. Existe un proyecto futuro para la elaboración de un monovarietal de Mazuela, un "vino de parcela" que tomará como base las uvas procedentes de un viñedo de 2 hectáreas con riego por goteo subterráneo, situado justo delante de la puerta principal de la bodega. 

Sala de barricas

Elaboran aproximadamente 800000 botellas anuales y exportan sus vinos a 42 países. A diferencia de otras bodegas, el embotellado se realiza según se demanda el producto, para ello la bodega cuenta con depósitos cilíndricos de acero inoxidable y depósitos de hormigón donde se conserva el vino terminado antes de ser embotellado, de esa forma se garantiza que todos los vinos Care estén listos para su óptimo consumo en el momento de su salida de la bodega. El parque de barricas cuenta aproximadamente con 350 unidades, mayoritariamente de roble francés y americano, aunque va en alza el roble de origen centroeuropeo (ruso y húngaro). La vida útil media es de 5-6 años y cada año la bodega debe afrontar la renovación de un 20% de sus barricas.

Inconfundibles etiquetas Care

Tapones naturales o sintéticos, según el tipo de vino

Bodegas Care han apostado desde sus inicios por conferir a sus vinos una imagen personal e icónica. La presentación externa de un vino Care es absolutamente inconfundible, gracias al excelente trabajo del diseñador gráfico Enrique Torrijos y a su empeño en inundar de máscaras ceremoniales pseudoafricanas todas y cada una de las etiquetas de Care. Existen sólo dos excepciones, precisamente los dos últimos vinos recién lanzados al mercado, cuyas etiquetas son obra de dos diseñadoras diferentes. La autora de la etiqueta del Care Noveau fue seleccionada mediante la convocatoria de un concurso a través de la Escuela Superior de Diseño de Aragón (ESDA) ganado por la joven estudiante Inés Marco. La otra excepción en el diseño de etiquetas es la del Solidarity Rosé, obra de Coqué Azcona, puntera ilustradora aragonesa que dibuja y pinta con palabras. Este rosado pálido es en realidad un vino solidario cuyas ventas al final de temporada serán donadas a la asociación AmacGema. Gran iniciativa.

Solidarity Rosé by Care. Fuente: Facebook de la bodega

La visita a las instalaciones lleva poco más de una hora y se completa con la cata de tres vinos acompañados tres tapas diferentes. El primer vino que probamos fue el ya mencionado Solidarity Rosé, rosado tenue algo afrancesado muy del gusto actual, monovarietal de Tempranillo elaborado mediante una breve maceración de 2-4 horas. Original color piel de cebolla con reflejos azulados. En nariz se detectan aromas de tipo fermentativo, como de quesería y yogur, también flores marchitas y caramelos de nata-fresa. En boca tiene una rica acidez muy agradable, con un paso fluido y fácil. Breve final más bien poco evocador. Un vino aún muy joven, al que hay que concederle un par de meses en botella, sin olvidar que se trata de un vino de consumo inmediato. Como contrapunto al anterior, y aunque su servicio no estaba previsto, probamos el Care Rosado, ensamblaje de Cabernet-Sauvignon y Tempranillo, un rosado tradicional mucho más rico en fruta roja, más largo y más gastronómico. 

Care Nouveau. Juvenil y desenfadado

El siguiente vino degustado fue el novedoso Care Noveau, tinto joven con maceración carbónica del que se han elaborado tan sólo 8000 botellas. Salió al mercado tras un importante esfuerzo publicitario y comercial el tercer jueves del pasado mes de Noviembre, coincidiendo con el día en que tradicionalmente en Francia se pone a la venta el Beaujolais Noveau, el primer vino del año. Rojo cereza de capa media y ribete cardenalicio, conserva un alto contenido en azúcar merced a la maceración carbónica, ya que en su elaboración la uva no se estruja ni se despalilla y la fermentación se inicia dentro de cada grano. Presenta aromas a caramelo, azúcar quemado y piruleta de fresa. Nada astringente, sin rastro de herbáceos. Final breve. Muy agradable. Para cualquier ocasión. 

Concluimos la cata con el Care Finca Bancales, monovarietal de Garnacha procedente del viñedo del mismo nombre. Uva procedente de viñas viejas de 85 años vendimiadas a mano, con bajos rendimientos productivos que se traducen aproximadamente en una botella por hectárea. Crianza posterior durante 14 meses en barrica de roble francés y americano, casi una eternidad para una garnacha. Picota de capa alta con menisco granate. Frutas rojas y negras, tostados y especias. Regaliz negro, cacao y torrefactos. En boca es carnoso, potente, con taninos nobles aunque presentes. Acidez media que equilibra perfectamente el alcohol. Postgusto medio-largo. Evoluciona muy bien en copa. Se aconseja decantación o degustarlo sin prisa. Para disfrutar con calma.

Restaurante

Sala de eventos

La organización de eventos y el enoturismo es uno de los apartados en los que destaca Bodegas Añadas. En realidad el restaurante de esta bodega es el único que tiene una oferta permanente de apertura al público, otras bodegas de la DOp. Cariñena cuentan con restaurante pero abierto exclusivamente para eventos. Al margen de los menús especiales para días señalados, a diario se puede disfrutar de un menú-degustación absolutamente sensacional, armonizado con varios vinos Care, en unos sorprendentes maridajes más que acertados. Fue toda una sorpresa comenzar la comida con un entrante de foie acompañado con el Care Moscatel, un vino dulce aparentemente de postre que demostró su versatilidad como aperitivo. Más natural y menos transgresor resultó el ensamblaje del Care Chardonnay con la tostada de arenque y verduras asadas, así como con el arroz cremoso de hongos y trufa negra, aunque para realizar la transición a este plato de cuchara ya se había servido el Care Roble, un vino tinto extraordinariamente polifacético coupage de Garnacha y Syrah con 4 meses de barrica seminueva que protagonizó otra de las armonizaciones sorprendentes (a la vez que exitosas) de la comida, acompañando un suave bacalao al pil-pil con callos de ternera. Alucinante y delicioso. El broche final lo puso el maridaje del Finca Bancales con unas carrilleras de ternera en salsa de chalotas, tradicional y con un soberbio resultado.

Bacalao al pil-pil con callos. Fusión mar y montaña

Carrilleras en salsa con chalotas

El menú-degustación es renovado periódicamente, en un clara invitación a repetir la visita a todos aquellos clientes satisfechos (es decir, la mayoría). Las fusiones gastronómicas propuestas son siempre originales sin pecar de extravagantes. Los ingredientes principales de cada plato se acompañan de guarniciones muy creativas que sin embargo respetan a su verdadero protagonista, lo realzan sin eclipsarlo, algo que en algunos restaurantes de nuevo cuño parecen haber olvidado, quizás de un modo deliberado. Constantemente el equipo de cocina dirigido por Carlos Martín investiga nuevas posibilidades culinarias y busca ingredientes poco habituales con la única finalidad de sorprender. En la actualidad trabajan, por ejemplo, en un interesante plato a base de esturión, un pescado en general bastante desconocido y aún por descubrir.

Sin lugar a dudas, el servicio de sala del restaurante de Bodegas Care es merecedor de una mención especial. Carlos y Begoña realizan un trabajo excelente, forman un gran equipo profesional y humano. Su atención es cordial y cercana sin caer en el exceso de confianza. Impecable el servicio de los vinos así como los tiempos de espera entre plato y plato, perfectamente medidos para poder terminar un vino antes de pasar al siguiente, labor nada sencilla con un menú tan extenso. La presentación de los platos es perfecta, así como el resultado final de los mismos. La información aportada acerca de la elaboración y la elección del vino acompañante es suficientemente clara y concisa, sin resultar tediosa ni forzadamente detallada. Intachable es también la sincronización entre cocina y sala. Sin parones en el servicio ni periodos de espera entre platos, todos los comensales de la mesa servidos a la vez, máxima atención en el rellenado de copas, etc.

Un gran trabajo. Nuestra más sincera enhorabuena.

Volveremos...