viernes, 24 de abril de 2015

> IX Feria de los Vinos de Aragón (III): reflexiones y opiniones





Es merecedor del más grande de los elogios el esfuerzo que cada año realiza la organización de la Feria de los Vinos de Aragón en Montañana. Con carácter constructivo y desde el cariño que a este evento le hemos cogido en tan sólo las dos ediciones a las que hemos asistido, queremos manifestar algunas opiniones exclusivamente personales, con el objetivo de aportar mejoras e insistimos, desde el más absoluto respeto al trabajo realizado.

Probablemente ni a la organización ni a los expositores les parezca bien esta propuesta, pero creemos que es necesaria una ampliación del horario, adelantar al menos una hora la apertura por las tardes, y puede que una más por las mañanas. Resulta un poco complicado asistir a las catas y disfrutar del área de stands de las bodegas en tan poco espacio de tiempo. Incluso nos atreveríamos a sugerir la apertura del sábado por la mañana, ideal para ubicar una de las novedades de este año, la cata familiar, evitando así la eliminación de la cata del domingo. Otro tema delicado: la adquisición de los cupones con puntos. En momentos concretos la acumulación de gente desanima a adquirir nuevos cupones, pues obliga a largas esperas y a perder contacto con tus acompañantes. Quizás se podría habilitar algún sistema on line en el futuro. Y por último, lo que en nuestra opinión es el asunto más sensible: el acceso a las catas gratuitas.


Preciosa decoración en las mesas de la sala de catas


Nuestra naturaleza observadora nos ha permitido clasificar a la gente que asiste a las catas que se celebran durante la Feria en tres grupos. Un grupo mayoritario, interesado en el mundo del vino, con inquietud por aprender, que se comporta y respeta al ponente y al resto de los asistentes. Un segundo grupo que se inscribe en las catas porque son gratis y por hacer algo diferente, pero que no manifiesta el más mínimo interés y en ocasiones incluso abandona la sala antes de finalizar la cata. Por último está un grupo (afortunadamente minoritario) que asiste a las catas simplemente con el ansiado deseo de atiborrarse de vino. A los integrantes de este último grupo se les identifica rápidamente, por su rango etario, su vestimenta, sus chistes sin gracia y por expresiones verbales del tipo "echa más vino..." o "¿se puede repetir...?". 



Sala de catas


La iniciativa de las catas gratuitas tiene la virtud de popularizar, difundir e incluso democratizar el mundo del vino, en ocasiones demasiado elitista, pero corre el riesgo de perecer de éxito en el intento. El procedimiento de inscripción presencial y en el mismo día de la cata, nos parece excelente. Introducir un mecanismo telemático, por ejemplo a través de la web de la Feria, para realizar inscripciones previas, podría resultar muy ágil, pero tendría el inconveniente de permitir la reserva de plazas que luego quedaran desiertas por la no comparecencia del interesado. A menos que (y aquí creemos que está la clave) se estipule algún tipo de coste para permitir el acceso a las catas, bien en dinero, bien en forma de puntos, de manera análoga a como se realiza en la actualidad para la adquisición de copas de vino en los stands de las bodegas expositoras. 

Se trataría, en definitiva, de cobrar una pequeña cantidad, tampoco demasiado alta para no desincentivar a los verdaderamente interesados, pero sí lo suficiente como para desanimar a aquellos que acuden exclusivamente motivados por el consumo del vino y no por el deleite durante las catas. Un importe mínimo equivalente a lo que costaran por ejemplo dos copas de vino en la exposición comercial, sería suficiente para que aquellos que tan sólo estén interesados en la ingesta glotona de vino prefirieran quedarse fuera de la sala de catas, bebiendo tranquilamente en lugar de tener que soportar tediosas explicaciones de variedades, aromas, postgustos y maridajes, dejando así plazas libres para aquellas otras personas verdaderamente interesadas en la materia.



Punto de encuentro con amigos


Muchas son las novedades e ideas que se han incorporado a la Feria en su corta pero intensa vida. En su día nos pareció una decisión excelente la separación de la carpa de maridajes, la instalación de las fuentes para limpieza de copas y la ampliación del aparcamiento (aunque este año una inoportuna tormenta el sábado por la tarde lo convirtió en un tremendo lodazal). Las novedades de este año (cata familiar, concurso de fotografía, demostración de Art du Sabrage) han resultado también interesantes. 

Somos conscientes de que nuestras manifestaciones anteriores pueden ser motivo de discrepancia, pero de eso se trata al fin y la postre. Opiniones encontradas pueden servir para contraponerse y de tal ejercicio pueden derivarse decisiones positivas para el futuro. El año próximo, la Feria de los Vinos de Aragón alcanzará la redonda cifra de 10 ediciones, cada una más exitosa que la anterior. Así queremos que siga siendo y, si nada lo impide, allí estaremos en la primavera de 2016 para vivirlo y para contarlo.

Hasta el año que viene.





3 comentarios:

  1. Gracias por su comentario a pie de foto de los centros para la sala de catas.me alegra que le gustaran.un saludo.
    Vanesa de o siestro
    O siestro

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