Hace algo más de una década, las bodegas pertenecientes a la DO. Ribera del Duero acuñaron un nuevo término para definir aquellos vinos tintos jóvenes a los que se les daba un breve paso por barrica. Nacía así el concepto "roble" que tanto éxito ha cosechado incluso fuera de tierras castellano-leonesas. En realidad los robles fueron la evolución natural de los vinos tintos jóvenes elaborados con la Tinta Fina, algo agrestes en boca, consecuencia directa del engrosamiento del hollejo de la Tempranillo cultivada en los fríos inviernos de las provincias de Burgos y Valladolid. Una breve crianza en barrica, entre 4 y 6 meses, permitía amortiguar y modular la marcada astringencia de dichos vinos, al mismo tiempo que les confería notas sutiles de crianza y aromas terciarios más que interesantes, tales como tostados, chocolate, toffee y ahumados.
De la noche a la mañana, muy especialmente en la zona de Madrid, los crianzas riojanos con sus 12 meses de permanencia mínima en barrica se encontraron con un rival directo, no sólo en precio sino también en aceptación por parte del consumidor. Los robles de Ribera desplazaron en las barras de muchos bares a los Riojas de toda la vida, aportando además una mayor carga frutal y una sutil madera, algo cada vez más demandado por los consumidores menos clásicos. De repente, las inicialmente algo acomplejadas bodegas de Ribera del Duero disponían de un producto exclusivo (la DOc. Rioja nunca ha permitido una crianza en barrica inferior a los 12 meses) y novedoso en el competido mercado nacional e internacional. La mayoría de los productores optaron por introducir sus robles en barricas usadas, decisión con la que dichos vinos adquirían unos pocos aromas terciarios sin apenas perder fruta, permitiendo así alargar la vida útil de aquellas barricas casi extenuadas. Tan sólo unas pocas bodegas apostaron por usar barricas nuevas para elaborar sus robles, mucho más complejos organolépticamente pero más costosos de producir. En cualquier caso, los resultados fueron excelentes durante muchos años, y así fueron reconocidos por crítica y público.
Lamentablemente, el desarrollo exponencial en Ribera del Duero y el escaso control exigido por el Consejo Regulador en cuanto a antigüedad del viñedo y a las producciones máximas por hectárea, han derivado en la situación actual. Si le añadimos los vaivenes y variaciones (lógicos, por otra parte) en los criterios de puntuación aplicados por algunos prescriptores de renombre y la cada vez mayor competencia a la baja en precios, todo ello ha terminado por desconcertar a algunos elaboradores en la disyuntiva habitual entre fruta y madera. De alguna manera, se podría establecer cierto paralelismo con casos similares (Rueda, Rioja) que corren el riesgo de "morir de éxito" al primar la cantidad sobre la calidad.
Michael Cooper (Tomevinos) durante la explicación |
Detallamos a continuación las notas de cata de los cinco vinos protagonistas:
TORREMORÓN ROBLE 2014
Selección Especial para Tomevinos
Elaborado por Bodegas Toremorón, ubicadas en la localidad de Quintanamanvirgo (Burgos). 100% Tempranillo Tinta Fina con 6 meses de crianza en barrica de roble francés y americano. Picota de capa media alta con ribete violáceo. En nariz predomina la fruta roja muy madura, también cacao y notas lácticas. Mentolados y balsámicos, sobre fondo alcohólico. Paso rápido por boca, algo carente de cuerpo. Final largo levemente amargo y ricamente especiado. Muy buena relación calidad-precio.
CLEA ROBLE 2014
100% Tempranillo Tinta Fina. Comercializado por el grupo bodeguero Vintae, empresa originalmente riojana ampliamente instalada en distintas denominaciones de origen españolas. Crianza de 4 meses en barrica de roble francés. Visualmente de color rojo picota de capa alta. En fase nasal resulta ligeramente menos frutal que el anterior. El paso por boca es más astringente y notablemente más ácido, quizás con algo de sobrextracción. Notable contenido alcohólico pero bien equilibrado. Final largo con recuerdo de pimienta y otras especias. En nuestra opinión, el "menos Ribera" de los cinco vinos catados.
NABAL ROBLE 2014
Primera añada de esta bodega burgalesa de nueva creación ubicada en la localidad de Gumiel de Izán. Como los anteriores, monovarietal de Tempranillo Tinta Fina, con 5 meses de crianza en barrica nueva de roble americano y francés en una proporción de 70/30. Cereza picota de capa media-alta. En fase nasal ganan protagonismo los aromas terciarios (cuero, humo, caja de puros). Muy perfumado y atractivo. Menor carga frutal, con predominio de las frutas negras. Redondo y muy equilibrado. Con un largo porvenir en botella, ganará con algo de guarda. Nuestro favorito en esta cata.
FIGUERO-4 2014
Monovarietal de Tempranillo Tinta Fina elaborado por Bodegas Figuero en La Horra (Burgos). Crianza durante 4 meses en barrica seminueva de roble francés y americano (75/25). Picota de capa muy alta con gran cantidad de lágrima. Nariz de media intensidad, con recuerdos cárnicos, sanguíneos, a trufa negra y embutido curado. Paso por boca muy redondo, con astringencia media y excelente equilibrio entre acidez-alcohol. Final algo corto (una pena...). Segundo clasificado en la cata. Un poco más de largura en el postgusto lo hubiera convertido en ganador. Prometedor.
NEXUS ONE
100% Tempranillo Tinta Fina con crianza de 6 meses en barrica de roble francés. Elaborado en Pesquera de Duero (Valladolid) por Bodegas Nexus, alter ego de Bodegas Frontaura, protagonistas de una entrada anterior. Visualmente de color rojo cereza de capa media y ribete rubí, muy distinto a los cuatro vinos previamente catados. Fase nasal más floral, con recuerdos a jazmín, regaliz y ceniza (?). Excelente paso por boca, con un cuerpo medio apenas astringente, aunque con una sensación táctil que evoca a alguna verdura de hoja verde. Final corto, algo alcohólico. Algo sobrevalorado. Un vino muy correcto con un precio algo elevado.
100% Tempranillo Tinta Fina con crianza de 6 meses en barrica de roble francés. Elaborado en Pesquera de Duero (Valladolid) por Bodegas Nexus, alter ego de Bodegas Frontaura, protagonistas de una entrada anterior. Visualmente de color rojo cereza de capa media y ribete rubí, muy distinto a los cuatro vinos previamente catados. Fase nasal más floral, con recuerdos a jazmín, regaliz y ceniza (?). Excelente paso por boca, con un cuerpo medio apenas astringente, aunque con una sensación táctil que evoca a alguna verdura de hoja verde. Final corto, algo alcohólico. Algo sobrevalorado. Un vino muy correcto con un precio algo elevado.
Si algo quedó patente tras esta cata es la gran variabilidad del "concepto roble". La DO. Ribera del Duero concede una libertad casi absoluta a las bodegas, en cuanto a productividad por hectárea, tiempo de permanencia en madera, edad de la barrica y grado de tostado de la misma. La consecuencia directa son las marcadas diferencias entre los vinos catados, no tanto a nivel visual donde las similitudes eran evidentes, sino en fase olfativa y gustativa. En unos el protagonismo era para la fruta (Torremorón, Nexus), mientras que en otros era para la crianza (Clea, Nabal), sin faltar los vinos bien equilibrados en ambas (Figuero). La tanicidad y la astringencia estaba presente en todos, aunque en algunos llegaba a incomodar ligeramente. Lo mismo puede decirse de la acidez y de la sensación alcohólica. De nuevo las diferencias en las opiniones de los asistentes, arrojaron un resultado muy repartido a la hora de elegir el vino ganador de la noche.
Cuestión de gustos...
NOTA:
Parece que fue ayer, pero ya han pasado más de dos años desde que escribimos en este blog otra entrada relacionada con los robles de Ribera del Duero. En aquella ocasión fue una comparativa entre el Protos Roble y el Señorío del Cid Roble, con una reflexión final acerca de nuestras sensaciones con los tintos elaborados por Bodegas Osborne en diferentes zonas geográficas alejadas de su Andalucía natal. Puede leerse en este enlace.
Cuestión de gustos...
NOTA:
Parece que fue ayer, pero ya han pasado más de dos años desde que escribimos en este blog otra entrada relacionada con los robles de Ribera del Duero. En aquella ocasión fue una comparativa entre el Protos Roble y el Señorío del Cid Roble, con una reflexión final acerca de nuestras sensaciones con los tintos elaborados por Bodegas Osborne en diferentes zonas geográficas alejadas de su Andalucía natal. Puede leerse en este enlace.
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