martes, 24 de mayo de 2016

> Bodegas Tempore: vinos de pasión (I)




En la década de los 50 del pasado siglo, la localidad de Lécera contaba con una docena de bodegas familiares que abastecían de vino a Zaragoza capital. Por supuesto, en aquellos años de la posguerra, se trataba de vinos recios, agrestes y poco domados, en los que primaba el grado alcohólico, algo nada difícil de conseguir en una comarca como el Campo de Belchite donde los veranos eran (y son) tórridos hasta extremos insospechados. Aunque en realidad la verdadera fuente de sus ingresos fuera el cultivo de cereal, la práctica totalidad de las familias leceranas contaban con una viña para su propio consumo. Así fue durante más de 25 años, pero en la década de los 80, la emigración hacia la ciudad en busca de oportunidades laborales, particularmente de la población  más joven, derivó en el abandono de muchas de esas viñas, si no terminó, en el peor de los casos, con el arrancamiento de las mismas para transformarlas en campos de cereal. De esa manera se perdieron un número indeterminado de cepas viejas, algunas centenarias, de la variedad autóctona por excelencia: la garnacha.


Retrato de la familia Yago Aznar


La familia Yago Aznar no fue una excepción. El cultivo de cereal fue desde siempre su forma de ganarse la vida, pero en una sincera demostración de apego a la tierra y a la labor de sus antepasados, aderezado con una pizca de romanticismo quizás algo irracional, decidió conservar su viñedo. Y no sólo conservarlo, sino que se aumentó la superficie destinada a las vides, se mejoraron las modalidades de cultivo y se implementaron las técnicas de vinificación hasta entonces un tanto rudimentarias y artesanales. Así en el año 1999 se instaló el primer viñedo en espaldera y tres años más tarde veían la luz Bodegas Tempore, al frente de las cuales están hoy en día Víctor y Paula Yago Aznar, hijos y nietos de viticultores.



Paula Yago durante la explicación



Catálogo de vinos. Bodegas Tempore



Ya desde su nacimiento Bodegas Tempore tuvieron una clara vocación exportadora, sabia decisión a la que contribuyó y mucho la formación en marketing y comercio exterior de Paula Yago. Su hermano Víctor lidera y dirige las acciones "de puertas adentro" de la bodega, siendo sus principales responsabilidades el mantenimiento y la mejora de las 80 hectáreas de viñedo así como la totalidad del proceso de elaboración de los vinos. Tempore pone en el mercado unas 400.000 botellas al año, mayoritariamente fuera de España y está presente en los cinco continentes. Meritorio...


Gama Terrae



Viñedo en espaldera


Dos son las variedades de uva que se cultivan: Tempranillo y Garnacha. De esta segunda casta se dispone de 15 hectáreas de viñas viejas, son la joya de la corona y corresponden a aquella viña que resistió desde los años 50. Un poco en el mismo sentido que otras bodegas, existe un proyecto apenas iniciado, para cultivar Garnacha Blanca, variedad autóctona en recuperación con un potencial aromático enorme, que podría convertirse en el primer vino blanco elaborado por Bodegas Tempore. Las 80 hectáreas de viñedo, incluso la Garnacha cultivado en vaso, disponen de riego por goteo, herramienta indispensable para poder garantizar la supervivencia de las plantas y la correcta maduración de las bayas. No olvidemos que en esta zona en verano pueden sobrepasarse los 40ºC de máxima, y a esa temperatura las uvas llegan a pasificarse incluso antes de alcanzar la maduración. Es imprescindible el aporte controlado de agua para mantener hidratados esos frutos, incluso ha habido años en que el goteo se ha mantenido hasta el día anterior a la vendimia. Los suelos son pobres de tipo arcilloso y la altitud media ronda los 500 metros. 


Foto de grupo


Galardones internacionales obtenidos por Bodegas Tempore

Con el mercado exterior en el punto de mira, la certificación obtenida como cultivo ecológico fue absolutamente indispensable para Bodegas Tempore. En realidad la certificación supuso el reconocimiento a las buenas prácticas vitivinícolas que desde sus orígenes la bodega decidió aplicar. Mínimo laboreo, abonado orgánico natural cada dos años, cubierta vegetal autóctona en las calles del viñedo, sin fitosanitarios, etc. La poda suele ser enérgica para obtener racimos más numerosos y más pequeños, característica que garantiza una adecuada aireación entre ellos y una insolación homogénea. La vendimia es mixta, manual para las vides en vaso y mecánica nocturna para las vides en espaldera. Siempre se realiza la fermentación en depósito de acero inoxidable con temperatura controlada, cada variedad por separado, incluso algunas parcelas de forma independiente. Se emplean exclusivamente levaduras autóctonas y en algunas ocasiones se realiza una técnica denominada pie de cuba. Dicha técnica consiste en dejar en un recipiente a temperatura ambiente unos 50 kilogramos de uva durante un tiempo variable hasta que se inicie la fermentación de forma espontánea. El resto de la uva se mantiene refrigerada en el depósito (prefermentación), a la espera de ser "inoculada". Una vez que se realiza la mezcla de ambas, la fermentación se extenderá por el contenido de todo el depósito. Tras los remontados se procede al vaciado de cada depósito, obteniéndose el "vino flor", el de mayor calidad. El prensado del sombrero dará el "vino de prensa". Ambos tipos de vino nunca se mezclan, tienen diferentes características y sus destinos son distintos.


Depósitos de vendimia

Sala de elaboración


Existe una curiosidad en los vinos de Tempore. Los Tempranillos realizan, como es habitual, una segunda fermentación llamada maloláctica también en depósito. Sin embargo, las Garnachas no suelen hacerla, debido a su bajo contenido en ácido málico, característica propia de esta zona geográfica. Particularmente, algunos vinos de Garnacha deciden realizar maloláctica en barrica por propia iniciativa: algunas barricas sí y otras no, no hay una regla fija, sin influencia aparente del tipo de barrica, su edad ni su grado de tostado. Tal circunstancia no tiene ninguna consecuencia negativa, simplemente forma parte de la magia del vino...


Sala de barricas

Barrica de roble americano


Se utilizan barricas de roble americano para los Tempranillos, necesitados de algo más de intensidad durante la crianza, al más puro estilo riojano, mientras que para las Garnachas se usa el roble francés, más sutil y respetuoso con la fruta, mucho más adecuado para esta variedad. En cualquier caso, los vinos de Bodegas Tempore no se caracterizan por largos periodos de permanencia en barrica. El Tempore Viña Centuria, monovarietal de Garnacha, ostenta el título de ser el vino que más tiempo pasa en roble francés, en torno a los 12 meses, seguido del Tempore Roble, monovarietal de Tempranillo que tiene una crianza de 10 meses en roble americano y del Terrae Mas de Aranda, monovarietal de Garnacha con 4 meses en roble francés. El resto de vinos del catálogo son considerados vinos jóvenes, sin permanencia en barrica aunque con prolongados periodos de redondeo en botella antes de ser comercializados, con la única excepción de los vinos pertenecientes al atractivo Proyecto Generación del que hablaremos en la siguiente entrada.


Proyecto Generación



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