En la anterior entrada dimos cumplido detalle de toda la información técnica que nos fue proporcionada durante la visita a Bodegas Tempore. Como no puede ser de otro modo, una vez concluida la visita propiamente dicha, fuimos invitados a catar algunos de sus vinos.
Comenzamos probando el Terrae SO2 Free 2015, tal vez el vino más original de la bodega. Se trata de un monovarietal de Garnacha de cultivo ecológico sin sulfitos añadidos. La uva es seleccionada a mano y se vinifica en ausencia de oxígeno con el uso exclusivo de levaduras autóctonas con "pie de cuba". La temperatura se controla exhaustivamente durante la fermentación en depósitos inertizados con nitrógeno y sin realizar remontados para evitar oxidaciones. Se realiza un embotellado rápido y sin filtrado. La clarificación se realiza con bentonita, una arcilla que permite obviar el empleo de proteínas de origen animal como la albúmina, gracias a lo cual el Terrae SO2 Free está certificado como "apto para veganos". Se trata del único vino en España de garnacha ecológica sin sulfitos. Visualmente es de un color rojo guinda de capa media con ribete azulado muy brillante y atractivo. Muy glicérico, presenta abundante lágrima densa escasamente pigmentada. En nariz predominan las frutas rojas maduras y en boca resulta muy agradable, ricamente ácido, fácil de beber, ágil y algo goloso. Su postgusto es largo y perdura en boca.
Como contrapunto al anterior pasamos a catar el Terrae Finca Vasallo 2015, monovarietal de Garnacha procedente de la misma parcela vendimiada incluso el mismo día que el vino anterior, pero elaborado con sulfitos añadidos. Podríamos decir que es el "hermano mellizo" del SO2 Free, pero no su gemelo, porque hay diferencias. Al realizar remontados durante su vinificación, gana en intensidad de color, como es lógico. Por contra, visualmente pierde algo de brillo y de frescura en boca. Sigue siendo muy correcto, pero sorprende menos por tratarse de un vino al que estamos más acostumbrados, podría decirse que es un vino más convencional.
Tempore Roble, en el centro de la imagen |
Cambiando de uva, pasamos a probar el Tempore Roble 2013, monovarietal de Tempranillo con posterior crianza de 10 meses en roble americano, la mitad de las barricas nuevas y la otra mitad de segundo y tercer uso. Nada que ver con los dos anteriores. Rojo cereza de capa media-alta y ribete granate. Atractivo en fase nasal, frutas rojas y negras, regaliz, chocolate, toffe y especias. En boca resulta algo astringente y moderadamente ácido, aunque bien ensamblado. Seduce más en nariz. Tempranillo y roble americano, un emparejamiento clásico, no defrauda y recuerda a algún crianza riojano.
Por último, tuvimos la ocasión de conocer de primera mano el denominado Proyecto Generación. Se trata de una nueva colección de cuatro vinos, de los que por ahora hay comercializados dos: el Generación 73 (100% Garnacha) y el Generación 76 (100% Tempranillo), ambos con 2 meses de permanencia en barrica nueva de roble francés de 500 litros de capacidad, respetuosa con la fruta a la vez que dadivosa en aromas terciarios. Los nombres corresponden, respectivamente, a los años de nacimiento de Paula y Víctor Yago. Más adelante verán la luz el Generación 46 y el Generación 20, vinos más complejos y con permanencias en barrica más prolongadas, en honor a los años de nacimiento de su padre y su abuelo, primera y segunda generación de Bodegas Tempore. Transcribimos una cita extraída de la publicidad de Bodegas Tempore. Nadie como ellos para describir su nueva colección...
"Generación es romper con lo que nos enseñaron, es el viñedo en la bodega sin artificios, sólo la esencia de nuestras cepas y nuestras vidas, es la combinación perfecta de pasión y metodología, es la capacidad de fusionar la inmensidad de lo vivido durante cuatro generaciones en una copa de vino..."
La presentación es imponente: botella borgoñona de excelente calidad y un etiquetado muy atractivo, con el retrato en primer plano de unos de los miembros de la familia Yago ligeramente modificado, entremezclando naturaleza y rostro humano, para evocar algo a medio camino entre una deidad y un ser mitológico. El Generación 73 luce orgulloso el adhesivo que le acredita como ganador de una medalla de oro en el recientemente celebrado Concurso Mundial de Garnachas, al igual que su "hermano" Generación 76 consiguió idéntico reconocimiento en el concurso Challenge Millésime Bio 2015. Esto promete... El elegido para la cata fue el Generación 73, monovarietal de Garnacha como ya hemos indicado. Visualmente de color rojo cereza de capa media-baja y ribete rubí. A copa parada nos recibe un seductor aroma a caramelo y azúcar quemado proveniente de la barrica. Desaparece tras la agitación en copa, se diluye y deja paso a frutas rojas dulces y suaves. En boca resulta poco estructurado, es un vino de trago largo y fácil, eminentemente frutal pero con el valor añadido del roble francés nuevo. Final algo corto. Un concepto novedoso para todos aquellos aficionados interesados en disfrutar del vino sin tediosas descripciones de cata, un vino destinado al público joven, un vino para beber y compartir que no necesita de armonizaciones culinarias muy elaboradas.
"Generación es romper con lo que nos enseñaron, es el viñedo en la bodega sin artificios, sólo la esencia de nuestras cepas y nuestras vidas, es la combinación perfecta de pasión y metodología, es la capacidad de fusionar la inmensidad de lo vivido durante cuatro generaciones en una copa de vino..."
Generación 76 y Generación 73 |
La presentación es imponente: botella borgoñona de excelente calidad y un etiquetado muy atractivo, con el retrato en primer plano de unos de los miembros de la familia Yago ligeramente modificado, entremezclando naturaleza y rostro humano, para evocar algo a medio camino entre una deidad y un ser mitológico. El Generación 73 luce orgulloso el adhesivo que le acredita como ganador de una medalla de oro en el recientemente celebrado Concurso Mundial de Garnachas, al igual que su "hermano" Generación 76 consiguió idéntico reconocimiento en el concurso Challenge Millésime Bio 2015. Esto promete... El elegido para la cata fue el Generación 73, monovarietal de Garnacha como ya hemos indicado. Visualmente de color rojo cereza de capa media-baja y ribete rubí. A copa parada nos recibe un seductor aroma a caramelo y azúcar quemado proveniente de la barrica. Desaparece tras la agitación en copa, se diluye y deja paso a frutas rojas dulces y suaves. En boca resulta poco estructurado, es un vino de trago largo y fácil, eminentemente frutal pero con el valor añadido del roble francés nuevo. Final algo corto. Un concepto novedoso para todos aquellos aficionados interesados en disfrutar del vino sin tediosas descripciones de cata, un vino destinado al público joven, un vino para beber y compartir que no necesita de armonizaciones culinarias muy elaboradas.
De la tradición a la modernidad y del pasado al futuro. Bodegas Tempore demuestran la más perfecta de las adaptaciones a los nuevos tiempos dentro del mundo del vino, nuevos tiempos que ya son una realidad a día de hoy. Les esperan grandes logros, porque como reza en una de las paredes de la bodega, sólo pueden premiarse con el éxito aquellos trabajos que se realizan con respeto y se persiguen con pasión.
Tierra, tiempo y vinos.
Vinos Tempore...
Excelente tu comentario y acertado al 100%. Una Bodega a seguir.
ResponderEliminarLa verdad es que hubo sorpresas agradables en esa cata. No hay nada peor que ir a los sitios con ideas preconcebidas. Visitas como ésta invitan a abrir la mente y a ampliar horizontes. Como siempre, gracias por tu comentario.
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