Hace más de tres años que publicamos una serie de entradas íntegramente dedicadas a los Vinos de Jerez. Con la perspectiva que sólo el discurrir del tiempo proporciona, podemos afirmar que aquellos artículos fueron los más complicados de escribir hasta la fecha. La visita a Bodegas Osborne en El Puerto de Santa María en Septiembre de 2013 nos abrió las puertas a un mundo completamente desconocido y absolutamente diferente al de la elaboración de los vinos tranquilos. Comprendimos aquella mañana que había un territorio por explorar y, sin posibilidad ni voluntad de dar marcha atrás, nos zambullimos en el océano de la información, en el que a punto estuvimos de naufragar, hasta que logramos reunir suficientes datos como para poder dar forma a aquellos dos artículos de los que, particularmente, nos sentimos más que satisfechos.
No son los Vinos de Jerez aptos para todos los públicos, de hecho es altamente improbable que un nuevo consumidor acceda al mundo del vino a través del Jerez. Suele decirse que a los Vinos de Jerez "se llega", en algo similar a un largo aprendizaje hasta alcanzar la suficiente formación. Una vez que se han probado estos vinos tan peculiares y únicos, habrá consumidores (entre los que nos incluimos) eternamente enamorados de ellos. Otros en cambio, los aborrecerán quizás para toda la vida, aunque siempre estarán a tiempo de reflexionar para volver a intentar disfrutarlos.
Mírame cuando te hablo, Pale Cream |
Las jerezanas Bodegas Sánchez Romate son las responsables del Mírame cuando te hablo, vino que hoy nos ocupa. En realidad se trata del primero de una pequeña colección que han denominado "Unusual Sherries" y que se completará en el futuro con un medium llamado Fuego, no thanks y con un Pedro Ximenez denominado Voy a perderme. Las etiquetas han sido diseñadas por la artista gráfica Lore Vigil Escalera, en un más que evidente gesto de la bodega hacia el público más joven, tradicionalmente poco habituado a consumir este tipo de vinos. Desde luego los nombres son peculiares y llaman la atención de manera notable, nos imaginamos el juego que darán al pedir una copa de cualquiera de ellos en la barra de un bar, sobre todo en Andalucía...
Visualmente el Mírame cuando te hablo es de un amarillo pálido, trigueño, con reflejos verdosos. En nariz muestra la esperada explosión aromática de un fino: camomila, almendras, mazapán, panadería y tostados. Un espectáculo... Aunque la verdadera sorpresa llega en fase gustativa. La entrada es dulce y seductora, te acaricia cariñosamente los labios y la punta de la lengua con ese mosto añadido, pero de repente te traiciona como un amante infiel, desaparece el dulzor, la boca se llena de las sensaciones ácidas, punzantes, yodadas, secas y vivas del fino. Se torna fresco y ligero, con un postgusto eterno en el que reaparecen los frutos secos, los balsámicos y esa sutil amargor propio de los vinos del Marco de Jerez. Damas y caballeros, una experiencia mágica...
Aquellos más puristas aconsejan el maridaje de los pale cream con foies y patés, incluso con ensaladas de fruta fresca, siempre servidos en copa de vino blanco y bien fríos. Las últimas tendencias conceden la posibilidad de consumirlos en vaso ancho con hielo y una rodaja de naranja, rebajados o no con un poco de sifón, a modo de cocktail o aperitivo. Nosotros, menos estrictos, aconsejamos tomarlos en cualquier ocasión, con comida o sin ella, como aperitivo o como postre, solos o en compañía de otros.
Lo verdaderamente importante es disfrutar...
¡Va por ustedes!
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Fenomenal artículo.
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