jueves, 16 de febrero de 2017

> Descubriendo la Malbec





Argentina ha sido siempre un país de oportunidades. Como destino histórico de emigrantes europeos de diversas nacionalidades, su riqueza enológica es fruto del mestizaje de sus raíces criollas con las culturas que cruzaron el Atlántico en la búsqueda de un futuro más próspero.

La costumbre de tomar vino prácticamente a diario, en especial con sus ricos asados, se instauró rápidamente en la sociedad argentina. Existía ya desde su pasado colonial durante los siglos XVI y XVII, pero la gran evolución se produjo en torno a 1850, época en la que se realizaron los primeros intentos de trasladar variedades de uva europeas, particularmente francesas aunque también italianas, a tierras argentinas. Entre ellas destacó la Malbec, una casta minoritaria tradicionalmente empleada en Burdeos en algunos coupages aunque siempre eclipsada por las variedades más nobles, Merlot y Cabernet Sauvignon, una "pariente pobre" que sin embargo tuvo la fortuna de adaptarse mejor que ninguna otra a las exigentes condiciones climáticas y orográficas de las regiones de Salta y Mendoza. En esas zonas desérticas a los pies de la cara este de la cordillera de los Andes, a más de 1000 metros de altitud, con aproximadamente 300 días de sol al año y apenas sin pluviometría, es donde nuestra protagonista alcanzó su plenitud. Aquella humilde uva emigrante de mitad del siglo XIX se transformó a partir de 1990 en una atractiva señora de clase media y en la actualidad, podría decirse que se ha convertido en una dama de la alta sociedad.


Viñedos en Mendoza con los Andes al fondo. Fuente: www.mendozapost.com

Es la Malbec una variedad muy vigorosa que proporciona elevados rendimientos productivos por hectárea si se cultiva en suelos fértiles y en condiciones óptimas de higrometría, aunque en esos casos se obtienen vinos flojos y sin entusiasmo. El cultivo en condiciones climáticas exigentes, tal y como se viene realizando desde hace 25 años en los valles que descienden desde la cordillera andina hacia la pampa, permite obtener de forma natural rendimientos menores y frutos más concentrados en aromas y sabores, a costa de infligir a las vides un cierto grado de stress hídrico y de penuria nutricional. La generosa exposición al sol en esas altitudes, con una mayor dosis de rayos ultravioletas, asociada a las formaciones en espaldera de los viñedos, permite completar la adecuada maduración de la Malbec. También la desgarradora amplitud térmica entre el día y la noche es un factor vital para conservar aromas y acidez. El resultado son unos vinos organolépticamente muy interesantes, que han encontrado en Argentina el trampolín ideal para conquistar el mundo, como bien lo atestigua la portada de la revista Wine Spectator publicada en diciembre de 2011.


Portada de Wine Spectator (Diciembre 2011)

Aunque por supuesto existen excepciones, el modelo productivo que siguen la inmensa mayoría de los productores argentinos tiene una clara vocación exportadora, situándose el país en el top ten de los productores de vino a nivel mundial, siendo Estados Unidos, Canadá, Brasil y Reino Unido sus principales compradores. Según datos del año 2015, la superficie de viñedo destinada a la Malbec se aproxima al 40% del viñedo total argentino, así que no debe sorprender la vehemencia con que se enarbola esta variedad de uva como estandarte genuino de la viticultura del país. Se acostumbra a decir que "los mejores vinos argentinos no son malbecs", sin embargo lo que sí parece evidente es que "los mejores malbecs son argentinos". ¿Realidad o juego de palabras? Juzguen ustedes mismos...


Fuente: www.devinosyvides.com.ar


Nuestro debut con esta variedad de uva tuvo lugar en las mesas de cata de Tomevinos. Nos sorprendió la reducida asistencia de público, tal vez lo desconocido del cepaje o el precio de la inscripción supusiera un freno para algunos, entre los que obviamente no nos encontramos. Ciertas catas tienen un determinado coste, eso debe asumirse, y si la variedad de uva lo merece, no debe ser motivo para no asistir. Incluso llevando las cosas al extremo, casi preferimos catas más familiares y menos tumultuosas, en ellas el intercambio de opiniones resulta en cualquier caso más sencillo y enriquecedor. 


Vinos protagonistas de la cata. Fuente: Facebook de Tomevinos

Detallaremos a continuación las notas de cata de los cinco vinos argentinos monovarietales de Malbec que tuvimos la oportunidad de probar.

ALTOS LAS HORMIGAS 2015
Bodega Altos Las Hormigas. Valle de Uco (Mendoza)
100% Malbec. Elaborado siguiendo el método tradicional de permanencia en depósitos de hormigón durante 12 meses, en principio sin contacto con roble ni crianza en barrica. Rojo picota de capa media con ribete granate. Ataque ligeramente sintético en nariz (tal vez la epoxi del hormigón?) que rápidamente se disipa y deja paso a la fruta. Torrefactos y tostados. Notable acidez que le dota de frescura. Agradable en boca, largo postgusto con un final levemente amargo que recuerda de nuevo al café molido. Muy diferente a los otros cuatro vinos catados.

DANTE ROBINO MALBEC 2014
Bodega Dante Robino. Valle de Uco (Mendoza)
100% Malbec. 6 meses en barrica de roble francés seminuevo. Idéntica fase visual que el vino anterior. Algo reducido de inicio en nariz, dejando paso a fruta madura, recuerdos lácticos y toffe. Agradable acidez. Muy redondo en boca, final especiado, como de pimienta negra. Podría recordar a un Merlot de Burdeos.

AMARU MALBEC 2013
Bodega El Esteco. Valles Calchaquíes (Salta)
100% Malbec. 9 meses de crianza en barrica de roble. Aproximadamente la cuarta parte del volumen total de vino se conserva en depósito de acero inoxidable, no pasa por madera, sino que se ensambla al final para conservar todavía una mayor carga frutal. Idéntica fase visual. Flores azules, azúcar quemado y mentolados. Acidez correcta. Algo más tánico en su paso por boca, aunque igualmente equilibrado. Postgusto más corto.

DON DAVID RESERVE 2014
Bodega El Esteco. Valles Calchaquíes (Salta)
100% Malbec. 12 meses de crianza en barrica de roble americano y francés. Al igual que el vino anterior, aproximadamente la cuarta parte del volumen total de vino se conserva en depósito de acero inoxidable, no pasa por madera, sino que se ensambla al final para conservar todavía una mayor carga frutal. Rojo cereza de capa media-alta con ribete rubí. Nariz plena de fruta muy madura, con fondo cárnico y a ratos ahumado. Acidez media y astringencia similar a su antecesor. Excelente paso por boca y magnífico postgusto. Podría recordar a un Rioja de corte moderno.

LUIGI BOSCA MALBEC 2014
Bodega Luigi Bosca. Luján de Cuyo (Mendoza)
100% Malbec. 12 meses de crianza en barrica de roble francés. Rojo picota de capa media y menisco granate. Fase olfativa rica en fruta roja bien madura. Lácticos dulces. Yogur de fresa. Acidez notable. Delicioso en fase gustiva. Taninos casi inapreciables. Final especiado quizás menos largo de lo esperado.

Después de este nuestro primer acercamiento a la Malbec, varias son las conclusiones que podemos obtener. Dejando al margen las peculiaridades de su cultivo, estamos ante una variedad de uva muy dócil, con la que el enólogo siempre estará satisfecho. Permite elaborar vinos diferenciados, pero es poco probable elaborar un mal vino. Podría decirse que es algo así como "la Chardonnay de las tintas", un cepaje maleable y agradecido con el que se elaboran vinos siempre correctos y a veces magníficos. Teniendo en cuenta su amplia difusión comercial, particularmente en el mercado anglosajón, nos encontramos con una suerte de "comodín" con cuya elección no se fallará, en especial ante cartas inexploradas de vinos casi siempre desconocidos y costosos, muy habituales en restaurantes británicos o norteamericanos.

Malbec... ¡qué bueno que viniste!




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