Hace unos meses tuvimos la oportunidad de conocer un pequeño proyecto empresarial que lleva el nombre de El Vino Pródigo. El riojano Pedro Peciña elabora sus propios vinos siguiendo los métodos más tradicionales, técnicas ancestrales utilizadas por sus antepasados y que forjaron los sólidos cimientos sobre los que, años después, se construyó la DOc. Rioja, probablemente la región vitivinícola española más conocida en todo el mundo.
En aquel entonces escribimos una breve reseña del Placeres Sensoriales 2015, tinto joven elaborado por maceración carbónica, detallando sus aromas a flores azules, frutas rojas, anís y regaliz. Vivaz, pujante, alegre y balanceado. Y concluimos con una frase que no dejaba lugar a dudas: "Probablemente el mejor Tempranillo sin crianza que hayamos probado jamás..."
Animados por aquellos deliciosos recuerdos, descorchamos la botella borgoñona en la que se presenta su hermano mayor, La Viña de la Merce 2013, tributo y recuerdo a la madre de Pedro. Con cápsula plateada y corcho natural de excelente calidad se muestra visualmente en la copa de un color rojo picota de capa media-alta con ribete rubí. Monovarietal de Tempranillo, con uvas procedentes de viñedos de más de 40 años de edad, se elabora en acero inoxidable y madura en barrica de roble durante 14 meses. En nariz tiene un ataque ligeramente alcohólico. Hierbas aromáticas y balsámicos, muy rico en fruta roja y negra, aunque conserva grandes dosis de juventud. Guindas en licor y pimienta blanca, tal vez con algún recuerdo sanguíneo. Ligeramente astringente en el paso por boca sin llegar a molestar, más bien al contrario, aporta estructura y volumen. Acidez media, final especiado y postgusto medio-largo, sutilmente amargo.
Menos sorprendente que el Placeres Sensoriales, aunque igualmente redondo, amable y delicioso.
Buen trabajo, Pedro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario