domingo, 6 de mayo de 2018

> Jornada-piloto de enoturismo para Vignerons de Huesca ( I )





Con la llegada de la primavera y el buen tiempo, una vez transcurridos casi dos meses desde la presentación oficial  en Aínsa de Vignerons Independientes de Huescapodría decirse que comienza la hora de la verdad para este interesante proyecto que agrupa a siete pequeñas bodegas de la provincia oscense.


Parte del panel de cata el día de la presentación

Las evaluaciones del panel de cata, las puntuaciones de los vinos, la formación del personal de hostelería, la confección de las cartas de vinos con el sello Vigneron... hasta el último detalle está preparado para recibir a los enoaficionados que con seguridad se dejarán caer por todos los rincones de la geografía oscense. Cuando un cliente tome asiento en la mesa de uno de los restaurantes adheridos al proyecto, recibirá información acerca del mismo y si decide probar alguno de los vinos, con certeza sus expectativas se verán satisfechas y no sólo desde el punto de vista del deleite gastronómico. Bodegas, restaurantes y consumidores son los tres vértices principales del marco Vigneron, sin embargo cabe la posibilidad de añadir un cuarto protagonista: el enoturismo.


Cata sensorial en  Bodegas Edra (Ayerbe)

Estaremos de acuerdo en que el proyecto se cimienta... (nos resistimos a seguir empleando el término "proyecto", porque el sello Vignerons de Huesca es ya una realidad), decíamos que el proyecto se cimienta sobre el valioso eje de la calidad a todos los niveles. Los vinos han superado un  triple examen: en la bodega, en el panel de cata y finalmente en la selección efectuada por cada restaurante. Además el personal de hostelería ha recibido formación en materias como viticultura, enología y cata sensorial. Nos hallamos por tanto ante un producto bien diseñado y altamente cualificado, destinado a consumidores exigentes e interesados en adquirir conocimientos. Atrás quedaron las ferias del vino a las que la gente acudía atraída por los grandes volúmenes y escasos precios. El nuevo enoturismo demanda otras cosas, busca conocer proyectos pequeños, llenos de pasión por el vino pero capaces de transmitir emociones, persigue escuchar el relato humano y personal de un elaborador que hable de planes de vida y de entornos geográficos antes que de despalillados o remontados, anhela pisar la tierra del viñedo para poder entender a quien la trabaja, en resumidas cuentas, desea "sentir" cada copa de vino.


Responsables de las bodegas

Ninguna de las siete bodegas que integran Vignerones Independientes de Huesca dispone de lo que podría denominarse departamento de enoturismo. En general, todas ellas están abiertas a recibir visitantes y quien suele acompañar a los enoturistas es el propietario de la bodega. Como quiera que el vigneron es una suerte de personaje polivalente (viticultor, enólogo, comercial, distribuidor, empresario y varias cosas más), habitualmente el asunto del enoturismo queda, y es algo perfectamente comprensible, en un irremediable olvido. A los restaurantes les sucede algo parecido. El personal de sala puede dedicar unos minutos a explicar el concepto vigneron a cada mesa que atiende, pero no puede entrar en detalle ni puede proporcionar toda la información que encierra cada botella de vino que sea servida, ya que debe prestar atención a un millón de cosas más.


Visitando los viñedos de El Vino del Desierto. Verano 2017

Así pues, la cuadratura del círculo del Proyecto Vigneron pasa por la organización de eventos enoturísticos de calidad. Por supuesto no estamos pensando en grandes grupos a modo de viajes organizados, hablamos de grupos de 10-12 personas, con relación entre ellas o no, que bien podrían compaginar la visita a una bodega con posterior comida en uno de los restaurantes colaboradores, incluso si se diera el caso, pernoctando la noche previa en algún hotel adscrito al proyecto. Como es lógico, cada grupo debería ir permanentemente acompañado por un guía bien formado, con amplio conocimiento del proyecto y de las bodegas, así como con suficiente capacidad para transmitirlo a los asistentes. Dicho guía sería el encargado de presentar el proyecto, de darlo a conocer, así como de introducir a los asistentes en el mundo de la cata si fuera necesario. Una vez en la bodega, asumiría el papel de ayudante del vigneron, complementando sus explicaciones, resolviendo las dudas que se plantearan y apoyando al productor en todo momento, particularmente en aquellos temas en los que su aportación se considerase valiosa. Igualmente durante la comida en el restaurante, su rol debería limitarse a complementar la información enológica y vitivinícola aportada por el personal de sala, siempre con el máximo respeto y sin realizar valoraciones acerca de la gastronomía ni del servicio, territorio exclusivo de los profesionales de restauración. 




A diferencia de la mayoría de los restaurantes colaboradores, principalmente situados en la comarca del Sobrarbe, salvo alguna excepción, las bodegas se ubican algo más al sur y sureste de la provincia de Huesca, casi todas en la comarca del Somontano. Se puede consultar el listado completo de bodegas, hoteles, comercios y restaurantes en este enlace a la página web de La Corona de Aínsa. Qué duda cabe que la distribución geográfica de las bodegas condiciona la organización de dichos eventos, lo cual obligaría a un ajustado cálculo de los tiempos de traslado hasta el restaurante elegido. Nada es imposible de realizar con una adecuada planificación previa, aunque la colaboración de todas las partes resulta indispensable. Sería de gran ayuda la confección de un "menú vigneron", labor que debería ser llevada a cabo por aquellos restaurantes que decidieran sumarse, y por supuesto, debería incluir uno o dos vinos, a poder ser pertenecientes a la bodega visitada en ese día.

En la próxima entrada, los detalles de la jornada-piloto, quién sabe si pionera de un futuro Enoturismo Vigneron...



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