lunes, 15 de julio de 2019

> Aproximación a los vinos de Portugal: cata en Wine Not?


El histórico aislamiento de Portugal en el extremo occidental de Europa -curiosamente siempre más vinculado a Reino Unido que al resto del continente europeo- ha convertido a nuestro querido vecino del oeste en el último reducto de las variedades autóctonas. Nada menos que 250 castas propias de uva hay registradas en Portugal, aunque algunas de ellas corresponden a cepajes ibéricos que en tierras lusas fueron rebautizados después de su introducción. De unos años a esta parte, la gradual incorporación de variedades foráneas principalmente francesas -Syrah, Chardonnay, Cabernet Sauvignon- anima a las bodegas a abandonar la tradicional costumbre portuguesa de elaborar vinos en ensamblajes múltiples, en beneficio de la elaboración de monovarietales, más aceptados comercialmente sobre todo a nivel internacional.

Mucho se habla de Francia, España e Italia como productores de vino, pero muy poca gente sabe que Portugal tiene el honor de encabezar el ranking de consumo medio de vino anual por habitante en Europa. La mayor parte de la producción portuguesa -unos 6 millones de hectolitros anuales, algo así como la quinta parte de la española- se destina al consumo dentro de sus fronteras, tal vez con las únicas excepciones del Oporto, del Vinho Verde y de los vinos del Alentejo, que disfrutan de una cuota interesante en los mercados internacionales. Tradicionalmente el consumo de vino en Portugal ha sido por proximidad, se consume el vino de la región y habitualmente sin crianza, porque tiene un componente cultural, forma parte de la costumbre y armoniza cariñosamente con la gastronomía del país.




Existen grandes diferencias orográficas, edafológicas y climáticas entre unas zonas vitivinícolas y otras, algo lógico si se tiene en cuenta la geografía portuguesa, los numerosos cursos fluviales que atraviesan el país de este a oeste y los kilómetros de litoral expuesto a la influencia del Océano Atlántico. Comenzando por el norte, el Vinho Verde quizás sea el vino portugués más conocido. Se produce en el extremo noroeste, justo al sur del río Miño que hace de frontera natural con Galicia. Su nombre procede de la antigua costumbre -en la década de los 50 del siglo pasado- de vendimiar muy prematuramente, incluso en el mes de Junio, probablemente con un gran porcentaje de uvas inmaduras, obteniéndose así unos vinos baratos, de gran volumen y marcada acidez.  En la actualidad el Vinho Verde nada tiene que ver con aquello, sigue habiendo quien elabora para grandes cadenas de distribución y en ese caso el precio lo dictamina todo, pero cada vez son más numerosas las bodegas que apuestan por la calidad y gradualmente el Vinho Verde va ganando ese prestigio que nunca debió perder. Climatológicamente es una zona de influencia atlántica y con generosa pluviometría. Las variedades más habitualmente empleadas son Lourerio, Treixadura, Albarinho, Avesso y Arinto. Su elaboración es sencilla, exclusivamente en inoxidable mediante un proceso de maceración carbónica espontánea. Catamos el conocido QG 2018, monovarietal de Loureiro sin crianza que en nariz mostró un predominio de frutas de hueso. Herbáceo y fresco, con un ligero resto de carbónico e incluso una pizca de azúcar residual que lo hacen sumamente fácil. Acidez moderada muy agradable. Sutil amargor final y sorprendente persistencia en el postgusto, mucho más largo de lo esperado.



Por el contrario, la región de Dao es completamente interior y sus vinos carecen de esa influencia marítima. Es una zona montañosa y ventosa, con menor pluviometría, situada al sur del Duero. Su embajador en esta cata fue el Quinta da Garrida Reserva 2017, monovarietal de Encruzado con 6-12 meses de crianza en barrica. Recuerdos de quesería, membrillo y flores blancas. Acidez media. Postgusto medio. Más serio y sobrio, nada que ver con el anterior. Desconocida para nosotros esta variedad de uva, menos folclórica en nariz pero con más recorrido y capacidad de guarda. 



Igualmente sin litoral, la región de Bairrada, casi en la misma latitud que la región de Dao, situada entre ésta y la costa, tiene un clima atlántico bastante exigente aunque de temperaturas suaves y moderada precipitación. Tradicionalmente se elaboran vinos espumosos, aunque catamos un blanco sin crianza, el Eskuadro Kompassu 2016, coupage de María Gomes, Arinto, Bical y Cercial en proporción aproximada 50-20-20-10. Cada variedad se vendimia por separado según su grado de madurez. El resultado es un vino alegre y divertido, con unos cítricos marcados sobre un fondo ligeramente amargo que recuerda a la cáscara de limón. Bajo contenido alcohólico y refrescante acidez. Mineral y marino. La presentación en una botella azulada ayuda a dotarle de esa sensación fresca y oceánica.



La región meridional del Alentejo ocupa casi una tercera parte del país y se divide a su vez en ocho subregiones. Mayoritariamente llana, con suaves colinas y ondulaciones, disfruta de un clima en general cálido, complicado para el cultivo de variedades blancas y donde predomina la elaboración de vinos tintos, frutales y fáciles de beber, aunque en los últimos años son cada vez más numerosos los productores que incorporan en sus ensamblajes variedades internacionales con la intención de dotar a sus vinos de una mayor longevidad a la par que ampliar cuota de mercado fuera de Portugal. En ese sentido el Heredade de Servas 2015 es un claro representante de los nuevos vinos de alentejanos. Coupage de variedades autóctonas -Touriga Nacional, Alicante Bouchet, Trincadeira- a las que se suma la Cabernet Sauvignon con posterior crianza durante 12 meses en barrica. Algo cerrado de inicio, mostró frutas negras y hojas de tabaco. Acidez media y astringencia media en boca. Un más que correcto trabajo en este tinto del Alentejo que se adelanta al futuro. 


Garnacha Tintorera. Fuente: vitivinicultura.net

La Garnacha Tintorera es una variedad originaria de Francia donde nació con el nombre de Alicante Bouchet. Abandonado su cultivo allí, fue adoptada en el sureste de España y en el Alentejo portugués, siendo en este último donde ha demostrado una mejor adaptación. A diferencia de otros monovarietales de este cepaje catados con anterioridad -españoles, no portugueses- donde la astringencia y los taninos secantes eclipsaban al resto de sensaciones, el Vidigueira 2015 nos resultó absolutamente sorprendente. Este último vino de la cata se mostró inicialmente con un ataque levemente alcohólico que dio paso a fruta roja, mentolados y chocolate con leche. Acidez media-alta. Muy redondo y amable. Y todo ello a pesar de tratarse de un semicrianza con tan sólo 6 meses de permanencia en barrica. Magia portuguesa aplicada a la vinificación de la Garnacha Tintorera.

Ponemos aquí el punto y seguido a esta primera aproximación a los vinos portugueses, un maravilloso universo tan cercano como desconocido y que durante tanto tiempo ha sido injustamente ignorado por el consumidor español. Tal vez haya llegado el momento de que comencemos a darle su importancia y a ponerlo en su justo valor.

Nunca es tarde si la dicha es buena -dice el sabio refranero hispano- y a la vista de los vinos que tuvimos ocasión de disfrutar durante la cata en Wine Not?, podemos sin duda afirmar que la dicha, más que buena, será excelente...




No hay comentarios:

Publicar un comentario