martes, 16 de septiembre de 2014

> El sexo de los vinos


Mina y Odín, acaramelados en un momento íntimo



La D.O. Somontano es la más septentrional de las denominaciones de origen aragonesas y la única situada en la provincia de Huesca. Se extiende a lo largo de una franja de territorio en sentido este-oeste justo al sur de la cordillera pirenaica en su parte central y oriental, ubicación geográfica que otorga unas condiciones climatológicas privilegiadas para el cultivo de la vid. Ya desde sus inicios en los años 80 del pasado siglo, la D.O. Somontano nació con un marcado carácter internacional y de exportación, en cierto modo por obligación, consecuencia directa de la dificultad comercial para hacerse un hueco en el mercado nacional, por aquel entonces dominado mayoritariamente por la D.O. Rioja, quizás con la única excepción de una incipiente D.O. Ribera del Duero prácticamente embrionaria.

La tradicional vocación internacional de la D.O. Somontano tiene su origen en la plaga de filoxera que a finales del siglo XIX arrasó el viñedo centroeuropeo, huyendo de la cual algunos bodegueros franceses emprendieron un éxodo hacia el sur, a este lado del Pirineo, donde echaron sus raíces y las de sus viñas, las cuales encontraron rápido acomodo en esta fértil tierra oscense. Como es lógico, en su equipaje se trajeron plantones de vides de variedades foráneas (cabernet, merlot, chardonnay) que fueron las primeras en emplearse en los nuevos viñedos. Más tarde fueron llegando otras variedades internacionales (syrah, pinot noir, riesling, gewurztraminer), y lo más curioso es que la mayoría de ellas han logrado una aclimatación magnífica en el Somontano, y es que en Aragón todo visitante es siempre bien recibido.

Como coloquialmente se dice, no es posible hacer una tortilla sin romper los huevos, así que la principal consecuencia negativa del empleo de variedades internacionales de uva fue el abandono de variedades autóctonas (garnacha, parraleta, etc),  uvas de escaso valor comercial a nivel internacional hace veinticinco años, pero que en la actualidad están cada vez mejor valoradas por crítica y público. De unos años a esta parte, algunas bodegas de la D.O. Somontano están intentando recuperar viñedos de variedades autóctonas que se temían incluso desaparecidas y las perspectivas son alentadoras. Por ejemplo, Bodegas Alodia elabora vinos monovarietales de las variedades parraleta, moristel y alcañón, alguno de los cuales tuvimos oportunidad de degustar hace unos meses. Asimismo, Viñas del Vero elabora desde hace años un vino estupendo, el Secastilla, monovarietal de garnacha autóctona y en la actualidad ha completado su gama con otro vino muy original y fácil de beber, ensamblaje de garnacha, parraleta y syrah, llamado La Miranda de Secastilla.


Precisamente de esta bodega barbastrense hemos tenido recientemente la ocasión de probar un vino monovarietal elaborado con una de las castas más internacionales. Se trata de la variedad Syrah (schiraz, shiraz, sirac, sirah o syra), muy difundida a nivel mundial pero de origen y ortografía poco consensuados. Es posible encontrar vinos elaborados con esta uva casi en cualquier punto del Globo, aunque destacan los de Francia y España dentro de Europa, pero sobre todo los australianos y californianos en el mercado internacional. Se trata de una variedad de ciclo largo, que necesita largas jornadas cálidas y de buena insolación. Su cultivo no presenta dificultades excesivas y permite la elaboración de vinos de calidad incluso con índices elevados de producción por hectárea. Entra a formar parte de abundantes y variados coupages en multitud de vinos, pues se trata de una uva aceptada por numerosas denominaciones de origen.


Viñas del Vero Syrah 2011


Como agradecimiento a nuestros servicios profesionales, un cliente (gracias, Manuel) nos obsequió con una botella de Viñas del Vero Syrah 2011. Dentro del catálogo de la bodega, este vino se enmarca en la denominada "Colección", una selección de vinos monovarietales (tres blancos y tres tintos) con una más que cuidada presentación y con la característica adicional de haber sido elaborados cada uno de ellos con uvas procedentes de un solo viñedo, garantizando ese detalle al incorporar al etiquetado el nombre de dicho viñedo. En el caso que nos ocupa el viñedo del que proceden las syrah de este vino se llama "Pago Las Canteras".


Detalle de la etiqueta. 


Presentación en botella bordelesa de color verde aceituna muy oscuro, corcho natural y cápsula de calidad adecuada. Etiqueta de tamaño grande y bonito diseño clásico (caligrafía, ribetes dorados) pero con toques de modernidad, como el logotipo de la bodega en la esquina superior derecha o el nombre del viñedo simulando su escritura "a mano alzada". Contraetiqueta con información relativa a la crianza en roble francés durante 10 meses, el contenido en alcochol, la variedad de uva y algún maridaje recomendado.

Una vez en la copa, el Viñas del vero Syrah 2011 visualmente es de un rojo cereza de capa media-alta con ribete granate y reflejos azulados. Lágrima media moderadamente pigmentada. En fase nasal resulta quizás poco expresivo a copa parada, con un ataque ligeramente alcohólico y recuerdos de violetas de inicio. Frutas negras, vainillas, mentolados y toques licorosos. En boca presenta una tanicidad media demasiado evidente, propia de esta variedad de uva, por este motivo preferimos la syrah en vinos multivarietales, ensamblada con una dulce garnacha, por ejemplo, resulta deliciosa. Postgusto corto especiado tal vez algo insuficiente para un vino de este nivel.


Odin y Mina, muy agradecidos


Desde el punto de vista de las características organolépticas, que nada tienen que ver con la calidad ni con las preferencias de cada uno, podríamos decir que este Viñas del Vero Syrah se sitúa a medio camino entre otros dos vinos de la Colección de esta bodega: el Merlot "El Ariño" y el Cabernet "Los Sasos". Con el primero comparte su maleabilidad, flexibilidad, abanico de aromas y posibilidades de coupage, mientras que con el segundo tiene en común sus sensaciones en boca y postgusto, su cuerpo y su elevada carga tánica. Algunos expertos hablan, y entiéndase en su justa medida, del "sexo de los vinos". Se dice que hay vinos, o más correctamente, variedades de uva que por su delicadeza, amplitud de aromas, volumen y cuerpo intermedios, son "más femeninas" (merlot, pinot noir, malbec), en contraposición a aquellas otras variedades con las que se elaboran vinos más robustos, intensos y potentes, de las que se dice que resultan "más masculinas" (cabernet sauvignon, mencía). 

Al igual que sucede en el reino animal, en el mundo de la enología también se puede hablar metafóricamente de cierto "dimorfismo sexual", con una salvedad, y es que la pertenencia a uno de los dos géneros en este caso no es excluyente, es decir, es posible ensamblar uvas de ambos "sexos" para equilibrar las características de uno con las del otro y minimizar así posibles defectos. En cualquier caso, lo más importante es el respeto a los caracteres propios de cada uno. 

Y para finalizar, un ejercicio de agudeza visual con las fotos de nuestros queridos pacientes. Por sus rasgos físicos, distribución de manchas y expresión facial... ¿Quién es Odin y quién es Mina?

Efectivamente...





2 comentarios:

  1. No quiero emular a Vizzini,...así que opino que Odín es el de los ojos verdes, y Mina la de los bigotillos estirados,...respecto a lso vinos, al final vas a conseguir que tome alguno para ver si capto lo mismo que tú, eso sí, pagaría por estar tomando un Riesling fresquito en la Plaza de San Pedro de Jaca una cálida tarde de agosto, aunque alguien opina que le resulta pelín ácido...y aunque casi siempre yo suelo preferir una caña con gas ( doble, por favor)

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  2. ¿Ojos verdes y bigotillos estirados? No concretas mucho, la verdad.
    En cuanto a lo del Riesling, cierto es que resulta algo ácido. Entre las variedades blancas internacionales me quedo con la Chardonnay si es para acompañar comida, y con la Gewurtztraminer si es para disfrutar sin acompañamiento.
    ¿Ves como no sólo soy favorable a los tintos?

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