jueves, 2 de abril de 2015

> Cata a domicilio en Montecanal



Invitados por unos buenos amigos (gracias Javier y Rosa), regresamos a su casa de ensueño para dirigir una charla de iniciación a la cata de vinos. En realidad el promotor del evento fue su hijo Nacho, a quien queremos agradecer su capacidad de convocatoria y organización, con especial mención al soporte técnico audiovisual que nos preparó, y que logró que esta cata fuera sin duda un éxito. El evento tuvo lugar en la preciosa cocina de nuestros anfitriones, transformada para la ocasión en una perfecta sala de catas: inmaculados muebles blancos, luminosidad natural proporcionada por los amplios ventanales, pantalla para las proyecciones, etc. 

Como viene siendo habitual, la primera parte de la charla versó acerca de la elaboración, clasificación y procesos de crianza de los diferentes tipos de vino. La segunda parte, mucho más práctica, desarrolló los procedimientos elementales de cata, así como las técnicas más básicas de servicio y descorche del vino. La tercera parte, eminentemente participativa, fue la cata propiamente dicha de los cinco vinos elegidos: dos blancos y tres tintos. Los asistentes tuvieron ocasión de catar un verdejo de Rueda, un chardonnay de Cariñena, un merlot de Somontano, un crianza y un reserva, estos dos últimos de origen riojano.


Preparativos antes de empezar


Descorche


Inmejorable sala de catas


Detallamos a continuación los vinos catados.

CUNE VERDEJO 2013
DO. Rueda. 100% verdejo.

Amarillo pajizo con reflejos verdosos. Limpio y brillante. En nariz predominan las flores blancas, frutas de pepita (pera, manzana verde), algún suave recuerdo cítrico y las esperadas notas herbáceas. En boca es ligero, ricamente ácido, muy fresco. Persistencia media, final levemente amargo y recuerdo anisado.

CARE CHARDONNAY 2014
DO. Cariñena. 90% chardonnay, 10% viognier.
Amarillo pajizo ligeramente dorado. Untuoso, limpio y brillante. Flores blancas y amarillas. Piña, manzana, heno y miel. Voluminoso en boca, postgusto medio largo. Intenso. Cremoso. Elegante. Muy gastronómico.


PIRINEOS TINTO ROBLE 2013
DO. Somontano. 90% merlot, 10% shirah.

Picota de capa media con ribete azulado, gran cantidad de lágrima no pigmentada de rápida caída. Nariz de frutas negras (moras, cassis), canela, pomelo y hoja de tomate, guindas en licor, incienso y un recuerdo a hidrocarburo. En boca es pujante, enérgico, con un elegantísimo final.

VIÑA AMÉZOLA CRIANZA 2010
DOc. Rioja. 85% tempranillo, 10% graciano, 5%mazuelo.

Rojo cereza madura de capa media, ribete granate y lágrima fina algo pigmentada. Nariz elegante, frutos rojos y ciruelas negras. Madera limpia de roble, especias y tabaco. Redondo en boca, nada astringente y con acidez generosa que pondera el alcohol. De trago largo, postgusto medio y muy agradable.

MARQUÉS DE RISCAL RESERVA 2008
DOc. Rioja. 90% tempranillo, 7% graciano, 3% mazuelo.

Rojo oscuro con menisco teja, capa media-baja, limpio, brillante, lágrima fina y poco tintada. En nariz frutos rojos maduros, buena presencia de especias como vainilla y clavo, destacables tostados y un final algo balsámico. En boca tiene cuerpo medio, buen equilibrio entre fruta negra madura y acidez. Taninos maduros, suave, elegante, fácil de beber. Buena persistencia. Un Rioja “de toda la vida”.


Los asistentes, muy interesados



Los cinco vinos protagonistas y el aperitivo dispuesto


A la conclusión de la cata, y como perfecta excusa para ir revisando apreciaciones organolépticas, se sirvió el aperitivo: gambas orly recién hechas, pincho de champiñón y copita de membrillo, queso y nueces. Pura orfebrería culinaria que abrió las puertas al mundo de los maridajes y que nos permitió hacer tiempo hasta que la paella, magníficamente interpretada por chef Javier, estuvo lista. En el transcurso de esos minutos, se efectuó la tradicional votación espontánea para puntuar los vinos degustados, en la cual salieron más que destacados los dos tintos riojanos, en especial el Marqués de Riscal Reserva 2008. Sorprendió gratamente el Viña Amézola Crianza 2010, quizás por desconocido, y sin embargo no terminó de seducir el Pirineos Tinto 2013, un vino que a nosotros nos enamoró en una cata anterior, el cual en esta ocasión tardó en abrirse y al que nos costó sacar todo su potencial en la copa. Los blancos fueron claramente los vinos que lograron menos votos favorables, era de esperar en un auditorio principalmente interesado en tintos con crianza.

Pulsando las opiniones de los asistentes, se valoró que para una futura ocasión, quizás sería oportuno diseñar una cata a ciegas, divertida experiencia enológica entre la adivinanza y el conocimiento, o bien una cata tomando como base los vinos de una sola bodega. En cualquier caso, siempre será un placer para nosotros regresar para compartir una jornada con estos amigos en torno a una copa de vino.

Muchas gracias y hasta pronto.


Posando con el libro que nos regalaron



4 comentarios:

  1. ¿La paella se interpreta? ¿Y las migas con güevo frito,...se esculpen? Madreeeeeee.

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  2. Por supuesto... La cocina es arte y creatividad, de modo tal que del buen hacer del autor depende el resultado final.

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  3. Pues yo con tus crónicas me relajo; de hecho me relajaría más participando en una cata de esas a domicilio, tras una larga carrera o al menos un buen entreno a ser posible.

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