Tal y como viene siendo habitual en los últimos años, a mediados del mes de Noviembre hizo escala en Zaragoza el Wine Up Tour!. Para la edición de este año hubo una modificación sustancial en el diseño del evento, abandonando el estricto formato de cata empleado con anterioridad para dar paso a una cena maridada (armonizada, como se dice ahora...) que tuvo un resultado final mucho más entretenido.
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Charlando con Michael Cooper (Tomevinos) en un descanso entre platos |
Organizada por Tomevinos, la cena tuvo lugar en uno de los restaurantes más atractivos de Zaragoza, no sólo por la calidad de su gastronomía y por su impecable servicio, sino también por la elegancia decorativa de sus salas. El Restaurante Aragonia, ubicado en los bajos del Hotel Palafox es, desde hace años, una de nuestras referencias de más alto nivel en la capital aragonesa, y en torno a sus mesas hemos disfrutado de inolvidables veladas en las que no ha faltado algún momento verdaderamente divertido, como el acaecido hace ya varios años y que se puede recordar en este enlace.
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Agustí Torelló Gran Resrva con tostada de salmón |
Iniciamos la noche con un cava, como a nosotros nos gusta, para acompañar la tostada de salmón. El Agustín Torelló Gran Reserva 2011 estuvo magnífico, como siempre. Ensamblaje clásico de Macabeo, Xarel-lo y Parellada, se presentó en la copa de un color dorado verdoso y desveló en nariz recuerdos de mantequilla y panadería, resultado de su larga crianza de 48 meses en botella. Cremoso y untuoso en boca, con el carbónico perfectamente integrado, idónea elección con su suave burbuja para limpiar los paladares de la grasa natural del pescado ahumado.
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Verum Malvasía con foie |
Continuamos con un blanco monovarietal de una casta poco conocida y que Bodegas Verum (Tomelloso) está intentando relanzar. El Verum Malvasía 2015 se sirvió como socio de una exquisita tostada de foie. Visualmente de un amarillo dorado con ribete verdoso, desplegó en nariz todo su potencial aromático: albaricoque, plátano, piña madura, un espectáculo... Lástima que la golosidad y el dulzor prometido en fase olfativa no tuvieran continuidad en boca, tal vez demasiado fluido, corto y poco expresivo. Un vino "tramposo", quizás en futuras añadas (ésta del 2015 es sólo un primer paso) se equilibren las diferencias entre la sensualidad en nariz y la inconsistencia en boca. A reconsiderar.
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Lleiroso Crianza con carpaccio de atún y conejo escabechado |
El primer tinto de la noche fue el Lleiroso Crianza 2012 de Bodegas Lleiroso (Valbuena de Duero). En uno de los maridajes más arriesgados de la noche, se sirvió con un carpaccio de atún y conejo escabechado. Color rojo picota de capa media y ribete granate, con lágrima densa ligeramente tintada, identidad propia de la Tinta Fina de DO. Ribera del Duero. En nariz mostró predominio de frutas negras (moras y grosellas), regaliz y tostados, confirmando su permanencia durante 12 meses en roble francés y americano. Su final largo y especiado armonizó perfectamente con el escabeche de conejo, sin embargo devoró sin piedad el atún y sobrepasó con creces el sabor del pescado. Maridaje exitoso sólo a medias...
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Legado Petit Verdot con ravioli de longaniza |
Un nuevo tinto acompañó al siguiente plato. El ravioli de longaniza de Graus se puede considerar un clásico de la cocina del Restaurante Aragonia, su sabor y su presencia nunca defraudan. La armonización propuesta fue con el Legado Petit Verdot 2011, monovarietal de dicha uva que tan cuesta arriba se nos ha hecho en otras catas y que en esta ocasión tampoco terminó de enamorarnos. Criado en roble francés durante 15 meses se mostró de un cereza de capa media-baja con ribete granate. Ataque en fase nasal con aromas muy extraños (goma arábiga, neumático, barniz) imposibles de disipar ni siquiera tras la oxigenación en copa. Nuestro desconocimiento nos impide discernir si se trata de un defecto o si bien son propios del cepaje. En cualquier caso, en boca resultó demasiado astringente, bastante ácido y ligeramente amargo en el postgusto. Definitivamente esta variedad de uva no es lo nuestro, aunque debemos añadir que semanas más tarde tuvimos ocasión de catar un Petit Verdot uruguayo gracias a la cortesía de un amigo, y nuestras impresiones al respecto cambiaron radicalmente. Desconcertante esta uva...
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Conde de Valdemar Alto Cantabria con corvina al horno |
Una vez bien metidos en harina con los entrantes, pasamos a uno de los platos principales de la cena. La corvina al horno sobre leche de coco fue servida de la mano del Conde de Valdemar Alto Cantabria 2015, blanco riojano monovarietal de Viura fermentado en barrica de roble francés. De un precioso color dorado, limpio y brillante, desplegó en nariz aromas de frutas de pepita (manzana y pera) así como notas de mantecado y almendras merced a su permanencia en roble durante 4 meses. Con un postgusto eterno, resultó espectacular y elegante, aún incluso mejor que el de la añada 2014, perfecto para acompañar el pescado, aunque tampoco desmerecería con aves o con carnes blancas. Gran acierto.
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Inspiración Valdemar con ternasco asado |
Un timbal de ternasco asado y deshuesado fue la propuesta para acompañar al Inspiración Valdemar 2012, vino de autor elaborado en base a un ensamblaje dominado por la Tempranillo con un aporte de Graciano y de Maturana Tinta, con posterior crianza de 12 meses en roble francés y americano. Visualmente de capa media-alta y lágrima pigmentada, predominan en la copa los aromas a frutas negras. Ligeramente ácido en fase gustativa, característica bastante habitual en Rioja, quizás no llegue a alcanzar la perfección de la añada 2011 previa, pero el resultado sólo puede calificarse como satisfactorio, hablando tanto del vino como de su maridaje con el ternasco.
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Beronia Reserva con queso y helado |
A estas alturas de la cena, todos sabíamos que el último vino se trataba del Beronia Reserva 2011, sin embargo, nos atenazaba la duda de la armonización con el postre. Ni frutas ni dulces parecían ser buenos compañeros de viaje para este coupage clásico riojano (Tempranillo, Mazuelo, Graciano) con nada menos que 20 meses de crianza en barrica de roble francés y americano. Nuestras inquietudes se disiparon por la vía francesa, es decir, con un poco de queso curado y helado que nos permitió disfrutar sin prisas de este último vino, con su capa media y ribete teja, sus balsámicos, vainillas y toffes, su suavidad y su perfecto paso por boca. No parece casualidad que haya obtenido numerosos galardones a lo largo del pasado año 2016, por ese mismo motivo no dudamos ni un instante cuando se nos dio a elegir una botella en el sorteo posterior a la cena y en el que tuvimos la fortuna de ser premiados.
Inmejorable broche final para este evento gastroenológico, muy probablemente el de más alto nivel de entre todos a los que pudimos asistir en el 2016.
Enhorabuena a los organizadores y al personal del Restaurante Aragonia por su magnífico servicio.
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Recogiendo los premios del sorteo |
Queremos hacer constar expresamente nuestro más sincero agradecimiento a Joaquín Parra, máximo responsable del Wine Up Tour, por la cesión de las imágenes que ilustran la presente entrada. Sin ellas el aspecto visual de la información no hubiera sido posible.
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