martes, 21 de enero de 2020

> Vignerons de Huesca: doble presentación en Zaragoza




A la vista de la rapidez con que se completaron las inscripciones al evento -circunstancia que  obligó a repetirlo al día siguiente con idéntico éxito de convocatoria- parece evidente que la capital del Ebro estaba deseosa de conocer de primera mano el proyecto Vignerons de Huesca.


Vinos protagonistas de la cata del viernes...


... y sus hermanos de la cata del sábado

Dos años han pasado desde que se iniciara la andadura de este proyecto -aunque sería más preciso decir realidad- que pone en común el trabajo de seis pequeñas bodegas oscenses coordinadas por la mente inquieta y el buen hacer de Javier Buil, propietario de la tienda especializada La Corona de L´Ainsa, auténtico catalizador del -cada vez más extenso- universo Vignerons de Huesca. La aparición de Vignerons en el año 2018, tal y como detallamos en una entrada anterior,  supuso la entrada de aire fresco -nunca mejor dicho teniendo en cuenta su origen- en el panorama enológico aragonés. Su ámbito de implantación en tiendas y restaurantes, inicialmente circunscrito a la comarca del Sobrarbe, se amplió en 2019, por fin a toda la provincia de Huesca, tal vez con la intención de extenderse a Zaragoza en el presente año 2020. El tiempo nos dará o quitará la razón. 


22417, vino exclusivo para Vignerons

En cualquier caso, el desarrollo del proyecto da la sensación de que es imparable, no tanto por el número de botellas disponibles -la capacidad de elaboración de las seis bodegas no es precisamente infinita- sino más bien por el marchamo de calidad que supone el sello vigneron, ya que cada vino es sometido a una triple evaluación: en la propia bodega, en el panel anual de cata y finalmente en el momento de la distribución. También la selección de vinos únicos, no disponibles en el mercado sin el sello vigneron, confiere al conjunto del proyecto un extra de exclusividad francamente atractivo. 


Tres ponentes, tres estilos...

El evento tuvo lugar en la Escuela de Hostelería Diorrios y el responsable de realizar la presentación fue Juan Manuel Gonzalvo, enólogo y miembro del panel de cata de Vignerons. Siempre con su peculiar estilo desenfadado, condujo a los asistentes durante la cata de seis vinos, uno por cada bodega adscrita al proyecto. A lo largo de la cata, las explicaciones aportadas por Javier Buil fueron de gran valor para que los presentes pudieran tomar conciencia de la verdadera dimensión de Vignerons de Huesca. Lo mismo puede decirse de la intervención de Fernando Mir, responsable de la bodega El Vino del Desierto, quien en representación del resto de productores resumió mejor que nadie su trabajo al afirmar que cada elaborador "se esfuerza a diario en embotellar el paisaje". A la vista de las imágenes que acompañan este texto, parece ser que hubo algún ponente más, pero probablemente lo que dijo carezca del interés necesario para ser reproducido aquí y ahora.




Queda fuera de toda duda el enorme atractivo que Vignerons de Huesca genera en cualquier aficionado al mundo del vino, en general algo cansado de vinos previsibles, anodinos y de escasa personalidad. A diferencia de esos vinos que no enamoran, Vignerons apuesta por elaboraciones diferenciadoras, con variedades autóctonas e incluso casi desaparecidas, pequeñas producciones realizadas por quienes trabajan la viña y sufren por cada cepa. Porque detrás de cada botella de Vignerons de Huesca hay siempre una historia personal que merece ser contada. Territorio, paisaje, cultura y gastronomía pueden disfrutarse en cada copa. 

En unas semanas se celebrará en Ainsa el panel anual de cata en el que durante dos días se someterán a evaluación los vinos que optarán este año al sello vigneron. Allí acudiremos con la misma ilusión que en años precedentes y a nuestro regreso, daremos cumplida y detallada información de las novedades para este año recién estrenado. 

Vignerons de Huesca, la grandeza de lo pequeño.




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