lunes, 1 de diciembre de 2014

> Austral 2009 vs. Sagasta 2008



Los vinos protagonistas, listos para el descorche




A lo largo del último decenio, las tendencias y modas avaladas por Parker y su revista The Wine Advocate, respaldando vinos más frutales, altamente tánicos y con gran potencia estructural, cuyo máximo exponente son los elaborados con Garnacha, han ido desplazando el que podría denominarse como "estilo clásico riojano" de los gustos de los consumidores más maleables y más fácilmente influenciables. Nostálgicos anclados en el pasado añoran (añoramos) tiempos pretéritos y anhelamos aquellos reservas riojanos reconocibles incluso a simple vista, con su ribete teja característico, su imponente aporte de roble en nariz y la levedad del Tempranillo en boca. 

La violenta y profusa invasión protagonizada por los vinos "Parker style" ha tenido, no obstante, un efecto prodigioso en la DOC Rioja. Algunas bodegas se han dejado seducir por esos cantos de sirena decretados por las modas y han dejado de lado a quien les ha dado de comer durante muchos años, la variedad Tempranillo, para caer en los brazos de variedades más modernas, pero que como todas las modas, tienen fecha de caducidad. 

Otras bodegas sin embargo, han adaptado sus elaboraciones pero han mantenido su esencia, sus raíces, siguen siendo representantes de los riojas más clásicos, han evolucionado en el presente y, por qué no decirlo, también hacia el futuro. En los riojas actuales, la fruta ha recuperado protagonismo, y la madera de roble ha ganado en integración en el producto final, con una aportación más medida y equilibrada que redunda en una mayor armonía.

En esta ocasión hablaremos de dos vinos riojanos, ambos Reservas, que reflejan a la perfección esta tendencia actual.


Austral Reserva 2009


El primero de ellos es el Austral Reserva 2009 de Bodegas Rioja Vega, ubicadas en Viana (Navarra) pero pertenecientes a la DOC Rioja. Originalmente destinado a exportación, cayó en nuestras manos por una de esas casualidades que tiene la vida. Se elabora mayoritariamente con Tempranillo e incorpora un porcentaje minoritario de otras dos variedades típicamente riojanas como son el Mazuelo y el Graciano. Se da la circunstancia de que el Austral Reserva 2008, es decir, el mismo vino de la añada anterior, se elaboró con 80% de Tempranillo y 20% de Garnacha, sin duda arrastrado por la corriente de opinión mayoritaria. El del 2009 recupera sus orígenes.

Botella bordelesa, cápsula y corcho de calidad correcta, media etiqueta poco decorada de estilo actual dentro de su sobriedad. Contraetiqueta con escasa información. Crianza en barrica de roble francés y americano durante 24 meses con fecha de embotellado aproximada en Enero 2012. Nos llega por tanto con algo más de año y medio en botella.

Color rojo picota de capa media con ribete atejado, abundante lágrima de pigmentación media y lenta caída. Nariz sorprendentemente inexpresiva de inicio: frutas negras maduras, tostados y especiados, balsámicos y sutil fondo de tabaco y cuero. Los aromas ganan intensidad con el paso del tiempo en copa y conforme el vino se atempera, aunque parece algo estrecho en fase nasal. En boca resulta muy agradable, regresa la fruta acompañada de torrefactos, con taninos muy pulidos e integrados, acidez correcta que facilita su discurrir. Postgusto tal vez un poco más corto de lo esperado, final con recuerdos de cacao y canela, muy correcto. Podríamos decir que se trata de un reserva "poco reservado", más liviano de lo que cabría esperar, casi más crianza que reserva si no fuera por sus indudables recuerdos de maduración en barrica.


Sagasta Reserva 2008


El segundo vino que nos ocupa es el Sagasta Reserva 2008 de Bodegas Olarra (Logroño). Se trata de uno de los vinos de encargo que elabora esta bodega para algunos clubes, y nos llegó como primer envío del club Vinoselección. Predomina en su elaboración el Tempranillo (85%), aunque incorpora un 10% de Garnacha y un 5% de Mazuelo y Graciano. Envejecimiento de 24 meses en barrica de roble francés y americano con posterior redondeo en botella durante como mínimo otros 2 años. Botella bordelesa, corcho de tamaño grande y cápsula dorada de buena calidad. Etiqueta grande, con caligrafía dorada y litografía del político riojano de finales del siglo XIX del que toma el nombre.

Color granate intenso bien cubierto, de capa media-alta y ribete externo claramente de color teja. Lágrima generosa medianamente pigmentada. Muy buena intensidad aromática, nariz de frutas rojas, especias dulces (pimienta y... ¿clavo?), vainilla y toques tostados fácilmente detectables. En boca tiene un ataque intenso, con taninos integrados pero evidenciables, que se disipan dejando paso a balsámicos y torrefactos muy agradables. Final ricamente especiado muy largo y persistente. Organolépticamente más reserva que el primero, quizás con algún ligero exceso de madera, pero que con seguridad será capaz de resistir en plenitud una guarda prolongada.

Ambos son dos claros representantes de tintos riojanos con larga crianza en barrica, de tintes clásicos (algo más el Sagasta) y con un carácter ligeramente exclusivo, ya que ninguno de ellos puede conseguirse por los cauces comerciales habituales. Cuál será su evolución en botella es, en principio, una incógnita. Hay buenos mimbres y mejores sensaciones, pero lo mejor de todo es que disponemos de unas cuantas botellas para poder ir probando, de manera que en el futuro estaremos en disposición de sacar conclusiones. 

Ahora, a descansar...

Botellas preparadas para "dormir" en nuestra vinoteca. Felices sueños...






> El vino del desierto (I)



Monegros




Un clima extremo

El paisaje de Monegros es agreste y descarnado. Imperan las zonas desérticas, suelos pedregosos de cascajo y salitre, alternados con barrancos tapizados de matorral y hierbas aromáticas. La climatología es dura y malencarada: a los tórridos veranos sin una gota de precipitación les suelen suceder unos breves y tormentosos días otoñales, que lejos de aportar pluviometría lo que consiguen es agravar la erosión el terreno. Durante el invierno la estepa se hiela con frecuencia, muchas veces cubierta por la niebla y a los pocos momentos en que nieva les suele acompañar un viento gélido del noroeste conocido como "cierzo". Sin embargo, la comarca tiene un atractivo especial, quizás por lo exclusivo, por lo extraño, por lo poco habitual. Cada año se descubren nuevas especies animales, especialmente insectos y arácnidos, e incluso la NASA realizó hace unos años un estudio en la zona, pues se cree que el suelo monegrino puede tener similitudes con el de Marte. Nos nos extrañaría que así fuera.

Durante los primeros años del siglo XX, el vino de la comarca aragonesa de Monegros estuvo muy bien valorado y gozó de una apreciación comercial importante. Cuenta la tradición que Zaragoza, la rica capital de la región, pagaba con carros cargados de agua los carros cargados de vino que se enviaban desde Lanaja, Lalueza y Poleñino, poblaciones ubicadas en mitad del desierto monegrino, productoras de vino de calidad y necesitadas de agua permanentemente. La situación cambió radicalmente a partir de los años 60 con la construcción del Canal de Monegros, infraestructura hidrológica que posibilitó la implantación de cultivos de regadío en la comarca, a priori más rentables que los de secano, y menos dependientes de la climatología. La consecuencia inmediata fue el arrancamiento de las viñas para transformar dichos terrenos en regadío y el abandono casi absoluto del cultivo de la vid. Se calcula que en 1950 en Monegros había 6000 hectáreas de viñedo, mientras que en la actualidad se sobrepasan por muy poco las 200 hectáreas, y se reparten entre escasamente 200 productores.


Imagen promocional de la bodega


Del sueño a la realidad

Como en el famoso discurso pronunciado por Martin Luther King en Agosto de 1963, Fernando Mir también un día tuvo un sueño. Fernando nació en Zaragoza, aunque nunca perdió de vista sus raíces monegrinas y de su cabeza jamás se borró el recuerdo de sus antepasados viticultores en Lanaja. Cuando en el año 2001 José, padre de Fernando, decidió replantar aquella viña arrancada décadas atrás, Fernando tuvo claro su sueño: levantar su propia bodega. Tras finalizar sus estudios unversitarios en Ciencias Empresariales, cursó estudios de postgrado en Enología y en 2010 inició el desarrollo de lo que a día de hoy es la Bodega Dcueva Dmonegros. Debe su nombre a la ubicación donde tradicionalmente el vino de la familia era guardado añada tras añada, en el interior de una cueva construida por los milicianos durante la Guerra Civil. Ya han pasado casi cuatro años desde la adquisición de las primeras parcelas de tierra, y la bodega cuenta en la actualidad con 4 hectáreas de viñedo, la mayoría en el llamado Paraje Sardiruela, a 450 metros de altitud y al abrigo de la Sierra de Lanaja. 

El cultivo se realiza siguiendo la más honda tradición agrícola de la zona, sin mecanización, sin fitosanitarios, de manera totalmente manual y artesanal. La poda se hace a mano y los sarmientos sobrantes se trituran y mezclan con la tierra. En palabras de Fernando, "se devuelve a la tierra lo que nos da". El laboreo se hace con arado y caballo, romanticismo en estado puro, no sólo por nostalgia sino porque así se minimiza el fenómeno conocido como "suela de labor", una compactación excesiva de la tierra que impide el correcto desarrollo de las raíces de la vid, en especial en suelos duros y de escasa pluviometría. Las vides se plantan en vaso, suficientemente separadas unas de otras para favorecer la aireación y reducir el riesgo de sufrir infecciones fúngicas, para lo cual se cuenta con la ayuda del cierzo, "el mejor fungicida", según Fernando. La vendimia, por su puesto, se realiza manualmente racimo a racimo, seleccionando los mejores, en cajas de 10kg, para garantizar que el fruto llegue intacto a la bodega.


Laboreo tradicional


Como no puede ser de otra forma, Dcueva Dmonegros apuesta por la recuperación de aquellas variedades de uva cuyo cultivo fue abandonado en el pasado, las cuales por otra parte, son las más adaptadas a las condiciones tan exigentes que imponen la climatología y el suelo de los Monegros. Garnacha y Cariñena (o Mazuela) entre las tintas, y Garnacha Blanca y Alcañón entre las blancas son los tipos de uva más ampliamente cultivados. No obstante, existe un incipiente proyecto confesado off the record por Fernando de iniciar el cultivo de variedades blancas internacionales: es el caso de la Chardonnay, garantía de éxito con su característico aroma a frutas tropicales y ese paso de boca dulce y goloso, y de la Viogner, originaria del valle del Ródano, responsable de unos vinos achampanados de un único color oro rosado, aromas a manzana roja y muy minerales.

Duna y Sed: los vinos del desierto


Los vinos del desierto

Dcueva Dmonegros elabora exclusivamente dos vinos: un blanco llamado Duna y un tinto llamado Sed. Puede decirse que son dos "vinos de autor", ya que no existe denominación de origen ni organismo equivalente. En realidad Dcueva Dmonegros es el único productor de la zona que elabora vino embotellado. Se trata de un referente por tanto. La base de ambos vinos es la Garnacha, blanca y tinta respectivamente.

El Duna se elabora con un 80% de Garnacha Blanca y un 20% de Alcañón. Fermenta en depósito de acero inoxidable y tras un suave clarificado con clara de huevo natural, se embotella sin filtrar. Para el embotellado no se utilizan bombas de succión ni nada similar, se realiza por gravedad, minimizando el trasiego y la agitación el vino. El proceso de encorchado, encapsulado y colocación de etiquetas se realiza también a mano. Por cierto, el responsable del diseño de la etiquetas es también Fernando. Con una producción anual de algo más de 1800 botellas, se agota su stock cada año, prueba palpable de su éxito. Según nos informaron, sólo queda Duna 2013 para la realización de catas-presentación, apenas alguna caja destinada a la venta.

El Sed es el resultado de un interesante coupage de tres variedades de uva: 50% Garnacha, 35% Cariñena y 15% Syrah, siendo esta última la única concesión que la bodega hace en la actualidad a las variedades internacionales (tal vez por motivos cromáticos), a la espera de ver cómo se adaptan las recientemente plantadas cepas de Chardonnay y Viogner. El mosto fermenta en depósito de acero inoxidable y luego pasa a las peculiares barricas de roble americano de 350 litros, una capacidad poco habitual, pero que permite conferir al vino el aporte justo de madera durante su crianza a lo largo de 8 meses. En realidad se pasa a barrica algo más de la mitad del vino, aproximadamente un 40% se conserva en acero inoxidable hasta el momento de realizar el ensamblaje final, de esta forma el resultado es un vino con una mayor carga frutal, redondeado por la barrica pero sin perder ese aporte de la uva original. El procedimiento de clarificado y embotellado es idéntico al ya comentado. Tampoco se realiza filtrado alguno, de modo que no es extraño encontrar algo de sedimento en la parte final de algunas botellas, lo cual no sólo no supone ningún defecto sino que es indicativo de los métodos absolutamente tradicionales utilizados en su elaboración. Producción anual en torno a 4000 botellas.

En la próxima entrada comentaremos la cata y presentación de estos dos interesantes vinos.

Hasta muy pronto.


Cata-presentación en La Chucrut



sábado, 29 de noviembre de 2014

> El vino del desierto (y II): cata en "La Chucrut"


La Chucrut. C/ Francisco de Vitoria 6 (Zaragoza)


Video del programa "El Mostador" de Aragón TV grabado el día de la cata en este enlace.

Un poco por casualidad averiguamos a través de Facebook que iba a celebrarse una cata-presentación de los vinos de la Bodega Dcueva Dmonegros en La Chucrut, establecimiento especializado en alimentación centroeuropea. Acudimos como casi siempre, con una antelación innecesaria, pero ese margen de tiempo nos dio la oportunidad de presentarnos y charlar distendidamente con Fernando Mir, alma mater del "vino del desierto".

La Chucrut es primordialmente una tienda de alimentación especializada, muy especializada, pero un breve paseo por sus estanterías (o por su web) es suficiente para entender que es algo más. En realidad es una "embajada" alimentaria y decorativa de Alemania en Zaragoza, aunque la fama (más que merecida por cierto) se la lleven las salchichas y las cervezas, es posible encontrar muchos más artículos: embutidos, salsas, conservas, confituras, condimentos, postres... pero también elementos de decoración, textil, menaje y accesorios infantiles, todo de marcas exclusivas de origen centroeuropeo.



Todo listo para la cata-presentación


Al frente de La Chucrut despliega su buen hacer Mariano. De trato amable y amplia sonrisa, ataviado con su delantal, dio la bienvenida a los asistentes y tuvo unas afectuosas palabras para Fernando Mir, responsable de la bodega, elogiando su capacidad de trabajo y profesionalidad, características que en nuestra humilde opinión comparten sobradamente ambos. Con algo de retraso según el horario previsto y tras una leve recolocación de los asistentes en torno a la mesa, dio inicio la presentación. Fernando proyectó unas imágenes que sirvieron de telón de fondo a sus explicaciones y que nos permitieron entender que su bodega no sólo es un proyecto empresarial, sino que representa todo un cambio vital.

Vayamos a la cata y al maridaje con los magníficos productos de La Chucrut. 

Los vinos protagonistas


El Duna se presenta en botella bordelesa de color caramelo, con corcho natural y cápsula de buena calidad, etiqueta de gran tamaño de diseño actual de color pistacho con caligrafía moderna en color marrón chocolate. En la copa es de un color amarillo limpio y brillante con ribete verdoso, lágrima abundante de rápida caída. Nariz intensa de flores y frutas blancas (manzana, pera, cítricos). En boca es donde sorprende por su potencia e intensidad. Es un vino con volumen, graso y con cuerpo. Las sensaciones en fase gustativa son casi como las de un vino tinto. El postgusto es largo, muy largo, y a nosotros en particular nos recuerda a frutos secos, incluso le encontramos algún tostado (¿cómo puede ser, si no ha pasado por barrica...?) Mariano propuso un maridaje con unas salchichas blancas de sabor suave y nombre impronunciable, así como con un pastel de carne de cerdo, con acompañamiento de dos diferentes mostazas y su famoso curry-ketchup.

El Sed viene presentado en botella bordelesa de color caramelo oscuro, con corcho natural y cápsula de buena calidad, etiqueta de gran tamaño de diseño moderno en colores fucsia y negro. Esta próxima añada va a cambiarse el diseño de la etiqueta para facilitar su identificación en estanterías y lineales. Visualmente es de color rojo picota bien cubierto, de capa media-alta y ribete entre azulado y granate. Abundante lágrima no pigmentada de lenta caída. En nariz es una explosión de fruta negra muy madura, sobre todo ciruela, pero también mantequilla y vainilla, junto con algún recuerdo cárnico. En boca es voluminoso y sabroso, algo astringente sin molestar y con un postgusto largo y especiado. Evoluciona favorablemente en la copa según se disipa el alcohol, saliendo más aromas tostados y de proteína, recuperando la carga frutal inicialmente detectada en nariz. Con este segundo vino, el maridaje fue a base de filetes finos de pastrami y de otro tipo de salchichas más especiadas, aunque igualmente deliciosas.

Son ambos unos vinos "muy gastronómicos" para acompañar comidas de sabor intenso, incluso el Duna, aun siendo un blanco, podría maridar perfectamente con carnes blancas asadas o guisadas. Al Sed se le podría emparejar con carnes rojas, caza, embutidos y quesos de todo tipo.

Mariano, concentrado en la fase olfativa del Duna

Otro momento de la cata

Un encuentro inesperado con unos amigos

Fernando, en plena explicación



Nos despedimos de nuestros anfitriones, con la sensación de que más pronto que tarde nos volveremos a encontrar. Sus respectivos proyectos empresariales representan conceptos novedosos, sin apenas rival directo en el mercado, y el establecimiento de este tipo de colaboraciones da un valor añadido, al aunar buenos productos a mejores personas.


NOTA: Nos hemos tomado la libertad de utilizar para la redacción de la presente entrada imágenes compartidas en Facebook por algunos de los presentes en la cata, con la seguridad de que no habrá ningún impedimento por su parte. Gracias a todos.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

> Comparativa López de Haro Reserva 2008 vs. Excelion Reserva 2008


Bodega Clássica.

Bodega Clássica se ubica en San Vicente de la Sonsierra, avanzadilla de territorio riojano que se adentra en el sur de la provincia de Álava, en la cara meridional de la Sierra del Toloño,  y pertenece a la subzona Rioja Alta, territorio idílico para el cultivo de la vid. Con un grado excelente de ventilación, elevada pluviosidad durante el invierno y suelo arcilloso-calcáreo de magnífico drenaje, favorecido por los abundantes barrancos que descienden desde la sierra hasta el río Ebro, formando gargantas y terrazas, se cultivan viñedos de entre 80 y 100 años de edad, mayoritariamente de la variedad Tempranillo. El cultivo se realiza en vaso, técnica tradicional en Rioja, lo que obliga a vendimia manual, cuidada y respetuosa con cada racimo, lo cual unido a los bajos índices productivos por hectárea, logra sentar las bases de lo que más adelante serán unos magníficos vinos. El edificio de Bodega Clássica se asienta en lo alto de una loma, favoreciendo así la climatización natural, y cuenta con la mayor parte de sus instalaciones soterradas. 

El proceso de elaboración de los vinos se realiza en depósitos abiertos de diferentes tamaños, imitando el método tradicional de elaboración en lagos, con fermentaciones muy estáticas, minimizando los remontados para reducir la rotura de los hollejos. La uva procedente de cada pago se trabaja por separado, desde el momento de la vendimia hasta el paso por barrica. Bodega Clássica dispone de un parque de 5000 barricas de roble francés y americano, en sus calados a 10 metros bajo tierra, con una temperatura constante de 14-16ºC durante todo el año. Los periodos de crianza suelen ser bastante largos 18-24 meses, en barricas de varios usos y tostado medio, aportando redondeo al vino, pero sin restar entidad a la fruta. 

Intentaremos a continuación realizar una cata comparada de dos vinos tintos con crianza elaborados por esta bodega.


Hacienda López de Haro Reserva 2008


Detalle de la etiqueta


El primero de estos, ya lo adelantamos, estupendos vinos es el Hacienda López de Haro Reserva 2008, mayoritariamente Tempranillo con un pequeño aporte de Graciano, crianza de 20 meses en barrica de roble francés y americano, con posterior reposo de 2 años en botella. Se presenta con una imagen "retro" que seduce a primera vista: botella muy oscura color caramelo con corcho natural y cápsula de buena calidad. Etiqueta tipo vintage en papel apergaminado y caligrafía de los años 40 del pasado siglo. Muy atractiva.

Visualmente es de un color rojo cereza de capa media-alta con ribete granate. Lágrima abundante de pigmentación media. Potente nariz de frutas negras maduras con notas balsámicas y mentoladas con recuerdo de vainilla. Mermelada de ciruelas, café  y caja de puros. En boca es redondo, con volumen, muy integrado y equilibrado, untuoso, una delicia. Taninos muy finos y dulces, apenas detectables. Buen trabajo el de los 20 meses de barrica. Final de especias blancas y eucalipto. Postgusto largo, eterno e inagotable.


Excelion Reserva 2008

Dedtalle de la etiqueta


El segundo vino es el Excelion Reserva 2008, vino elaborado por Bodega Clássica para los socios de algunos clubes, normalmente no disponible en el canal comercial habitual. Moderno ensamblaje riojano (Tempranillo, Graciano y Garnacha) con 24 meses de barrica y 36 de botella en los calados de San Vicente. Botella verde aceituna, cápsula y etiqueta negras, caligrafía dorada y corcho colmatado.

En la copa es de un rojo picota de capa media y menisco que insinúa teja. Lágrima abundante no pigmentada y de rápida caída. Fruta roja, notas licorosas, vainilla y toffe. Algo delgado en boca, aunque muy redondo e integrado, parece casi crianza. De trago largo y fácil. Postgusto medio, quizás escaso, levemente amargo y agradablemente astringente, nada incómodo. Correctísimo.

A pesar de su común origen, se trata en realidad de dos vinos curiosamente muy diferentes entre sí, ambos de altísima calidad. La elección entre uno y otro debe realizarse en base al maridaje que deseemos, y evidentemente a los gustos de cada consumidor. El Excelion es un vino más liviano, de cata más sencilla, que invita a ser bebido más alegremente, perfecto acompañamiento de embutidos, quesos, carnes blancas y rojas. El López de Haro es más complejo, más laborioso de catar, con más matices, en cada trago se descubren nuevos detalles, de cata más lenta y meditada. Requiere un maridaje con platos más potentes: guisos, carnes en salsa, caza, etc. También la temperatura de servicio tiene su importancia: el Excelion invita a ser consumido más "fresco", en torno a 14ºC, mientras que el López de Haro despliega todo su potencial aromático y gustativo al superar los 16ºC o incluso los 18ºC en la copa, es más de nuestro estilo, más pausado...

En cualquier caso, estamos ante dos vinos estupendos, de plena confianza y éxito asegurado. 

Disfrutemos de ellos.





lunes, 27 de octubre de 2014

> Piamonte gourmet (y III): la visita




El paisaje de esta zona de Las Langas resulta sinceramente muy agradable de contemplar. Con la única excepción de la localidad de Barolo, todos los demás núcleos urbanos se encuentran en las cimas de los cerros, de modo que desde cada población se pueden ver cinco o seis poblaciones vecinas, entre las cuales solamente hay un oleaje de viñedos. El aspecto de las lomas es muy curioso, con cada pequeña viña plantada siguiendo una orientación, firmes en sus espalderas, sin salirse un ápice de la formación, como soldados bien disciplinados. Ni un asomo de malas hierbas o rastrojos, los pasillos entre vides son una alfombra de blanquecino suelo calizo-arcilloso desnudo, algo más amplios en aquellos viñedos, por ejemplo de Barbera, donde las máquinas han sustituido a la mano del hombre durante la vendimia. Siempre unas rosas comandan el desfile de vides en cada lineal, a medio camino entre la tradición y el control de plagas ecológico, tal y como ya describimos en una entrada anterior.


A las puertas de la bodega de la familia Marrone

Así pues, rodeados de esos viñedos impolutos, llegamos a la localidad de La Morra, más concretamente al vecino barrio de Annunziata, donde se encuentra la bodega de la familia Marrone, al frente de la cual está Gian Piero, hijo y nieto de viticultores, y a quien sucederán (de hecho ya lo van haciendo en algunas parcelas de la empresa) sus tres hijas: Denise, Serena y Valentina. Atravesamos un precioso patio empedrado vistosamente decorado con flores y entramos en un amplio espacio que hace las veces de tienda y sala de degustación. Rodeados de barricas y toneles, tomamos asiento en torno a varias mesas de madera en las que esperaban nuestras copas, platos y cubiertos, porque lo posterior no fue una cata tal y como la conocemos, fue una degustación de vinos y productos típicos de la región, casi un almuerzo.


Piemonte Barbera 2013 y Barolo 2010

El primer vino que probamos fue un blanco jóven sin barrica, Langhe Arneis Tre Fie 2013, elaborado íntegramente con una variedad autóctona de uva llamada Arneis. De color amarillo pajizo brillante y limpio, resultó de entrada poco expresivo en nariz, nos costó encontrar flores blancas y amarillas en la copa. En boca resultó mejor, más completo: cítricos y piña, agradablemente ácido y de final mineral tal vez demasiado seco. Correcto en general, para ser la primera vez que probábamos esa variedad, nos quiso recordar a la Macabeo o Viura. Un vino muy ligero, para tomar antes de comer incluso sin acompañamiento alguno. Nosotros lo acompañamos de una tostada de pan con salsa de tomate casera, deliciosa, como siempre en Italia.

El segundo vino, y primer tinto del día, fue un monovarietal de la casta más humilde de la región, Piemonte Barbera 2013, 100% Barbera, de bonito color rubí limpio y capa media. Muy inerte en fase nasal, aportó al oxigenarse frutas rojas y canela. En boca se pudo apreciar un tanino muy bien domado, carnoso, y una moderada acidez que equilibra el conjunto. De trago largo y fácil, el postgusto se nos antojó ligeramente amargo. Acompañó estupendamente a unas tablas de embutidos de la región.


Degustación 


Y por fin llegó el momento culminante de la visita: la degustación del "rey de los vinos", del "vino de reyes". El Barolo 2010, monovarietal de uva Nebbiolo, se presentó visualmente de un precioso color rojo cereza de capa media y con moderada lágrima apenas pigmentada. Gran fase nasal, con frutos rojos y negros, regaliz, tabaco y recuerdos de proteína. En boca se demostró modulado, redondo, con taninos bien pulidos, notas licorosas y un final largo y especiado, apenas mineral. Lo maridamos con tres tipos de quesos acompañados de miel y de cugná (una mermelada de uva y manzana típica de la región). Un vino soberbio.

Como despedida, una última copa antes de emprender el regreso. En concreto nos sirvieron un Moscato d´Asti Solaris 2012 muy peculiar. Amarillo claro en fase visual, predominio de frutas de hueso en nariz (albaricoque, mango, etc) y con una fase gustativa verdaderamente original. Se trata de un vino de postre, con escaso contenido alcohólico, apenas un 5%, con algo de gas carbónico propio de la fermentación, lo que en Italia se llama frizzante, muy sutil y delicado, magnífico cierre a una degustación estupenda.


Precioso paisaje



Un rincón con encanto a las puertas de la bodega


Ponemos aquí punto y final a una serie de tres entradas dedicadas a la región del Piamonte, con la satisfacción de volvernos a casa con nuevos aromas y sabores en nuestra memoria olfativo-gustativa. Breves escapadas como esta permiten abrir nuestras perspectivas, en ocasiones con un alcance demasiado limitado, inmersos como solemos estar en el día a día. Visitas en este sentido nos enseñan a valorar nuestra tierra y nuestros productos, aunque no debemos olvidar que el mundo es demasiado grande y hermoso como para renunciar a viajar y a conocer otras tierras, otras uvas y otros vinos.

Hasta la próxima.






martes, 21 de octubre de 2014

> Piamonte gourmet (II): los vinos


Las rosas: vigías sanitarios del viñedo


Aún con los recuerdos de la trufa blanca en el paladar, nos ocuparemos a continuación de encontrarle un maridaje adecuado.

Tres son las variedades de uva tinta más comúnmente utilizadas en Las Langas: Dolcetto, Barbera y Nebbiolo. La primera de ellas, la Dolcetto (que significa "pequeño dulce", en italiano) se suele utilizar para elaborar vinos ligeros, normalmente sin crianza, para consumo durante el año, con cuerpo medio, frutales, bien coloreados y con final levemente amargo, aunque en la actualidad se integra también en ensamblajes con las otras dos variedades locales para dar lugar a vinos más estructurados. Es una incógnita el origen del nombre, pues con ella no se elaboran vinos dulces, ni tampoco el contenido en azúcares es tan anormalmente alto como para otorgarle tal calificativo.


Vinos elaborados con Dolcetto y Barbera


La Barbera es una variedad de uva con una envidiable capacidad de adaptación al terreno, su desarrollo es poderoso independientemente de la orientación y ubicación del viñedo. Muy a su pesar, en la zona de Alba es frecuentemente desplazada de las mejores orientaciones (sur-sureste) por la más valiosa Nebbiolo. Por si fuera poco, posee además cierta resistencia a muchas enfermedades, motivo por el cual está muy bien considerada por los agricultores, ya que proporciona un sustento económico firme año tras año. Casta muy humilde hasta los años 80, la Barbera aporta color y acidez (inicialmente excesiva) a los vinos jóvenes, los cuales convenientemente redondeados en barrica, disfrutan en la actualidad de un reconocimiento merecido. Los vinos elaborados con Barbera son visualmente de tonos rubí con buena intensidad, en nariz predominan las flores (rosas, violetas) y las frutas (cereza, ciruela). De cuerpo medio y carnosa frutosidad son vinos con un excelente equilibrio ácido-alcohólico, de trago largo y fácil, vinos que invitan a ser bebidos. Los italianos, siempre con cierta tendencia a la ampulosidad, denominan a esta variedad de uva como la "Merlot del Piamonte", aunque tal afirmación nos parece mucho decir...


Bonitos racimos


Bella ragazza

Por último, la más valorada y reconocida variedad es la Nebbiolo ("nublado", en italiano) en clara referencia a la época de vendimia, durante la primera quincena de octubre. La Nebbiolo es una uva difícil, sensible a muchas cosas, de complicada y tardía maduración. Las vides de Nebbiolo tienen un desarrollo muy vertical, así que exigen espalderas de más de tres metros. La poda debe ser enérgica en la parte inferior y también el aclarado del fruto, para conseguir escasos racimos por planta y bajos índices productivos por hectárea. Los racimos justo antes de la vendimia deben asomar íntegramente por debajo del follaje, plenamente expuestos a los últimos rayos del sol del otoño para asegurar su correcta maduración, y penden con su característico color azul mate a escasos 60 centímetros del suelo. La más mínima inclemencia climatológica puede arruinar la cosecha. Cada añada es un sinvivir para el productor hasta que finaliza la vendimia, por supuesto manual, selectiva y cuidadosa.



Gran variedad de vinos. Difícil elección.



Entre los agricultores, la Nebbiolo se considera una privilegiada, una consentida, dicen, pues debe ocupar las mejores orientaciones, siempre a mitad de ladera, ni muy al fondo del valle ni muy en la cumbre, "lo primero la asfixia y lo segundo la despeina", comentan. Por otro lado no es de extrañar, ya que esta variedad de uva supone el máximo exponente vitivinícola de la región. Si da el máximo, es lógico que exija lo máximo, y los productores, conocedores de sus caprichos, acceden entre temerosos y enamorados. De nuevo los italianos, con su habitual autobombo, denominan a la Nebbiolo como la "Pinot Noir del Piamonte", en claro paralelismo con la uva reina de la Borgoña, la más sutil y delicada del mundo, aunque hemos de decir que en esta ocasión tal vez no les falte razón, y la comparación sea bastante acertada.

En los vinos elaborados con Nebbiolo, predominan los aromas a frutos rojos, regaliz, violetas, tabaco, especias y sílex. La Nebbiolo entra a formar parte de vinos multivarietales (junto con Barbera y Dolcetto, por ejemplo) en los abundantes Langue Rossos (Tintos de Las Langas, en italiano), pero es en algunos monovarietales donde alcanza su máximo esplendor. Y aquí se presenta el punto clave: en función de la ubicación geográfica del viñedo, y siempre y cuando se cumplan ciertas reglas de envejecimiento, el vino elaborado con Nebbiolo se clasifica en Barbaresco y Barolo.





Se le reconoce el derecho a ser denominado como Barbaresco a todo vino elaborado con uva Nebbiolo procedente de viñas situadas en una serie de poblaciones situadas al nordeste de la ciudad de Alba (Barbaresco, Neive y Treiso), siempre que haya superado una crianza mínima de dos años en barrica de roble o castaño y alcanzado un mínimo del 13% de contenido en alcohol. Si además se quiere que sean considerados riserva (reserva), la crianza debe extenderse hasta los cuatro años, empezando a contar dicho periodo "el primer día del mes de enero del año posterior a la fecha de vendimia". Históricamente, el Barbaresco ha sido considerado un "vino burgués", en contraposición con el Barolo, que de siempre ha sido considerado un "vino noble".


Barolo, el rey de los vinos


El Barolo vio la luz a principios del siglo XIX, cuando Vittorina Giulia Colber de Maulévrier, de origen evidentemente francés, se casó en 1806 con Carlo Tancredi Falletti de Barolo, convirtiéndose en la famosa marquesa de Barolo. Aunque parece haber indicios de que varios siglos antes ya se elaboraba un vino similar, ligeramente dulce, con uvas sobremaduradas, fue tras la llegada de varios técnicos franceses a la región cuando puede decirse que empezó a nacer el Barolo tal y como lo conocemos hoy en día.

Comprender el Barolo no es tarea sencilla. Dicha denominación está restringida a aquellos vinos elaborados únicamente con uva Nebbiolo, procedente de viñedos situados en 11 municipios al suroeste de Alba (Barolo, La Morra, Monforte, Serralunga, Castiglione Falletto y seis poblaciones más), siempre y cuando tras superar tres años de crianza (dos en barrica de roble o castaño y un año en botella) alcancen un mínimo de 13% de contenido alcohólico. Si además se quiere que sean considerados riserva (reserva), la crianza debe extenderse hasta los cinco años, empezando a contar dicho periodo "el primer día del mes de enero del año posterior a la fecha de vendimia". Pero vamos a complicar todavía un poco más el asunto. Cada productor posee viñedos (pagos) en diferentes municipios, con distintos suelos, distinta orientación y distinta altitud. Los vinos se elaboran por separado, casi nunca se mezclan uvas ni vinos de pagos distintos, así que cada bodega es quien decide si elabora uno, dos, tres barolos... o ninguno, si considera que la calidad de la uva no es la adecuada. En una región donde las condiciones edafológicas y climáticas pueden variar en 30 metros, tal mosaico de minifundios y microparcelas se traduce en un rompecabezas colosal.


Fermentación en depósitos giratorios de acero inoxidable 



Barricas de roble francés


Durante los años 70 y 80 se vivió una auténtica revolución. Nuevas generaciones de productores, más viajados y formados, impulsaron novedosas innovaciones en la elaboración del Barolo: utilización de depósitos de acero inoxidable para las fermentaciones, disminución de las temperaturas, reducción de los rendimientos por hectárea, poda y vendimia bien controladas, empleo de barricas de roble francés para la crianza, etc. Los productores tradicionalistas les acusaron de desvirtuar la esencia del Barolo, acostumbrados como estaban durante 250 años a fermentar en viejos y usados tinos de roble  o castaño eslavonio, con temperaturas elevadas y maceración prolongada, buscando lo que según ellos era "el vino de reyes" capaz de conservarse en botella durante 50 años, un concepto que durante decenios fue aceptado, pero que a finales del siglo XX estaba en franco retroceso. De este conflicto se derivó no sólo la salvación del Barolo a nivel mundial, sino un auténtico resurgimiento, que ha permitido volver a situarlo en la cima del universo enológico.

En la próxima entrada, la visita y la cata.







sábado, 18 de octubre de 2014

> Piamonte gourmet (I): la trufa blanca


Paisaje otoñal en Las Langas: viñedos, colinas y niebla



La provincia de Cuneo, en el corazón del Piamonte, algo al sur de Turín, da cobijo a una histórica región conocida como Las Langas, caprichosa distribución de colinas y cerros, que en sucesivas filas paralelas, se extiende desde las estribaciones más meridionales de los Alpes hasta casi la vecina costa de Liguria. Alejada de los atractivos turísticos habituales de Italia, esta región posee una indudable belleza paisajística y gastronómica, ambas íntimamente imbricadas en los viñedos, bosques y plantaciones de avellanos, que se pierden en el horizonte, sin importar hacia dónde se mire.

Dicen los italianos que en Las Langas es donde mejor se come (y se bebe) de toda Italia, y muy probablemente tengan razón, pues a los platos digamos más habituales (pasta, pizza, risotto, carpaccio, etc) en estas tierras se añade la caza, los asados, los quesos, la carne de buey y en particular un condimento verdaderamente exclusivo: la trufa blanca (Tuber magnatum pico), delicadeza aromática sublime que invade y deleita nada más poner un pie en las calles de Alba, capital de Las Langas y próspera ciudad de aproximadamente 30.000 habitantes donde se celebra cada año desde 1929 la  famosa Feria de la Trufa. En ella se fija el precio del kilo de este manjar subterráneo tan esquivo y dificultoso de conseguir, perseguido por los denominados trifolau, oficio que se hereda de padres a hijos en una suerte de omertá o pacto de silencio al respecto de las zonas de recolección, pues esta trufa blanca no se cultiva, sino que ha de buscarse con la única ayuda de un perro y la sabiduría familiar heredada. No es por tanto extraño que el precio del kilo de este delicatessen supere ampliamente los 2500 Euros, casi diez veces el precio de la trufa negra de la zona.

Por las calles de Alba. Al fondo, el cartel anunciador de la Feria de la Trufa

Rótulo de Tartufi & Co.


Fuimos acompañados por nuestra guía hasta el establecimiento de Tartufi & Co. empresa familiar de larga tradición trufera, como bien atestiguan los recortes de prensa y galardones que con gran orgullo exhiben en su local. Premios, trofeos, fotografías antiguas e incluso una portada en el diario La Stampa, ornamentan su área comercial al tiempo que atestiguan un pasado de generaciones dedicadas al mundo de la trufa.

Las coquetas instalaciones de Tartufi & Co. en Alba

Tradición familiar




No por conocido deja de sorprendernos el aroma que desprende este hongo hipogeo, parásito de las raíces de ciertos árboles, pero que en cierta medida llega a un pacto de no agresión con ellos. Al entrar en Tartufi & Co. sentimos una oleada violenta del olor característico de las trufas. A algunas personas puede llegar incluso a desagradar, porque tal y como describimos en una entrada anterior la intensidad y variedad aromáticas son desbordantes, incluso diríamos aún más potentes en el caso de la trufa blanca. Los recuerdos a bosque húmedo y materia orgánica, a animales y humus, a establo y desván, abofetean al visitante incluso antes de entrar. Hay que saber dosificarse, tanto en el deleite de los olores como en la adquisición de productos trufados, porque los precios son elevados.

Trufas blancas y negras

El catálogo de productos relacionados con la trufa es inagotable. Aceite y vinagre perfumados con trufa, embutidos trufados, salsa de tomate, crema de trufa, patés trufados, sal con trufa desecada, chocolates, bombones, pasta trufada (no olvidemos que estamos en Italia)... Y por supuesto las trufas en sí mismas, frescas, deshidratadas, en su jugo, en brandy... Tuvimos oportunidad de probar un poco de todo, sin embargo, lo que más nos sorprendió por novedoso y desconocido fue la salsa de tomate, quizás porque no hay lugar del mundo en que se haga mejor que en Italia. Sin duda, herencia y mérito de la mamma de la familia... Por motivos relacionados con el transporte y el traslado, adquirimos finalmente un paquete de tallarines trufados y unos botes de sal con trufa desecada.


Degustación

Atención, foto...


Cualquier alimento trufado reclama enérgicamente la presencia del vino en la mesa. Durante la degustación en Tartufi & Co. tuvimos oportunidad de probar varios vinos de la región, pero acerca de ellos hablaremos largo y tendido en la próxima entrada.

Hasta muy pronto.