martes, 14 de abril de 2015

> Destino: DO. Somontano




Viñedos en el Somontano. El macizo de Cotiella nevado, al fondo.



Tras superar diversas incidencias organizativas (un cambio de fecha y otro cambio de lugar de celebración), tuvimos finalmente el placer de asistir en Tomevinos a la cata protagonizada por los vinos de la DO. Somontano, guiados por la mano experta de Manuel Blasco, gerente de la agencia de viajes Enodestino y experimentado catador .


Cartel promocional del evento. Fuente: Tomevinos


La DO. Somontano cuenta con 4000 hectáreas de viñedo y en ella se integran 32 bodegas que elaboran aproximadamente 15 millones de botellas anuales. Nacida en la década de los ochenta, esta joven denominación de origen ha tenido y tiene una clara vocación exportadora, como bien se atestigua repasando el amplio abanico de variedades de uva que se cultivan y entre las cuales tienen un papel protagonista las uvas foráneas más internacionales (Chardonnay, Gewurztraminer, Riesling, Cabernet, Merlot, Syrah). No obstante, en los últimos años, resulta cada vez más habitual encontrar en el mercado vinos del Somontano elaborados con castas autóctonas (Tempranillo, Garnacha) e incluso con uvas casi olvidadas (Alcañón, Parraleta, Moristel).



Sala de catas en Tomevinos

Iniciamos la noche con el Viñas del Vero Gewurztraminer, vino que resulta bastante más sencillo de beber que de pronunciar. Blanco mítico de la bodega más grande de la denominación, ahora en manos del grupo bodeguero González-Byass, se mostró en la copa de un color amarillo pajizo con reflejos verdosos indicativos de su juventud. Limpio y brillante. En nariz resulta muy perfumado, con predominio de las frutas de hueso (lichis?), melón amarillo muy maduro y un recuerdo a rosas marchitas, éste último difícil de percibir. De entrada cremosa y semidulce en boca, tiene un final ácido bastante largo, levemente amargo. Correcto, aunque dado su precio, quizás esperábamos más de este vino. 

Acerca del segundo vino catado, el Alquézar de Bodegas Pirineos (Barbastro), no detallaremos más sus notas de cata, ya que hace apenas dos meses publicamos una entrada al hilo de una cata exclusiva de dicha bodega.

Poco  a poco fuimos entrando en el territorio de los tintos, con la cata a continuación un vino muy curioso: 12 Lunas Tinto.  La Bodega El Grillo y La Luna (Barbastro), elaboradora de este vino, fundamenta todo su trabajo en el máximo respeto a la naturaleza: cultivo ecológico, laboreo sin mecanización, siguiendo las fases lunares, vendimia manual, selección en bodega racimo a racimo (incluso grano a grano!), prensado suave, etc. Una arriesgada apuesta empresarial que va dando sus frutos, especialmente en el mercado internacional, y que tiene la garantía de estar asesorada por Michel Roland, uno de los enólogos de más renombre de Burdeos. Este concepto de bodega, nos trae a la memoria otra iniciativa similar que ya comentamos en una entrada anterior. El 12 Lunas Tinto procede del ensamblaje de cuatro variedades de uva diferentes (Tempranillo, Syrah, Garnacha y Cabernet) vinificadas por separado. Se presentó visualmente de un color rojo picota de capa alta con ribete granate y lágrima pigmentada. Muy aromático en nariz (fruta negra, regaliz, toffe, cacao). De astringencia y cuerpo medios, el paso por boca es fluido y deja un postgusto medio-largo con regreso de la fruta y los tostados. Interesante, aunque no precisamente barato, algo lógico si se tiene en cuenta cuál es su procedimiento de elaboración.

Alodia Syrah


El siguiente vino fue el Alodia Syrah de Bodegas Alodia (Adahuesca). Esta pequeña bodega abandera el movimiento de recuperación de variedades de uva olvidadas, y tiene en el mercado monovarietales de Parraleta, Alcañón y Moristel, vinos todavía un "poco verdes" si se nos permite la expresión. En unos años este esfuerzo obtendrá su recompensa, pero a día de hoy esos vinos resultan un tanto complicados de introducir y comercializar, primero de todo, por desconocidos, pero también por su precio. Sin embargo, el monovarietal que catamos fue el Alodia Syrah con 4 meses de barrica, elaborado con dicha variedad de uva extendida por casi todo el mundo. Cereza de capa media-alta con menisco rubí, se mostró en nariz muy cerrado de inicio, incluso con un aroma reductivo como de desván nada agradable. Un intenso trabajo de agitación en la copa nos permitió (por fín!) al cabo de unos minutos detectar frutas negras, aceitunas negras, carne ahumada (lomo embuchado?), típicos de la variedad. En boca resultó amplio, aunque demasiado ácido y astringente, detalle éste que unido a su "peculiar" fase nasal, nos hizo concluir que este vino no iba a ser de nuestro agrado.

Etiqueta del Enate Crianza


Otra cosa diferente (muy diferente...) fue la cata del Enate Crianza, tinto clásico de Bodegas Enate, segundo productor de la denominación tras Viñas del Vero. En realidad, entre Enate, Pirineos y Viñas del Vero elaboran el 90% del vino de la DO. Somontano, las demás son casi "bodegas boutique", diminutas pero encantadoras. Este vino se elabora mayoritariamente con Tempranillo, cuya expresión en tierras oscenses es diferente a Rioja, al cual se le añade en el coupage Cabernet Sauvignon, uva tinta francesa reina de Burdeos, antes de pasar a barrica durante 9 meses. Visualmente en la copa se presentó de un color cereza granate de capa media-baja y ribete teja, lágrima media no pigmentada. En nariz resultó obvio el predominio de aromas terciarios derivados de la crianza (torrefactos, tabaco, vainilla, balsámicos) que finalmente dejaron atisbar una escasa carga frutal (ciruela, mora). Nos pareció agradablemente astringente, con postgusto medio-largo, recuerdo de mermeladas, chocolate y final especiado y de hierbas aromáticas. Muy de nuestro estilo.




Concluimos la cata con un par de experiencias sensoriales ideadas por Manuel Blasco. La primera de ellas consistió en comer una chocolatina con la nariz tapada, con la finalidad de aprender a utilizar la boca como órgano táctil, separando su habitual empleo como órgano eminentemente gustativo, y logrando apreciar lo que denominó "aromas en boca", los cuales se manifestaron casi violentamente en el momento en que liberamos la presión de nuestra nariz. El segundo experimento fue la realización de la cata a ciegas de un vino que inicialmente, y en honor a nuestro anfitrión en Tomevinos, lo denominamos The Secret Wine. Tinto de capa media-baja con ribete granate, abundante fruta roja en fase nasal, especias, anis, hinojo, menta. Ataque algo alcohólico de inicio en boca, con cuerpo medio nada pesado, ricamente ácido y largo postgusto. Un vino estupendo. La sorpresa se produjo cuando descubrimos la botella: Secastilla 2010, monovarietal 100% Garnacha de Viñas del Vero, un vino completamente diferente al que nosotros recordábamos haber probado hace años (capa altísima, dulzón, alcohólico, pesado, con cuerpo), nada que ver con el Secastilla actual.



The Secret Wine: Secastilla 2010

Definitivamente en los últimos años la DO. Somontano ha evolucionado. Y lo ha hecho sin duda a mejor, recuperando cierta tipicidad en sus vinos, abandonando aquellos criterios y gustos internacionales que tantos éxitos le reportaron en sus primeros pasos, y atreviéndose a elaborar vinos más pegados al terreno, más originales, también más atrevidos y que con total seguridad serán del agrado del consumidor.

Estaremos esperando...


Foto de grupo al finalizar la cata. Fuente: Enodestino


NOTA: En la presente entrada hemos incluido imágenes tomadas del Facebook de Tomevinos Zaragoza y de Enodestino, con la certeza de que al tratarse de perfiles públicos no habrá inconveniente alguno en hacer uso de ellas. Nuestro agradecimiento a ambos.





4 comentarios:

  1. Preciosa imagen la primera: supongo que en ella tú verás pausados viñedos, madre de los caldos que catas con ardor, que se extienden hacia las nevadas montañas; yo...el hermoso Macizo de Cotiella presidiendo la instantánea, sobre las vides del bajo monte o somontano.
    Cuestión de puntos de vista...de preferencias. Lo mismo pero con diferentes matices, como los vinos que tan pausadamente catas.
    Y centrándonos en la cata, habrá que probar el Secastilla, pues. Pausadamente, eso sí.

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    1. Gracias por la aportación toponímica. La incorporo a la imagen de cabecera...

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    2. Una explicación perfecta de la cata, tuvimos la oportunidad también de asistir y seguir aprendiendo del mundo del vino en el cual todavía soy un iniciado. Sin duda un blog a tener en cuenta y que seguiremos con gusto. Un saludo

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    3. Muchas gracias por su comentario. Les animamos a seguir leyendo Los Vinos Pausados. Hasta la próxima cata. Saludos!

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