lunes, 15 de julio de 2024

> II Jornada de Vinos del Jiloca



En las últimas dos décadas la despoblación y el abandono del viñedo han ido de la mano en la Comarca del Jiloca. Verdaderamente se trata de una misma realidad aunque observada desde dos perspectivas diferentes. De manera paralela, el gradual envejecimiento de la población y la falta de relevo generacional, han conducido al cese de actividad en muchos sectores y lamentablemente la viticultura no ha sido una excepción. Se calcula que sólo en las últimas dos décadas se han perdido más de 20 hectáreas de viñedo cada año, tanto por abandono como por arrancamiento. En el año 1980 había aproximadamente 3400 hectáreas de viñedo, superficie que se ha ido reduciendo gradualmente hasta las 150 hectáreas de viña en producción a día de hoy, según las estimaciones más optimistas. Y lo más grave de todo -dejando al margen la edad de dichas viñas, muchas de ellas centenarias- es que la velocidad de destrucción parece acelerarse, sin que las administraciones hagan nada al respecto. Este patrimonio agrícola y cultural del Aragón ancestral más desconocido, parece a día de hoy condenado a la desaparición. 



Un interesante proyecto de recuperación de viñas semiabandonadas y a punto de desaparecer diseñado por la Asociación Paisajes del Jiloca nació a mediados de 2020 con la meta de volver a poner en producción viñedos en vías de desaparición. El primer paso fue la creación de un catálogo de viñas en situación de emergencia, la mayoría propiedad de viticultores de avanzada edad o de sus herederos. A través de diferentes mecanismos de cesión, apadrinamiento, crowfunding, micromecenazgo y realización de trabajos no remunerados, se persigue devolver la alegría a algunos de esos viticultores mayores. No será labor de un año ni tarea fácil de ejecutar, pero es más que probable que con la uva de esas parcelas ahora a medio recuperar, se elaboren vinos de calidad que además incorporarán la generosidad y la colaboración de personas anónimas. Serán vinos conseguidos gracias al esfuerzo de muchos, pero serán sin duda vinos de la Ribera del Jiloca.



Con la finalidad de dar a conocer el trabajo realizado a lo largo de estos cuatro años de existencia, la Asociación Paisajes del Jiloca celebró hace unos días la segunda edición de una entrañable jornada que armonizó viticultura, paisaje y gastronomía. Para ello fuimos convocados un reducido grupo de privilegiados, irremediablemente seducidos por el programa propuesto por la organización, de manera que acudimos a la hora convenida a la Finca La Falcona, una preciosa torre rehabilitada propiedad de la bodega Pago de la Boticaria, casi equidistante entre las localidades de Daroca y Manchones. Tras franquear la puerta de entrada, nos dio la bienvenida un bonito viñedo y el camino nos condujo hasta una zona de aparcamiento. Caminamos unos pocos metros atravesando un inmaculado patio ajardinado desde donde pudimos contemplar la indudable belleza del palacete estilo colonial que preside la finca y nos dirigimos hasta el sombreado jardín lateral donde tendría lugar el evento.




La primera parte de la jornada tuvo un carácter eminentemente formativo muy enfocado hacia la viticultura -una temática que nos resulta bastante ajena- aunque hemos de dejar claro que asistir a las ponencias nos resultó enormemente interesante. Microbiota, clones, estratos o injertos son conceptos que -aunque conocidos- nunca han sido motivo de nuestro estudio, de modo que escuchar a expertos como Pedro Marco -investigador del Centro de investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)- Bernardo Sirvent -ingeniero agrónomo y consultor en Bodegas Bocopa (Alicante)- o Pilar Baeza -profesora y doctora de la Universidad Politécnica de Madrid- fue para nosotros una experiencia tan novedosa como estimulante. ¿Estudiar viticultura en el futuro? ¿Y por qué no? Todos ellos coincidieron en el enorme potencial de esta comarca casi olvidada, a menudo marginada por el desarrollo económico, pero con una inusual riqueza geológica y orográfica, todo ello sin olvidar la importancia que tuvo en el pasado como zona vitivinícola, tradición que nunca se ha perdido y que Paisajes del Jiloca persigue recuperar.


Diez son las bodegas que han decidido sumarse a esta iniciativa y todas tienen como denominador común la decidida voluntad de recuperar el cultivo de la vid en estas tierras. En realidad, varias de ellas llevan trabajando sus viñas viejas desde hace años, parcelas perdidas entre los barrancos y las sierras que circundan los valles de los ríos Jiloca y Perejiles. La reciente ampliación geográfica de la DO. Calatayud proporcionó a algunas de estas pequeñas bodegas la posibilidad de elaborar sus vinos con la etiqueta de la denominación bilbilitana, sin embargo, este hecho ha tenido en algunas de ellas el efecto contrario. Ante la posibilidad de convertirse en cola de león, han decidido seguir siendo cabeza de ratón y ahí es donde toma todo el sentido el proyecto creado por Paisajes del Jiloca. Indudablemente quienes más complicado lo tienen son aquellas bodegas que aspiran a comercializar vinos en ambas zonas, poniendo una vela a Dios y otra al diablo, en un arriesgado equilibrio que necesitará mucha mano izquierda para que el ratón no encienda los ánimos del león.



La segunda mitad de la jornada discurrió con la presentación de las bodegas -de una forma relajada y cercana, huyendo de las tediosas charlas habituales, en un evento distendido como era el caso- proponiendo cada elaborador uno de sus vinos mientras se detallaba brevemente su proyecto. Los vinos que tuvimos oportunidad de catar fueron armonizados cada uno con una tapa diferente preparada por Jonathan Aldea, chef del Restaurante Zamacén en Burbáguena, protagonista de un desfile culinario preciso y elaborado, dibujando en cada pincho un maridaje fruto de su libre interpretación del vino acompañante. Si realizar esta tarea en sala es complicado, hacerlo a modo de catering es una heroicidad. La variedad de ingredientes principales -bacalao, pato, conejo, presa ibérica, cordero, perdiz- y la generosa creatividad en sus elaboraciones -escabechado, crujiente, tartar, tosta, ravioli- no dejó indiferente, ni mucho menos hambriento, a ninguno de los presentes. Un trabajo magnífico el de este joven chef aragonés con un enorme futuro por delante.


De regreso a las bodegas, quizás resulte un poco largo especificar cada proyecto empresarial y detallar la información de todos los vinos que elaboran, así que nos limitaremos a nombrar aquellos que tuvimos ocasión de catar y añadiremos una breve descripción, aportando nuestras opiniones y notas de cata. Pasen, lean y déjense hechizar por los apasionantes vinos procedentes de los viñedos casi olvidados de la Ribera del Jiloca.


LADERAS DEL JILOCA MACABEO
Daroca Bodega (Daroca). 100% Macabeo. Viñedos con una edad media de 55 años y situados a 950 metros de altitud. Sin crianza. Amarillo dorado medio. Tal vez poco expresivo en nariz: frutas de pepita, hinojo y anisados. Generosamente ácido, resulta algo cálido y voluminoso en boca, incluso con un punto de tanicidad. Vino serio y austero, aunque sincero y con carácter. Muy aragonés. Buen trabajo técnico de Juanma Gonzalvo para poner en valor los poco conocidos vinos blancos del Jiloca.


VIÑA SATOSHI ORANGE
Pago de la Boticaria (Daroca). 100% Garnacha Blanca procedente de un solo viñedo de 4,2 hectáreas ubicado en Murero a 800 metros de altitud sobre suelos pizarrosos. Vinificado en contacto con pieles. Crianza durante 5 meses en barricas de roble francés y americano. Amarillo dorado alto, ambarino, casi cobrizo. Nariz muy compleja: cáscara de naranja, orejones, miel de acacia y un recuerdo resinoso. Madera muy presente. Moderadamente astringente, generosamente ácido y equilibradamente cálido. Tiene de todo y en grandes cantidades. El vino más personal de Pilar Herrero, que sin duda ganará con algo de guarda. Un vino divertido para catar, fantástico para maridar pero complicado para beber. Muy original.


CLOS BALTASAR
Bodegas San Alejandro (Miedes). Garnacha y otras variedades minoritarias, como Provechón y Miguel de Arco, procedentes de viñedos a 900 metros de altitud. Vinificación con un 75% de racimos sin despalillar. Crianza de 10 meses en huevos de hormigón y barricas de roble francés de 300 y 500 litros. Rojo guinda de capa media-baja, muy diferente a añadas previas. Frutas rojas, flores azules, endrinas y hierbas aromáticas. Levemente licoroso y especiado. Fresco, delgado, floral y elegante, muy alejado de aquellas primeras añadas algo rústicas y potentes. Una interpretación más moderna por parte de Juanvi Alcañiz para este vino que busca recuperar las elaboraciones más tradicionales.


CUEVAS DE AROM "AS LADIERAS"
Cuevas de Arom (Miedes). Garnacha y otras variedades autóctonas coplantadas en viñedos mestizos situados a 800 metros de altitud. Vendimia manual. 50% uva sin despalillar. Vinificación en depósito de cemento. Crianza en huevo de hormigón y fudre de roble austríaco de 3000 litros. Rojo rubí de capa media-baja. Frutos-baya silvestres, laurel, monte bajo e incluso trufa negra. Ligero, fresco, tenso y con cierta complejidad. Excelente. A decir verdad, la simbiosis entre Fernando Mora MW y Bodegas San Alejandro está alcanzando unas cotas que rozan la perfección.


ARAIA
Sommos Garnacha (Murero). 100% Garnacha. Viñedos sobre suelos de arcilla roja localizados en Orcajo y Banarro. Vinificación por parcelas. Crianza durante 14 meses en barricas usadas de roble francés de 600 litros. Frutas rojas acompotadas y negras muy maduras. Discretas notas de crianza muy respetuosa con los aromas varietales. Largo y complejo, con taninos dulces muy bien domados. Curioso recuerdo mineral a grafito en el postgusto. Acostumbrado a gestionar las ingentes cantidades de uva de la bodega homónima del Somontano, José Javier Echandi ha sabido leer a la perfección las viñas del Jiloca para elaborar este tinto de primer nivel.


SAMITIER GARNACHA
Bodegas Augusta Bilbilis (Mara). 100% Garnacha. 8 meses de crianza en barricas de roble francés y en huevo de polietileno, con posterior coupage de ambos vinos antes del embotellado. Nariz muy agradable, con frutas rojas, lácticos y caramelo. Todavía un poco nervioso en boca y falto de ensamblaje. En breve será un vino preciso como todos los que elabora José Antonio Ibarra. Por el momento, démosle unos meses en botella.


LAS PIZARRAS "VIÑA ACERED"
Bodega Raíces Ibéricas (Maluenda). 100% Garnacha. Viñedo sobre suelos de pizarra a 950 metros de altitud. Crianza durante 6 meses de barrica de 225 litros. Rojo picota con ribete granate de capa media-alta. Fruta negra, café en grano, pimienta negra y otras especias. Mermelada de moras y ciruelas, con una pincelada de chocolate amargo. Ataque adulzonado, muy atractivo, levemente rugoso el paso por boca y francamente agradable el postgusto, con un final ligeramente amargo que le aporta longitud. Muy gastronómico. Es la apuesta de Carlos Rubén Magallanes -el hombre que susurra a las garnachas- dibujando un vino de corte más tradicional, un estilo de garnacha de hace unos años, con mayor extracción y más presencia de la barrica. Impecable, aunque no tan sorprendente como otros.


QUERCUS
Bodega Rubus (Rubielos de Mora). Garnacha y Miguel de Arco (70-30). Crianza durante 24 meses en barrica de roble francés. Rojo picota de capa media-alta con ribete granate. Fruta roja y negra, mentolados y suaves tostados sobre un fondo de cedro y tabaco rubio. Amable, sabroso, nada desmedido, con todo en su sitio. Notable alto. Este proyecto es la apuesta personal de Juanvi Alcañiz en tierras turolenses, en nuestro punto de mira desde hace años.


LAJAS FINCA EL PEÑISCAL
Bodega Lajas-Finca el Peñiscal (Acered). 97% Garnacha, 3% otras variedades blancas y tintas plantadas en la misma parcela -Macabeo, Garnacha Blanca, Monastrell, Provechón- tal y como era tradicional hacerlo en esta zona. Vino de parcela, uva procedente de un solo viñedo de 76 años de edad con una superficia de 2,7 hectáreas y situado a más de 1000 metros de altitud. Vendimia manual. El 70% del vino tiene una crianza durante 12 meses en barrica de roble francés de 500 litros. Rojo cereza de capa media. Fruta roja muy madura, licor de cereza y bombones Mon Cheri. Pleno y sabroso en boca, elegante y educado, muy diferente a las primeras añadas donde la extracción y las notas de crianza en roble dominaban todo el conjunto. Nada que ver con el actual, mucho más fresco y delgado, sin perder un ápice de honestidad. Paisaje embotellado por Manuel Castro y familia. Una maravilla.


En resumen, una deliciosa jornada, en un marco incomparable y acompañados por una climatología perfecta. Ponemos aquí el punto final a una crónica que pretende, en la medida de lo posible, dar a conocer algunos de los secretos enológicos que se esconden en este desconocido rincón de Aragón. Porque los proyectos emergentes como éste de Paisajes del Jiloca son los que verdaderamente despiertan pasiones y remueven conciencias. Será el paso del tiempo quien dictaminará si esta iniciativa con poco más de cuatro años de vida fue una locura de unos cuantos románticos que -inspirados en el pasado- pretendieron construir un futuro para las viñas olvidadas del Jiloca. El éxito o el fracaso de este encomiable esfuerzo es muy posible que ni siquiera lo veamos, pero tal vez dentro de unos años alguien escriba la crónica del Centenario de las Jornadas de Vinos del Jiloca. Y desde algún lugar desconocido -con una sonrisa en los labios y una copa de vino en la mano- todos aquellos que en algún momento colaboraron desde el inicio, verán reconocido su empeño.

Reciban todos ellos, nuestra más sincera enhorabuena.



NOTA:
Para la ilustración del presente artículo hemos empleado imágenes tomadas el día del evento, imágenes propias de archivo (es posible que las añadas o las etiquetas en las imágenes no correspondan exactamente con los vinos catados) y por último, imágenes bajadas de las redes sociales y páginas web de las bodegas participantes y de la organización de la Jornada. Entendemos que al tratarse de imágenes públicas, así como que el presente artículo tiene exclusivamente un fin divulgador sin otro tipo de interés, no habrá inconveniente en utilizarlas. Vaya por adelantado nuestro agradecimiento.