martes, 24 de septiembre de 2019

> Notas de cata: Hacienda López de Haro Blanco 2017




El mercado de los vinos blancos cada día se polariza un poco más. En un extremo se sitúa el consumidor ajeno a todo tipo de complicaciones que simplemente desea disfrutar con una refrescante copa de vino blanco sin entrar en disquisiciones aromáticas y que apenas exige una nariz atractiva, un paso por boca agradable y una relación calidad-precio acorde al placer que se le proporciona. En el extremo opuesto está aquel enoaficionado que demanda blancos complejos, grasos, con prolongada evolución en copa, más gastronómicos, con más crianza o elaborados con variedades menos habituales. Este segundo perfil está a su vez dispuesto a invertir mayores cantidades de dinero en una botella, convirtiéndose en el teórico cliente ideal para una bodega. ¿O tal vez esta aseveración no es del todo cierta?


Regresan los blancos riojanos, si es que alguna vez se fueron...

La rentabilidad de una bodega -dejando humildemente a un lado cualquier reflexión sentimental- pasa por vender cada año el vino que elabora. Se puede vender pocas botellas a un alto precio o se puede vender a precio más bajo un número considerable de las mismas. Cada productor elige qué quiere hacer, siempre teniendo en cuenta sus costes, márgenes comerciales y demás factores de la ecuación. Como tantas cosas en la vida, en el medio suele encontrarse la virtud, así que excepto algunos privilegiados de renombre, la mayoría de bodegas optan por elaborar -al menos en territorio español- vinos de clase media, resultones y atractivos, con cierta personalidad, cuanto más distintos a los de la competencia tanto mejor, pero sin olvidar que el mercado nacional no está -ni estará preparado en muchos años, nos tememos- para vinos blancos a precios desorbitados.


  

Un claro representante de esta clase media es el vino que protagoniza este artículo. El Hacienda López de Haro Blanco 2017 está elaborado por el Grupo Vintae en Bodega Classica situada en lo alto de una loma sobre un meandro del río Ebro a su paso por San Vicente de la Sonsierra (La Rioja). Ensamblaje de Viura y otras variedades blancas autóctonas -Malvasía y Garnacha Blanca principalmente- con un breve paso de 2-3 meses de crianza por barrica de roble francés. Amarillo dorado de capa media en fase visual, limpio y brillante, en nariz nos recibió con recuerdos de cera de vela recién apagada, dando paso al poco tiempo a manzanas asadas, tomillo y un fondo de taller de ebanistería. En boca se mostró con una acidez media, un paso alegre más bien estrecho y un ligero amargor final con recuerdos a cáscara de limón y pomelo que le confiere más longitud. 

De impecable elaboración, resulta complejo e interesante sin perder un ápice de facilidad en su paso por boca. Si a ello unimos una presentación fácilmente reconocible y una excelente relación calidad-precio, nadie puede poner en duda que es un vino que tiene el éxito garantizado.


Paisaje desde Bodega Classica (San Vicente de la Sonsierra)


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