jueves, 1 de mayo de 2025

> El rompecabezas de Burdeos



El atrevimiento y la ignorancia a menudo van de la mano. De modo que con grandes dosis de ambos, decidimos inscribirnos en el Seminario de vinos de Burdeos propuesto por Grape Bebop, creyendo -erróneamente- que la aproximación a esta zona vitivinícola francesa no tendría demasiada dificultad. De hecho, desde el momento en que formalizamos la inscripción y hasta la fecha de celebración del seminario, apenas buscamos información al respecto, confiando en que quizás una somera lectura un par de días antes sería más que suficiente para asistir a la jornada con una cantidad digna de información. Pues bien, un tremendo quebradero de cabeza nos asaltó cuando por fin nos animamos a entrar en la página oficial de los vinos de Burdeos y descubrimos el auténtico laberinto de denominaciones de origen -AOCs en francés- que integran el viñedo bordelés. Denominaciones genéricas, subzonas geográficas, AOCs grandes, AOCs diminutas, denominaciones con una sola bodega, bodegas que elaboran bajo varias denominaciones, denominaciones con el nombre similar a otras AOCs vecinas, etc. 


A todo este galimatías debe añadirse que existen al menos cuatro clasificaciones para los vinos de Burdeos, habiéndose realizado la primera de ellas nada menos que en el año 1855 desde la Cámara de Comercio de Burdeos y por encargo de Napoleón III con motivo de la celebración de la Feria Universal de Paris. Este primer intento de clasificación tiene una particularidad -en realidad una anomalía dentro del sistema de AOCs- ya que la clasificación se otorga al productor en lugar de al viñedo, algo que sólo sucede en Burdeos. En realidad esta clasificación de 1855 está bastante obsoleta -tan sólo ha sido revisada en dos ocasiones a lo largo de sus casi dos siglos de existencia y exclusivamente agrupa a elaboradores de la margen izquierda- pero sigue estando en vigor y es cierto que en ella figuran algunos de los productores más prestigiosos. En el año 1932 se presentó para los productores del Médoc una nueva clasificación que se revisa anualmente con la cosecha recogida dos años antes. En 1953 se hizo lo mismo para los elaboradores de Graves -clasificación no revisable- y en 1954 para los de Saint-Émilion, con revisiones periódicas cada diez años. Para complicar aún más la situación, algunas de estas revisiones fueron impugnadas y hoy en día aún siguen en los tribunales de justicia pendientes de su aprobación o derogación. Por último, en el año 2006 vio la luz una última clasificación revisable cada cinco años para las bodegas más pequeñas del Médoc -con menos de 5 hectáreas de viñedo- que se agrupan en el Syndicat des Crus Artisans du Médoc.


Por fortuna, las variedades de uva utilizadas no cambian en exceso de unas denominaciones a otras. Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Franc son las castas tintas predominantes. Malbec, Petit Verdot y Carmenere son empleadas con carácter minoritario en algunas zonas. En cuanto a las blancas, Sémillon y Sauvignon Blanc son las variedades principales, si bien es posible encontrar otras minoritarias como Sauvignon Gris, Muscadelle, Colombard o Ugni Blanc. Históricamente Burdeos debe su fama a los vinos tintos poderosos y longevos, sin embargo hubo un tiempo en que el estilo de vino más valorado eran los denominados "clarets", a medio camino entre lo que hoy sería un rosado y un tinto de capa media-baja, aunque en la actualidad este tipo de vinos apenas se comercializan fuera del mercado local. Los vinos blancos secos de Burdeos nunca han tenido excesiva demanda comercial, por ese motivo algunos elaboradores los etiquetan como IGP Atlantique y los exportan a precios razonables para su venta en supermercados. Muy diferente es el mercado de los vinos blancos dulces, en particular los procedentes de las zonas más al sur -Sauternes y Barsac, entre otras- elaborados con uvas de vendimia tardía o botritizadas, que alcanzan precios desorbitados en cada añada y que rivalizan con los vinos dulces alsacianos y con los Tokaji húngaros.


Como decíamos, son los vinos tintos de guarda prolongada los que han llevado a Burdeos a la cima del mundo vinícola global. Tradicionalmente se han elaborado mezclando 2 ó 3 de las  variedades tintas principales, con o sin aporte de alguna de las minoritarias. A diferencia de otras zonas, en Burdeos no se vinifica cada variedad por separado sino que se realiza la mezcla de las variedades de uva -assemblée- antes de introducir el vino en las barricas, como contraposición a la mezcla de vinos ya criados -coupage- más habitual en otros lugares. A mediados del siglo XX, algunos avances tecnológicos como el control de la fermentación maloláctica, permitieron dar el salto de calidad definitivo a los vinos de Burdeos. Unas décadas más tarde, tampoco les vino nada mal las opiniones favorables publicadas por un entonces poco conocido Robert Parker, ensalzando las características de la añada de 1982 y permitiendo un ascenso meteórico de la demanda -y por consiguiente de los precios- de los tintos bordeleses, imponiendo sin pretenderlo los gustos norteamericanos de vinos oscuros, con mucho cuerpo, cálidos y apabullantes.


Las casi 120.000 hectáreas de viñedo de Burdeos se extienden a ambos lados del estuario de la Gironda, formado por la desembocadura conjunta en el Atlántico de los ríos Garona y Dordoña. Para diferenciar los vinos y las bodegas, suele hablarse de margen derecha y margen izquierda, en una subdivisión que sin duda resulta insuficiente. En realidad sería más correcto referirse a las cinco grandes zonas geográficas reconocidas por la mayoría de los expertos: Médoc, Graves-Sauternais, Entre-deux-Mers, Libournais y Blaye-Bourg. Entre unas y otras, las diferencias climáticas son escasas, tampoco existen grandes accidentes orográficos que tengan influencia en la orientación de los viñedos y por tanto en las técnicas de viticultura o en la elección de variedades de uva. Sin embargo, existe un factor determinante y son los diferentes tipos de suelos. En la margen izquierda predominan los suelos de gravas con una gran capacidad de drenaje que impide el encharcamiento y numerosas piedras en la superficie que absorben calor durante el día y lo irradian durante la noche. Resultan perfectos para la Cabernet Sauvignon, una variedad de ciclo largo y maduración tardía, que alcanza en Haut-Médoc y Graves su mejor expresión. Por el contrario, en la margen derecha los suelos son menos homogéneos, predominando los arcillo-calcáreos con parches ocasionales de gravas y arenas. Este hecho determina que en la margen derecha las propiedades sean más pequeñas -algunas se ajustan milimétricamente a una caliza o a una arcilla subterránea- así como que la variedad más habitualmente cultivada sea la Merlot, protagonista de los mejores vinos de Pomerol y Saint-Émilion. 


En la zona entre los cauces fluviales del Garona y el Dordoña -entre dos aguas, Entre-deux-Mers- predominan los suelos de limo y arcilla, poco interesantes en general, aunque en ese área se produce la mayor parte del vino que se etiqueta con la denominación genérica AOC Bordeaux. Hay alguna particularidad como son los viñedos para la elaboración de vinos dulces de Cadillac, Loupiac y Sainte-Croix-du-Mont, los cuales sin llegar a la excelencia de sus vecinos de la margen izquierda -Sauternes, Ceron y Barsac- tienen en común con ellos las condiciones de niebla y humedad idóneas para el desarrollo de la Botrytis cinerea y el fenómeno de la podredumbre noble, aunque los blancos dulces más económicos se elaboren con uva pasificada y no botritizada. Pero en esa margen izquierda del Garona no sólo se elaboran vinos blancos dulces. Justo al sur de la ciudad de Burdeos se extiende una zona mítica desde el punto de vista histórico. De los viñedos de Pessac-Léognan y Graves salieron aquellos clarets durante la Edad Media con los que los vinos bordeleses comenzaron a labrar su fama. Hoy en día se elaboran tintos y blancos de calidad, siendo Pessac-Léognan una de las pocas zonas en el mundo en que se acostumbra a realizar crianza en barrica a la Sauvignon Blanc, a menudo acompañada por Sémillon para lograr más cuerpo y volumen, como en el caso del Lune d´Argent 2022 de la imagen de más arriba.


Los extremos más al norte de ambas márgenes han sido tradicionalmente donde se han producido vinos de menor calidad, en especial Bas-Médoc, zona de suelos que anteriormente fueron marismas y que se consiguieron ganar al mar mediante la construcción de diques y canales, así como con labores de drenaje realizadas desde el siglo XVII en adelante. Casi 5000 hectáreas fueron recuperadas en el Bas-Médoc, y durante el breve periodo en que el comercio de los vinos de Burdeos recayó en manos holandesas -apenas 50 años- los tintos procedentes de estos suelos conocidos como palus -ciénaga, charca- alcanzaron cierto renombre y precio. Se trataba de vinos tintos más robustos y tánicos, con mayor capacidad de guarda, más acordes con las necesidades holandesas para su transporte marítimo y su comercialización en las colonias. En la actualidad, se elaboran buenos tintos dominados por la Cabernet Sauvignon que se comercializan con el nombre de Les Crus Bourgeois du Médoc, derivado de aquella clasificación de 1932, pero que no consiguen hacer sombra a los productores de más renombre de Haut-Médoc, Pauillac, Saint-Éstephe o Margaux.


Por último, la zona menos conocida -y la que tiene por tanto más por descubrir- se extiende por el noreste del viñedo bordelés, concretamente por dos municipios -Blaye y Bourg- ambos a orillas del estuario de la Gironda. Sus suelos guardan cierta similitud con los de otras AOCs de la margen derecha, de modo que la Merlot domina los ensamblajes tintos. Fuera del mercado local, resulta prácticamente imposible localizar alguno de los vinos de Blaye, Côtes de Blaye o Côtes de Bourg, pero si se consigue, suelen ser más que correctos y a precios bastante asequibles. Algo similar sucede con los vinos procedentes del extremo más oriental del Libournais, donde han proliferado las AOCs con nombres muy similares a las más prestigiosas -Pomerol, Fronsac y Saint Émilion- aprovechándose de su indudable tirón comercial. Lalande-de-Pomerol, Canon Fronsac, Lussac Saint-Émilion, Montagne Saint-Émilion, Saint-Georges-Saint-Émilion, Puisseguin Saint-Émilion y también Castillon Côtes de Bordeaux producen tintos de mezcla típica de margen derecha a precios mucho más accesibles aunque sin llegar a la excelencia de las denominaciones más célebres.


Si todavía seguís ahí, queridos lectores, quiere decir que aún no habéis tirado la toalla y no os habéis rendido ante la dificultad de comprender el tremendo puzle de los prestigiosos vinos de Burdeos. Lógicamente, vuestra perseverancia tiene una recompensa, de manera que estáis invitados a disfrutar de nuestras notas de cata y opiniones acerca de los vinos catados en este inmenso seminario de Grape Bebop.

Pasad y leed...
 
CHÂTEAU TOURCAUD 2023
Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y Merlot (25-25-50). 4 días de maceración prefermentativa en acero inoxidable. AOC Bordeaux Clairet. Color rojo rosáceo de capa media plus. Frutas rojas muy maduras con recuerdos lígneos y vegetales. Rústico y con cierta sensación terrosa en boca. Más cálido que ácido. Longitud media. Algo pesado en su conjunto.

CHÂTEAU BONNET BLANC 2023
Sauvignon Blanc, Sémillon, Colombard, Muscadelle (75-15-6-4). 4 meses de crianza sobre lías en depósito de acero inoxidable. AOC Entre-deux-Mers. Amarillo pálido. Muy Sauvignon Blanc en nariz, más herbáceo que frutal, con una mínima presencia de los notas florales de la Moscatel, sobre todo a copa parada. Seco y correcto. Fresco y agradable. Leve amargor final y notable acidez. Corto y sencillo en boca.

CHÂTEAU CARBONNIEUX BLANC 2020
Sauvignon Blanc y Sémillon (65-35). Fermentación en barricas y fudres. Crianza durante 10 meses sobe lías con battonage. 25% barricas nuevas. Clasificado como Grand Cru Classé de Graves. AOC Pessac-Léognan. Amarillo medio. Muy varietal y elegante. Agradablemente complejo, con fruta, notas suaves de crianza -vainilla, toffee- y cierta mineralidad. Muy buen equilibrio acidez/alcohol. Interesante, pero sobrevalorado.

DOURTHE Nº1 2021
Merlot, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc (52-44-4). Algunos lotes realizan la crianza en barricas nuevas de 225 litros y fudres de 80 hectolitros. AOC Bordeaux. Rojo cereza de capa media con ribete granate. Algo inexpresivo en nariz. Frutas rojas y negras con sutiles notas de crianza. Moderadamente secante en boca. Correcto aunque no demasiado complejo.

TOUR PRIGNAC GRANDE RÉSERVE 2020
Merlot, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot. Crianza en barricas durante 10-14 meses. 
AOC Médoc. Rojo cereza de capa media-alta con ribete granate. Fruta roja, mentolados y pimienta negra. Menos voluminoso y estructurado de lo esperado.

CHÂTEAU REYSSON 2016
Cabernet Sauvignon, Merlot y Petit Verdot. Clasificado como Cru Bourgeois Supérieur. AOC Haut-Médoc. Rojo picota de capa alta con ribete teja. Frutas negras en compota y piracinas. Cuero, champiñón, clavo de olor, tabaco y una pincelada de acidez volátil. Muy evolucionado, casi al límite de su vida comercial. Teniendo en cuenta que no se trata de una añada tan antigua, sorprende esa evolución, parece más probable algún defecto o problema con el corcho.

CHÂTEAU MONTROSE 2013
Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Franc (68-29-3). Crianza durante 18 meses en barricas nuevas y usadas de 8 tonelerías diferentes. Clasificado como 2éme Cru Classé 1855. AOC Saint-Éstephe. Rojo picota  de capa alta con ribete teja. Frutas negras y significativas notas de crianza. Algo menos de estructura que el anterior, especialmente en centro de boca. Excelente. Muy elegante. Todavía con guarda por delante.

CHÂTEAU LASCOMBES 2011
Cabernet Sauvignon, Merlot, Petit Verdot (55-40-5). Crianza de duración desconocida en barricas nuevas y usadas. Clasificado como 2éme Cru Classé 1855. AOC. Margaux. Rojo picota  de capa alta con ribete teja, visualmente muy evolucionado. Fruta negra en compota, piracinas, regaliz y nueces. Ataque algo goloso. Excelente en boca. La Merlot consigue "rellenar" ese centro de boca, aportando estructura y volumen, logrando un resultado final más armonioso.

LA CHAPELLE DE LA MISSION HAUT BRION 2012
Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc (56-29-14). Crianza de duración desconocida en barricas, una tercera parte nuevas. Segundo vino de la bodega. AOC Pessac-Léognan. Rojo picota de capa alta con ribete granate que insinúa ladrillo. Evolución media. Frutas negras, pimientas y otras especias. Completo y equilibrado. Taninos firmes pero amables, una caricia en boca. Muy elegante y largo. Tal vez nuestro tinto favorito de entre todos los catados.

CHÂTEAU MONTLANDRIE 2018
Merlot, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon (75-20-5). Crianza de duración desconocida en barricas, casi la mitad de ellas nuevas. AOC Castillon-Côtes de Bordeaux. Denominación próxima a Saint-Émilion, con la que comparte tipología de suelos, pero con precios muy competitivos. Rojo picota  de capa alta con ribete granate algo evolucionado. Fruta roja, fruta negra y pimienta negra. Algo secante pero muy correcto en boca. Muy completo, equilibrado y con la mejor relación calidad-precio de todos. La AOC Castillon podría decirse que es el rincón secreto mejor guardado de Burdeos.

CHÂTEAU CANON LA GAFFELIERE 2009
Merlot, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon (55-35-10). Fermentación en cubas de madera. Crianza durante 17 meses en barricas nuevas. Clasificado como 1er Grand Cru Classé-B. AOC Saint-Émilion Grand Cru. Rojo picota  de capa alta con ribete teja. Fruta negra desecada, caja de puros, hoja de tabaco, pimienta negra y clavo de olor. Mentolado y balsámico. Serio y muy elegante.

CHÂTEAU LE BON PASTEUR 2003
Merlot y Cabernet Franc (80-20), porcentajes de viñedo, no del vino. Fermentación en inoxidable y cubas de madera. Crianza de duración desconocida en barricas. Bodega ubicada justo al lado de la célebre Chàteau Petrus, con la que comparte una capa de arcilla bajo las gravas. AOC Pomerol. Rojo cereza de capa media con ribete marrón. Muy perfumado. Fruta negra deshidratada, cedro, tabaco y mentolados. Fino y delicado en boca, aunque le vendría bien un poco más de longitud en el postgusto. Quizás al límite de consumo. Muy agradable, pero tal vez hace unos meses estuvo aún mejor.

CHÂTEAU CLIMENS 2011
Sémillon (100). Elaborado con uvas botritizadas. Fermentación en barricas de roble francés y crianza durante 20-22 meses en las mismas barricas, una tercera parte nuevas. Clasificado como 1er Cru Classé 1855. AOC Barsac. Color ambarino, seductor e hipnótico. Complejidad absoluta. Mieles, naranja escarchada e hidrocarburos, con la compañía del toffee y la vainilla. Magnífica acidez y delicioso dulzor, sin resultar empalagoso ni cansado. Todo un amor en boca.


Concluimos esta aproximación -un tanto apresurada por nuestra parte- a un territorio del que tantas veces hemos escuchado hablar y que sin embargo hasta el momento no había conseguido captar nuestra atención. Ahora que hemos comenzado a resolver el rompecabezas, es más probable que insistamos en concluirlo. Aunque para ello nos quedan todavía muchas piezas por descorchar...


miércoles, 9 de abril de 2025

> I Salón Peñín de Vinos de Aragón


Desde luego fue un gran evento este Salón Peñín de los Vinos de Aragón, con un excelente resultado para  ser la primera vez que se realizaba en tierras aragonesas. Aunque experiencia no les falta, es indudable la capacidad organizativa del personal de Peñín en estos menesteres, lo cual sin duda estuvo favorecido por el decidido y firme respaldo que el Gobierno de Aragón -a través de la Dirección General de Innovación y Promoción Alimentaria del Departamento de Agricultura, Ganadería y Alimentación- prestó desde el primer momento promoviendo la celebración de esta jornada -sin coste alguno para las bodegas ni para los asistentes- y cediendo además el bonito marco de la Sala Goya del propio Departamento, que si bien por momentos pudo resultar algo angosta, dio sobrada respuesta a las expectativas de todos.


El proceso de inscripción a través de la página web de la Guía Peñín resultó bastante sencillo. El hecho de tratarse de un evento destinado en exclusiva a profesionales del sector agilizó mucho las cosas, si bien se produjeron ciertas situaciones incómodas al limitar la organización el número total de inscripciones, denegando algunas solicitudes incluso a personas acreditadas con anterioridad para otros eventos organizados por Peñín. No obstante, una vez vistas las dimensiones de la sala cedida por el Gobierno de Aragón, esa limitación en las inscripciones cobra todo su sentido. Del mismo modo, alguna bodega un tanto distraída en los trámites también se quedó sin representación. Es muy probable que haya más oportunidades en el futuro, sin ir más lejos el próximo mes de Octubre -en día y lugar aún por concretar- mes en el que está previsto repetir este evento en Madrid, perfecto escaparate para dar a conocer los vinos aragoneses a España y al mundo.


De modo que en el último lunes del mes de Marzo, abrió sus puertas el I Salón Peñín de los Vinos de Aragón. Medio centenar de bodegas con más de 200 referencias recibieron a sumilleres, profesionales del sector y prensa especializada. Conocedores como somos de muchos de los vinos aragoneses, centramos nuestra atención -a lo largo de las seis horas que duró la muestra- en aquellos vinos menos habituales o con ediciones más limitadas, así como en algunas bodegas por descubrir, sin olvidar las nuevas añadas de vinos ya catados con anterioridad, porque siempre es aconsejable seguir su trayectoria y evolución. Dividimos la jornada en mañana y tarde, destinando la primera parte a catar espumosos -siempre nos gusta comenzar con burbujas- blancos y rosados, dejando la segunda mitad exclusivamente para vinos tintos. Intentamos en la medida de lo posible, realizar la cata por variedades, lo cual nos obligó a numerosas idas y venidas desde un stand a otro, así como unas cuantas disculpas con los representantes de las bodegas al declinar sus invitaciones para catar otros de sus vinos.


Detallaremos a continuación nuestras notas de cata y opiniones acerca de los vinos que tuvimos ocasión de analizar, la mayoría de manera algo apresurada, pero el formato showroom del evento no permitía hacerlo de otra forma. Como hemos dicho, iniciamos nuestro recorrido entre burbujas -quizás el tipo de vinos aragoneses menos apreciados- en el stand de Finca Valonga catando su TERESA 2022, espumoso monovarietal de Chardonnay con 11 meses de crianza en botella, equilibrado, agradable y con el carbónico bien integrado. Interesante. Lo enfrentamos -cruelmente- con unos de los mejores espumosos aragoneses, el REYES DE ARAGON RESERVA BRUT NATURE de Bodegas Langa, Chardonnay y Macabeo con 20 meses en botella, cremoso, complejo y muy elegante.


Continuamos con los más bien escasos monovarietales de Sauvignon Blanc, una variedad poco cultivada en tierras aragonesas, siendo en la DO Somontano donde más arraigo parece haber experimentado. De allí catamos dos vinos, el BRESQUE SB 2023 de Bodegas Valdovinos -sin crianza, muy varietal en nariz, herbáceo y tropical a partes iguales, atractivo en nariz aunquealgo más cálido de lo esperado en boca- y el SOMMOS COLECCIÓN SB 2023 de Bodega Sommos, igualmente sin crianza, mineral, cítrico, fresco y con mejores sensaciones en boca que en nariz. Misma variedad, misma zona, similar elaboración y dos vinos completamente diferentes. La altitud y el tipo de suelo parecen marcar las diferencias. Curioso.


Más sencillo nos resultó localizar unos cuantos monovarietales de Macabeo, variedad abundante en Aragón aunque no terminamos de creer en ella, pues seguimos pensando que no tiene la voluptuosidad en nariz de otras castas blancas y que en boca son vinos poco expresivos. Nada más lejos de la realidad. Y para muestra, el ALBADA 2024 de Virgen de la Sierra (DO Calatayud) -Macabeo sin crianza, frutas de pepita y de hueso, muy aromático y limpio. Agradable, completo y muy versátil- y también su vecino, el BALTASAR GRACIAN EL ORÁCULO 2022 de Bodegas San Alejandro (DO Calatayud), Macabeo también sin crianza, muy varietal en nariz, graso y sabroso en boca. Excelente, posiblemente nuestro favorito de todos los monovarietales de Macabeo catados. El MICROCÓSMICO 2023 de Bodegas Frontonio (IGP Valdejalón), igualmente Macabeo sin crianza, nos resultó más frutal que floral, grácil, poco voluminoso y mejor en nariz que en boca, algo más de volumen le vendría bien. Muy diferente, por procedencia geográfica y por incorporar otra variedad blanca como la Alcañón, nos pareció el blanco LA MALPREGONA 2021 de Origen Viticultores (DO Somontano) Macabeo y Alcañón sin crianza, fresco y herbáceo, con marcada acidez y tensión. Agradable, ligero, muy correcto para copeo, de trago largo, sorprendentemente joven a pesar de tratarse de una añada algo atrasada, mérito de la acidez que aporta la Alcañón y que le confiere una guarda excepcional. Nada que ver con los anteriores, por intenso, poderoso incluso algo apabullante por sus notas de crianza,  el ANAYON MACABEO BLEND de Grandes Vinos y Viñedos (DO Cariñena) se trata de un ensamblaje de 4 añadas de Macabeo con crianza en diferentes tipos de roble -francés, americano y navarro- con tiempos de permanencia en barrica sin concretar. Un vino casi anecdótico, casi experimental. Muy gastronómico, sólo disponible en formato magnum y claramente destinado para hostelería. Para conocerlo.


Con la Garnacha Blanca nos sucedió todo lo contrario. Esta variedad que hasta hace unos años estaba casi desaparecida, en la actualidad sigue incrementando el número de hectáreas cultivadas y la oferta comercial de vinos elaborados con ella es amplia y variada. Predominan los monovarietales, como LAS MARGAS BLANCO 2023 de Bodegas Bodem (DO Cariñena) -Garnacha Blanca, sin crianza, con notas de frutas de pepita, flores blancas y tomillo, cremoso y amable en boca- y también el LIBRE Y SALVAJE 2022 de Bodegas Libre y Salvaje (DO Cariñena) con sutiles notas de crianza, fruta de pepita, flores amarillas y pimienta blanca. Redondo, largo, elegante. Sin duda la mejor Garnacha Blanca de la muestra. En el mestizaje de Garnacha Blanca ensamblada con otras variedades catamos el XADO 2024 de Mas de Torubio (IGP Bajo Aragón) ensamblaje con Sauvignon Blanc -correcto, alegre y fresco- también su hermano mayor el LO POU BLANCO 2023 -monovarietal, cariñoso,amable y graso- así como el OXTE BLANCO 2024 de Bodegas Bodem (DO Cariñena) Garnacha Blanca y Macabeo sin crianza, con notas de frutas de pepita y herbáceos, prácticamente recién embotellado, todavía algo nervioso y que con certeza mejorará en botella.

Siguiendo con nuestra búsqueda de otras Garnachas Blancas, dimos con el stand de Mas de Llucía (IGP Bajo Aragón), bodega boutique del Matarraña de la que no teníamos conocimiento y que forma parte de un complejo enoturístico en el que destaca un hotel de lujo llamado Torre del Marqués. Elaboran vinos blancos y tintos, aunque con las prisas habituales en este tipo de eventos, sólo pudimos catar sus dos blancos, LAS TRES HERMANAS 2023 monovarietal de Garnacha Blanca con 4 meses de crianza en roble francés -intenso, gastronómico, muy maduro, cálido e incluso algo tánico- y LO FOC 2023 Garnacha Blanca y Macabeo, con sutiles notas de madera y frutas de pepita, muy correcto aunque sin llegar a enamorar.

Y para concluir nuestro viaje durante la mañana, una última Garnacha Blanca vinificada como si fuera tinta, manteniendo el mosto en contacto con los hollejos y realizando remontados -lo que viene a ser un orange wine tan de moda últimamente- concluyendo por si fuera poco con una crianza en barrica de roble francés durante  6 meses. Nos referimos al PALMERI EVA 2022 de Bodegas Palmeri Sicilia (DO Campo de Borja), una bomba nuclear de aromas concentrados que requiere de varias horas para descubrirlos -algo imposible en un evento como el que nos ocupa- opulento, grande, inmenso, licoroso, indescriptible e incluso puede que desmedido. Nos vimos claramente desbordados durante su cata y nos rendimos ante la fuerza de la naturaleza de Eva.


Durante la segunda mitad de la jornada, el protagonismo fue para los tintos, mayoritariamente garnachas -lo más habitual en el viñedo aragonés- aunque algún verso libre tuvimos oportunidad de catar. Primera escala en el stand de Bodegas Gil Pejenaute (DO Campo de Borja) para conocer sus tres vinos monovarietales de Garnacha procedente de 7 hectáreas de viñedo a 800 metros de altitud en la localidad de Tabuenca y elaborados con todo el mimo que un viticultor experimentado como Javier Gil puede desplegar. Su vino de inicio de gama es el TABUCA 2022 Garnacha sin crianza, frutal, floral y fresco, un vino muy atractivo. Su hermano mayor, el PILAR DEL CERRO 2023 se elabora con las uvas de una sola parcela y realiza crianza en un depósito ovoide de gres, prometedor aunque todavía falto de redondeo y complejidad. Finalmente, LAS PARADAS 2020 alcanza la cima dentro del catálogo de la bodega, igual que los anteriores se trata de un monovarietal de Garnacha con crianza en barrica de roble francés, muy perfumado -frutas rojas, granada y monte bajo- fino, elegante y complejo. Una maravilla.


Nuestra innata curiosidad nos hizo recalar en el stand de Bodegas La Cerrada (DO Calatayud) propiedad de los hermanos Javier y Jesús Temprado con más de dos décadas de experiencia en la elaboración de vino. En realidad la bodega inició su actividad comercial hace relativamente poco tiempo -desde el año 2019- apostando por la elaboración más tradicional de monovarietales de Garnacha procedente de las parcelas de viñas viejas en Morata de Jiloca con las que la familia Temprado lleva elaborando sus vinos desde hace más de un siglo. Catamos del tirón, uno tras otro, los cuatro tintos que acertadamente comercializan con el nombre de Vinos Atrevidos -1931 NATURAL 2019, 1931 NATURAL 2020, DORA PEÑIN NATURAL 2019 y MARIA LA BALTASARA 2020- cada uno de ellos procedente de un viñedo diferente, elaborados sin intervención y sin adición de producto alguno, de carácter un tanto rústico, frescos, frutales y herbáceos, nada dóciles aunque no violentos, moderadamente astringentes, vinos de los de toda la vida y -según nos dijeron los hermanos Temprado- "vinos como los que le gustaban a nuestro abuelo". Sus elaboraciones se salen de los gustos comerciales habituales, apostando por la tradición, la honestidad y la sinceridad. Una propuesta muy meritoria y diferente. Nuestra más sincera enhorabuena.


A media tarde optamos por hacer una breve pausa de descanso entre los tintos y dicho inciso nos llevó hasta el stand de Bodega Tío Nicasio, proyecto empresarial de la localidad de Castejón de Valdejasa con diversas facetas dentro del sector agroalimentario: cereal, almendra, aceite de oliva, escabechados y vinos. Hace unos cuantos años empezaron a comercializar -con poco éxito- dos tintos rudos, agrestes y difíciles, que a punto estuvieron de forzar el abandono de la elaboración vinícola. Por fortuna, un reciente cambio en la dirección técnica -a cargo ahora de Juanma Gonzalvo- ha servido para reconducir la situación hacia vinos más modernos y agradables. Tal es el caso del VALDEJASA ROSADO 2023 -color rosa tenue, actual y atractivo, con aromas a frutillos rojos, frutas de hueso, marcada acidez y final agradable- y el tinto LAS VIÑAS HUÉRFANAS TINTO, una Garnacha honesta, vino de viña mestiza, mayoritariamente Garnacha, pero que convive con otras variedades tintas e incluso alguna blanca, frutas rojas, chucherías y lácticos. Comercializan dos tintos más, ambos con permanencia en barrica, que todavía guardan cierto parecido con aquellos otros que se dejaron de elaborar. Sólo el tiempo dictaminará cuál de las dos líneas es la más acertada.

Sin cambiar de enólogo -aunque sí de bodega- catamos la gama básica Terrai Viñas Viejas OV (old vines) de Bodegas Covinca (DO Cariñena) que agrupa tres monovarietales -Cariñena, Garnacha y Tempranillo- identificables cada uno de ellos por la última letra de su nombre. TERRAI OVC  es un 100% Cariñena con crianza de 6 meses en roble francés, rico en flores azules y guindas, fresco, algo licoroso aunque no cálido, muy original. TERRAI OVG es un monovarietal de Garnacha con 3 meses de breve paso por barrica de roble americano y francés, todo frutas rojas, vainilla y caramelo, muy correcto aunque menos sorprendente que el anterior. Finalmente TERRAI OVT se elabora con Tempranillo y tiene idéntica crianza que Terrai OVG, destacando en nariz las ciruelas y las moras, resulta suavemente especiado y con tanino presente pero nada molesto. Grata sorpresa, particularmente el Terrai OVT, rara avis este resultón Tempranillo entre tanta Garnacha. Los tres muy correctos -con esa suave crianza en barrica de roble nada invasiva y tan respetuosa con la variedad- y con una excelente relación calidad-precio.

El reencuentro con José Antonio Ibarra -meses después de aquella inolvidable jornada en Daroca- resultó tan agradable como inesperado. Locuaz y cercano como siempre, nos animó a catar los vinos elaborados por su hija Patricia, galardonada con el premio al mejor expediente en Enología en el año 2021 por la Universidad de La Rioja. Dos tintos monovarietales (DO Calatayud) de producción muy limitada han sido los primeros en ver la luz con la firma de Patricia Ibarra. El SEGEDA GARNACHA nos regaló una macedonia de frutas rojas y hojas de menta en nariz, fino, redondo, sutil y fresco en boca, un vino muy disfrutón. Por el contrario, el perfil del SEGEDA SYRAH  nos llevó más a frutas negras -moras, cassis- potente, intenso y mineral en boca, un vino que apunta muy alto y ganará aún más en botella. Para no perder de vista, una pena que haya tan pocas botellas.


Llegado este punto, decidimos tomarnos un respiro y acercarnos a catar tres tintos de la IGP Bajo Aragón que ya son viejos conocidos nuestros. LO POU TINTO 2023 de Bodega Mas de Torubio (Cretas) -monovarietal de Garnacha Peluda con delicada crianza en barricas de roble y tinajas de arcilla- se manifestó muy aromático y fragante, aunque algo nervioso, marcada acidez y ligeramente descompensado en boca, tal vez algo falto de redondeo en botella. Sin embargo, el tinto top de la misma bodega -LA CLOTA 2022-  ensamblaje de Garnacha Peluda, Merlot y Cabernet Sauvignon con crianza durante 10 meses en roble francés y americano, nos pareció redondo, equilibrado y sabroso, un vino magnífico año tras año y con una excelente relación calidad-precio. Por último, el TEMPORE DERECHERO de Bodegas Tempore (Lécera) monovarietal de esta casta tinta casi extinguida con una crianza de 6 meses en barricas de roble francés, se mostró floral, fresco, ligero, aéreo, moderno, un vino muy especial, casi a medio camino entre una Garnacha de clima frío y una Pinot Noir de clima templado. Bien es verdad que fue más de nuestro agrado la añada anterior -con aquel ataque ligeramente abocado en el primer sorbo- pero al parecer la climatología afecta notablemente a la Derechero. Ventajas e inconvenientes de tener el único vino en el mercado elaborado con esta variedad.


Para continuar, catamos tres tintos más que no conocíamos. ALBADA PARAJE LA CAÑADILLA 2022 de Bodegas Virgen de la Sierra (DO Calatayud) es una Garnacha fina de altura con una pizca de Monastrell y Provechón, fresca, mineral y moderna, todo frutas rojas y hierbas aromáticas, de edición muy limitada. QUERENCIA DESEYA 2022 de Bodegas San Alejandro (DO Calatayud) se elabora íntegramente con Garnacha y entrega en nariz frutas rojas -cerezas, arándanos, guindas- sobre un recuerdo de monte bajo, muy agradable y bien diseñado. Por último, TINAJAS ANTIGUAS 2019 de Bodegas Libre y Salvaje (DO Cariñena) es un ensamblaje de Garnacha y Cariñena con crianza en tinajas de barro durante 24 meses. Frutas rojas, laurel y mina de lapicero, en nuestra opinión algo incómodo y extraño, muy original, pero debemos confesar que dicho material de crianza siempre se nos hace un tanto cuesta arriba. A reevaluar.


Y como broche final, nos dimos la satisfacción de catar los tres tintos monovarietales de más alta gama de Bodegas Enate (DO Somontano), una experiencia que nunca antes habíamos tenido la oportunidad de hacer. Misma añada 2021 para tres magníficos ejemplares de las tres variedades tintas internacionales más reconocidas, con generosas permanencias en barrica. Grosellas negras, eucalipto y minerales en el ENATE SYRAH-SYRAZ, intenso y con taninos aún presentes que se pulirán en botella. Algo parecido le sucede al ENATE CABERNET-CABERNET -frutas negras, mentolados y cacao- con mucha vida en botella por delante. Para terminar, con el ENATE MERLOT-MERLOT se alcanza la plena elegancia, un vino soberbio que recuerda a mermelada de moras y especias.


En resumen, una jornada excelente con una organización magnífica. Esperamos que siente precedente y que esta primera edición haya resultado del agrado de todo el mundo. Por el momento, parece firme la decisión de repetir el evento en Madrid el próximo mes de Octubre. Que se convierta en un referente en el panorama vitivinícola nacional parece sólo cuestión de tiempo.

Vayan desde aquí nuestros mejores deseos para que así sea. 



martes, 28 de enero de 2025

> Palencia, el discreto encanto de provincias

 

El turismo de interior tiene un ritmo más sosegado. Y no digamos si el destino es la provincia menos visitada de la España peninsular. En la vieja Castilla en general y en Palencia en particular, da la sensación de haberse detenido el tiempo. Nadie parece tener prisa en esta provincia amistosamente abrazada por las de Burgos, Valladolid y León, animando a los palentinos -quizás sin pretenderlo- a mirar hacia el norte más allá de las montañas, en dirección a Cantabria, territorio hermano que en otro tiempo fue la única salida al mar que tuvo Castilla. 





La mitad sur de la provincia de Palencia es una llanura colosal por la que se extienden las comarcas de Tierra de Campos y el Cerrato. Al visitante suele sorprenderle la gran altura de las iglesias de todos estos pueblos -algunos diminutos- pero hay que comprender que durante siglos fueron las espadañas de los templos los indicadores que seguían los viajeros para no perderse por los caminos. La otra gran vía de comunicación construida durante el siglo XVIII es el Canal de Castilla. Palencia es la provincia con más kilómetros de esta gigantesca obra hidráulica de la ilustración española diseñada con la finalidad de comunicar las zonas cerealistas de la meseta norte inicialmente hasta Reinosa, con la pretensión de prolongar más adelante su recorrido incluso hasta el puerto de Santander. Durante algo menos de un siglo, las barcazas cargadas de cereal recorrieron sus aguas en dirección norte, arrastradas por caballerías que tiraban de ellas desde los denominados "caminos de sirga". Animados por el éxito de la empresa, en sus orillas proliferaron los molinos y batanes, así como otras actividades comerciales. Aquellos fueron los años dorados del Canal de CastillaEl desarrollo del ferrocarril y la mejora de las comunicaciones por caminos y carreteras, hicieron que la explotación del canal como vía de transporte dejara de ser rentable. Poco a poco se fue abandonando su uso y en la actualidad sirve para el regadío, como fuente de producción de energía aprovechando los saltos de agua de sus esclusas y más recientemente como atractivo turístico. Hoy en día es posible disfrutar de su recorrido a pie o en bicicleta, en un entorno natural que permite contemplar flora y fauna ribereñas, solapándose alguno de sus tramos con etapas del Camino de Santiago, de manera que no es difícil coincidir con peregrinos procedentes de cualquier punto del mundo. Tal vez las obras más imponentes del canal sean las 49 esclusas -todas ellas numeradas- gracias a las cuales es posible salvar 150 metros de desnivel a lo largo de los más de 200 kilómetros que tiene en total su recorrido. Algunos tramos del canal pueden navegarse a bordo de barcos turísticos que realizan agradables recorridos guiados de algo más de una hora de duración.





Cualquier guía de arte románico que sea consultada, pasará irremediablemente por Frómista, porque tal y como decía el escritor leonés Raúl Guerra Garrido -Premio Nacional de las Letras en 2006- todo español debería visitar Frómista al menos una vez en la vida. La Iglesia de San Martín de Tours está considerada como el templo románico más completo de toda Europa. Construida en el siglo XI como capilla de un monasterio -hoy en día desaparecido- su ubicación en el centro de la localidad, en una gran explanada adoquinada y alejada de cualquier otra construcción, permite la contemplación de sus cuatro fachadas y vale la pena hacerlo con detenimiento. Cada detalle decorativo indica cómo los artesanos y maestros canteros viajaban a lo largo del Camino de Santiago, incorporando a sus nuevas obras las técnicas y estilos de otros artistas. Así es posible encontrar en el exterior de San Martín de Tours decoraciones como el "ajedrezado jaqués", presente en templos y castillos de Aragón, Navarra, León, Zamora e incluso Santiago de Compostela. En el interior de la Iglesia de San Martín de Tours se representa el románico más puro, mantenido tal y como fue diseñado, sin los habituales aderezos góticos y barrocos visibles en muchas otras iglesias, permitiendo al visitante o al peregrino la contemplación de sus ricos capiteles, pasear entre las columnas que separan sus tres naves, elevar unas plegarias y sentirse por unos minutos en la Edad Media.


Frómista es lugar de paso obligado en el llamado Camino Jacobeo Francés. Estas largas etapas por la llanura palentina no resultan especialmente duras, salvo quizás en los meses más calurosos, cuando guarecerse del sol de mediodía es casi una obligación. Existen numerosos albergues en Frómista donde los peregrinos pueden detenerse a pernoctar. A primera hora de la tarde, las terrazas se llenan de gente y se convierten en una Torre de Babel donde se escucha hablar en cien idiomas al mismo tiempo. Sin embargo, aunque cada peregrino la pronuncie con su propio acento, una frase se repite sin cesar... ¡Buen Camino!



Por el contrario, el extremo norte de la provincia de Palencia es en realidad la cara sur de la Cordillera Cantábrica, con mayores altitudes, climatología más extrema y naturaleza en estado puro. Allí nacen los ríos Carrión y Pisuerga que vertebran a lo largo de sus cursos casi la totalidad de la provincia, dejando tras de sí numerosos embalses -Compuerto, Camporredondo, Requejada, Ruesga- cuyas orillas pueden recorrerse por la denominada Ruta de los Pantanos, con  final en Velilla del Río Carrión e inicio en Aguilar de Campoo, localidad esta última que puede considerarse la capital de la Montaña Palentina, tradicional núcleo urbano nacido al calor de los intercambios comerciales y que en la actualidad se ha convertido en vértice industrial de la zona. Pocos restos se conservan del castillo de Aguilar de Campoo -ubicado como es lógico en la zona más elevada de la población- aunque vale la pena acercarse hasta sus faldas donde se alza la ermita románica de Santa Cecilia -cuidada y coqueta- desde cuyo mirador se tiene una espectacular vista panorámica de la localidad. El corazón de Aguilar de Campoo late con intensidad en los característicos soportales castellanos de su Plaza de España -en el pasado denominada Plaza Mayor o Plaza del Mercado- en uno de cuyos extremos destaca la Colegiata de San Miguel, templo gótico principal de la localidad donde se conserva el venerado Cristo Yacente de Aguilar. 


En el extremo occidental de la Ruta de los Pantanos se ubica Velilla del Río Carrión, último rincón de montaña palentina antes del límite con la provincia de León. Dedicada hasta el siglo pasado a la extracción de carbón, el paulatino abandono de las explotaciones mineras y el cierre de la central térmica sumió a esta localidad en una despoblación alarmante. Por fortuna, la belleza de su entorno natural ha conseguido reconducir su futuro hacia el turismo de calidad. El monumento más célebre de la localidad son las Fuentes Tamáricas, surgencias de agua ya descritas en época romana por Plinio El Viejo, situadas en el centro de un gran parque y a escasos metros de la ermita de San Juan de las Fuentes Divinas. El comportamiento de estas fuentes es cuando menos curioso, ya que de ellas puede manar agua en abundancia o permanecer absolutamente secas y estas variaciones pueden darse incluso a lo largo de un mismo día. Por supuesto, existe una explicación científica para ello, pero no seremos nosotros quienes la desvelemos. Este carácter misterioso sirvió para alimentar la leyenda del poder mágico de dichas aguas y aún hoy en día se cree que todo aquel viajero que encuentre secas las fuentes en su primera visita a Velilla del Río Carrión, fallecerá antes de siete días. Por nuestro propio bien, esperemos que sólo se trate de una leyenda...  



El legado dejado por los romanos en Palencia ha sido descubierto hace relativamente poco tiempo. Tratándose de una provincia mayoritariamente agrícola y ganadera, los hallazgos se han circunscrito al descubrimiento de varias villas romanas relacionadas con lo que fueron inicialmente explotaciones agropecuarias y que con el paso del tiempo se convirtieron en preciosos palacios en el medio rural con todos los lujos y comodidades de la época. Existen varias villas descubiertas, sin embargo sólo son visitables la Villa La Tejada en Quintanilla de la Cueza y la Villa La Olmeda en Pedrosa de la Vega. Ambas tienen la particularidad de que los yacimientos permanecen en el lugar exacto donde se descubrieron, no ha habido traslado de vestigios a museos y las labores de investigación se realizan in situ. Como es lógico, ha sido necesario destinar importantes sumas de dinero para acondicionarlas y preservarlas, pero el resultado es sencillamente imponente. En concreto, la Villa Romana La Olmeda es posiblemente el yacimiento arqueológico que conserva el mejor conjunto de mosaicos romanos en toda España. La visita a los 4400 metros cuadrados de la vivienda -pars urbana- se completa con los almacenes, talleres y cuadras -pars rustica- todavía por descubrir, sin olvidar el museo ubicado en la cercana localidad de Saldaña donde pueden contemplarse la mayoría de los objetos recuperados en el yacimiento.



La capital de la provincia se extiende junto a la margen izquierda del río Carrión, cuyo cauce se abre caprichosamente en dos brazos en ese punto, formando dos islas conocidas como El Sotillo de los Canónigos y la Isla Dos Aguas. Al este del río queda el casco antiguo de la ciudad, cuyo eje principal es la Calle Mayor Antigua, arteria peatonal de más de 900 metros de longitud en torno a la cual se sitúan la mayoría de lugares de interés. Muy cerca de allí, la Plaza Mayor -algo menos mayor que otras plazas mayores, si se nos permite el juego de palabras- alberga el ayuntamiento y unos cuantos restaurantes, aunque nos resultó más interesante la cercana Iglesia de San Francisco, con su doble espadaña y su claustro que esconde en unos de sus extremos una capilla-osario verdaderamente excepcional y que tiene el honor de haber sido la sede de las Cortes de Castilla en el siglo XIV.


Recorriendo la Calle Mayor hacia el norte, se llega a la Plaza de la Inmaculada y a la Catedral de San Antolín -La Bella Desconocida, como la llaman los palentinos- tercera catedral gótica más grande de España tras las de Toledo y Sevilla. El templo y las plazas que lo rodean sorprenden por sus dimensiones. La llana orografía de la ciudad favoreció las obras así como las numerosas propiedades que la Iglesia tenía en el entorno de dicha ubicación, previamente empleada para erigir un templo románico y anteriormente un templo visigodo, cuyos vestigios todavía son visitables en la cripta de la propia catedral. Muy cerca se halla la Iglesia de San Miguel, templo de estilo tardorománico o protogótico, de aspecto menos grácil y más robusto, pero que cuenta en su favor con la leyenda de haber sido el lugar donde se ofició la boda entre Rodrigo Díaz de Vivar -el Cid Campeador- y su esposa Doña Jimena. Y decimos leyenda porque no existe documento histórico alguno que permita corroborar dicho enlace. En cualquier caso y quizás precisamente por este motivo, la Iglesia de San Miguel es una de las preferidas por los novios palentinos para jurarse amor eterno.



Sin ningún género de dudas, la Calle Mayor Antigua es la pasarela de moda de la ciudad. Pasear por ella durante la tarde, saludar a los conocidos y dejarse ver parece ser imprescindible para muchos palentinos. Ciertamente es una actividad muy agradable, sin olvidar la belleza arquitectónica de muchos de sus edificios -tristemente cada vez menos habitados- es la cara urbana del vaciamiento de la España interior, un fenómeno imparable que afecta por igual a casi todas las capitales de provincia y del que hemos sido testigos en numerosas ciudades. Y no sólo hablamos de las viviendas -algunas de ellas encuentran una nueva vocación como apartamentos turísticos- sino sobre todo de los locales. El cierre de un comercio tradicional es inmediatamente aprovechado por las franquicias, independientemente del sector al que se dediquen -mayoritariamente a la hostelería, aunque las hay de todo tipo- y su voracidad urbanística es infinita. De manera que a los negocios de toda la vida tan sólo les queda resistir. Y precisamente en Castilla es donde hemos encontrado la resistencia más feroz ante esta invasión deshumanizadora de las grandes empresas. En ese sentido, nos resulta imposible olvidar una confitería en la Plaza Mayor de Salamanca, desde cuya entrada era posible divisar al fondo del local a una señora sentada junto a una mesa camilla. Pues de igual modo, en Palencia es posible encontrarse con comercios que todavía protegen su escaparate durante las horas de cierre con tablas de madera y farmacias heredadas de padres a hijos en las que sus propietarios residían en una vivienda justo encima de la botica. Son imágenes enternecedoras, cargadas de sentimiento, que hablan de cómo discurría el día a día hace medio siglo en cualquier ciudad española "de provincias", como se acostumbraba a decir -un tanto despectivamente- en los círculos más elitistas y relamidos de Madrid y Barcelona. Castilla todavía resiste -fiel a su historia, su pasado y sus tradiciones- convirtiéndose en una cápsula del tiempo que al visitante sorprende más por olvidado que por desconocido.



No obstante, hasta principios del siglo XX Palencia adolecía de una imagen icónica como ciudad. Quizás por ese motivo en el año 1930 el escultor palentino Victorio Macho recibió el encargo de construir una gran estatua de un Sagrado Corazón de Jesús. Se decidió erigirla en el Cerro del Otero, uno de los pocos promontorios cercanos a la ciudad. Con sus más de 20 metros de altura, el Cristo del Otero sorprende tanto por sus dimensiones como por la rapidez con que fue construido -apenas 9 meses- realizándose su inauguración en la primavera de 1931. A sus pies existe una preciosa ermita -visitable y muy reformada- dedicada a Santa María, en cuyo interior yacen los restos de Victorio Macho, cumpliendo así una de las últimas voluntades del artista, descansar en tierras palentinas después de haber diseñado esculturas y monumentos en España y América. En los meses con menos afluencia de visitantes, vale la pena acudir al atardecer a visitar el centro de interpretación del Cristo del Otero y esperar a quedarse a solas para disfrutar de las últimas luces del ocaso. Las sombras comienzan a ganarle terreno al sol, que apenas alcanza a iluminar el rostro y los hombros de la estatua. El silencio te envuelve, tan sólo se escucha a los pájaros o algún crujido de la piedra al enfriarse y en ese preciso momento hay quien asegura que se puede percibir un susurro, un murmullo, una suave voz procedente de lo alto que agradece al viajero la visita y que le acompaña hasta que el sol se pone por completo.



En efecto, ni una sola palabra hemos escrito relativa al vino en el presente artículo. Que no cunda el pánico, queridos lectores, enseguida resolveremos este asunto. A continuación una breve introducción a las denominaciones de origen Arlanza y Cigales, así como notas de cata y opiniones acerca de un par de vinos adquiridos, catados y disfrutados en tierras palentinas.


La provincia de Palencia no cuenta con una Denominación de Origen propia, sin embargo comparte con Burgos la DO. Arlanza y con Valladolid la DO. Cigales. La DO. Arlanza es una demarcación geográfica más bien joven -fue creada en el año 2007- aunque la tradición vitivinícola data de hace casi mil años. Sus viñedos ocupan aproximadamente 450 hectáreas repartidas en las inmediaciones del río Arlanza, en parcelas pequeñas, mestizas y desiguales, a menudo de difícil acceso, con marcos de plantación que imposibilitan la mecanización del trabajo en campo. Se extiende por la mitad sur de las provincias de Burgos y Palencia. La variedad Tinta del País es la más abundante, aunque también están autorizadas Garnacha, Mencía, Cabernet Sauvignon, Merlot y Petit Verdot. Se elaboran vinos tintos y rosados, ambos deben incorporar al menos un 50% de Tinta del País y en el caso de los rosados pueden elaborarse mezclando uvas tintas y blancas. Los cepajes reconocidos para elaborar vinos blancos son Albillo y Viura. 


En los últimos años ha crecido el número de bodegas de la DO. Arlanza hasta superar holgadamente la veintena. La mayoría siguen siendo de tamaño pequeño y algunas de ellas apuestan por la recuperación de viñas centenarias casi perdidas. Tal es el caso de Vinos Sinceros Viticultores elaboradores del PALENZUELA QUINTERO 2021, un vino de parcela como los de antes, pero de factura actual y muy moderno. Botella numerada -851 de 1300- ensamblaje de Tempranillo, Garnacha y otras variedades blancas, todas ellas procedentes de un mismo viñedo mestizo a una altitud de 1000 metros sobre suelos de cascajo y clima extremo en la comarca del Cerrato palentino. Crianza durante 18 meses en barrica de roble de 500 litros. Color rojo cereza de capa media con ribete malva. Cerezas, ciruelas y pimienta blanca en nariz. Ligeramente licoroso y con un punto herbáceo muy interesante. Marcadamente mineral, acidez media y francamente bien equilibrado. Fino, agradable y redondo en boca, con tensión, frescura y nervio. Todo un descubrimiento.


Históricamente Cigales se ha significado en la elaboración tradicional de rosados -antes denominados como claretes- los cuales representaban el producto sincero de la mayoría de los viticultores de la zona, vinos que se elaboraban tras la vendimia de toda la uva disponible en el viñedo, mayoritariamente tinta, pero con un porcentaje significativo de uvas blancas. Eran vinos destinados al autoconsumo y cuyos excedentes se comercializaban habitualmente a granel. La creación de la DO. Cigales data del año 1991 y sus viñedos se extienden por ambas márgenes del río Pisuerga tanto en su trazado vallisoletano como en el palentino, aunque en realidad no existe solución de continuidad entre unas tierras y las otras. El Consejo Regulador ha realizado una importante labor para posicionar Cigales en el mercado y actualizar su imagen. Tempranillo, Garnacha -tinta, blanca, tintorera y gris- Viura, Verdejo y Albillo son las variedades principales. Desde 2011 se reconocen como complementarias Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Sauvignon Blanc. Finalmente en 2022 se decidió eliminar la distinción entre variedades principales y complementarias. Se autoriza la elaboración de vinos tintos, rosados, blancos, espumosos y dulces. De un tiempo a esta parte, Cigales ha experimentado un salto cualitativo, que si bien le ha permitido alcanzar cierto éxito comercial, hay quien opina que ha sido a costa de perder algo de su identidad. 


Un buen representante de los nuevos tiempos que corren en la DO. Cigales es Bodega Hiriart, reinterpretación de la tradicional bodega de la familia Muñoz a cargo de su tercera generación. La bodega actual abrió sus puertas en el año 2007, aunque en realidad llevan más de un siglo elaborando vino. El nombre es un homenaje al apellido de su bisabuela de origen francés, con cuya familia -natural de Burdeos- establecieron relaciones comerciales a finales del siglo XIX. Este vínculo franco-español entre bodegas es de sobra conocido en Castilla, en La Rioja y en muchos otros lugares. No olvidemos que gracias a aquel intercambio de información y de vino, llegaron hasta nosotros las técnicas bordelesas de crianza en roble. HIRIART CRIANZA  2020 es un monovarietal de Tempranillo que reposa durante 14 meses en barrica de roble francés y americano. Color rojo picota de capa media con ribete granate. Ciruelas y cerezas, especias dulces, caja de puros y guirlache. Algo rústico y cálido en boca. Acidez media, astringencia media y ligero amargor en el postgusto. Menos voluminoso de lo esperado. Fresco, agradable, sabroso y versátil. Entre Rioja y Ribera... Cigales!


Damos por concluido este amplio y agradable recorrido por la provincia de Palencia, tierras tan cercanas como desconocidas para muchos españoles. Es curioso cómo con demasiada frecuencia emprendemos un largo viaje hasta el otro extremo del mundo y sin embargo seguimos sin conocer preciosos rincones de nuestro país que probablemente sean más valorados en el extranjero que por nosotros mismos. 

En una próxima entrada, todos los detalles de la visita a una espectacular bodega subterránea tradicional palentina.