Desde hace décadas, el abuelo Pablo venía cultivando aquellas viñas, almendreras y olivares, de modo que más por costumbre que por imposición, su actividad agrícola fue asumida de manera natural por su hijo Andrés, quien decidió complementarla con la cría de ganado vacuno. A largo plazo sin embargo, la actividad ganadera debió abandonarse y aquella nave situada en lo alto de una colina al sur de Barbastro poco a poco fue dejándose de usar excepto como almacén de aperos y maquinaria. Y así siguió hasta el año 2004 en que Isabel, María y Ana -hijas y nietas de viticultores- decidieron poner en marcha el proyecto que nos ocupa en el presente artículo. Su indudable respeto por la tierra, la transmisión familiar de valores y sentimientos, así como ese aprendizaje empírico de la viticultura, por capilaridad -casi por ósmosis- desde la infancia les llevó a emprender esta aventura empresarial con un indudable vínculo con el territorio.
En la actualidad la finca de Bodegas Meler se extiende por 110 hectáreas, de las cuales 82 hectáreas son viñedo, aunque no todas en propiedad. El resto siguen siendo olivos y almendros, ocupando en gran medida las laderas de un cerro a cuatro vertientes en cuya cumbre se encuentran las instalaciones de elaboración y crianza, en la antigua nave ganadera reconvertida en bodega que fue la protagonista del proyecto de fin de carrera de Ana Meler, directora técnica de la bodega. La mayor parte de los suelos son calcáreos y con un elevado contenido en yeso, característica que unida a las diferentes orientaciones del viñedo, determina significativas diferencias entre parcelas, cada una de las cuales se vinifica cuidadosamente por separado.
Tratándose de una de las bodegas digamos pequeñas del Somontano y todavía con pocos años a sus espaldas, la comercialización de los vinos de Bodegas Meler se orienta mayoritariamente hacia las tiendas especializadas y la restauración de la provincia de Huesca, no tanto por el resto de Aragón y algo más a nivel nacional. No obstante, se exporta casi el 38% de la producción y los vinos Meler llegan a día de hoy a 17 países. En la actualidad su catálogo está integrado por 10 vinos, elaborados con 7 variedades de uva, la mayoría internacionales, aunque con una creciente presencia de variedades autóctonas. La inquietud personal y el constante interés por aprender de Ana Meler, le animan a cultivar otras castas en fase experimental para observar su adaptación y aclimatación al Somontano, las cuales poco a poco van incorporándose a sus vinos.
Durante nuestra visita fuimos amablemente atendidos por Ana Meler, como ya hemos mencionado, directora técnica de la bodega y copropietaria junto con sus dos hermanas. Por cierto, qué diferentes son las visitas cuando quien proporciona las explicaciones forma parte del proyecto. Es lógico que las grandes bodegas cuenten con departamentos de enoturismo integrados por personal joven y uniformado, pero la experiencia para el visitante nada tiene que ver. Familia y tierra fueron probablemente las dos palabras que más escuchamos durante nuestra visita, señal inequívoca de cuáles son las prioridades de una bodega pequeña como Meler. Si a todo ello le añadimos la satisfacción de tener la oportunidad de catar vinos en rama, vinos de añadas atrasadas, vinos aún sin comercializar e incluso vinos que jamás saldrán a la venta, la sensación tras la visita no puede ser más enriquecedora.
Detallaremos a continuación nuestras notas de cata y opiniones acerca de los vinos que tuvimos ocasión de probar.
MWA BLANCO 2019
6000 botellas. Garnacha y Merlot (90-10). En realidad se trata de un blanc de noirs, un tipo de vino poco habitual por su elaboración tan especial, diseñado para un mejor aprovechamiento de las viñas de corta edad. De un atractivo amarillo dorado de capa media, se mostró poco expresivo en nariz. Por el contrario, resultó muy interesante en boca. Largo, cremoso y complejo, con un discreto amargor final, incluso algo tánico, que lo hacen gastronómico y maridable. Curioso y diferente.
MELER CHARDONNAY 2020
100% Chardonnay. Maceración prefermentativa en frío. Prensado y crianza sobre lías muy presente en fase olfativa. Visualmente de un sorprendente amarillo dorado medio-alto. Tarta de manzana y piña muy madura en nariz. Acidez notable y de nuevo con ese amargor final marca de la casa. Un blanco serio, muy distinto a otros monovarietales de Chardonnay del Somontano.
MELER CHARDONNAY 2021 "EN RAMA"
100% Chardonnay. Más reconocible y varietal, más parecido a lo que el consumidor medio entiende por un Chardonnay del Somontano, lo cual no terminamos de saber si es bueno o malo. Intensamente aromático (frutas tropicales, plátano y piña). A reevaluar tras filtrado y embotellado. Muy buenos mimbres. Prometedor.
MELER CHARDONNAY 2019
100% Chardonnay. Crianza 11 meses en barrica. Una rareza, catada por cortesía de Ana Meler. Elaborado por encargo para un cliente de fuera de España. Vino no comercializado, una verdadera lástima. Imponente color dorado medio-alto. Cera de velas y caramelo de café con leche. Torrefactos y frutos secos. Dulce de membrillo y crème brûlée. Predominio absoluto de notas de crianza, resultado de una elegante evolución bien controlada. Recuerda a Borgoña meridional. Excelente.
MWA TINTO 2017
Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah y Garnacha en proporciones desconocidas. 6 meses de crianza. Nada varietal, con la fruta casi desaparecida. Muy evolucionado, tal vez incluso francamente en declive. Barrica usada. Un vino cuyas notas de cata chocan frontalmente con su planteamiento original como vino de perfil juvenil y moderno. Desorientado y confundido.
MELER 9 MESES 2016
Cabernet Sauvignon y Garnacha. Extraño ensamblaje que no termina de funcionar, al menos en estas latitudes. Idénticas sensaciones que con el vino anterior. Posiblemente tuvo tiempos mejores.
MELER 15 MESES 2014
Merlot y Cabernet Sauvignon. Perfil clásico de los tintos del Somontano. Construido a imagen y semejanza de los tintos bordeleses, con largas crianzas en roble. Algo evolucionado, incluso para quien valora este tipo de vinos, de estilo algo trasnochado y poco actual, pero exitoso entre cierto público. Muy correcto, sin llegar a enamorar.
DIEZ BALLOS GARNACHA 2018
100% Garnacha. Frutas rojas, yogur de moras, lácticos y mentolados. Fresco y ágil. Postgusto medio. En la línea de otros monovarietales de Garnacha del Somontano. Ligero y actual. Delgado y moderno. Cumplidor.
Desde este medio queremos expresar nuestro agradecimiento a Ana Meler por habernos permitido conocer en primera persona este interesante proyecto familiar en el Somontano. Queda pendiente realizar una nueva cata -quizás con algo más de tiempo- que nos permita reevaluar alguno de sus vinos, especialmente aquellos que requieren de un análisis más sosegado.