miércoles, 9 de diciembre de 2020

> Navascués, el apellido del vino



La familia Navascués es sinónimo de la elaboración de vinos de calidad desde hace medio siglo en Aragón, más o menos la época en que Jesús Navascués decidió abandonar su Fuendejalón natal para cursar estudios de enología en Utiel-Requena. Y no le fue nada mal su estancia por aquellas tierras, pues regresó con su título de enólogo en el bolsillo y felizmente casado. Cariñena fue el lugar elegido por la pareja para iniciar su vida en común y la actividad profesional de Jesús como asesor de varias bodegas en numerosos lugares de España. A los años nacieron sus hijos -Mariano y Jorge- cuyas carreras profesionales han seguido los firmes pasos de su padre y también de su abuelo.

Con Mariano Navascués (izda) Dic. 2018
Con Mariano Navascués (izda) Diciembre 2018

De Mariano Navascués podría decirse que es como una navaja suiza, un profesional multiusos al que todos querríamos tener a mano. Presentador de televisión, comunicador, articulista, diseñador de campañas de promoción y muchas cosas más, desarrolla su principal actividad en el campo de la comunicación aunque no pierde de vista sus orígenes bien enraizados con el mundo del vino, algo imposible de olvidar si eres hermano, hijo y nieto de enólogos. Mariano tiene la deliciosa habilidad de conseguir en segundos que alguien a quien le acaban de presentar tenga la sensación de conocerlo de toda la vida. Y lo afirmamos sin miedo a equivocarnos, porque es exactamente lo que nos sucedió el primer día en que coincidimos. Su cercanía, su fluida conversación y su indudable encanto conquistan a cualquier interlocutor. Con Mariano hemos compartido agradables charlas y un indeterminado número de botellas de vino en el curso de unas cuantas catas y eventos. También le estamos más que agradecidos por haber contado con nosotros para alguna colaboración televisiva y por convertirse en el nexo de unión que nos ha abierto las puertas de algún que otro medio de prensa escrita especializada. Medio en broma, medio en serio y recordando la letra de aquel bolero, si Mariano Navascués nos dice ven, lo dejamos todo...

Jorge Navascués entre barricas

Su hermano Jorge estudió enología y tomó el relevo de su padre con quien trabajó en la asesoría de numerosas bodegas en Aragón y en otras regiones. En la actualidad su actividad profesional está centrada en la dirección técnica de dos bodegas pertenecientes al grupo CVNE, Viñedos del Contino en DOc. Rioja y Virgen del Galir en DO. Valdeorras. No obstante, la verdadera pasión de Jorge -convencido defensor del potencial vitivinícola aragonés y particularmente de la DO. Cariñena donde tantas vendimias lleva a sus espaldas- siempre ha sido elaborar sus propios vinos con las variedades de uva autóctonas de esta zona. Lleva varios años trabajando en ese sentido, aunque los inconvenientes que conlleva no disponer de bodega ni de viñedo en propiedad, le han supuesto alguna traba en el pasado. Su buena reputación y sus magníficas relaciones personales con todo el mundo del vino parecen estar despejando esas dudas, porque de unos años a esta parte, para cualquier viticultor es un honor que con sus uvas elabore Jorge Navascués alguno de sus vinos.

Vinos de Jorge Navascués

Cutio y Mancuso son los dos proyectos en que se agrupan los vinos de Jorge Navascués. El primero de ellos, con ese vocablo aragonés que significa "para siempre", son sus dos vinos de entrada de gama. Un blanco y un tinto, ambos sin crianza, se elaboran con castas tan apegadas al viñedo aragonés como la Macabeo, la Garnacha y la Cariñena. Recientemente ha sido modificada su presentación en botella y su etiqueta, mucho más borgoñona y comercial, aunque a nosotros nos gustaba la anterior, quizás por lo que tenía de significado. Ambos son vinos de una inmejorable relación calidad/precio y el buen hacer profesional de Jorge garantiza un excelente producto final. Por el contrario, Mancuso representa un nivel superior. Hasta la fecha agrupa cuatro vinos, todos ellos monovarietales, elaborados con las mismas variedades de uva señaladas con anterioridad. De presentación imponente, etiqueta limpia y atractiva, botella borgoñona, corcho natural de gran calidad y lacradas a mano. Al margen de estos dos catálogos, ha sido la voluntad de Jorge la elaboración de un vino que hiciera honor a la tierra de su madre. Así ha visto la luz La Pinada, un monovarietal de Bobal elaborado en Utiel-Requena del que la 2018 ha sido la primera añada.


Tuvimos el privilegio de ser invitados a una cata privada de todas estas joyas, realizada además en la propia bodega en que son elaboradas y dirigida ex aequo por ambos hermanos Navascués. Detallaremos a continuación nuestras notas de cata.


CUTIO BLANCO 2018
100% Macabeo. Flores blancas, manzana y piña madura. Hinojo y anís estrellado. Recuerdos de hierbas aromáticas y crema pastelera. Mineral y sabroso. Noble acidez. Un vino directo y un excelente representante de los macabeos aragoneses, en ocasiones algo acomplejados por otros cepajes extranjeros.

Etiqueta anterior del Cutio Tinto

CUTIO TINTO 2018
Garnacha y Cariñena en proporciones desconocidas. Bienvenida de fruta roja y continuación de frutas negra, con recuerdos vegetales. Regaliz rojo. Especiados, pimienta negra y café con leche. Final medio. Más complejo que en añadas previas aunque igual de franco en su paso por boca.



MANCUSO 2018
100% Garnacha. Elaborado a la antigua usanza en depósitos de hormigón, de ahí el color gris de su etiqueta. Fruta roja y monte bajo. Equilibrado y redondo. Un vino sincero y honesto, que representa a los vinos tradicionales de Almonacid de la Sierra. Un recuerdo a los vinos que se destinaban al autoconsumo en cada familia y que se elaboraban en alguna de las 200 bodegas subterráneas que llegó a haber en la localidad, muy parecidas a la que en la actualidad utiliza Jorge para elaborar y criar sus vinos.


MAS DE MANCUSO MACABEO 2016
100% Macabeo. Flores marchitas, manzanas asadas y mieles sobre un fondo de ebanistería. Algún recuerdo de crianza, de trabajo sobre lías o ambas cosas. Estructurado y elegante. Un blanco de categoría y que a pesar de su edad conserva una generosa carga frutal y una acidez fresca y amable. 

MAS DE MANCUSO GARNACHA 2017
100% Garnacha. Fruta roja y negra. Lácticos y especias. Fino y elegante en boca. Estupendo ahora mismo, pero prometedor en su evolución.


MAS DE MANCUSO GARNACHA 2016
100% Garnacha. Fruta negra acompotada, mermelada de ciruelas y chocolate con leche. Algo licoroso, recuerda a los bombones Mon Cheri. En un excelente momento.

MAS DE MANCUSO CARIÑENA 2018
100% Cariñena. Fruta roja y mentolados. Fondo vegetal. Carnoso y frutal. Acidez y astringencia presentes. Sorprendente por su amabilidad en paso por boca, más aún teniendo en cuenta su juventud y que no ha sido sometido a crianza en roble. Probablemente el mejor y más equilibrado monovarietal de Cariñena que hayamos catado. Para no perderlo de vista.


LA PINADA 2018
100% Bobal. Frutas rojas, flores azules y café con leche. Marcada acidez y astringencia notable. Delgado en boca. Ligero amargor final. Alejado de nuestros gustos, aunque tenemos la certeza de que Jorge conseguirá más pronto que tarde desentrañar los secretos de esta difícil variedad de uva mediterránea.

Interior de una bodega tradicional de Almonacid

Poco más se puede añadir, aparte de reiterar nuestro agradecimiento por haber sido partícipes de esta cata privada. Seguiremos con gran interés el impecable trabajo de Jorge Navascués de ahora en adelante, quizás uno de los mejores enólogos aragoneses en el panorama actual. Nadie está en mejor disposición para transmitir su proyecto que el propio elaborador y la permeabilidad de quien le escucha es aún mayor -como fue el caso- si las explicaciones se realizan en el corazón de la propia bodega. 

Sin embargo, todo este esfuerzo desconocido de elaboradores que se empeñan en darle valor a territorios ignorados, merece ser difundido. Y en el desempeño de esa labor de difusión, será el momento en que si Mariano Navascués "nos dice ven", lo dejaremos todo...



lunes, 14 de septiembre de 2020

> French Kiss: Le Bobal 2017




Todos tenemos en la memoria la adorable película dirigida por Lawrence Kasdan en 1995 y protagonizada por Meg Ryan y Kevin Kline, una comedia romántica que siguiendo el previsible guión de chico-conoce-chica y tras un precioso recorrido por toda Francia, termina felizmente en un viñedo con las luces del atardecer. 


La historia que hoy nos ocupa tiene ciertas similitudes, aunque también algunas diferencias. Digamos que chico francés conoce a chica española y se marchan a trabajar a Francia. Años después deciden regresar a España para hacerse un hueco en el mundo del vino y el negocio es un éxito prácticamente de inmediato. Chico y chica son felices para siempre. Lo que a simple vista parece el guión de otra película, resulta ser absolutamente verídico. Benoit Dussart vino a España a estudiar su último curso de ingeniería. En Valencia conoció a Silvia Pedrón y una vez terminadas sus respectivas carreras universitarias, emigraron a Francia donde durante varios años trabajaron como ingeniero y profesora de matemáticas respectivamente. En 2017 tomaron la decisión de dar un giro radical a sus vidas y recogiendo el testigo del abuelo de ella, se hicieron cargo de la antigua bodega de la familia. En realidad las instalaciones llevaban varios años en desuso, de manera que lo primero que debieron acometer fue una remodelación a fondo, conservando todo lo posible pero introduciendo los materiales y las mejoras necesarias para cumplir con las normativas sanitarias actuales.

Viñedo. Fuente: Facebook de la bodega

Veía así la luz Bodega Dussart-Pedrón (Los Pedrones, Valencia) adscrita a la DO. Utiel-Requena. Poseen 18 hectáreas totales de viñedo en propiedad, aunque sólo emplean 3 de ellas para elaborar vino propio, el resto de la uva se vende a la cooperativa de la localidad. Elaboran tres tintos monovarietales -Garnacha, Tempranillo y Bobal, todos ellos con el nombre en francés de la variedad de uva- así como un rosado coupage de todas ellas y bautizado obviamente como Le Rosé. En el caso concreto del vino que nos ocupa, el viñedo del que procede la uva con que se elabora Le Bobal 2017 tiene más de 70 años de edad y está plantado en vaso a 740 metros de altitud, con un clima continental y suelos arcillo-calcáreos. Vendimia manual en cajas y doble selección de racimos. Fermentación más bien corta en depósito de acero inoxidable de 3000 litros con levaduras autóctonas y posterior crianza durante 7 meses en roble francés y tinajas de barro.


Sala de crianza. Fuente: Facebook de la bodega

Preciosa presentación exterior en botella borgoñona de gran calidad y etiqueta sobria pero con personalidad, indicando el número de botella escrito a mano, lo cual siempre confiere un añadido de exclusividad. Rojo picota de capa media con ribete granate, ligeramente opalescente en nuestra opinión, lo cual en absoluto puede considerarse una crítica negativa, en especial si se tiene en cuenta su elaboración puramente artesanal. Mermelada de ciruelas, vainilla y chocolate con leche en fase olfativa. Sanguíneo, férrico y mineral, sobre un suave fondo de tostados y especias. Acidez marcada -influencia directa de la altitud y de la amplitud térmica- característica que lo hace ligero, fresco y alegre en su paso por boca, a pesar de resultar algo licoroso. Astringencia media en boca -excelente trabajo de crianza- y con un leve amargor presente que le ayuda a sostenerlo en longitud. 



Tal vez Le Bobal 2017 es el mejor monovarietal de este cepaje que hayamos catado nunca, posiblemente debido a su peculiar elaboración con claras influencias borgoñonas, conservando toda la fruta y con unos suaves aportes de crianza que acompañan sin eclipsar ni molestar. La búsqueda de la sutileza en la copa es la clara demostración de que es posible elaborar vinos elegantes con esta variedad, en contraposición con la tradicional -a la par que obstinada- costumbre de extraer color y estructura hasta el límite para después tener que someter al vino a crianzas largas y agresivas. Nuevas ideas de elaboradores más jóvenes dispuestos a arriesgar y que probablemente sean la clave para que ciertas variedades autóctonas recuperen el prestigio que nunca debieron perder.

Se acostumbra a decir que el amor es la energía que mueve el mundo y si además las emociones surgen entre viñas y barricas, poco más podemos añadir.

C´est une question d´amour, mes amis...

Fotograma final de la película "French Kiss"
Fotograma final de la película "French Kiss"

> Notas de cata: Cabriola 2016




El lanzamiento de un nuevo vino al mercado activa en nuestro interior una serie de resortes que habitualmente permanecen aletargados, así que movimos los hilos adecuados para conseguir una botella del Cabriola 2016 elaborado por Bodegas Borsao (DO. Campo de Borja). 

De entrada nos llamó la atención su imponente presentación en botella borgoñona de alta calidad con corcho natural de gran tamaño. Sin duda un prometedor inicio. Una rápida visita a la web de la bodega nos proporcionó la información necesaria en cuanto a variedades de uva, tiempo de crianza y demás detalles técnicos. Garnacha, Syrah y Mazuela -siendo las dos primeras mayoritarias, probablemente casi a partes iguales- procedentes de viñedos de 20-60 años de edad con diversidad de suelos y situados a una altitud entre 350 y 700 metros sobre el nivel del mar. Vinificación de cada variedad por separado y crianza en barricas bordelesas de roble francés y americano (90-10)

Conociendo la habitual línea de trabajo de la bodega, los mercados internacionales a los que exporta sus vinos y habiendo catado en numerosas oportunidades sus vinos más punteros -Tres Picos,  Berola, Zarihs- esperábamos encontrar en la copa una de esas garnachas potentes, opulentas, poderosas, casi apabullantes, con gran extracción y largas permanencias en roble de tostado medio-alto. Sin embargo, el Cabriola 2016 nos recibió visualmente con un color rojo cereza de capa media y ribete rubí insinuando algún tímido granate. Flores azules, guindas y chocolate con leche en nariz. También especias dulces, mentolados, arándanos y grosellas negras. Acidez media-alta muy refrescante que invita a seguir bebiendo e impide que el vino resulte pesado o cansado. Ligero y fluido en su paso por boca -tal vez demasiado- rompiendo con la línea de los últimos años de elaborar vinos más al gusto de los mercados extranjeros. Un ligero amargor nos hizo sospechar algo de vino joven de refresco o quizás proveniente de ese pequeño porcentaje de Mazuela, que lo hace más crujiente y aporta frescor al conjunto. 


Nuestra segunda duda surgió en cuanto a la añada, teniendo en cuenta que en copa se comporta como un vino jovial, alegre y casi juvenil. De nuevo tiramos de contactos para que nos aclararan las cosas -no hay como tener amigos- y descubrimos dónde radica el secreto de este exitoso vino. Las bodegas de tamaño pequeño, una vez que terminan de vinificar en los depósitos de inoxidable, suelen pasar el vino a barrica para hacer la crianza, unos meses después se embotella y de nuevo se deja pasar algunos meses más antes de su comercialización. No puede decirse que Bodegas Borsao sean precisamente pequeñas -más bien todo lo contrario- de manera que pueden permitirse ciertos lujos en los procesos de elaboración. En el caso que nos ocupa, el más importante de estos lujos es la posibilidad -no sólo por espacio sino principalmente por motivos económicos- de mantener los vinos terminados en inoxidable durante más de dos años, posibilitando así una decantación natural, una estabilización y un redondeo de manera natural, siendo el tiempo su principal y más valioso  aliado. Es entonces cuando se realiza el coupage final, se deciden los porcentajes de cada variedad y se introduce el vino en las barricas bordelesas de roble francés y americano, donde duerme durante 12 meses hasta completar su crianza. Esta novedosa y moderna elaboración, combinando el inoxidable con la barrica, sorprende porque es algo diferente de lo que tradicionalmente se venía haciendo. A cambio, se pierde por el camino un poco de longitud y de persistencia en el postgusto, pero no se puede hacer una tortilla sin romper los huevos. Estos son los vinos del futuro, los vinos que vienen, vinos modernos más afines al gusto europeo, con predominio de la fruta sobre la crianza. Vinos frescos, crujientes y jugosos, versátiles en sus maridajes, fáciles de beber y que atraen a un amplio número de consumidores. Si además se añade una presentación exterior atractiva y una relación calidad-precio interesante, como es el caso de este Cabriola 2016, el éxito está de sobras garantizadogarantizado. 

Nuevos tiempos para los vinos de la DO. Campo de Borja.


sábado, 29 de agosto de 2020

> ¡Viajeros al tren!




A mediados del siglo XIX comenzó a fraguarse la idea de establecer una conexión ferroviaria entre Francia y España atravesando los Pirineos por su parte central. El lugar elegido fue la cabecera del río Aragón y para ello se emprendió la colosal labor de perforar la roca bajo las montañas hasta conseguir finalizar la construcción del túnel de Somport. Se planeó asimismo levantar una preciosa estación de estilo modernista en el valle de Arañones -endrinas, en aragonés- que serviría de lugar de intercambio de mercancías, correo y pasajeros. Las obras de la Estación Internacional de Canfranc se prolongaron durante una década -desde 1915 hasta 1925- periodo de tiempo sorprendentemente corto, teniendo en cuenta las técnicas constructivas de la época, los rigores climatológicos y las dificultades orográficas del terreno. La solemne inauguración del complejo ferroviario tuvo lugar el 18 de Julio de 1928 y contó con la presencia del rey de España D. Alfonso XIII y del presidente de la República Francesa M. Gaston Doumerge. El edificio de la estación funcionaba como una ciudad fronteriza y contaba con todos los servicios necesarios: un hotel, un pequeño hospital, cafés, tiendas, salones de belleza, oficina de correos, despachos, almacenes y dependencias del personal de las compañías ferroviarias francesa y española que convivían en la estación. El lujoso vestíbulo y los andenes eran un continuo trasiego de pasajeros y maletas, dado que los diferentes anchos de vía de cada país obligaban a realizar trasbordo en Canfranc. Y si se daba el caso de tener que esperar mucho tiempo, no era infrecuente que los viajeros decidieran pasarlo en algunos de los numerosos negocios y comercios que proliferaron en torno a la estación.  En tan solo unas décadas, donde antes pastaba el ganado, había surgido una nueva y próspera población al calor del desarrollo económico de la línea ferroviaria.


Algunos vagones históricos descansan todavía en sus vías

En una primera etapa la estación prestó servicio al transporte de pasajeros y mercancías durante algo menos de dos décadas, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 y en cuyo contexto tuvo un inesperado protagonismo al convertirse en la puerta trasera de la Francia ocupada. Canfranc fue punto de reunión de espías así como la vía de escape de muchos judíos europeos -ayudados en su huida por los habitantes de las poblaciones pirenaicas de ambos lados de la frontera- pero también fue la ruta por la que España envió grandes cargamentos de wolframio con destino a las fábricas de blindados alemanas. En sentido opuesto, por Canfranc entraron toneladas de lingotes de oro, procedente de los saqueos de las propiedades de la población judía de toda Europa y de los campos de concentración. La mayor parte de ese oro nunca tocó suelo español, sino que partió rumbo a Sudamérica, lugar de refugio de muchos mandatarios nazis una vez terminada la guerra. Aunque todos estos hechos eran conocidos, la confirmación definitiva no se produjo hasta que en el año 2000 el ciudadano francés Jonathan Díaz encontró por casualidad unos documentos abandonados en un rincón de la estación que demostraban el tránsito del denominado "oro de Canfranc".


Interior del vestíbulo en rehabilitación

La segunda época brillante de la Estación Internacional de Canfranc se inició a principios de los cincuenta y se extendió hasta el 27 de Marzo de 1970, fatídica fecha en la que descarriló un tren de mercancías en el lado francés provocando el derrumbe del puente de L´Estanguet. Este trágico accidente fue la puntilla para la línea ferroviaria que conectaba España y Francia atravesando el túnel del Somport. Cincuenta años después y a pesar de la aparente sintonía entre ambos gobiernos, la comunicación ferroviaria entre los dos países sigue siendo el sueño no cumplido de muchas personas a ambos lados de la frontera. No obstante, el tren de pasajeros que conecta Zaragoza con Canfranc goza de un indudable atractivo y no precisamente por su rapidez -más bien todo lo contrario- sino por los paisajes que regala al viajero en su recorrido por valles y montañas desconocidos para la mayoría de nosotros, acostumbrados a trayectos en coche cada vez más breves, gracias a las mejoras implementadas en las carreteras de la zona. A estas alturas a nadie se le escapa que el canfranero -nombre cariñoso con el que se denomina al renqueante tren que realiza el trayecto- despierta en la mayoría de la gente sensaciones de cariño y de añoranza, pues representa el abrazo de dos regiones -Aragón y Aquitania- separadas por una frontera, pero unidas por un mismo deseo histórico cumplido en el pasado y esquivo en el presente.

Hasta aquí la introducción histórica. Con certeza, queridos lectores, os estaréis preguntando qué tiene que ver una estación ferroviaria abandonada con el mundo del vino. Comenzamos el viaje, acomódense en sus asientos y prepárense para disfrutar con la magia de los trenes antiguos, así que daremos un último aviso para los rezagados... ¡Viajeros al tren!


Canfraneros a punto de iniciar su viaje. Imagen cortesía de Marta Tornos

Las oscenses Bodegas Valdovinos son una empresa familiar  -con nada menos que cuatro generaciones de historia a sus espaldas- ubicada en Antillón y están adscritas a la DO. Somontano desde  el año 1998. El pasado mes de febrero decidieron ampliar su catálogo de vinos y vermuts sacando al mercado una nueva familia de tres vinos con el nombre de tan querido tren. Como no podía ser de otra forma, la presentación oficial se realizó en el vestíbulo de la Estación Internacional de Canfranc. Un blanco, un rosado y un tinto con crianza, todos ellos en botella borgoñona y con una imagen icónica y juvenil, anticipando en cierta medida las características de dichos vinos: versátiles, frescos y fáciles de beber. Por cortesía de la bodega -que tuvo la amabilidad no sólo de hacernos llegar unas botellas, sino que además lo hizo personalmente a pesar de las limitaciones derivadas de la crisis sanitaria que todos conocemos- catamos los tres vinos en detalle, como a nosotros nos gusta, sin prisa, dejándolos expresarse y evolucionar. 



CANFRANERO ROSADO 2019
100% Cabernet Sauvignon. Visualmente de un bonito color rojo fresa de capa media. Frutillos rojos, lácticos y grosellas en nariz. También apio, hoja de tomate y hierbabuena. Fresca acidez. Ligero y amable en boca. Sin rastro de azúcar residual. Queda ligeramente a medio camino entre los rosados golosos -visualmente promete- y la actual tendencia de los rosados afrancesados. Quizás algo más de cremosidad y de estructura le vendría bien. Esperaremos a la añada 2020 para ver qué linea ha decido seguir la bodega. 



CANFRANERO BLANCO 2019
100% Chardonnay. Excelente interpretación de esta variedad de uva francesa que tan buena expresión adquiere en el Somontano. Precioso color amarillo dorado, con nariz frutal (manzana y piña), sobre un fondo de panadería y especias. Algo cálido de inicio, bien compensado en acidez. Excelente en boca. Cremoso, amplio, graso y muy agradable. Final levemente amargo que le aporta longitud.  Muy presente el trabajo sobre lías. Más complejo y versátil de lo que cabría esperar. Buena opción para disfrutar por copas pero con grandes posibilidades de maridaje: pescados grasos, carnes blancas e incluso comida asiática.



CANFRANERO CRIANZA 2017
Cabernet Sauvignon y Tempranillo en proporciones desconocidas con permanencia durante 10 meses en roble francés. Ensamblaje de una variedad francesa con otra española, representando la unión transfronteriza entre ambos países. Visualmente más Tempranillo, con capa media y ribete granate. En nariz más vegetal que frutal -predomina la Cabernet- con recuerdos de ciruelas y otras frutas rojas muy maduras. No demasiado expresivo en fase nasal, algo dominada por las notas de crianza como los tostados y el café en grano, provenientes de la barrica probablemente usada. Un poco delgado en boca, con astringencia media y cierto amargor final que lo sostiene en el postgusto. Un producto muy comercial, por el atractivo de su nombre, por su precio y por ese vínculo francoespañol que tan bien representa el espíritu de la Estación Internacional de Canfranc. 

Tres vinos que comparten algo más que el nombre con el espíritu de esa línea ferroviaria ignorada por las administraciones durante décadas. Porque siempre hay más cosas que nos unen, porque las fronteras a menudo sólo sirven para separar y porque lo verdaderamente valioso son las personas. Mientras tanto, el tiempo parece haberse detenido en Canfranc y hay quien asegura que en los atardeceres brumosos puede verse todavía a algún viajero despistado -como el de la imagen de cierre- que consulta su reloj mientras espera la llegada del tren, un tren que se retrasa durante demasiados años.


Recreación histórica año 2015. Imagen cortesía de Gonzalo Aguado

jueves, 9 de julio de 2020

> Vignerons de Huesca 2020




Parece que hace una eternidad, pero fue a finales de Febrero cuando se celebró en Aínsa el panel anual de cata de Vignerons de Huesca, integrado en esta edición 2020 nada menos que por 26 expertos catadores. Los elegidos se distribuyeron en tres mesas de cata separadas y diferenciadas por sectores para reducir la influencia entre sí y de esta manera conservar todas las valiosas opiniones de cada uno de ellos. Una primera mesa integrada mayoritariamente por enólogos se centró en el análisis técnico de los vinos y en su elaboración. La segunda mesa se diseñó pensando en el análisis sensorial de los vinos y para ello se contó con sumilleres y con titulados WSET, dando a la cata estricta todo el protagonismo. La tercera y última mesa fue sin duda la más relajada, conformada con los denominados "disfrutones", aficionados al vino con conocimientos avanzados de cata pero orientando sus opiniones hacia los maridajes y sus vínculos ineludibles con la gastronomía.


Mesa de análisis sensorial

Vinos presentados por las bodegas invitadas

Se presentaron un total de 36 vinos de los cuales 32 de ellos superaron las deliberaciones del panel de cata. Ni que decir tiene que los vinos presentados por los dos Master of Wine -Norrel Robertson y Fernando Mora- presentes como catadores en la mesa de enología, también superaron holgadamente la nota mínima de corte. Ya el año pasado se instauró la figura de la bodega invitada, hasta ahora designada exclusivamente por la organización. Con el fin de hacer esta elección más abierta, este año se preseleccionaron cuatro bodegas candidatas a bodega invitada el año próximo. Tierramaestrazgo (Mas de las Matas, Teruel), Ignius (Almonacid de la Sierra, Zaragoza), Ficaria Vins-Irur (Arenys de Lledó, Teruel) y Augusta Bilbilis (Calatayud, Zaragoza) resultando esta última finalmente elegida en base a las puntuaciones obtenidas por su monovarietal Samitier Syrah 2016, un vino de impecable elaboración y excelente relación calidad-precio, más tecnológico y previsible que sus competidores, con algo menos de pasión aunque mucho más comercial, pues al fin y al cabo de lo que se trata es de llegar a cuantos más consumidores mejor.


Foto de grupo: panel de cata y bodegueros (pre-COVID style) 

En cuanto a las novedades para este año 2020 las hay en abundancia. Algún vino aún no está disponible, tal es el caso del nuevo blanco de Bodega El Vino del Desierto (Lanaja) -su nombre aún no se ha hecho público- del que catamos muestras extraídas directamente de la barrica, salto cualitativo del ya sobradamente conocido Duna, coupage de Garnacha Blanca y Alcañón criado sobre lías. Bodegas Edra (Ayerbe) fue la que incorporó más novedades a su catálogo y presentó tres vinos completamente nuevos. El Edra Ababol 2019 rosado clásico elaborado con Syrah para los amantes del rosado, concesión comercial casi a regañadientes por parte de su elaborador. Resulta frutal y versátil, rompiendo con la habitual política transgresora de la bodega en la elaboración de este tipo de vinos. El Edra Raposa 2008 es una deliciosa excentricidad ideada por la mente inquieta de Alex Ascaso. Advertencia para quien no termine de creerlo: no hay ningún error en la añada. Vino naturalmente dulce proveniente de uvas de la variedad Merlot vendimiadas con sobremadurez en el mes de Noviembre, vinificadas como vino tinto sin agotar su contenido en azúcares y criado durante más de una década en barrica. Una rareza magnífica, con enormes posibilidades de maridaje. Probablemente irrepetible. Por último y de nuevo con un nombre peculiar, el Edra Volada D´Aire 2019, ensamblaje infalible y exitoso -Garnacha y Syrah- muy extendido en otras zonas geográficas y sin embargo bastante original en tierras oscenses. Ponderado y equilibrado, magnífica complementación de una casta con la otra, tanto en cata técnica como en maridajes. Vino comodín, para no fallar.



Desde Adahuesca Bodegas Alodia presentó dos vinos nuevos. El Alodia Único Cabernet Sin Sulfitos 2019, técnicamente perfecto, supone en nuestra opinión una arriesgada elección de variedad para elaborar un vino sin crianza que sin embargo no deja indiferente a nadie. Muy gastronómico, su destino parece ser la armonización con carnes, embutidos y guisos. La segunda novedad es en realidad la reedición de un vino que Bodegas Alodia sólo elabora en las mejores añadas. En este sentido, el Cruz de Los 2016 -Syrah, Cabernet Sauvignon, Moristel y Parraleta- es el vino top de la bodega. Fermentaciones y crianza por separado de cada variedad y selección de barricas antes del coupage final hasta completar 12 meses de crianza en roble francés. Concentrado, potente, inmenso, con gran potencial de guarda y mucho recorrido en botella. Tal vez el vino con la botella más bonita de todos los presentados, aunque lamentablemente tenga su repercusión en el precio final. Para darse un homenaje.


La última novedad para 2020 la presentó Bodegas Sers (Cofita). En nuestra opinión, sabia decisión de la familia Canales al eliminar de su catálogo las referencias de Reserva y Gran Reserva -un tanto trasnochadas- para fusionarlas en un nuevo producto más comercial -Sers G.R.18 2016- con el nombre de la ruta senderista que une Fonz con la Ribagorza. Ensamblaje de variedades internacionales tintas -Cabernet Sauvignon y Merlot- destinadas a largas crianzas en barrica de roble americano, en este caso durante 18 meses. Elegante y entretenido en cata técnica, hará las delicias de aquellos comensales a quienes les gusten vinos maduros y complejos. Granate de capa media con menisco ladrillo. Ciruelas pasas, higos secos, chocolate negro y caja de puros. Balsámico y elegante. Redondo y equilibrado, con taninos bien domados. Tiene de todo y nada le sobra. Excelente vino clásico del Somontano con indudable influencia bordelesa.


Tintos jóvenes

Blancos

El año pasado se presentaron varios vinos bajo la etiqueta de Vinos Únicos Vignerons -tan sólo disponibles a través de los establecimientos autorizados- que se convirtieron casi de inmediato en absolutos éxitos de ventas. Es el caso del blanco más extremo de Vignerons, nos referimos al Zinca D´Oro, Garnacha Blanca y Alcañón con crianza oxidativa en damajuanas de cristal elaborado por Clavería Barrabés Viticultores (La Almunia de San Juan) en 2019 por primera vez, repitiendo en esta edición con igual éxito. Una producción limitada que durará poco en las estanterías, con infinitas posibilidades de maridaje y una diversión sin límites en cata técnica, un parque temático de aromas que regresa gracias a esta elaboración casi olvidada y recuperada de la memoria atávica de nuestros antepasados. Enhorabuena. Lo mismo puede decirse del Alodia Moristel MC,  divertida interpretación de esta variedad de uva autóctona en recuperación. Elaborado mediante maceración carbónica, transmite fruta y frescura con generosidad. Un vino alegre, más para disfrutar por copas que para acompañar una comida completa, aunque su versatilidad lo pondrá sobre muchas mesas. Nos atrevemos a afirmar que es el Beaujolais Nouveau de Vignerons. Algo más serio aunque sobradamente versátil es el Sers Unico 22417, Merlot y Syrah de la añada 2017 con crianza durante 8 meses en barrica de roble americano. Impecable semicrianza que fue uno de los vinos más exitosos el año pasado. Bodegas Sers repiten ensamblaje y tiempo de barrica para reeditar este vino con el nombre del código postal de Cofita. No forzosamente gastronómico, acompaña satisfactoriamente a cualquier plato. Y terminamos este repaso a los vinos únicos Vignerons con algo más delicado y femenino, el Vispius Rosado de Bodegas Estrada Palacio que tomando como base la Moristel,  obtienen este rosado moderno y afrancesado, de capa tenue y gusto actual, más con alma de blanco que de rosado. Técnicamente perfecto, competirá con los rosados de la Provenza en las terrazas del Pirineo durante la temporada primavera-verano.


Tintos crianzas

Tintos robles y semicrianzas

Paralelamente, otro grupo de vinos Vignerons podrían calificarse como "éxitos de siempre", por su trayectoria sostenida en el tiempo, por su histórico de puntuaciones y por las opiniones favorables de los consumidores año tras año. Es el caso de Sed y Duna de Bodega El Vino del Desierto, la gama completa de Vispius y el Sentif de Bodegas Estrada Palacios, la gama completa de Sers -impecable el trabajo de la bodega de la familia Canales en los vinos presentados en esta edición- los originales tintos con crianza en tinaja de barro Zinca D´AnforaBin de Ric de Víctor Clavería, sin olvidar los monovarietales de Alodia -Alcañón, Moristel y Parraleta- así como su espumoso, apuestas comercialmente arriesgadas que sin embargo se afianzan cada año y los vinos consolidados de Bodegas Edra -Blancoluz, Xtrasyrah, Sol y Grullas de Paso- con algunas sutiles variaciones entre añadas pero siempre en una línea constante no sólo en cuanto a calidad sino también en aceptación por parte del consumidor final.

En resumidas cuentas, los visitantes de tierras altoaragonesas tendrán este año mucho donde elegir en materia enológica. El sello Vignerons de Huesca está visible en los catálogos de cada vez un número más amplio de restaurantes y tiendas especializadas, dando significado al esfuerzo de todas aquellas personas comprometidas con la elaboración de un producto de gran calidad, que apuestan decididamente por el territorio y que dan continuidad a las labores tradicionales que ya desempeñaron sus antepasados.

Vignerons de Huesca, la grandeza de lo pequeño.




lunes, 29 de junio de 2020

> Días de vino y coronavirus




Durante las semanas que estuvo vigente el estado de alarma en España y se obligó a la población a sufrir el arresto domiciliario -que no cuarentena- conocido tan a fondo por todos y ante la imposibilidad de relacionarnos con otros aficionados al mundo del vino excepto por vía telemática, el único modo de ejercitar nuestros sentidos desde el punto de vista enológico fue catar vinos a título personal en la soledad del hogar. Hubo tiempo para probar todo tipo de vinos, algunos adquiridos hace tiempo, otros fruto de la generosidad de algún amigo y unos cuantos más proporcionados amablemente por los propios elaboradores.

Detallaremos a continuación nuestras notas de cata y opiniones de dichos vinos. No están todos los que son, pues algunos han protagonizado -o lo harán en un futuro- artículos en exclusiva. Pasen, lean y disfruten con lo que han sido nuestros refugios enológicos durante las largas semanas de confinamiento.

CAL 2016
Verónica Ortega. DO. Bierzo. 100% Godello. Crianza en barro y en barrica. Amarillo dorado casi oro rosa. Limón, pomelo y membrillo. Fresco, untuoso, graso, sabroso y largo. Un godello muy diferente, que logra detener el tiempo durmiendo en ánfora y en barrica. En tiempos excepcionales, vinos excepcionales. Muy acertada recomendación personal de Javier Buil de La Corona de L´Ainsa




LAS MARTAS 2018
Botella de gran calidad y preciosa etiqueta vintage muy borgoñona. Frutas rojas maduras, lácticos, especias dulces y café en grano. Interesante monovarietal de Garnacha aparentemente sin crianza (¿tal vez un poquito?), muy equilibrado a pesar de su generoso 15,5% alcohol. Gran trabajo de Bodegas San Gregorio en Cervera de la Cañada (DO. Calatayud). Obsequio de Julio Viela con entrega cuasi ilegal a la salida de un aparcamiento.


LA MUELA 2018
Primo hermano del anterior vino, comercializados y adquiridos al unísono. Monovarietal de Macabeo de tres viñas viejas -La Muela de San Gregorio, La Muela París y Tras la Muela- situadas a una altitud entre 650 y 1000 metros. Elaborado también por Bodegas San Gregorio en Cervera de la Cañada (DO. Calatayud). Dorado medio, denso incluso visualmente. Plátano y piña maduros, mermelada de melocotón y tarta de manzana sobre un fondo de panadería. Excelente acidez que compensa el conjunto. Graso y untuoso. Final medio-largo. Muy buen trabajo sobre lías, si no hay paso por barrica lo parece. Al igual que el anterior, cortesía de Julio Viela.


PRADOS FUSIÓN 2018
Bodega Pagos del Moncayo (DO. Campo de Borja). Coupage de Garnacha y Syrah en proporciones desconocidas. Rojo guinda con margen violáceo. Capa media-baja. Frutas del bosque y pimienta blanca. Crujiente, fresco y alegre. Parece una maceración carbónica parcial. Garnacha de Campo de Borja en versión moderna. En breve cataremos la nueva añada 2019 que promete diferencias interesantes. Detalle de Carlos Burgués de Axial.


TIERRAMAESTRAZGO QUERCUS 2018
Bodega Tierramaestrazgo, Mas de las Matas (Teruel) IGP Bajo Aragón. 100% Garnacha. 
6 meses de crianza en barrica de roble francés y americano. Picota de capa baja con ribete granate. Mermelada de fresas, caramelo y tabaco rubio. Chocolate con leche y licor de endrinas. Hierbas aromáticas, laurel, coníferas y café molido. Algo delgado en boca, tarda en expresar todo su potencial. Postgusto medio. Sabroso e interesante. Con personalidad, alejado de los cánones comerciales mas habituales. Recuerda a algunos Châteauneuf-du-Pape. Teruel existe, cada vez más...


TIERRAMAESTRAZGO BLANCO 2019
Bodega Tierramaestrazgo, Mas de las Matas (Teruel) IGP Bajo Aragón. 100% Garnacha Blanca. Flores blancas, frutas de pepita y hierbas de monte. Cáscara de cítricos e hinojo. Mineral, graso y untuoso. Persistencia media. Serio y sobrio. DO. Terra Alta? Pues no... IGP Bajo Aragón




TIERRAMAESTRAZGO ROSADO 2019
Bodega Tierramaestrazgo, Mas de las Matas (Teruel) IGP Bajo Aragón. 100% Garnacha. Frutas rojas, yogur de fresa y recuerdos herbáceos. Acidez correcta que equilibra su nada desdeñable contenido alcohólico. Persistencia media, con un ligero amargor final que la aporta longitud. Muy gastronómico. Un rosado con vocación de tinto. Muestras remitidas amablemente -además por partida doble- por Antonio Sisqués de Bodega Tierramaestrazgo


XADO TINTO 2017
A la espera de la nueva etiqueta, el Xado Tinto 2017 de Bodega Mas de Torubio, Cretas (Teruel) IGP. Bajo Aragón se elabora con Garnacha Peluda y Cabernet Sauvignon con 10 meses de crianza en barrica de roble. Guindas, chocolate, pimienta blanca, humo de brasas y granos de café. Acidez impecable. Redondo, sabroso y largo. Para conocer el origen de su nombre es imprescindible una visita a Cretas, no hay mejor excusa para acercarse al Matarraña. Este vino y los dos siguientes, recibidos por cortesía de Enrique Monreal de Mas de Torubio.


NUEVE ROSAS 2019
Lo ha vuelto a consegir... Enrique Monreal, el mago de Bodega Mas de Torubio, Cretas (Teruel) reedita el rosado del año. Coupage de Merlot y Garnacha Peluda. Frambuesas maduras, nata, menta, balsámicos y una sensacional acidez. Más ligero en boca que el de 2018, tal vez una añada más fresca, aunque igualmente delicioso y elegante. Primavera en el Matarraña. Imprescindible.



LA CLOTA 2018
Bodega Mas de Torubio, Cretas (Teruel) IGP. Bajo Aragón. Garnacha Peluda, Merlot y Cabernet Sauvignon con crianza en barrica de roble. Capa media con ribete rubí. Guindas, arándanos, flores azules y bombones Mon Cheri. Especias dulces. Con un punto vegetal, férrico y sanguíneo. Acidez moderada. Astringencia baja. Fácil, delgado y fresco. Notas de crianza poco evidentes, máximo respeto por la fruta. Catado a las 24 horas, la fruta se muestra más madura (mermelada de ciruelas) aunque persisten las especias (canela en rama) acompañadas de cáscara de naranja y chocolate con leche. Notas de cata muy diferentes a las de añadas previas. Tal vez nos aguarden cambios en este vino. Estaremos atentos...


EDRA BLANCOLUZ 2018
Bodegas Edra, Ayerbe (Huesca) IGP Ribera del Gállego-Cinco Villas, aunque se comercializa como "vino varietal" porque la IGP no admite la variedad. 100% Viognier con crianza parcial en barrica de roble. Imponente amarillo dorado de capa media. Ligero ataque reductivo que se disipa rápidamente. Mango, albaricoque y orejones. Flores marchitas, arcilla, mieles y cera. Perfecta acidez y longitud ideal. Muy gastronómico. Complejo, graso y cremoso. Único...

Lógicamente catamos más vinos durante todo ese tiempo -tres meses dan para mucho- pero estos de los que hoy publicamos sus notas de cata son la selección definitiva, los más destacados en nuestra opinión. Ahora sólo nos queda desear que la historia no se repita de nuevo, para poder seguir disfrutando en el futuro de muchos otros vinos con amigos y familiares.

Salud y fuerza!