miércoles, 21 de diciembre de 2016

> Cata vertical 2012-2015 de SED en El Lagar del Enófilo




Las catas verticales son sin duda el máximo exponente sensorial para cualquier aficionado al vino. En este tipo de eventos se catan distintas añadas de un mismo vino, persiguiendo los matices diferenciadores de cada temporada e interpretando la evolución en botella de cada uno de ellos. 

Pocas son las ocasiones que se nos presentan de poder asistir a una cata vertical. Para ello es absolutamente imprescindible que algún caprichoso tenga el aplomo de reservar al menos una botella al año del vino protagonista, lo cual no es fácil que suceda, bien por motivos comerciales, bien por mero hedonismo. Habitualmente son las propias bodegas las que lo hacen, incluso durante décadas, y esas catas verticales, sólo disponibles para unos pocos, se convierten como es natural, en catas míticas. En ese mismo sentido pero más de andar por casa, las catas verticales organizadas por pequeñas vinotecas y tiendas especializadas, resultan muy interesantes y son infinitamente más accesibles, aunque siempre con un número limitado de plazas, algo lógico si se tiene en cuenta que posiblemente sólo se disponga de una botella de cada añada.


Javier (El Lagar del Enófilo) y Fernando (El Vino del Desierto)

La información es siempre valiosa, y tuvimos la fortuna de tener conocimiento de que se iba a celebrar la primera cata vertical en la historia del cada vez mejor valorado Vino del Desierto, organizada por El Lagar del Enófilo, pequeña y a la vez coqueta vinoteca zaragozana, cuyo propietario había tenido la paciencia de atesorar todas las añadas comercializadas hasta la fecha del tinto conocido con el nombre Sed. Nos adelantaron también la información de que en un futuro cercano tal vez sea posible realizar algo similar con el Duna, blanco de la misma bodega, evento que supondrá la cuadratura del círculo. Habrá que estar atentos...


            


Al margen de las modificaciones estéticas en la presentación exterior, sobre todo en el etiquetado, lo verdaderamente interesante estaba en el contenido de cada botella. Las cuatro añadas disponibles (2012-2015) fueron servidas en las copas simultáneamente y  se acordó variar el orden de cata de forma deliberada. En lugar de realizar la cata completa de cada vino, se cumplimentó cada una de las fases (visual, olfativa y gustativa) de los cuatro vinos a la vez, todo un acierto, pues de esa manera pudimos establecer comparaciones cruzadas múltiples. En fase visual las variaciones fueron escasas, mínimas diferencias en cuanto a densidad de capa y sutiles matices en el color del ribete. En nariz y en boca las sensaciones fueron muy diferentes, tanto más cambiantes cuanto más tiempo pasó cada vino oxigenándose en la copa.


Escasas diferencias cromáticas

Comenzamos probando el Sed 2015, recién sacado al mercado. Potente carga frutal en nariz, gracias a un pequeño incremento en el porcentaje (25) de Cariñena (Mazuela) en el coupage final en esta añada, dominado aún por la Garnacha (65) y completado con Syrah (10). Balsámicos, mentolados y chocolate (After Eight). Generosa acidez en boca, muy equilibrado en todo, nada fuera de su sitio. Siendo exquisito en este momento, no podemos evitar preguntarnos hasta dónde llegará en botella.


Cuatro añadas, cuatro vinos...

El Sed 2014, añada que representa el grueso disponible tanto en tienda como en hostelería a día de hoy, se elaboró con las mismas variedades de uva (Garnacha, Cariñena, Syrah) en proporción 65-20-15 y del mismo modo que su sucesor, tuvo una crianza en roble americano de unos 9 meses. En ambas añadas, la quinta parte del vino elaborado no pasa por barrica sino que se guarda en depósito hasta el momento del ensamblaje previo al embotellado, de esta forma el resultado final conserva una mayor carga frutal. De nuevo el equilibrio domina en fase gustativa. Tiene de todo en su justa medida. Hay alcohol pero no se nota, hay taninos pero no molestan, hay acidez pero no sobresale y hay fruta pero no satura. Un vino en su plenitud, aunque con recorrido.



En el Sed 2013 se evidenciaron algunas diferencias. Algo menos expresivo en nariz, menos frutal y con algo de predominio de los aromas terciarios de la crianza, tal y como cabría esperar no sólo por la evolución en botella, sino también por haberse realizado la crianza en barricas casi nuevas y sin reservarse vino en depósito, diferencia sustancial con las añadas 2014 y 2015. En fase gustativa fue quizás el más elegante de todos, bien integrado, redondo y de largo postgusto. En cata comparada quedó cruelmente penalizado, sobrepasado en carga frutal por las añadas 2014-2015 aunque sin alcanzar las cotas evolutivas hacia los terciarios de su antecesor el Sed 2012 del que hablaremos a continuación. Quien tenga una botella del Sed 2013 que la conserve, porque estará aún mejor en uno o dos años.




La primera añada comercializada fue la del Sed 2012. Algo cerrado de inicio, hizo que nos temiéramos algo de reducción, pero un concienzudo trabajo de aireación en copa le llevó a expresarse finalmente como un vino interesantísimo. Requirió algo más de tiempo que sus hermanos para poder disfrutarlo (porque lo disfrutamos...) y demostró haber protagonizado una gran evolución en botella. La fruta más compotada, a ratos deshidratada, mentolados, regaliz y monte bajo. Predominio de los terciarios sobre la fruta, muy elegante y delicado. Una auténtica joya. Impresionante.






Fue todo un placer conocer El Lagar del Enófilo, un lugar donde es posible encontrar vinos poco habituales a precios interesantes y siempre perfectamente asesorados. Y desde luego, nada puede compararse a compartir una cata vertical con el propio elaborador, más todavía si se trata de un proyecto tan personal como el de Fernando Mir. No creemos estar equivocados al afirmar que, por lo que representa para él en cuanto a confirmación del trabajo bien hecho, habrá un antes y un después a la celebración de esta cata. 

En resumen, un auténtico privilegio haber sido partícipes en un evento tan exclusivo y original como este, al alcance tan sólo de unos cuantos afortunados.







domingo, 11 de diciembre de 2016

> Cata en primicia: Finca del Marquesado Crianza 2013




La propuesta de colaboración de Los Vinos Pausados con la Guía de Vinos Wine Up! fue para nosotros la confirmación de estar en el camino correcto, de manera que cuando recibimos aquella primera muestra de vino aún sin comercializar, nos sentimos verdaderamente ilusionados. Su imponente e inmejorable presentación exterior contribuyó y mucho a hacer que nos sintiéramos importantes. Caja de madera, paño envolviendo a la botella, memoria usb, folleto y etiqueta informativa. Todo un lujo...


Una cuidada imagen, excelente presentación



Los aficionados al mundo del vino, seguimos desde hace meses los movimientos que se están produciendo en el seno de la DOc. Rioja acerca de los cuales ya publicamos una entrada el pasado mes de Febrero. Al parecer, el Consejo Regulador baraja aprobar a principios de 2017 una nueva categoría denominada "Viñedo Singular de Rioja" que permita calmar las aguas, últimamente algo revueltas, con ciertas bodegas descontentas de su gestión. La nueva categoría que contará con precintas propias, dará respaldo a aquellos viñedos y parcelas con condiciones agrogeológicas y climáticas peculiares, a los cuales se les exigirá un menor rendimiento por hectárea, vendimia manual y un mínimo de 25-35 años de edad, todo ello con la finalidad de dotar a estos vinos con un reconocimiento especial (y probablemente también con un valor especial en el mercado) por parte de la DOc. Rioja.


Viñedo Finca del Marquesado. Fuente: archivo de la bodega

Viñedo Finca del Marquesado. Fuente: archivo de la bodega



Anticipándose a las decisiones del Consejo Regulador, algunas bodegas han ido desarrollando proyectos con la finalidad de elaborar sus "vinos de viñedo singular". Nos da la sensación de que tal finalidad persigue Bodegas Valdemar al lanzar su Finca del Marquesado  Crianza, ensamblaje de tres variedades tintas bien arraigadas a La Rioja (Tempranillo, Garnacha y Graciano), elaborado con uvas procedentes de parcelas a diferentes altitudes dentro un mismo viñedo, entre 640 y 528 metros, lo cual obliga a realizar una vendimia escalonada. En realidad la finca cuenta con 187 hectáreas en total, de las cuales 135 corresponden al viñedo, y son el resultado de sucesivas compras de terreno como ampliación de una primera viña de suelos pedregosos y de cantos rodados adquirida hace más de treinta años por la familia Martínez Bujanda, propietaria de la bodega.


Viñedo Finca del Marquesado. Fuente: archivo de la bodega

El Finca del Marquesado Crianza 2013 se presenta en botella borgoñona de color ámbar con cápsula de buena calidad y moderno tapón sintético tipo Nomacorc, biodegradable, eficaz en el intercambio de oxígeno, respetuoso con el medio ambiente y de precio elevado. En este tipo de detalles se puede comprobar que no estamos ante un vino cualquiera. Etiqueta clásica y contraetiqueta con suficiente información en cuanto a variedades de uva, periodos de crianza, tipo de roble empleado y algunos datos relativos al viñedo. Imagen muy cuidada, simultáneamente moderna y tradicional. Un buen comienzo...

Finca del Marquesado Crianza 2013

Tapón Nomacorc


Visualmente de color rojo picota de capa media y menisco entre rubí y granate. Limpio y brillante, con abundante cantidad de lágrima no pigmentada de rápida caída. En nariz la intensidad de aromas es media, predominan las frutas rojas, con fondo de tostados y mentolados, con un recuerdo como a "caja de puros", señal inequívoca de sus 14 meses de crianza en roble americano. En boca la entrada resulta levemente astringente, paso por boca agradable que termina en una marcada acidez que hace salivar, equilibra el conjunto e invita a beber otro sorbo.  Nos llama la atención un ligero "escalón" entre la breve tanicidad del inicio de la fase gustativa y su continuación en el paso por boca con esa magnífica acidez. Alcohol muy integrado, vino muy redondo y sin aristas, en especial si se disfruta con algo de comida. Postgusto medio-largo especiado y sabroso. 

Catado de nuevo 24 horas más tarde, el resultado es aún mejor. La fruta pierde algo de protagonismo, no así las notas de crianza que se conservan e incluso se acentúan. En fase gustativa mejora, el "escalón" descrito entre entrada y paso por boca desaparece por completo, mostrándose todavía más redondo. El postgusto pierde algo de longitud, aunque se mantiene igual de interesante.

Etiqueta

Contraetiqueta

Nos encontramos ante un Rioja moderno, como no puede ser de otra forma tratándose de un vino de Bodegas Valdemar, pero con un fondo de tradición bien pegada al terreno. El coupage de variedades nos traslada a tiempos pasados, cuando las uvas de todo el viñedo se vinificaban juntas, con ese predominio de la Tempranillo aunque sin desdeñar el aporte de otras castas tintas minoritarias, Garnacha y Graciano en esta ocasión. Sin embargo, se trata de todo lo contrario, el Finca del Marquesado es un Rioja del futuro, representante de los "vinos singulares" que aún están por venir y que suponen el destino de la DOc. Rioja.



Bodega Finca del Marquesado. Fuente: archivo de la bodega

martes, 29 de noviembre de 2016

> Pale Cream... What´s that?




Hace más de tres años que publicamos una serie de entradas íntegramente dedicadas a los Vinos de Jerez. Con la perspectiva que sólo el discurrir del tiempo proporciona, podemos afirmar que aquellos artículos fueron los más complicados de escribir hasta la fecha. La visita a Bodegas Osborne en El Puerto de Santa María en Septiembre de 2013 nos abrió las puertas a un mundo completamente desconocido y absolutamente diferente al de la elaboración de los vinos tranquilos. Comprendimos aquella mañana que había un territorio por explorar y, sin posibilidad ni voluntad de dar marcha atrás, nos zambullimos en el océano de la información, en el que a punto estuvimos de naufragar, hasta que logramos reunir suficientes datos como para poder dar forma a aquellos dos artículos de los que, particularmente, nos sentimos más que satisfechos. 




No son los Vinos de Jerez aptos para todos los públicos, de hecho es altamente improbable que un nuevo consumidor acceda al mundo del vino a través del Jerez. Suele decirse que a los Vinos de Jerez "se llega", en algo similar a un largo aprendizaje hasta alcanzar la suficiente formación. Una vez que se han probado estos vinos tan peculiares y únicos, habrá consumidores (entre los que nos incluimos) eternamente enamorados de ellos. Otros en cambio, los aborrecerán quizás para toda la vida, aunque siempre estarán a tiempo de reflexionar para volver a intentar disfrutarlos.


Mírame cuando te hablo, Pale Cream


En un reciente viaje por aquellas tierras del Marco de Jerez, un buen amigo tuvo el detalle de acordarse de nosotros y nos trajo unas botellas entre las que destacaba una de ellas por su original etiqueta y peculiar nombre: Mírame cuando te hablo de Bodegas Sánchez Romate. Por si fuera poco, al revisar la información de ese vino, comprobamos que se trataba de un pale cream muy poco habitual y prácticamente imposible de conseguir fuera de Andalucía. Los pale cream son una creación relativamente reciente, pues hasta la década de los 60 no fueron aceptados por el Consejo Regulador de la DO. Jerez-Xérès-Sherry. Pertenecen a los denominados "vinos generosos de licor", como los medium y los cream, y se elaboran tomando como base un fino, 100% Palomino, fortificado y criado bajo velo de flor (para más información consultar los artículos anteriores) al que se le adiciona una parte de mosto concentrado rectificado. En la elaboración de los pale cream no se suele emplear un vino dulce natural para endulzar la mezcla (Moscatel o Pedro Ximenez) porque restaría identidad al vino base original. En el caso de los medium y los cream el mosto concentrado se suele sustituir por vino dulce natural, casi siempre PX. El resultado final es poesía, arte y equilibrio.



Unusual Sherries by Sánchez Romate. Fuente: www.cosasdecome.es


Las jerezanas Bodegas Sánchez Romate son las responsables del Mírame cuando te hablo, vino que hoy nos ocupa. En realidad se trata del primero de una pequeña colección que han denominado "Unusual Sherries" y que se completará en el futuro con un medium llamado Fuego, no thanks y con un Pedro Ximenez denominado Voy a perderme. Las etiquetas han sido diseñadas por la artista gráfica Lore Vigil Escalera, en un más que evidente gesto de la bodega hacia el público más joven, tradicionalmente poco habituado a consumir este tipo de vinos. Desde luego los nombres son peculiares y llaman la atención de manera notable, nos imaginamos el juego que darán al pedir una copa de cualquiera de ellos en la barra de un bar, sobre todo en Andalucía...

Detalle de la etiqueta


Visualmente el Mírame cuando te hablo es de un amarillo pálido, trigueño, con reflejos verdosos. En nariz muestra la esperada explosión aromática de un fino: camomila, almendras, mazapán, panadería y tostados. Un espectáculo... Aunque la verdadera sorpresa llega en fase gustativa. La entrada es dulce y seductora, te acaricia cariñosamente los labios y la punta de la lengua con ese mosto añadido, pero de repente te traiciona como un amante infiel, desaparece el dulzor, la boca se llena de las sensaciones ácidas, punzantes, yodadas, secas y vivas del fino. Se torna fresco y ligero, con un postgusto eterno en el que reaparecen los frutos secos, los balsámicos y esa sutil amargor propio de los vinos del Marco de Jerez. Damas y caballeros, una experiencia mágica...

Aquellos más puristas aconsejan el maridaje  de los pale cream con foies y patés, incluso con ensaladas de fruta fresca, siempre servidos en copa de vino blanco y bien fríos. Las últimas tendencias conceden la posibilidad de consumirlos en vaso ancho con hielo y una rodaja de naranja, rebajados o no con un poco de sifón, a modo de cocktail o aperitivo. Nosotros, menos estrictos, aconsejamos tomarlos en cualquier ocasión, con comida o sin ella, como aperitivo o como postre, solos o en compañía de otros. 

Lo verdaderamente importante es disfrutar...

¡Va por ustedes!


Contraetiqueta

martes, 22 de noviembre de 2016

> Cata de Bodegas Sers (DO. Somontano) en Tomevinos




Aragón en general y la provincia de Huesca en particular siguen proporcionándonos sorpresas agradables. 

Bodegas Sers hasta ahora sólo conocidas por nosotros debido a su original denominación comercial, protagonizaron una interesante cata en Tomevinos. Su nombre proviene del vocablo utilizado en fabla aragonesa para referirse al viento del noroeste predominante y que algo más al sur, en el valle del Ebro, se conoce como "cierzo", uno de los mejores fungicidas naturales que existen para el cuidado del viñedo, y al mismo tiempo sirve de inspiración para sus minimalistas etiquetas recreando parcial o totalmente la Rosa de los Vientos. Resulta difícil transmitir más con menos...


Michael Cooper (Tomevinos) presentando a Pablo Canales (Sers)


La bodega más pequeña de la DO. Somontano es el sueño hecho realidad de la familia Canales y desde el año 2006 elaboran vinos en la localidad de Cofita (Huesca). Sus 12 hectáreas de viñedo propio se condensan en unas 25000 botellas anuales, todas ellas bordelesas de color caramelo oscuro. La vendimia se realiza manualmente por parcelas y por variedades, garantizando que las uvas lleguen en condiciones óptimas de salud y maduración a cada unos de los 8 depósitos de acero inoxidable. Trabajan variedades internacionales sólidamente implantadas en el Somontano oscense (Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Chardonnay) a las que se suma una variedad autóctona (Parraleta) en vías de recuperación. 

Tanto por sus dimensiones como por su forma de trabajar, podría decirse que Sers es una "bodega boutique", a lo cual sin duda también contribuye Casa Canales, antigua casa de labranza completamente remodelada y transformada en la actualidad en una coqueta casa de turismo rural. 


Vinos Sers en orden de cata


Detallaremos a continuación las notas de cata y nuestras impresiones acerca de los seis vinos de Bodegas Sers que tuvimos la oportunidad de degustar.

BLANQUÉ 2015
100% Chardonnay. Aproximadamente el 15% de la uva fermenta en barrica nueva, el resto lo hace en acero inoxidable. Se mantiene 4 meses sobre sus lías con batonnage periódico. Visualmente se mostró de un amarillo dorado, limpio y brillante. Frutas de pepita (manzana asada) y piña. Más cítrico que tropical, a diferencia de otro chardonnay icónico de la DO. Somontano como puede ser el Enate 234. Envolvente, graso y untuoso. Largo y ácido. Fantástico en boca. Final ligeramente salino y mineral.

PRIMER 2015
100% Syrah. Uno de los pocos tintos jóvenes elaborados con esta variedad de uva en la DO. Somontano. Picota de capa media con ribete rubí. A copa parada, atractivos aromas a caramelo, regaliz y fruta negra. Algo carente de estructura y volumen en boca. Marcadamente ácido. Final de media duración sutilmente amargo. Esperábamos más...

SINGULAR 2014
100% Parraleta. Variedad autóctona casi desaparecida, supone menos del 1% de la superficie total de viñedo de la DO. Somontano, actualmente en recuperación gracias al trabajo abnegado de algunas pequeñas bodegas como Sers, Ballabriga o Alodia. 6 meses de crianza en barrica nueva de roble americano. Visualmente se presentó con un color rojo cereza de capa media y ribete granate. Guindas y otras frutas rojas en fase nasal. Cárnico, sanguíneo y férrico. Astringencia media. Tal vez demasiado lineal y poco amplio. Delicado y femenino. Final breve. Muy interesante.


Contraetiquetas

TEMPLE 2012
Cabernet Sauvignon y Merlot. 7-8 meses de crianza en barrica de roble americano. Toma su nombre de una pequeña ermita templaria cercana al viñedo. Rojo picota de capa media con ribete teja, bastante evolucionado, quizás demasiado para lo que se espera de un crianza. Tal vez un cambio de añada sería aconsejable. Ataque algo alcohólico, rico en aromas de fruta negra desecada (pasas, ciruelas, orejones). Muy especiado. Conserva una notable acidez, bien equilibrada con una tanicidad media. Postgusto sabroso de duración media. 

Contraetiqueta del Sers Reserva
   

RESERVA 2011
Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah. 12 meses de crianza en barrica de roble americano. Visualmente muy similar al anterior. Fase nasal potente en aromas terciarios (fruta pasificada, cueros, tostados). En boca algo más tánico y licoroso. Durante la cata le sucedió lo que a muchos vinos, nadó entre dos aguas, acuciado por la desbordante evolución del Crianza aunque sin llegar a la elegancia y sutileza del Gran Reserva. Muy correcto, a pesar de la cruel comparativa con su hermano mayor.

GRAN RESERVA 2008
Cabernet Sauvignon, Syrah y Merlot. 24 meses de crianza en barrica de roble americano. Escasa producción, menos de 1000 botellas al año, sólo al alcance de unos pocos, como bien atestigua su precio. Pocas diferencias en fase visual con el Reserva, tal vez algo menos de profundidad de capa. En nariz abunda en los aromas terciarios detectados en su antecesor, aún más expresivos y con mayor intensidad. Muy redondo y equilibrado. Para disfrutar sin prisa, con paciencia se logran extraer sensaciones gustativas variadas y cambiantes. 


Sers Gran Reserva en fase visual

Como consumidores finales, que al final es lo que somos, nos atreveremos a hacer algún comentario ligeramente crítico, siempre respetuoso y constructivo, relativo a dos de los vinos catados. En nuestra opinión, el Sers Primer se nos antoja como el vino menos atractivo del catálogo de la bodega. Es cierto que se trata de un vino joven al que no hay que pedirle más de lo que nos da, pero queda alejado del nivel medio si lo comparamos con el resto de tintos. No dudamos de la rentabilidad de su elaboración, aunque nos permitiremos sugerir algún tiempo de maduración en barrica, característica esta última que a buen seguro le permitiría optimizar sus notas de cata, acortando distancias con sus hermanos. 

Por otro lado, como ya hemos comentado, la añada 2012 del Sers Temple parece haber alcanzado una evolución límite en botella. La carga frutal ha disminuido notablemente, aunque su generosa acidez le permite conservar una frescura inusual en boca. Siendo un crianza en fase gustativa, no lo parece en fase visual y olfativa, lo cual tiene como consecuencia inmediata el desplazamiento del Sers Reserva "a tierra de nadie" en una cata comparada. Sin defectos, tan sólo con virtudes, con certeza la renovación de la añada subsanará tal situación.

En resumen, una bodega relativamente joven, que tiene muy claramente definidas sus líneas de actuación, lo cual le permite obtener resultados de calidad y éxito comercial a partes iguales. 

Porque el trabajo bien hecho, siempre da sus frutos...

 

         




                       

miércoles, 16 de noviembre de 2016

> Cata de cavas en Tomevinos




Habitualmente los espumosos no son unos vinos que nos resulten atractivos y todavía menos en ese inapropiado papel de acompañar a los postres, error en el que hemos sido educados desde pequeños y del que tan difícil resulta salir. Tan sólo tomados a modo de aperitivo, siempre que no exista otra opción, hemos tenido la oportunidad de disfrutar de alguno de ellos, preferiblemente champagne francés. Con la firme voluntad de ampliar nuestras miras y de aprender, acudimos a la cata de cavas organizada por Tomevinos. Ya de entrada nos sorprendió la procedencia de los cavas a catar: Rioja, Aragón y Valencia. Al parecer hay vida relacionada con el cava fuera de Sant Sadurní d´Anoia...





El denominado "método tradicional" de elaboración de los cavas, leyenda que figura en todas y cada una de las botellas, apenas difiere del empleado para la elaboración de los champagnes franceses. El proceso comienza con la elaboración de los denominados "vinos base", vinos blancos o rosados obtenidos tras realizar los mostos una primera fermentación en inoxidable. Una vez filtrado y estabilizado ese vino base, se embotella y se le añade el "licor de tiraje", mezcla de mosto rectificado y levaduras, que serán las responsables de desencadenar la segunda fermentación en el interior de la botella, lo cual supone la verdadera seña de identidad de este tipo de vinos. Se inicia en ese momento la crianza, con el traslado a la oscuridad de las cavas subterráneas de esas botellas que serán colocadas en sus pupitres en posición horizontal, por un periodo mínimo de 9 meses. Pasado ese tiempo, cada botella debe ser cuidadosamente girada 1/8 de vuelta cada día además de ser delicadamente inclinada para ir acumulando las lías lo más cerca posible del tapón. Todo ese proceso de "removido" lleva unas 2-3 semanas en la recta final de la crianza, puede realizarse de manera manual o automática y concluye en el instante del "degüelle" que posibilita la eliminación de todos esos sedimentos. Tan sólo resta adicionar el "licor de expedición" (verdadero secreto de cada bodega) antes de colocar el tapón definitivo, el bozal metálico, la cápsula y la etiqueta.



Tipos de cava según su contenido en azúcar. Fuente: Gobierno de España

Las variedades de uva blanca autorizadas para la elaboración de cavas son Macabeo (Viura), Chardonnay, Parellada, Malvasía y Xarello, así como las castas tintas Monastrell, Garnacha tinta, Pinot Noir y Trepat para la elaboración de cavas rosados. Independientemente de los cepajes utilizados, existe una clasificación de los cavas en función de su contenido en azúcares, característica que evidentemente viene determinada por la naturaleza y composición exacta del licor de expedición, el auténtico "secreto del artista" en la elaboración de cavas. Así se habla de Brut Nature, Extra Brut, Brut, Extra-seco, Seco, Semi-Seco y Dulce.


Evolución de los aromas del Champagne. Fuente: www.champagne.com

Como hemos indicado, el periodo de crianza mínima (desde el tiraje hasta el degüelle) debe ser de 9 meses, ampliable a 15 meses para los cavas catalogados como Reserva y a 30 meses para los designados como Gran Reserva. En realidad se habla de dos estilos diferentes de elaborar cava. El conocido como "estilo reductivo" cumple con el periodo mínimo de permanencia en botella, obteniéndose unos vinos más ácidos, cítricos y frutales. Por el contrario, el "estilo oxidativo" se asemeja más al proceso de elaboración de los champagnes franceses, con crianzas más prolongadas y un mayor contacto con las lías, lo cual confiere a esos vinos notas de galleta, mazapán, panadería y toffe.


Cavas protagonistas de la cata

Pero vayamos a la cata propiamente dicha...

La iniciamos probando de forma consecutiva 3 cavas riojanos elaborados íntegramente con Viura por Bodegas Escudero (semi-seco, brut y brut nature), todos ellos muy correctos y bien diseñados, quizás algo al límite de fecha el Benito Escudero Semi-Seco, color dorado, poco expresivo con escasa burbuja y cierto amargor final. Más pálidos el Benito Escudero Brut y el Benito Escudero Brut Nature, con finas burbujas en rosarios, marcadamente ácido el nature y deliciosamente equilibrado en acidez y azúcar el brut. Un buen comienzo...

Por seguir cierto orden, continuamos con otros 3 brut nature de diferentes procedencias. El Brianda de Aragón Brut Nature Reserva de las zaragozanas Bodegas Larre nos dejó un tanto indiferentes: color dorado medio, apenas sin burbuja, aromas a manzana y cierto amargor final algo sintético. El siguiente fue el Jordán de Asso Brut Nature, espumoso (que no cava) elaborado en Cariñena por las bodegas del mismo nombre, mayoritariamente Macabeo con algo de Chardonnay, se mostró de un amarillo verdoso interesante, aunque en fase olfativa se detectaron aromas a sidra, acético y sudor animal que no pueden sino ser considerados defectos. A pesar de todo, resultó aceptable en fase gustativa. El último brut nature de la noche fue el Carlota Suria Brut Nature de las bodegas valencianas Pago de Tharsys, 100% Macabeo, se presentó de un dorado intenso y de burbuja media, muy atractivo en nariz (pan tostado, caramelo, mazapán, mantecado) y agradable en boca gracias a su baja acidez., claro exponente de los cavas elaborados en "estilo oxidativo", aunque probablemente al límite de su fecha de consumo.

Otros dos brut aragoneses fueron los siguientes en ser catados. El Ramiro II Brut de Grandes Vinos y Viñedos (Cariñena) no defraudó en absoluto. Macabeo y Chardonnay, amarillo pajizo, con burbuja algo agresiva en boca, pero interesante en nariz (manzana, vainilla y panadería). Parecidas características las detectadas en el Brianda de Aragón Brut de Bodegas Larre, dorado medio y burbuja escasa, correcto sin llegar a enamorar, aunque bastante superior al nature de la misma bodega.

Aurum Extravagance


Por cortesía de Tomevinos, aún tuvimos la oportunidad de probar un vino más. El Aurum Extravagance, espumoso de Castilla La Mancha se elabora con Macabeo y Airén, y su presentación con virutas de oro comestible de 24 kilates resulta absolutamente imponente. Su nombre resume a la perfección sus notas de cata: desmedida e hipertrófica fase visual con ese oro revoloteando en el interior de la copa. En nariz y en boca dice mucho menos, correcto sin más. Un espumoso "para mirar" y sobre todo "para ser visto". ¿Glamour o excentricidad? Probablemente ambas cosas...

En resumen, una cata diferente de las habituales, para abrir nuevos frentes y para interiorizar la inmensidad del mundo del vino.

Manos a la obra...



miércoles, 9 de noviembre de 2016

> Vinos de Extremadura, grandes desconocidos...






Tienen en común Extremadura y Aragón esa humildad ancestral que tanto nos lastra a la hora de difundir y dar a conocer nuestras riquezas y valores. Nuestro reciente viaje a tierras extremeñas nos permitió conocer una región con numerosos atractivos, no sólo culturales, históricos y paisajísticos, sino también desde el punto de vista humano. Extremadura no sólo son dehesas interminables y campos de cultivo que se pierden en el horizonte, el norte de la provincia de Cáceres es una sucesión de valles verdes cortados por barrancos (gargantas, los llaman allí) por los que el agua fluye durante todo el año, permitiendo cultivos exigentes en cuanto a sus necesidades hídricas, como el de la cereza en el Valle del Jerte o el de los pimientos con los que se elabora el famoso pimentón de la Comarca de La Vera.


Selección de vinos de Extremadura

No obstante, en lo que a la producción de vinos se refiere, debemos trasladarnos algo más al sur, más concretamente hasta Trujillo. Allí se asientan Bodegas Habla, elaboradoras de los que quizás sean los vinos extremeños más conocidos. Sin embargo, por la cantidad de información recopilada y por lo detallado de la cata de sus vinos, dejaremos los detalles de nuestra visita a Bodegas Habla para una entrada posterior, y seguiremos viajando más al sur, hasta la localidad de Almendralejo, ya en la provincia de Badajoz, donde se ubican Bodegas Sani, autoras de dos atractivos vinos blancos, seductores y femeninos. 


Árabe 2015

El primero de ellos recibe el nombre de Árabe 2015 y su presentación no puede ser más bonita. Botella azul con una decoración que bien podría recordar a alguna puerta interior del granadino palacio de La Alhambra . La calidad de cápsula y corcho es francamente mejorable, pero tal circunstancia pasa a un segundo plano cuando se prueba el vino. Monovarietal de Sauvignon Blanc, tal vez la variedad blanca más elegante que existe, es de una amarillo verdoso con reflejos dorados. Todas las frutas tropicales del mundo están en fase olfativa, predominando el mango y el albaricoque. En boca es pura suavidad, adornada por ese resto de carbónico que se conserva al detener mediante frío la fermentación. Todo no puede ser, así que el postgusto resulta demasiado corto, alarmantemente breve y poco evocador. Algo decepcionante este final para un vino más que correcto en el que tal vez habíamos depositado demasiadas expectativas.


Etiqueta del Primavera 2015


Su rival en esta cata comparada fue el Primavera 2015, mayoritariamente Chardonnay aunque complementado con un porcentaje no declarado de Moscatel, ensamblaje del que resulta un blanco semidulce verdaderamente fácil de tomar. Exteriormente nada tiene que ver este vino con el anterior. Botella tipo Riesling con cápsula verde y etiqueta escasamente atractiva. Dorado de media intensidad con reflejos verdes. Muy frutal (manzana, pera, ciruela amarilla) y seductor en fase nasal. Agradable en boca, ayudado por esa pizca de moscatel que le da untuosidad y dulzor al conjunto, así como por ese resto carbónico (natural o añadido?) que le confiere vivacidad y le permite no resultar empalagoso. Muy corto en el postgusto, quizás algo "tuneado", pero sin duda agradable.


Los Ibéricos, profesionalidad y calidad en el centro de Cáceres

Concluiremos esta breve entrada dedicada a los vinos de Extremadura, comentando nuestra opinión acerca de un tinto, novedoso y desconocido para nosotros, adquirido en un comercio situado en la estrecha calle Paneras de la llamada Judería Nueva del centro de Cáceres. El comercio tiene el inolvidable nombre de Los Ibéricos y allí nos dirigimos (amablemente asesorados por el personal del Hotel La Boheme en el que estábamos alojados) con la intención de adquirir algunos productos. Nada más franquear la puerta, accedimos al "Reino de Inés", porque así se llamaba la responsable de la tienda, quien tuvo la amabilidad de responder a cuantas cuestiones le formulamos acerca de jamones, paletas, embutidos, quesos y (por supuesto) también vinos.


Palacio Quemado Crianza 2013

Completamente entregados a sus explicaciones, adquirimos una botella del tinto Palacio Quemado Crianza 2013, 100% Tempranillo, DO. Ribera del Guadiana, elaborado por Bodegas Alvear, originarias de tierras cordobesas, en sus instalaciones de Alange, localidad situada entre Mérida y Almendralejo. Botella bordelesa de color verde aceituna, con cápsula color cobre y tapón de corcho natural de calidad correcta. Sencilla etiqueta sobre fondo blanco con caligrafía anaranjada. Visualmente de color rojo cereza de capa media-baja con ribete rubí. Frutillos rojos, flores azules y hoja de tomate en nariz. Mineral y férrico. Melocotón desecado, caramelo y azúcar quemado. Lágrima media no pigmentada de rápida caída. Vino de trago largo, muy equilibrado en alcohol, tanicidad y acidez. Finamente especiado, con recuerdos a canela y pimienta blanca, gracias a sus 9 meses en barrica de roble francés y americano. Postgusto medio-largo. Un vino muy conseguido y una estupenda recomendación.



Interior de Los Ibéricos: "El Reino de Inés"


Extremadura y sus vinos, ahora un poco menos desconocidos. En una próxima entrada todos los detalles de la visita a Bodegas Habla.

Hasta pronto... 






lunes, 24 de octubre de 2016

> Hacia las estrellas...






Desde tiempos inmemoriales, la localidad de Almonacid de la Sierra, ubicada a los pies de la Sierra de Algairén, ha tenido fama de elaborar vinos de calidad. Cierto es que las cosas han cambiado, y mucho... Hace treinta o cuarenta años, los vinos de Almonacid eran apreciados incluso fuera de Aragón por su gran carga cromática y su elevado contenido alcohólico. Los mayores del lugar aún recuerdan las cisternas que partían con destino a otras zonas vinícolas españolas, necesitadas de los potentes vinos de Almonacid con la finalidad de mejorar sus vinos pálidos, flojos y sin capacidad de guarda. Todas y cada una de las familias del pueblo elaboraban vino, algunas lo vendían a las cooperativas, pero la mayoría lo destinaban para su autoconsumo. 


Viñedos a los pies de la Sierra de Algairén

En la parte alta de la localidad, donde las calles se tornan cuestas y las estribaciones más bajas de la sierra casi contactan con las casas, pueden observarse multitud de "chimeneas" que no son sino los respiraderos de las bodegas familiares donde antaño cada uno elaboraba su vino. En la actualidad, esos recuerdos del pasado se conservan para uso privado, al menos aquellas cuevas que no han sido vendidas a propietarios incapaces de realizar un adecuado mantenimiento de las mismas. No es infrecuente que una bodega mal cuidada, sin la ventilación imprescindible, se haya hundido irremediablemente, dañando y arrastrando a otras bodegas-cuevas colindantes, ya que esas laderas son un gigantesco queso Gruyere de galerías y escaleras, imposible de cartografiar con un mínimo rigor.


Interior de las Bodegas Centenarias Manuel Moneva

Muchas de esas bodegas familiares no son visitables, en realidad ninguna de ellas lo es, a menos que se cuente con la confianza de algún propietario dispuesto a mostrarlas. En su interior duermen unas cubas gigantescas que apenas dejan espacio para pasar, algunas de ellas de hasta 11000 litros de capacidad, cubas que evidentemente fueron montadas duela a duela directamente en el interior de la bodega, y allí reposan unos vinos arcaicos, casi pleistocénicos, con varios decenios a sus espaldas, pero que en la oscuridad y el silencio de esas cuevas a temperatura constante en invierno y en verano, evolucionan con lentitud y sin defecto alguno. Son unos vinos que se heredan de padres a hijos, que nadie se atreve a poner en venta, sería una verdadera ofensa a la memoria de sus antepasados. Se reservan para agasajar a los invitados o para disfrutarlos con amigos y gente de confianza, al calor de la conversación y de un trozo de queso.


Imagen publicitaria del Almonac


Tuvimos la fortuna de contactar con Jesús Moneva, copropietario junto con su hermano de Bodegas Manuel Moneva, empresa familiar de honda tradición vitivinícola que data del siglo XIX, época en la que su bisabuelo ya vendía sus vinos por carros a la capital de la provincia. Hoy en día, los hermanos Moneva cuentan con una bodega moderna en la parte baja de Almonacid con todos los adelantos técnicos donde elaboran los vinos que comercializan, como ese Almonac, blanco semidulce de Macabeo con un ligero resto de carbónico que nos tomamos con gran satisfacción para aliviar nuestra sed en aquella calurosa tarde del mes de mayo. No obstante, conservan con todo el cariño aquella bodega-cueva centenaria que excavó su bisabuelo, amplió su abuelo y conservó su padre, y descender por aquellos estrechos escalones de piedra fue como viajar en el tiempo. 



Cubas y más cubas, cada una con su nombre


A nuestros pies la escalera terminaba en una suerte de cruce de caminos en el que confluían tres galerías subterráneas a distintas alturas. Cubas de roble enormes se situaban alineadas una tras otra a un lado, dejando un exiguo espacio para apenas caminar casi rozando la piedra de la pared del lado opuesto. Todas las cubas contaban con un letrero de madera en el que figuraba su nombre, porque a cada cuba de los Moneva se le bautiza igual que a un crío. "La Rinconera", "El Novillo", "La Olvido", "La Preñada", "Los Doce Apóstoles" y "La Enterrada" nos saludaron al pasar junto a ellas. En un recodo de la galería adyacente, captaron nuestra atención unos atractivos recuerdos a fruta desecada, clavo y frutos secos. La cuba de la que emanaban esos deliciosos aromas ostentaba en su letrero un curioso nombre, "La del Conde", y nuestros rostros debieron de hablar por nosotros, porque inmediatamente Jesús se subió a una desvencijada escalera de madera y nos llenó las copas con un vino de más de 100 años de edad. Esa garnacha envejecida, de color caoba y deliciosa fase olfativa bien podría pasar por un Oporto o por un oloroso de Jerez. Más que aromas terciarios, si se nos permite la licencia, tenía aromas cuaternarios... Un vino verdaderamente alucinante, casi medicinal, una joya, una rareza exclusiva, algo único...


Selfie catando "La del Conde"


Este tipo de vinos no se trasiegan ni reciben tratamiento alguno, permanecen en sus cubas "dando de beber a la madera", cubas que desde luego no son capaces de recordar la última vez que aportaron algo de microoxigenación, sellados como están sus poros por décadas de contacto con el vino. Las mermas ocasionadas por la absorción del roble y por todos aquellos que, como nosotros, bajamos a "tomar muestras", se reponen periódicamente con vino procedente de otras cubas, siguiendo el criterio catador y el buen albedrío de cada bodeguero, sin normas fijas ni previsión alguna. Se trata de un método subjetivo y personal, porque como hemos indicado, estos vinos no están destinados a ser comercializados y, otro detalle imprescindible, deben tomarse en su propio hábitat,  en aquellas cuevas donde han sido criados para el deleite de quien sea invitado a visitarlas.



Bebiendo en la teja con la ayuda de Jesús


Todo aquel que tiene la suerte de ser invitado a visitar la bodega-cueva centenaria de los hermanos Moneva, tiene la obligación de cumplir con un ritual antes de abandonarla: debe "beber en la teja". En la parte más baja en cuanto a profundidad de la bodega, se ubica una cuba que contiene un vino muy particular. Se trata de un blanco elaborado con Macabeo y que recibe el nombre de Pajarilla, pero nada tiene que ver con lo que habitualmente se comercializa. Es un macabeo seco, muy seco, punzantemente ácido y con un final moderadamente amargo. Guarda más similitudes con un fino de Jerez o una manzanilla de Sanlúcar que con cualquier otra cosa conocida. Lo verdaderamente peculiar es la manera en que debe beberse y, ante nuestra indecisión, Jesús no dudó en hacernos una demostración. Trepó de nuevo por la escalera de madera, y desde lo alto nos hizo agarrar el borde inferior de una teja que él mismo sujetaba con la mano. A una indicación suya. nos ordenó acercar los labios a la teja, mientras él delicadamente derramaba desde su atalaya una copa de pajarilla que previamente había extraído de la cuba. El vino se deslizó en nuestra boca con finura, porque para disfrutar de un  trago de pajarilla en la teja, la clave reside en la sutileza de quien derrama el vino desde la escalera, y en esa materia Jesús tiene toda una vida de experiencia. Esta pajarilla de la teja no se cata, sencillamente se bebe y se disfruta, pero sobre todo se comparte, porque es indispensable la colaboración de al menos dos personas para usar la teja.


Inscripción en una de las paredes de la bodega: 


Más de dos horas permanecimos a varios metros bajo tierra, probando vinos de distintas cubas, charlando con Jesús de las tradiciones y los trabajos de épocas pasadas. Nos habló de las cuadrillas de "vendimiadores", que cobraban parte de su salario en vino y que durante las largas jornadas de vendimia dejaban a la sombra de una vid en cada extremo del viñedo una botella de vino para ir dando cuenta de ella, y que eran capaces de dejar la vendimia a medias si les faltaba bebida. Nos habló también de los "mejedores", profesionales de alto riesgo que tenían como labor realizar los remontados en los lagares de manera artesanal "meciendo el sombrero", caminando sobre él con la ayuda de unos tablones, de ahí su nombre (mejedores o mecedores) y cuántos de ellos perdieron la vida al caer al interior del lagar en el que estaban trabajando.



Fotografías dedicadas de las tripulaciones de la NASA


Subimos el último tramo de escalones, pero antes de regresar al exterior, nos llamó la atención una serie de fotografías enmarcadas y colgadas en un lugar bien visible. En ellas aparecían varios astronautas norteamericanos vestidos con sus uniformes y trajes espaciales. Hubiéramos esperado cualquier cosa antes que eso. ¿Retratos de astronautas de la NASA en la pared de una bodega en Almonacid de la Sierra? ¿Nos encontrábamos ante uno de esos OOParts, objetos fuera de su tiempo, tan increíbles como inesperados? De nuevo Jesús estuvo presto a darnos una explicación. Simultáneamente a cada lanzamiento desde Cabo Cañaveral, una tripulación de reserva se desplazaba hasta Zaragoza, por si fuera necesario realizar un aterrizaje de emergencia en la Base Aérea de la capital aragonesa, elegida para tal fin no sólo por su situación geográfica sino también por disponer de una de las pocas pistas en Europa lo suficientemente larga como para permitir el aterrizaje del transbordador espacial. Durante una de aquellas estancias, un comandante de la USAF entabló amistad con los hermanos Moneva (y con sus vinos, claro...) y tras su regreso a los Estados Unidos, tuvo la ocurrencia de compartir con sus compañeros de misión una botella de dicho vino. Todo salió a pedir de boca en aquel lanzamiento, así que desde entonces pasó a ser conocido entre las tripulaciones de la NASA como "El Vino de la Suerte". Desde la penumbra de una bodega de Almonacid de la Sierra hacia las estrellas y el universo...




Las sombras del atardecer eran más que evidentes cuando salimos de la bodega centenaria de la familia Moneva. Nos despedimos de Jesús agradeciéndole su hospitalidad y prometiéndole una nueva visita, porque durante aquella tarde que compartimos con él, nos percatamos de que hablábamos el mismo lenguaje, incluso nos dio la sensación de que quizás no era la primera vez que charlábamos y que tomábamos un vino juntos. 

¿Se volverán a cruzar nuestros caminos? 

Por nuestra parte haremos todo lo posible para que así sea.