jueves, 13 de junio de 2019

> Visita a Bodegas Esteban Castejón (DO. Calatayud)




Muy cerca del Embalse de La Tranquera, junto a la cuenca del río Mesa y a escasos kilómetros de la frontera imaginaria que separa las provincias de Zaragoza y Guadalajara, en lo alto de un promontorio se alza el núcleo urbano de Ibdes. Este pueblo rojizo de la Comarca de Calatayud, con sus construcciones a base de ladrillo, adobe y tapial contó en tiempos con numerosas bodegas subterráneas -hoy tristemente abandonadas y muchas de ellas derruidas- excavadas en un cabezo conocido como Paraje El Verdinal, reflejo inequívoco de la importancia vitivinícola de la localidad en el pasado.


Bodegas Esteban Castejón en Ibdes (DO. Calatayud)

Las Bodegas Esteban Castejón fueron fundadas por Cecilio Esteban Camacho en 1940. En los años 70 del pasado siglo asumió la gestión Carmelo Esteban Castejón, hijo de Cecilio, y no fue hasta el año 1993 cuando los hermanos Carmelo y José Miguel -tercera generación de bodegueros- decidieron actualizar las instalaciones y modernizar aún más los procesos de elaboración. En 1997 sacaron al mercado su primer vino embotellado, hasta entonces sólo comercializaban vino a granel y prácticamente todo lo que elaboraban era vino tinto sin crianza. A lo largo de aquellos cincuenta primeros años de historia, el mercado recomendaba el cultivo de variedades foráneas -denominadas "mejorantes", dejando entrever cierto desprecio hacia las variedades autóctonas- de manera que un gran número de viñedos viejos de la denostada garnacha fueron arrancados y sustituidos por otros cepajes a priori más interesantes. De manera paralela a lo sucedido un multitud de localidades aragonesas, las máquinas arrasaron numerosas hectáreas de viña vieja en Ibdes. Algunos propietarios, deseosos de sacar un rápido rendimiento, optaron por reconvertir sus tierras en campos de cereal. Otros en cambio, menos apresurados, buscaron asesoría externa para replantar sus viñas. En ese sentido, alguien aconsejó a Carmelo Esteban que debía plantar Tempranillo o Cabernet Sauvignon y obedientemente así lo hizo, pero decidió mantener sus viñedos de Garnacha. Al cabo de los años, el tiempo acabó dándole la razón, convirtiéndose esas viñas plantadas en vaso hace más de treinta años en uno de sus bienes más preciados. A diferencia de las nuevas plantaciones que cuentan con el apoyo del riego por goteo -más como medida de seguridad que como necesidad, porque la zona es algo así como una inmensa esponja de tierra roja- los viñedos más antiguos son de secano estricto, algo que no parece preocupar a las plantas, acostumbradas como están durante décadas a horadar el suelo en busca de nutrientes.


Viña vieja de Garnacha en vaso sobre suelo arcilloso

Joven viñedo de Malvasía en espaldera sobre cantos rodados

En la actualidad la bodega cuenta con 17 hectáreas de viñedo propio de las variedades tintas mencionadas a una altitud máxima de 900 metros sobre el nivel del mar, en un páramo situado al norte de Ibdes en dirección a la vecina localidad de Godojos por el que no es infrecuente ver corretear a las perdices. Sin embargo, de unos años a esta parte, considerando la dificultad y la competencia existente en el mercado de los vinos tintos, se ha apostado con decisión por la recuperación de variedades blancas casi perdidas. Garnacha Blanca y Malvasía han sido las elegidas, ésta última cultivada en un viñedo de 2 hectáreas, escasamente 4000 cepas plantadas en espaldera en 2012. Cuatro años antes -en 2008- se realizó la plantación de la Garnacha Blanca. Con estas dos variedades se elaboran tres vinos monovarietales diferentes y únicos, vinos que una vez que se catan nunca se olvidan, pues despliegan una firma aromática inconfundible y seductora. El artífice de esas escasas botellas es el enólogo Enrique Castels, con experiencia previa en Priorat y Terra Alta, zonas geográficas que casualmente guardan ciertas similitudes con la DO. Calatayud.

Sargas de Idues y 180 Noches, maravillas blancas de Esteban Castejón 

En total se elaboran nueve vinos -cuatro tintos, cuatro blancos y un rosado- así como un vermut que no tuvimos ocasión de probar. Algunos de los vinos se comercializan no sólo en botella sino también en una moderna presentación bag-in-box. La bodega no realiza exportación ni distribución fuera de la comarca, apenas algo a Zaragoza capital. Se encarga también del suministro comercial de vino a los cercanos balnearios de Jaraba y Alhama de Aragón, así como al Monasterio de Piedra, todos ellos destinos turísticos de primer nivel en la Comarca de Calatayud, obteniendo de ese modo una visibilidad importante. Son frecuentes las visitas en la bodega protagonizadas por los viajeros que en alguno de los balnearios han probado uno de los vinos de Esteban Castejón. Un amplio porcentaje de la producción se dispensa directamente en bodega, abierta al público todos los días de la semana excepto los domingos por la tarde. A decir verdad, ganas de trabajar no les faltan a los hermanos Castejón...




Los dos vinos elaborados con Malvasía -uno sin crianza y el otro con paso por roble- se conocen con el original nombre de 180 Noches, en relación a los 6 meses que dura el ciclo vital de la vid, desde que las plantas comienzan a llorar en el inicio de la primavera hasta el momento de la vendimia a principios del otoño. Manzana roja, frutas de hueso, frutas tropicales e incluso frambuesas despliega en nariz esa deliciosa Malvasía sin crianza. Su hermano mayor, tras permanecer en barrica de roble, se transforma en un vino mucho más complejo -miel de acacia, piña madura, cítricos escarchados, especias- más graso, estructurado y untuoso, aunque sin perder acidez ni frescura. Para completar la familia se proyecta elaborar en el futuro un vino dulce también con la Malvasía como protagonista. Estaremos muy atentos a esa rareza.

            

La gama básica de los vinos de Bodegas Esteban Castejón lleva por nombre Tranquera, en referencia al cercano embalse que se construyó al represar el río Mesa. Agrupa un tinto joven a base de Tempranillo, dos tintos con media crianza -Cabernet Sauvignon y Garnacha, respectivamente- un rosado del que ya dimos cumplido detalle en una entrada anterior y un blanco monovarietal de Macabeo. Representan con toda sinceridad la manera de trabajar en la bodega. Vinos honestos y directos que hablan de la tierra y de los viticultores, pensados para disfrutar por copas -como bien demuestra el moderno tapón de silicona con rebaje para favorecer el trabajo de los camareros- pero que en absoluto desmerecen como acompañamiento a una comida completa y que en el transcurso de una cata técnica se desenvuelven muy bien. 

Panorámica de la puerta principal de la Iglesia de San Miguel (Ibdes)

Sargas de Idues Garnacha Blanca

El rosetón de la fachada lateral de la iglesia gótica de San Miguel Arcángel sirve como ilustración a las etiquetas de los dos vinos de la línea Sargas de Idues. Bajo esta curiosa denominación se elaboran una Garnacha Blanca con breve paso por barrica de roble francés y un tinto de Garnacha Tinta con crianza en roble americano. El vocablo Idues se refiere al antiguo nombre de la localidad en lenguaje celtíbero y la sarga es el material con el que están construidas las puertas que cierran el retablo mayor de la iglesia, erigida sobre las ruinas de una antigua fortaleza. Dichas puertas que están ricamente decoradas con pinturas renacentistas realizadas por Pietro Morone -discípulo del gran Miguel Ángel, alegóricas al Juicio Final y que pueden recordar a algunos fragmentos de la Capilla Sixtina- sólo permanecen cerradas durante la Semana Santa, de manera que la posibilidad de contemplar esas pinturas se reduce a unos pocos días al año. 

Azud del río Mesa desde La Paradera

Pero como no sólo de vino vive el hombre, la jornada en este rincón de la Comarca de Calatayud bien merece alguna actividad adicional. Los aficionados a la bicicleta de montaña pueden disfrutar de la ruta que une Nuévalos con Calmarza, también los amantes del senderismo tienen destinos francamente interesantes -Desfiladero de la Hoz Seca, Santuario de Nuestra Señora de Jaraba, Hoces del río Mesa, Mirador de los Buitres, etc- donde además de visualizar flora y fauna pueden visitarse varios abrigos con pinturas rupestres. Los procesos karsticos presentes en toda la zona atraen todos los años a profesionales y aficionados a la geología, destacando por su belleza la Gruta de las Maravillas en Ibdes, junto a cuya entrada el ayuntamiento de la localidad ha acondicionado -sobre un azud en el propio río Mesa- una zona de picnic conocida como "La Paradera".

Y como la vida en ocasiones insiste en regalarnos pequeños placeres, allí nos detuvimos a escuchar el sonido del agua y su refrescante sinfonía, mientras disfrutábamos de una copa de vino, por supuesto de Bodegas Esteban Castejón.

No se puede pedir más...



martes, 4 de junio de 2019

> Hoy catamos con... Fernando Mora en La Alacena de Aragón




La célebre frase que hace referencia a la dificultad de ser profeta en tierra propia le viene como anillo al dedo a Fernando Mora. Su meteórica carrera en el mundo del vino -de la nada más absoluta al Master of Wine en tan sólo unos pocos años- ha despertado lógica admiración e injusto recelo a partes iguales, algo hasta cierto punto habitual en un país donde la cultura del esfuerzo cada día pierde terreno en favor del insano vicio de la subvención. Largo y tendido se ha escrito acerca de aquel día -tampoco tan lejano- en que el Fernando ingeniero dejó a un lado los motores para saltar sin paracaídas en dirección al mundo del vino, descubriendo en ese momento cuál iba a ser la pasión que regiría su vida desde entonces. 

Rápidamente comprendió que la elaboración de un gran vino tiene detrás muchos factores, así que tras varios ensayos a escala doméstica se lanzó a comercializar sus primeras botellas en colaboración con sus dos socios. También asumió que debía enfocar su nueva actividad desde un punto de vista más global y se planteó un nuevo reto, cursar los estudios para obtener el prestigioso título de Master of Wine. Tres exigentes años más tarde alcanzaba dicho reconocimiento, convirtiéndose en el primer aragonés en obtenerlo. Desde entonces los objetivos de Fernando Mora han cambiado ligeramente. Sus elaboraciones tienden a la mínima intervención y en realidad ha decidido mirar hacia el pasado para poder vislumbrar el futuro. Asume que el cuidado de la viña es lo más importante y busca sin descanso viñedos abandonados, cuanto más viejos y recónditos tanto mejor, con la idea de elaborar vinos que expresen la tierra y el clima. En esos viñedos abandonados y casi olvidados espera encontrar en algún momento las uvas para elaborar un vino mítico, mitad arte y mitad técnica, pero sobre todo con pasión.



Tuvimos la oportunidad de asistir a la cata organizada por La Alacena de Aragón y podemos afirmar que nos sentimos unos absolutos privilegiados tras escuchar las explicaciones de Fernando Mora. Sus inicios un tanto irracionales en el mundo del vino, los riesgos a todos los niveles que asumió en su frenética carrera hacia el Master of Wine y el agradecimiento sincero que demuestra hacia quienes le apoyaron, pero destaca sobre todo la imagen que transmite de estar a mitad de su aprendizaje, un trazo de humildad que sólo demuestran quienes se han hecho a sí mismos. 

A día de hoy elabora en dos zonas geográficas cercanas pero diferentes entre sí. Por un lado en Valdejalón -lugar de nacimiento en 2013 de Bodegas Frontonio, su proyecto primigenio y el que más vinos saca al mercado- y por otro en Campo de Borja desde 2015-con dos vinos tintos bajo la marca Cuevas de Arom- siguiendo siempre tres premisas absolutamente innegociables: viñas viejas, cultivo de secano y vendimia manual. Un tercer proyecto a punto de ser inaugurado tras varios años de trabajo en campo y todavía por revelarse al público lo está desarrollando en Alpartir y llevará el nombre de El Jardín de las Iguales, con origen en un viñedo escondido en la cara más oculta de la Sierra de Algairén que atesora vides de Garnacha y Macabeo con más de un siglo de antigüedad. Reconocido enamorado de las variedades autóctonas particularmente de la Garnacha -la Pinot Noir del sur, como él la denomina- elabora 21 vinos distintos, blancos y sobre todo tintos, la mayoría con discretos periodos de crianza en recipientes de roble de gran tamaño, aunque experimenta con otros materiales como el cemento o el plástico alimentario. La inquieta creatividad de Fernando le espolea a diario para imaginar nuevos proyectos y así han visto la luz un monovarietal de uva Cariñena, un blanco de tres variedades fermentadas simultáneamente y un vino de parcela o field blend resultado de la mezcla de uva tinta y blanca procedentes de un mismo viñedo.

Detallaremos a continuación nuestras notas de los vinos catados.


Vinos protagonista en orden de cata

TELESCÓPICO BLANCO 2016
Macabeo, Garnacha Blanca y Viognier en proporciones desconocidas. IGP Valdejalón. Elaborado mediante cofermentación simultánea de los tres tipos de uva, vendimiadas en un mismo día y lógicamente con diferentes grados de madurez. Crianza durante 12 meses sobre lías en depósitos de cemento. Amarillo dorado de capa media. Frutas de pepita muy maduras y cáscara de limón. Toffee, flores secas y jengibre. Acidez media. Ligeramente mineral. Cremoso y graso. Largo postgusto. Un atípico y complejo blanco de guarda sin paso por roble.

TELESCÓPICO GARNACHA 2015
100% Garnacha. IGP Valdejalón. Viñedo en suelos aluviales de cantos rodados. Fermentación en lagos abiertos. Crianza en barricas usadas de roble francés de 500 litros. Cereza de capa media con ribete granate. Ataque alcohólico y laca de uñas que desaparece al instante. Bastante cálido. Ciruelas y mermelada de moras. Especias dulces y pimienta blanca. Discreta nariz y entrada en boca. Un vino más largo que ancho, poco comunicativo de inicio pero que gana en expresividad con el tiempo.

TELESCÓPICO CARIÑENA 2016
100% Cariñena. IGP Valdejalón. Fermentación en depósitos abiertos de plástico alimentario. 14 meses de crianza en barricas de roble francés. Picota de capa media-alta con ribete violáceo. Frutas rojas y flores azules. Caramelo de café con leche. Marcada acidez y notable astringencia. Algo desequilibrado, agreste y poderoso. Tal vez necesite más botella, más barrica o ambas cosas. Parafraseando aquel anuncio de neumáticos, tiene toda la potencia pero le falta un poco de control.

AS LADIERAS 2015
100% Garnacha. DO Campo de Borja. Crianza mixta durante 12 meses en depósitos de cemento, barricas de 500 litros y depósitos ovoides de plástico alimentario. Posterior ensamblaje de los vinos procedentes de cada tipo de crianza, siguiendo el criterio del elaborador. Picota de capa media-alta con ribete granate ligeramente evolucionado. Bombones Mon Cheri y frutas negras. Pimienta negra y hoja de tabaco. Hierbas aromáticas y monte bajo. Balsámicos. Muy sabroso y equilibrado.

LAS ALAS DE FRONTONIO 2016
Garnacha tinta y Macabeo. IGP Valdejalón. Uvas procedentes de un solo viñedo mestizo estrujadas mediante pisado con los pies y fermentadas directamente en barrica. Afinado durante 7 meses en barricas de roble francés de 450 litros. Responde el concepto "field blend", vino de parcela en la que se entremezclan variedades tintas y blancas. Rojo picota de capa media-alta con ribete rubí. Frutas rojas, frutas de hueso y orejones. Acidez moderada. Diferente y muy curioso. Aspira a convertirse en un grand cru, si es que en alguna ocasión llegara a implantarse en España esa catalogación al modo francés.

OS CANTALS 2016
100% Garnacha. DO Campo de Borja. Viñedo con suelos pedregosos. Fermentación en barricas abiertas de 800 litros con al menos la mitad de la uva sin despalillar. Crianza posterior en barricas de 400 litros. Cereza de capa media con ribete rubí que insinúa granate. Frutas rojas y flores azules. Hierbas aromáticas. Fresco y alegre.



Vinos de Fernando Mora. Imagen cortesía de Vignerons de Huesca

A partir de ahora seguiremos bien de cerca a este genio que anhela sorprender al mercado. Muy pocos elaboradores son capaces de interpretar la Garnacha en su versión más sutil, floral y delicada. En algún momento se terminará la moda de los vinos con toneladas de fruta negra, barrica bien marcada y gran extracción. Y será en ese instante cuando aquel que no lo conozca se sorprenderá con los vinos elaborados por el primer Master of Wine aragonés de todos los tiempos. 

Es una lástima que esos mismos vinos hayan privado al mundo de un buen ingeniero...