sábado, 25 de diciembre de 2021

> Wine Frikis, over the top!




Tan intenso como exigente ha sido este final de año en cuanto a actividades del grupo Wine Frikis. Por motivos de agenda nos vimos obligados a dejar pasar algunas de ellas, aunque pudimos sumarnos en el último minuto a la visita  Bodegas Meler de la cual ya dimos cumplido detalle en una entrada anterior. Sin embargo, a la vista de lo atractivo de la propuesta, nuestra presencia en la cata de final de temporada fue absolutamente ineludible. Importe mínimo por botella, cata a ciegas y cena por todo lo alto. Perdérselo hubiera sido poco menos que un sacrilegio...

Siete vinos estratosféricos de impecable factura y con largos -algunos eternos- tiempos de crianza, magníficos representantes de zonas vitivinícolas tan diferentes como Rioja, Priorat, Valdeorras, Barolo y Cava.


CUENTAVIÑAS GARNACHA 2019
100% Garnacha. Bodega Cuentaviñas (Peciña, San Vicente de la Sonsierra). DOc. Rioja. Crianza 12 meses en roble francés de 500 litros y 8 meses más en depósito de cemento. Viñedo casi centenarios plantado en vaso y ubicado en la zona alta de la cuenca del río Najerilla, en lo que nosotros solemos denominar "La Rioja Olvidada". Vino de parcela, elaborado exclusivamente con la uva del Viñedo Tejares. Fruta roja, lácticos. Acidez presente. Directo, fresco y frutal. Garnacha riojana diferente.


EL PUNTIDO 2017
100% Tempranillo. Viñedos de Páganos (Álava). DOc. Rioja. 16 meses en barrica de roble francés y 6 meses de redondeo posterior en depósito de cemento. Viñedo de 45 años de edad plantado en espaldera. Vino de parcela. Algo cerrado de inicio, agradece oxigenación e incluso decantación. Carnoso, férrico y mineral. Poco expresivo en nariz, pero excelente y poderoso en boca. Todavía con capacidad de guarda. Un rioja actual de gran calidad.


ALICE 2016
Garnacha, Cariñena, Monastrell, Cabernet Sauvignon y Syrah (30-30-20-10-10). Bodegas Celler de l´Abadía (Gratallops, Tarragona). DOc. Priorat. Crianza 18 meses en barrica de roble francés. Elegantísimo, eterno, largo y bien hecho. Equilibrio perfecto. Sabroso e impresionante. Un priorat moderno, bien alejado de aquella opulencia astringente de hace unos años. 


AVANCIA 2013
100% Mencía. Bodegas Jorge Ordóñez. DO. Valdeorras. Crianza 13 meses en barrica de roble francés. Vino de una sola parcela, viñedo de más de 100 años de edad sobre suelos pizarrosos. Muy evolucionado en color. Encurtidos, hoja de té, tabaco de liar y ciruela pasa. Muy desconcertante en cata a ciegas. Diferente y curioso.


904 GRAN RESERVA 2011
Tempranillo y Graciano (89-11). Bodegas La Rioja Alta (Haro). DOc. La Rioja. 48 meses de larga crianza en barrica de roble americano. Tierra mojada, humus y trufa. Licoroso sin molestar. Uno de los mejores representantes de los vinos de guarda de Rioja. Nos recordó a Borgoña.


LO ZOCCOLAIO 2009
100% Nebbiolo. DOCG. Barolo. Piamonte (Italia). Crianza durante 36 meses en barrica de roble francés. Marcadamente evolucionado, aunque conservando frescura y acidez. Fruta devorada por la crianza con predominio de aromas terciarios. Largo y complejo. Para deleitarse casi como si fuera un licor, con una copa  ante la chimenea más que para acompañar comida alguna. Una oportunidad única, difícilmente repetible, de tener la ocasión de poder catar esta rareza.


AGUSTÍ TORELLÓ MATA BARRICA GRAN RESERVA 2016
100% Macabeo. Bodegas Agustí Torelló (Sant Sadurní d´Anoia, Barcelona) DO. Cava. Brut nature. Vino base elaborado mediante fermentación en barrica de roble francés con permanencia sobre sus lías durante 6 meses. Crianza en botella durante nada menos que 48 meses. Amarillo dorado suave. Tarta de manzana, bollería y mantecados. Cremoso, denso, elegante. Acidez contenida, casi ausente. Carbónico completamente integrado. Recuerda a un vino tranquilo más que a un espumoso. Un cava intenso, muy gastronómico. Delicioso.


Una velada de gran nivel con la que pusimos punto y seguido a las actividades Wine Frikis en este 2021. Volveremos el año que viene con la misma ilusión por seguir aprendiendo, disfrutando y compartiendo.

¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!



martes, 7 de diciembre de 2021

> ¿Quo vadis, Rioja... una vez más?



Las intrigas políticas amenazan el futuro de la DOc. Rioja desde hace años.

A finales del pasado mes de Noviembre se conoció la noticia de que un determinado partido político había decidido otorgar el apoyo al Gobierno de España para aprobar los Presupuestos generales del Estado a cambio de la segregación de parte del territorio que en la actualidad integra la DOc. Rioja. La inmediata reacción de las asociaciones de viticultores, cooperativas, productores y del propio gobierno riojano -curiosamente presidido por el mismo partido político que ostenta el poder en el gobierno central- frenaron dicha iniciativa que hubiera supuesto la ruptura definitiva de la región vitivinícola española más conocida, tanto a nivel nacional como internacional.


En realidad la herida lleva abierta mucho tiempo, aunque se ha cerrado en falso en numerosas ocasiones. No hace mucho tiempo -en los primeros días del año 2016- fuimos testigos de la confirmación del abandono de Bodegas Artadi de la DOc. Rioja. Dicha decisión por parte de la célebre bodega alavesa supuso que se tambalearan los cimientos de una de las denominaciones de origen más antiguas de España. Aunque de cara a la galería los motivos aducidos fueron de índole vitivinícola, muchos vislumbraron en el fondo la sospecha de que hubiera causas económicas e incluso políticas detrás de la autoexclusión de la bodega de Juan Carlos López de Lacalle. Bodegas Artadi (Laguardia) justificó entonces su decisión -absolutamente lícita y puede que acertada- alegando la postura intransigente del Consejo Regulador de la DOc. Rioja, organismo que depende directamente del gobierno riojano, un inmovilismo que según la bodega, supuso trabas para el desarrollo de las categorías de "vinos de municipio" y "vinos de parcela", corriente defendida por la bodega, más o menos en el mismo sentido de lo que se viene realizando en Burdeos desde hace décadas. En realidad esos argumentos parecieron sólo una verdad a medias. Nada ha impedido a Artadi elaborar vinos como El Carretil o Viña El  Pisón, otro asunto diferente es que lo deseable hubiera sido poder calificarlos no sólo como crianza o reserva, sino como "algo más", de manera que sirviera como justificación a sus elevados precios también en el  etiquetado y no sólo en la copa. Si a todo lo anterior se le añaden ciertas diferencias de tipo político y fiscal entre las tres comunidades autónomas con territorios pertenecientes a la DOc. Rioja -hasta el punto de que hubo quien sugirió que estábamos ante el embrión del desarrollo de una hipotética DO. Viñedos de Álava que pudiera ser en el futuro un rival directo de Rioja- el caldo de cultivo ideal para la ruptura ya estaba servido.


Ciertamente en los últimos años se han comercializado vinos al amparo de la DOc. Rioja auténticamente indignos de llevar su nombre, vinos de supermercado donde el reducido precio ha primado sobre la calidad y en ello debería tener mucho que decir el Consejo Regulador, responsable del control de las producciones máximas por hectárea, los procesos de vinificación, los tiempos de crianza y demás verificaciones. ¿Exceso de celo en algunas cosas? ¿Dejación de funciones en otras? Imposible de saber desde fuera, sin embargo el consumidor sí que tiene la sensación de que en la DOc. Rioja se ha tomado partido por la cantidad más que por la calidad, siendo como son ambas igual de importantes. El equilibrio parecería ser lo más adecuado, pero hasta ahora no se ha conseguido.

Por el momento no ha habido más bodegas que hayan secundado aquella iniciativa rupturista de Artadi, sustanciada en la firma del denominado Manifiesto del Club Matador, nombre quizás no muy acertado por lo que ello implica. La decisión de la bodega de Laguardia tuvo como consecuencia directa e inmediata la prohibición, por parte del Consejo Regulador, de incorporar en sus etiquetas la palabra Rioja, algo que muy probablemente no le supusiera ningún perjuicio de cara al reconocimiento de sus vinos, pero que sin embargo sí pudo conllevar problemas de comercialización en el extranjero, mercados donde la sola presencia del nombre de la DO. es capaz de abrir numerosas puertas, en especial a bodegas medianas y pequeñas. Meses más tarde se hizo pública una iniciativa del Grupo Rioja, nombre que aglutina a una cincuentena larga de bodegas pertenecientes a las tres subzonas -Rioja Oriental, Alta y Alavesa- con un claro tinte conciliador, intentando acercar posturas. El Grupo Rioja dio la impresión de perseguir los mismos fines que las bodegas díscolas pero por otros medios, más amables y deseables. Su propuesta se fundamentaba en el reconocimiento de una categoría superior para algunos vinos dentro de la DO. sin abandonar la misma -vinos de paraje o vinos de parcela- no sólo manteniendo las exigencias actuales -variedades de uva autorizadas, permanencias en barrica, etc- sino incluso incrementándolas en cuanto a la reducción de los rendimientos por hectárea. Como contraprestación dichos vinos podrían incorporar en su etiqueta el nombre del municipio o de la finca.


La citada iniciativa se hizo llegar al Consejo Regulador quien se comprometió a estudiarla a fondo y animó a otras bodegas que aún no habían tomado partido por uno u otro bando a remitir también sus ideas y aportaciones. Ya entrado el año 2017 todas esas iniciativas dieron sus frutos y finalmente se aprobaron las categorías especiales de vinos de viñedo singular, vinos de municipio y vinos de zona. Es pronto para evaluar cuál ha sido la reacción del consumidor medio ante esta sobredosis de información en el etiquetado y si de verdad estamos preparados para valorarla en su justa medida. O dicho de otro modo, si estaremos dispuestos a pagar algo más por esos vinos de categorías superiores. Esos cambios efectuados en el pliego de condiciones del Consejo Regulador consiguieron que las aguas volvieran a su cauce y regresó la calma por un tiempo, concretamente hasta ahora.



El penúltimo capítulo de este espinoso asunto se produjo en el año 2019, cuando la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA) en una asamblea en la que participaron tan sólo 20 del largo centenar de bodegas que agrupa, con el escaso apoyo de 12 votos a favor, tomó la decisión de modificar su nombre para pasar a denominarse Asociación de Bodegas de Euskadi (ABE) con la excusa de dar cabida a los elaboradores de txakoli. En cuestión de días, el rechazo de la mayoría de los asociados -algunos de los cuales incluso llegaron a pedir formalmente la revocación de la junta directiva y la celebración de unas nuevas elecciones- forzó la celebración de una asamblea extraordinaria que -en esta ocasión por una amplia mayoría- dio marcha atrás a tan polémica medida. Un año más tarde -Enero de 2020- y con el respaldo del gobierno vasco, de nuevo ABRA consiguió lograr parcialmente sus objetivos con la publicación en el BOE de la solicitud de protección e inscripción en el registro comunitario de la DO. Viñedos de Álava, aunque finalmente fue rechazada por el Ministerio de Agricultura aduciendo dificultades técnicas, incumplimiento de normativas europeas e incompatibilidades entre marcas y patentes.

Las últimas noticias indican que el tema ha vuelto a quedar aparcado -una vez más- aunque seguramente sin zanjar definitivamente. Es cuestión de tiempo que con la excusa de la ubicación geográfica de los viñedos, se reabra un debate intencionadamente político que a nadie beneficia. Mal asunto si se mezclan el vino y la política. Todo lo que suponga concordia y negociación debería ser obligatoriamente bueno para el porvenir de la DOc. Rioja. Parece que por fin el Consejo Regulador ha comprendido que es el momento de renovarse, que las transformaciones no son siempre negativas y que en algunas ocasiones sirven para señalar el camino a seguir. Con total seguridad más de uno en este instante se estará haciendo la misma pregunta que nosotros.

¿Adónde vas, Rioja?




jueves, 2 de diciembre de 2021

> Visita a Bodegas Meler, el Somontano en femenino




Desde hace décadas, el abuelo Pablo venía cultivando aquellas viñas, almendreras y olivares, de modo que más por costumbre que por imposición, su actividad agrícola fue asumida de manera natural por su hijo Andrés, quien decidió complementarla con la cría de ganado vacuno. A largo plazo sin embargo, la actividad ganadera debió abandonarse y aquella nave situada en lo alto de una colina al sur de Barbastro poco a poco fue dejándose de usar excepto como almacén de aperos y maquinaria. Y así siguió hasta el año 2004 en que Isabel, María y Ana -hijas y nietas de viticultores- decidieron poner en marcha el proyecto que nos ocupa en el presente artículo. Su indudable respeto por la tierra, la transmisión familiar de valores y sentimientos, así como ese aprendizaje empírico de la viticultura, por capilaridad -casi por ósmosis- desde la infancia les llevó a emprender esta aventura empresarial con un indudable vínculo con el territorio.





En la actualidad la finca  de  Bodegas Meler se extiende por 110 hectáreas, de las cuales 82 hectáreas son viñedo, aunque no todas en propiedad. El resto siguen siendo olivos y almendros, ocupando en gran medida las laderas de un cerro a cuatro vertientes en cuya cumbre se encuentran las instalaciones de elaboración y crianza, en la antigua nave ganadera reconvertida en bodega que fue la protagonista del proyecto de fin de carrera de Ana Meler, directora técnica de la bodega. La mayor parte de los suelos son calcáreos y con un elevado contenido en yeso, característica que unida a las diferentes orientaciones del viñedo, determina significativas diferencias entre parcelas, cada una de las cuales se vinifica cuidadosamente por separado.




Tratándose de una de las bodegas digamos pequeñas del Somontano y todavía con pocos años a sus espaldas, la comercialización de los vinos de Bodegas Meler se orienta mayoritariamente hacia las tiendas especializadas y la restauración de la provincia de Huesca, no tanto por el resto de Aragón y algo más a nivel nacional. No obstante, se exporta casi el 38%  de la producción y los vinos Meler llegan a día de hoy a 17 países. En la actualidad su catálogo está integrado por 10 vinos, elaborados con 7 variedades de uva, la mayoría internacionales, aunque con una creciente presencia de variedades autóctonas. La inquietud personal y el constante interés por aprender de Ana Meler, le animan a cultivar otras castas en fase experimental para observar su adaptación y aclimatación al Somontano, las cuales poco a poco van incorporándose a sus vinos.


Durante nuestra visita fuimos amablemente atendidos por Ana Meler, como ya hemos mencionado, directora técnica de la bodega y copropietaria junto con sus dos hermanas. Por cierto, qué diferentes son las visitas cuando quien proporciona las explicaciones forma parte del proyecto. Es lógico que las grandes bodegas cuenten con departamentos de enoturismo integrados por personal joven y uniformado, pero la experiencia para el visitante nada tiene que ver. Familia y tierra fueron probablemente las dos palabras que más escuchamos durante nuestra visita, señal inequívoca de cuáles son las prioridades de una bodega pequeña como Meler. Si a todo ello le añadimos la satisfacción de tener la oportunidad de catar vinos en rama, vinos de añadas atrasadas, vinos aún sin comercializar e incluso vinos que jamás saldrán a la venta, la sensación tras la visita no puede ser más enriquecedora.


Detallaremos a continuación nuestras notas de cata y opiniones acerca de los vinos que tuvimos ocasión de probar.

 

MWA BLANCO 2019
6000 botellas. Garnacha y Merlot (90-10). En realidad se trata de un blanc de noirs, un tipo de vino poco habitual por su elaboración tan especial, diseñado para un mejor aprovechamiento de las viñas de corta edad. De un atractivo amarillo dorado de capa media, se mostró poco expresivo en nariz. Por el contrario, resultó muy interesante en boca. Largo, cremoso y complejo, con un discreto amargor final, incluso algo tánico, que lo hacen gastronómico y maridable. Curioso y diferente.

MELER CHARDONNAY 2020
100% Chardonnay. Maceración prefermentativa en frío. Prensado y crianza sobre lías muy presente en fase olfativa. Visualmente de un sorprendente amarillo dorado medio-alto. Tarta de manzana y piña muy madura en nariz. Acidez notable y de nuevo con ese amargor final marca de la casa. Un blanco serio, muy distinto a otros monovarietales de Chardonnay del Somontano.

MELER CHARDONNAY 2021 "EN RAMA"
100% Chardonnay. Más reconocible y varietal, más parecido a lo que el consumidor medio entiende por un Chardonnay del Somontano, lo cual no terminamos de saber si es bueno o malo. Intensamente aromático (frutas tropicales, plátano y piña). A reevaluar tras filtrado y embotellado. Muy buenos mimbres. Prometedor.

MELER CHARDONNAY 2019
100% Chardonnay. Crianza 11 meses en barrica. Una rareza, catada por cortesía de Ana Meler. Elaborado por encargo para un cliente de fuera de España. Vino no comercializado, una verdadera lástima. Imponente color dorado medio-alto. Cera de velas y caramelo de café con leche. Torrefactos y frutos secos. Dulce de membrillo y crème brûlée. Predominio absoluto de notas de crianza, resultado de una elegante evolución bien controlada. Recuerda a Borgoña meridional. Excelente.


MWA TINTO 2017
Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah y Garnacha en proporciones desconocidas. 6 meses de crianza. Nada varietal, con la fruta casi desaparecida. Muy evolucionado, tal vez incluso francamente en declive. Barrica usada. Un vino cuyas notas de cata chocan frontalmente con su planteamiento original como vino de perfil juvenil y moderno. Desorientado y confundido.

MELER 9 MESES 2016
Cabernet Sauvignon y Garnacha. Extraño ensamblaje que no termina de funcionar, al menos en estas latitudes. Idénticas sensaciones que con el vino anterior. Posiblemente tuvo tiempos mejores.

MELER 15 MESES 2014
Merlot y Cabernet Sauvignon. Perfil clásico de los tintos del Somontano. Construido a imagen y semejanza de los tintos bordeleses, con largas crianzas en roble. Algo evolucionado, incluso para quien valora este tipo de vinos, de estilo algo trasnochado y poco actual, pero exitoso entre cierto público. Muy correcto, sin llegar a enamorar.

DIEZ BALLOS GARNACHA 2018
100% Garnacha. Frutas rojas, yogur de moras, lácticos y mentolados. Fresco y ágil. Postgusto medio. En la línea de otros monovarietales de Garnacha del Somontano. Ligero y actual. Delgado y moderno. Cumplidor.


Desde este medio queremos expresar nuestro agradecimiento a Ana Meler por habernos permitido conocer en primera persona este interesante proyecto familiar en el Somontano. Queda pendiente realizar una nueva cata -quizás con algo más de tiempo- que nos permita reevaluar alguno de sus vinos, especialmente aquellos que requieren de un análisis más sosegado.