domingo, 29 de agosto de 2021

> Edra Emociones, perfecto equilibrio

 

El pasado mes de Febrero, en el curso del panel de cata 2021 de Vignerons de Huesca, tuvimos ocasión de catar el último vino elaborado por Alex Ascaso en Bodegas Edra. Ya entonces nos pareció una interesante novedad aquel coupage de Ribote y Parraleta -castas autóctonas ambas que incluso hay quien opina que son la misma- con sutil crianza en roble, un vino ligero, fresco, frutal y moderno, que rompía en cierto modo con la tradición propia de Edra de elaborar vinos corpulentos, potentes y de gran expresión. Meses después conseguimos -no sin dificultad- una de las escasísimas 469 botellas que se elaboraron del Edra Emociones y ahora por fin, pasado este prudencial tiempo de redondeo en botella, estamos en disposición de publicar nuestras notas de cata y opiniones acerca del sueño más reciente de Alex Ascaso.

Comenzaremos con la presentación exterior, porque si la cara es el espejo del alma, la imagen de un vino tiene que hablarnos de su carácter. En ese sentido, Edra Emociones deja claro desde el principio su origen artesanal, con una etiqueta sobria que proporciona información del elaborador, el nombre del vino en caligrafía manuscrita y la numeración también a mano de todas y cada una de las botellas, un delicioso detalle de calidad. Gracias a Dios, la tecnología ha acudido en ayuda de las bodegas y por fin han desaparecido aquellos viejos lacres que se hacían añicos irremediablemente y se quedaban adheridos eternamente al cuello de la botella. Las actuales ceras son estupendas, simplemente se perforan al descorchar la botella y se pueden retirar fácilmente de una sola pieza. Así es también en este caso, una cera de excelente calidad recubre el corcho natural clásico de Bodegas Edra.

Edra Emociones con el sello Vignerons de Huesca

Pero vayamos al interior de la botella borgoñona del Edra Emociones. Estamos ante lo que se denomina un blending, una mezcla de añadas, algo bastante inusual en la actualidad pero que durante mucho tiempo fue la solución de los pequeños elaboradores para poder sortear vendimias de escasa producción, calidad mediocre o cosechas perjudicadas por las plagas. La reserva de vino de un año para otro les permitía hacer correcciones antes de embotellar e incluso obtener un perfil constante en sus vinos. En Jerez lo llevan haciendo durante siglos y no parece que les vaya nada mal. En el caso que nos ocupa, se trata más bien de una decisión voluntaria del elaborador, ensamblando Parraleta de 2020 y Ribote de 2019, ambos vinos con permanencia en barrica, buscando una mayor presencia de la fruta y una madera menos presente. Y lo mejor de todo es que lo consigue.

Visualmente el Edra Emociones es de un bonito color rojo cereza de capa media-baja con ribete rubí que insinúa el granate y lágrima pigmentada. En nariz es fragante y directo, con predominio de frutas rojas en licor, guindas, chocolate con leche, mentolados, especias dulces, café molido y un curioso recuerdo vegetal a hoja de tomate. En boca es sabroso y amplio, llena la boca con unos taninos bien domados -casi cariñosos- con una acidez ideal que lo hace fresco, crujiente y lo convierte en un vino de trago largo y numerosas posibilidades de maridaje. Un vino sutil, moderno, actual y versátil. Por su forma de elaboración y por las variedades de uva utilizadas, Edra Emociones es quizás el vino con el perfil "más vigneron" de Alex Ascaso y representa el equilibrio perfecto entre la tradición de siempre y los gustos comerciales de ahora, con una fruta más presente y una barrica que acompaña sin molestar. 

Porque para elaborar vinos de calidad, el equilibrio es imprescindible.

Alex Ascaso en equilibrio sobre sus barricas

jueves, 19 de agosto de 2021

> Casa Rural La Palmera: descanso del viajero...

 


La mitad occidental de la provincia de Toledo, en particular la zona próxima a Talavera de la Reina, a menudo pasa desapercibida para quien se dirige hacia Extremadura. Desde el punto de vista paisajístico, la inabarcable sucesión de campos de cereal parecen no encerrar ningún otro secreto, aunque en realidad no sea así. Invisible desde la autovía, el cauce del río Tajo -con sus sotos y barrancos- vertebra la provincia de este a oeste y sus aguas discurren desde su nacimiento en la provincia de Teruel buscando tierras portuguesas antes de mezclarse con el Atlántico en un espectacular estuario en Lisboa. Por el contrario, el norte de la provincia toledana tiene una orografía algo más elevada y se encarama hacia las faldas de la Sierra de San Vicente, antesala de la Sierra de Gredos antes de acceder a la vecina provincia de Ávila y a las estribaciones más altas de  la Sierra de Madrid.

Atardecer en un campo de maíz junto al río Tajo

Próxima a la margen izquierda del Tajo se asienta La Pueblanueva, una localidad cuya principal actividad económica ha sido desde siempre la agricultura y la ganadería. Surgió al igual que muchas otras localidades como núcleo de repoblación a mediados de los años 50 del siglo pasado. A día de hoy, el cereal, el olivo y las explotaciones de ganado porcino son los motores de la localidad, sin olvidar que su cercanía a Talavera de la Reina le ha regalado en los últimos años un importante papel residencial. Al calor de todo ello, el sector servicios se ha visto particularmente implementado de un tiempo a esta parte, con nuevas aperturas como la que nos ocupa en el presente artículo.

Dormitorio

Salón con chimenea


Porche junto a la barbacoa

Dormitorio con cuna


Desde siempre la familia Lobato fue la propietaria de la vivienda que ellos cariñosamente llamaban "la casa vieja". Dividida en dos plantas y con un enorme espacio al aire libre, a mediados de 2020, aprovechando el parón de la actividad económica provocado por la pandemia, Begoña y su hermano Dámaso decidieron volver a llenar de vida aquella casa construida por su bisabuelo y prestada inicialmente para que sirviera de alojamiento al maestro del pueblo. Una vez que el docente cesó en su actividad profesional, la casa fue el hogar de la familia Lobato durante décadas hasta que se dejó de utilizar cuando en 2007 se construyó una vivienda nueva en una calle próxima. Con una sorprendente velocidad, Begoña y Dámaso -con la inestimable, silenciosa y experimentada ayuda de su madre, sin la cual todo esto no hubiera sido posible- fueron capaces de sincronizar los trabajos de remodelación para convertir aquella casa familiar en desuso donde tanto disfrutaron de niños en una casa rural con todas las comodidades. La generosa y amplia planta baja acoge las áreas comunes -distribuidor, cocina completamente equipada, salón, zona de estudio- así como un dormitorio adaptado para huéspedes con movilidad reducida, mientras que en la planta superior se han ubicado los cinco dormitorios, la mayoría de ellos con cuarto de baño propio. La decoración resulta exquisita sin llegar a recargar, en un perfecto equilibrio entre mobiliario funcional y muebles antiguos restaurados, con detalles textiles y piezas de artesanía -cortinas, cuadros, espejos- de manufactura propia. Sin embargo son las zonas exteriores donde verdaderamente se ha pensado en el disfrute de los huéspedes. Piscina, área ajardinada, porche-comedor, barbacoa, zona de estar, sala de juegos infantiles, pista deportiva y garaje. Un auténtico oasis privado de tranquilidad con capacidad para más de una docena de personas a menos de una hora de Madrid y a escasos veinte minutos de Talavera de la Reina, ideal para la estancia de grupos de amigos y familias completas. Puede funcionar francamente bien para organizar celebraciones, bautizos, comuniones e incluso reuniones profesionales o de trabajo.

Viñedo. Bodegas Torrealbilla 


Sala de barricas. Bodegas Torrealbilla


Algo más que una cata en Bodegas Torrealbilla

Las posibilidades enoturísticas en la zona son variadas, aunque ello implique algún que otro desplazamiento. Dos denominaciones de origen abulenses -Sierra de Gredos y Cebreros- se extienden hacia el noroeste y la localidad de San Martín de Valdeiglesias -capital de los vinos de Madrid- tampoco queda lejos en dirección noreste. En la localidad de Otero, se puede visitar Finca Constancia, una enorme y moderna bodega perteneciente al grupo González-Byass que elabora vinos adscritos a la IGP. Tierra de Castilla y cuya visita hace unos años inspiró la redacción de este otro artículo. En dirección sureste, cerca de Puente del Arzobispo -aunque geográfica y administrativamente dependiente de la localidad cacereña de Villar del Pedroso- las jóvenes Bodegas Torrealbilla nos recibieron con los brazos abiertos y nos regalaron una visita privada a sus instalaciones con cata de alguno de sus vinos. Por el momento y a la espera del artículo que estamos redactando, sirvan como adelanto algunas imágenes tomadas en aquella jornada tan agradable.

Vermut La Torralvilla

Inicio Blanco

Por último, hemos dejado para el final la mención de los municipios toledanos que integran la DO. Méntrida, así como las notas de cata de dos vinos de dicha procedencia con los que la familia Lobato tuvo a bien agasajarnos. No hay distancias insalvables para aquellos detalles que se hacen con cariño.


CONDES DE FUENSALIDA ROSÉ 2020
100% Garnacha. DO. Méntrida. Rojo fresón con ribete rosado. Piruletas, rosas y claveles. Laca de uñas, frambuesas, sidral y regaliz rojo. Recuerdos de la niñez. Alegre paso por boca, fresco, divertido, corto. Resto de azúcar residual y de carbónico, este segundo más probablemente añadido que natural. Vino muy tecnológico, casi un refresco. Para todos los públicos.


CONDES DE FUENSALIDA 100 AÑOS 2019
100% Garnacha. DO. Méntrida. La uva procede de las mejores parcelas de viña centenaria que gestiona la bodega. Rojo cereza con ribete rubí. Cerezas en sazón, caramelo, laurel. Chocolate con leche, guindas en licor. Especias dulces, canela en rama y pimienta blanca. Suaves tostados con recuerdos  mentolados y un punto mineral. Acidez media. Astringencia nula, aunque algo cálido en boca. Final medio plus. Sabroso y agradable. Domado y redondo.

Zona de estar exterior

Comedor

Decoración vintage

Una nueva y exitosa etapa para aquella vieja casa. Savia nueva y rejuvenecedora para la venerable palmera que preside desde hace décadas el patio, feliz de volver a escuchar las risas de los niños en la piscina a media tarde, cuando las sombras se alargan y la charla de los adultos en torno a la mesa parece no tener fin mientras se apura una última copa de vino.

Casa Rural La Palmera, algo más que un lugar de descanso para el viajero.