miércoles, 25 de marzo de 2020

> ¡En el blanco...!





La elección de un buen vino blanco no es cuestión de puntería ni de acierto. Conviene en primer lugar tener claro qué se está buscando, en qué horquilla de precios queremos movernos y si va a destinarse a maridar con comida o no. 

A grandes rasgos y dejando al margen el complicado asunto de las variedades de uva utilizadas, podríamos dividir el inconmensurable mundo de los vinos blancos tranquilos -ni espumosos, ni fortificados, ni dulces- en dos grandes grupos: con y sin crianza, bien en roble, bien en otros materiales. En general los primeros son vinos más complejos en nariz y gastronómicos en boca, adecuados para armonizar durante una comida, no forzosamente con pescados, pues algunos de ellos poseen una estructura más que suficiente para maridar con carnes blancas o similares. Evolucionan satisfactoriamente en la copa, cambian con el paso del tiempo y conforme ganan temperatura, mostrando aromas complejos e interesantes relacionados con la crianza. Por el contrario, los blancos sin crianza suelen ser más ligeros y aromáticos, más voluptuosos y folclóricos, con abundancia de aromas primarios florales y frutales. Estos segundos suelen destinarse al consumo por copas, con raciones ligeras o aperitivos suaves, aunque serán sin duda los preferidos de aquellos consumidores que rechazan vinos más poderosos y estructurados.

Evidentemente las variedades utilizadas tienen mucho que decir al respecto, sin embargo nuestra opinión actual tiende a otorgarle más importancia a la elaboración. Tomemos como ejemplo la variedad Verdejo -probablemente la uva blanca más popular en las barras de toda España- y pensemos en ese "verdejito fresquito" que suelen ofrecer los camareros. Automáticamente nuestra mente nos llevará a frutas tropicales, heno recién cortado, fresca acidez y un ligero amargor final, descriptores de lo que se entiende como "un verdejo de libro". Pues bien, hay numerosos ejemplos de monovarietales de Verdejo con crianza en roble -potentes, grasos, complejos absolutamente sensacionales- que están en las antípodas de lo anteriormente descrito. Incluso en una ocasión probamos un verdejo con crianza oxidativa, pueden consultarse nuestras notas de cata en los últimos párrafos de este otro artículo.

Cometeríamos un grave error si dijéramos que la variedad es algo secundario, pero es real que algunos cepajes neutros y poco expresivos en nariz -Macabeo, Garnacha Blanca- se ven claramente beneficiados por cierta crianza que les permita expresar todo su potencial en boca. Por el contrario, las castas más aromáticas -Gewürztraminer, Verdejo, Chardonnay- si bien resultan altamente atractivas como vino joven, en elaboraciones con crianza responden sobradamente, a costa de perder algunas pinceladas representativas de la variedad.

Recopilamos a continuación nuestras notas de cata de varios vinos blancos nacionales analizados a lo largo de los últimos meses. Hay de todo, como en botica: con y sin crianza, monovarietales y ensamblajes, varios del norte de España, algunos aragoneses y muchas cosas más. Pasen y lean, queridos lectores...


 VIÑA MAYOR 2018
100% Verdejo. Sin crianza. Finca Caserío de Dueñas (Villaverde de Medina, Valladolid) perteneciente al grupo bodeguero Palacios, presente en numerosas zonas vitivinícolas. DO. Rueda. Amarillo dorado tenue. Recuerdos tropicales, aunque menos expresivo de lo esperado. Manzanas amarillas, cáscara de lima y notas herbáceas (hinojo). Serio y sobrio, muy castellano. Refrescante acidez media. Cremoso y untuoso, excelente trabajo con lías. Sutil amargor final, muy varietal, con recuerdos anisados. Postgusto medio-largo. Un verdejo auténtico, nada folclórico, de excelente factura y con cierto recorrido en botella. Puntuación 6/10

DUNA 2017
Garnacha Blanca, Alcañón y otras variedades blancas. Sin crianza en roble. Bodega El Vino del Desierto (Lanaja, Huesca). Amarillo verdoso. Frutas de pepita (manzana, pera) y hierbas aromáticas. Repostería, miel, jengibre y pimienta blanca. Acidez media-alta que equilibra esa bienvenida algo alcohólica. Vivo y vibrante. Largo y graso. Muy gastronómico. Un vino grande de una bodega pequeña y de un territorio tan inhóspito como la comarca de Monegros. Todo un milagro. Puntuación 8/10


VIÑA LEIRIÑA 2017
Palomino, Torrontés y Treixadura, un coupage poco habitual. Sin crianza. Bodegas O Ventosela (San Clodio-Leiro, Orense). DO. Ribeiro. Imponente presentación en botella borgoñona de excelente calidad. Amarillo verdoso. Ciruela amarilla y pomelo. Recuerdos minerales. Acidez marcada. Pedernal. Salino, tal vez con un punto de azúcar residual. Corto pero alegre, ágil y fluido. Divertido, sin llegar a ser cautivador. Puntuación 6/10



GEWÜRZTRAMINER COLECCIÓN 2018
100% Gewürztraminer con 4 meses de crianza en barrica de roble francés. Bodega Sommos (Barbastro, Huesca). DO. Somontano. Amarillo dorado de capa baja. Floral y perfumado. Rosas, jazmines y flores secas. Peras en almíbar y mantequilla. Acidez media, con recuerdo a cáscara de cítricos. Graso, meloso y untuoso. Persistente, largo y complejo. Tal vez el menos varietal de los excelentes Gewürztraminer que proporciona la DO. Somontano pero quizás el más gastronómico y elegante de todos ellos. Puntuación 9/10


MENGUANTE GARNACHA BLANCA 2018
100% Garnacha Blanca. Sin crianza. Bodegas y Viñedos Pablo (Almonacid de la Sierra, Zaragoza). DO. Cariñena. Amarillo verdoso. Aromático aunque no voluptuoso. Frutas de pepita y piña no del todo madura. Mineral y afilado. Alguna nota de autolisis y un leve fondo de arándanos ácidos que recuerda a algún espumoso blanc de noirs. Jugosa acidez. Serio y sobrio. Longitud media. Bastante gastronómico, no sólo para pescados sino también para carnes blancas. Probablemente el mejor monovarietal aragonés de Garnacha Blanca del mercado, elaborado con uvas procedentes de uno de los viñedos más bonitos que conocemos. Puntuación 8/10


NAVA URDIL 2018
Verdejo, solo o en compañía de otras (tal vez Sauvignon Blanc?) sin crianza. Bodegas Urdil (Nava del Rey, Valladolid). DO. Rueda. Amarillo de capa media. Bienvenida de fruta tropical y flores amarillas. Anís estrellado e hinojo. Acidez media. Fresco y divertido, con ese final levemente amargo tan característico de la verdejo. Longitud media. Un blanco de Rueda muy reconocible. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Puntuación 7/10


CIERNA 2019
Chardonnay y Gewürztraminer en proporciones desconocidas. Sin crianza. Bodegas Sommos (Barbastro, Huesca) aunque en la etiqueta no lo indica expresamente. DO. Somontano. Amarillo intenso, tal vez demasiado para ser un vino tan joven, en realidad el más joven de todos los catados para este artículo. Floral y perfumado. Jazmín y rosas. Insinúa en nariz cierto azúcar residual que no es tal. Acidez media. Postgusto medio. Muy Gewürztraminer en nariz, más Chardonnay en boca, aunque fluido y ligero. Un vino juguetón y algo mentiroso, con una relación calidad-precio insuperable. Puntuación 7/10


BRANDÁN 2018
100% Godello. Sin crianza. Bodegas Algueira (Doade, Lugo). DO. Ribeira Sacra. Amarillo pajizo verdoso y de escasa intensidad aromática. Frutas de pepita algo inmaduras, flores blancas y cáscara de limón. Mineral, fluido y ligero, aunque sensiblemente cálido en boca. Ligeramente inexpresivo, mejora al subir de temperatura. Acidez y alcohol presentes, con cierto desequilibrio, no del todo integrados, van cada uno por su lado. Esperábamos más de él. Puntuación 3/10


TERRAS MEIGAS TREIXADURA 2018
Ensamblaje de variedades autóctonas gallegas. Treixadura, Albariño y Lado (90-5-5). Sin crianza. DO. Ribeiro. Amarillo verdoso. Muy tropical en nariz. Piña madura, ciruela amarilla y plátano. Entrada dulce en boca, casi golosa. Fresca acidez. Salino, atlántico, con recuerdos de sílex y piedra mojada. Sabroso, pleno, redondo y equilibrado. Postgusto medio. Interesante. El protagonismo del paquidermo en la etiqueta es para nosotros todo un misterio. Puntuación 7/10


CREGO E MONAGUILLO 2017
Bodegas Crego y Monaguillo (A Salgueira Monterrei, Orense). DO. Monterrei. Godello y Treixadura (90-10). Sin crianza. Amarillo verdoso que insinúa tonos dorados. Ataque alcohólico. Flores amarillas marchitas. Manzana Golden y piña madura. Membrillo. Jengibre y pimienta blanca. Acidez media. Ligeramente cálido en boca. Graso y untuoso, más voluminoso de lo esperado. Final medio-largo, con un ligero amargor que lo sostiene en paso por boca. Puntuación 7/10

Y de propina, notas de cata y evaluación de un último vino blanco, por cortesía de Jules Wine. Con insistencia y mucho tiempo, al final haremos de él un buen catador...



ESENCIA DE GEWÜRZ 2018
Bodegas Batán de Salas (Barbastro, Huesca). DO. Somontano. 100% Gewürztraminer. Sin crianza. Más frutal  (membrillo, melón amarillo) que floral, aunque los pétalos marchitos de rosa y jazmín son evidentes. Graso, untuoso, equilibrado, con una viva acidez que lo hace muy agradable. En breve cataremos la añada 2019 con idéntica elaboración y un cambio de color en la botella muy favorable desde el punto de vista de la presentación comercial. Puntuación 8/10


VIÑA ALBINA 2017
Bodegas Riojanas (Cenicero, La Rioja). DOc Rioja. Viura y Malvasía (90-10). Fermentado en barrica de roble americano. Amarillo dorado de capa media. Cera de abejas, crema catalana, manzana asada y recuerdos del taller de ebanistería de mi tío Félix. Acidez media aunque se agradecería una pizca más para darle más frecura. Untuoso, graso, envolvente, denso y robusto. Largo e interesante, quizás algo pesado para algunos. Gastronómico. Si algo es bueno y tiene su público, ¿para qué cambiarlo?. Puntuación 9/10

ALDEYA 2017
Macabeo y Chardonnay en proporciones desconocidas. Etiquetado como Vino Varietal de España, sin DO ni IGP. Sin crianza. De entrada poco expresivo en nariz, lo que nos hace sospechar que el predominio de la Macabeo en el ensamblaje es considerable. Amarillo dorado de capa media, algo evolucionado. Frutas de pepita y flores amarillas. Algún recuerdo de miel y mermelada de naranja. Notablemente cálido en boca, aún a pesar de su marcada acidez, quizás algo corregida. Poco voluminoso. Final corto y poco evocador. Sin demasiadas pretensiones. Aprobado por su buena relación calidad-precio. Puntuación 5/10


lunes, 9 de marzo de 2020

> Cata sin prisa: Las Luces 2008 de Las Moradas de San Martín




LIBRO OCHO. LAS LUCES 2008
Bodega Las Moradas de San Martín (San Martín de Valdeiglesias, Madrid). 100% Garnacha tinta de una sola parcela. Vendimia manual en cajas. Crianza en barrica nueva de roble francés de 500 litros durante 20 meses. Viñedo a 870 metros en un altiplano en plena Sierra de Gredos sobre suelos graníticos ligeramente ácidos, muy pobres en materia orgánica y con tratamientos biodinámicos. Rodeado de bosque mediterráneo (robles, encinas, enebros, sabinas) y plantas aromáticas.

Descorche con 90 minutos de antelación al momento de la cata, con el vino servido en las copas mediante el empleo de un aireador con efecto Venturi. A pesar de todas esas precauciones, muestra un ataque reductivo que se disipa con algo de insistencia en la oxigenación, aunque le penaliza inicialmente en fase olfativa, resultando más bien poco expresivo en aromas. Gana mucho con el paso del tiempo, asomando frutas rojas, monte bajo, hierbas aromáticas y un fondo de cenizas. Francamente vivo a pesar de su edad, longevidad sostenida por una interesante acidez. Ligeramente cálido en boca, es poderoso, con estructura y unos taninos presentes que le dotan de corpulencia. Obligatoriamente gastronómico, esperábamos encontrarlo todavía más largo en postgusto. 

Catado de nuevo a las 3 horas desde su apertura, la fruta roja se torna en negra, ligeramente pasificada y adornada por un sabroso recuerdo a pimienta blanca. A las 24 horas regresa la fruta roja en forma de mermelada de fresas, acompañada de chocolate con leche y un fondo licoroso, un bombón Mon Cheri convertido en vino. Se domestica en el paso por boca, incluso en exceso, porque también se acorta en el postgusto. El fiero león de ayer se vuelve dócil y se convierte en un gatito mimoso. El tiempo lo pule, tamiza, afina y desdramatiza. Sigue vive y fresco. Parece otro vino. Insistimos 48 horas más tarde y la mermelada se torna de ciruelas, acompañada del toffee de los caramelos de la Viuda de Solano. Recuerdos vegetales y de cáscara de naranja, también sílex y pedernal. Aunque parezca increíble, regresa la madera y la astringencia, con sensaciones secantes en boca que creíamos haber dejado atrás.  

Un vino cambiante que nos transmite desconcertantes sensaciones. Desconocido para nosotros hasta la fecha, parece reflejar el paisaje del que procede, con sus bosques y sus suelos graníticos. Quizás en un futuro una escapada a la zona nos permita comprender mejor ese entorno privilegiado de la Sierra de Gredos y sus sosegadas garnachas.