domingo, 7 de febrero de 2021

> Cata comparada de garnachas de Luis Oliván

 

Recién llegado a la elaboración, aunque buen conocedor del proceso por el que transita cada botella de vino, toda la vida de Luis Oliván ha girado en torno al vino y tras mucho tiempo dedicado en exclusiva a la vertiente comercial, decidió hace unos años empezar a cumplir su sueño de elaborar sus propios vinos. No cuenta con viñedos ni bodega en propiedad, sin embargo, su talante negociador y sus contactos a lo largo de tantos años le han permitido tener acceso a ambas cosas en zonas geográficas bien alejadas con la firme convicción de elaborar vinos de parcela basándose en una viticultura mínimamente intervencionista. Convencido defensor de las castas autóctonas, el reto al que se enfrenta Luis es demostrar las diferentes expresiones que una misma uva es capaz de mostrar en función de la zona geográfica, la altitud y la técnica de elaboración empleada. Ya hablamos acerca de ello en una entrada anterior coincidiendo con la presentación de sus vinos en Zaragoza y unos meses más tarde cuando tuvimos ocasión de catar su magnífico Clarete 2019 elaborado mediante vinificación conjunta de uvas blancas y tintas procedentes de un mismo viñedo mestizo de Alcañón y Moristel, dos cepajes autóctonos de Huesca en vías de recuperación, de nuevo una apuesta decidida por la tradición y las costumbres más arraigadas a las tierra.  


Catamos en esta ocasión sus dos vinos tintos de Garnacha, elaborados respectivamente en Ainzón (DO. Campo de Borja) y en Bespén (DO. Somontano). El primero sigue siendo la añada 2018 con más meses de evolución en botella, mientras que el segundo se trata de la nueva añada 2019. A pesar de estas diferencias y de sus orígenes geográficos tan distantes, se pueden apreciar en ambos características comunes, algo así como la inequívoca firma de un mismo autor. La autenticidad, la expresión del territorio, la honestidad en la elaboración, la búsqueda de la sinceridad de las uvas y el máximo respeto durante la crianza en roble son las líneas maestras que guían el buen hacer de Luis Oliván. 

Detallaremos a continuación nuestras notas de cata y opiniones personales acerca de ambos vinos.


GARNACHA DE AINZÓN 2018
100% Garnacha. La uva procede de tres viñedos diferentes plantados en vaso a 550 metros de altitud con una edad mínima de 30 años y un rendimiento medio de 2 kg por cepa. Elaboración y crianza tradicional en depósitos de cemento con posterior redondeo durante 7 meses en barricas usadas. Producción 4000 botellas. Rojo picota de capa media con ribete granate. Fruta roja muy madura en nariz, lácticos y yogur de fresa. Especias dulces, caramelo y un fondo balsámico. Acidez contenida que equilibra francamente bien su nada discreto contenido alcohólico y que sin embargo pasa completamente desapercibido. Astringencia casi nula, domado, redondo y fresco en boca. Amable, sabroso y muy agradable en boca. Final medio con un sutil amargor que recuerda al café en grano y que lo sostiene en el postgusto. Representa mejor que ningún otro vino las nuevas tendencias en las garnachas del Campo de Borja, más frescas y menos opulentas que las de hace unos años.


GARNACHA DE BESPÉN 2019
100% Garnacha. Uva procedente de una sola parcela conocida como "Las Pilas". Viñedo joven de unos 20 años de edad, ubicado a 490 metros de altitud con suelo arcillo-calcáreo y en ligera pendiente para favorecer el drenaje. Rendimiento medio 2kg por cepa. Elaboración en depósito de acero inoxidable y posterior crianza en barrica de roble francés de 600 litros. Producción 2500 botellas. Acertado cambio de botella a borgoñona, dejando atrás la bordelesa de la añada previa. Rojo cereza de capa media con menisco violáceo. Fruta roja, caramelo, guindas y una pizca de pólvora. Un discreto recuerdo herbáceo y fresco que transporta al norte o quizás a cierta altitud. Cacao en polvo, canela, lácticos y chocolate blanco. Anisados y un asomo de laurel. Entrada golosa, con tensión y atrevimiento en boca. Crujiente acidez. Final medio, redondo y educado. Un atisbo de amargor que devuelve al herbáceo y confiere longitud. Mayoría de edad para esta garnacha del Somontano.

Luis Oliván y sus vinos, más que sueños, realidad...



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