viernes, 17 de noviembre de 2023

> El confesionario: Alejandra Sarmiento



Si lo deseas, empieza por presentarte. ¿Cuál es tu nombre? ¿De dónde eres? ¿A qué te dedicas?
Mi nombre es Alejandra Sarmiento Idrovo. Y sí, prometo que lo de mi apellido fue tan solo una casualidad… ¿o tal vez era el destino?Nací en Bogotá, Colombia, pero desde el 2014 vivo en España, y desde el 2016 Zaragoza se convirtió en mi hogar. Soy colombiana de nacimiento, pero maña de corazón. Por mis venas corre el espíritu latino alegre, soñador y emprendedor, pero en mi día a día disfruto la maravillosa calidad de vida española, su fascinante gastronomía, sus rincones llenos de historia y sus infinitos tesoros vinícolas. Actualmente, y desde hace 7 años, soy la responsable de exportación en Bodegas Tempore. 

¿Qué querías ser de mayor?
De niña soñaba con ser bailarina. Mi papá es mago profesional, así que crecí rodeada de arte, luces, teatro e ilusiones. Siento que gracias a esa capacidad de soñar y de mantener viva a mi niña interior, soy lo que soy. También soñé con ser diplomática, pero únicamente por la oportunidad de viajar por todo el mundo y descubrir lugares fascinantes. 

¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con el vino?
Recuerdo que de pequeña, en Bogotá, mi papá me dejaba probar un poquito de vino en las celebraciones más importantes: Navidad, Año Nuevo, algún cumpleaños. Me dejaba mojar mi dedo en su copa como una travesura de la cual solo él y yo sabíamos. Yo me moría de risa, y por supuesto, el vino no me gustaba nada.

¿Y el primer contacto "profesional"?
Mi primer contacto profesional con el vino fue hace 7 años, durante mi entrevista en Bodegas Tempore. Acababa de terminar mi máster en comercio exterior y por eso un departamento de exportación llamó tanto mi atención, pero tenía que ser honesta... mis conocimientos técnicos sobre vino eran prácticamente inexistentes. Lo único que no me faltaba eran ganas de aprender! Así que Paula Yago abrió las puertas de su casa, de su proyecto, y junto con su familia me dieron la oportunidad de iniciar un camino que, a día de hoy, se ha convertido en mi satisfacción profesional y en mi deleite personal.

¿Hay en tu familia antecedentes relacionados con el  vino?
Mis tíos Carlos y Pilín siempre fueron unos apasionados del vino, y gracias a ellos, desde pequeña me familiaricé con algunas variedades y zonas productoras, principalmente chilenas, argentinas y españolas.

¿Has recibido formación enológica o eres autodidacta?
Toda mi formación enológica la he recibido de Bodegas Tempore. Han sido 7 años de constante aprendizaje, experiencia y descubrimiento de un mundo fascinante y maravilloso. ¿Qué es lo que más me gusta? Que cada día aprendemos algo nuevo! Mantenerse atentos a las tendencias del mercado internacional nos permite descubrir novedades constantemente, y esa formación incesante es la que nos llena aún de más curiosidad por ahondar en el mundo del vino. Gracias a esa semilla sembrada en 2016, mi interés fue en aumento, así que empecé a asistir a catas en Zaragoza para conocer sobre distintas bodegas, regiones, variedades, elaboraciones, etc. Fue así como llegué a la tienda Wine Not? de mi queridísimo amigo portugués, Luis Dias, y fue allí donde inició otro capítulo de mi incursión en la aventura del vino. Poco a poco se fue gestando un pequeño grupo de cata, pues cada vez eran más frecuentes nuestros encuentros en Wine Not? Ni siquiera la pandemia nos paró! Luis organizó catas online y a través de las pantallas seguimos descubriendo vinos y aprendiendo. De esta manera, con muchas ganas, curiosidad y pasión, nacieron los Winefrikis. El maravilloso grupo de mis 7 amigos catadores con los que cada cata a ciegas, cada visita a bodega, cada descubrimiento de un proyecto diferente, y cada Cena de Trofeos es una constante formación.

¿A quién invitarías a un vino? (personaje histórico, público o de tu entorno)
Uf, que difícil escoger. Se me ocurren tantos! Invitaría a un vino a Diana Uribe, historiadora colombiana a quien desde hace años admiro profundamente. También a Ken Follett, Julia Navarro, Tom Hanks, Freddie Mercury, Juan Tamariz, Marian Rojas… Creo que esta lista puede reflejar un poco mis hobbies, mis pasiones. Y por eso me fascina la variedad de conversaciones que podrían surgir con estas personas en torno a un vino.

¿Con quién crees que tienes un vino pendiente?
Tengo un vino pendiente con mi suegro adorado, con quien compartí las mejores sobremesas, siempre con una buena copa de vino, por supuesto. Pasamos tardes, y algunas noches también, siendo confidentes, charlando sobre sus experiencias de vida, riendo sin parar sobre sus anécdotas y emocionándonos sobre todos los sueños e ilusiones que él tenía, y que siempre me compartió con una sonrisa enorme, cantando tangos, lleno de ganas de vivir. Suegrito lindo, seguro que cuando nos encontremos en el cielo volveremos a brindar! Ah y no puedo olvidar que también tengo pendiente una botella de Derechero con mi marido que llevo varios meses prometiendo, pero que aún me cuesta abrir… Es un tesoro que guardo bajo llave!

¿Cuál crees que es la cualidad esencial que se debe tener para catar un vino?
La cualidad esencial para catar un vino es tener mente abierta. Cada vino tiene una historia, cada vino es una experiencia sensorial, cada vino tiene su propio ADN, por eso a la hora de catar, borremos límites por un momento y permitamos que sean nuestros sentidos los que hagan ese primer contacto.

Catar, evaluar o beber vino ¿es lo mismo?
No, no es lo mismo. Cada cosa tiene su momento, y es fundamental poder diferenciarlo. En un ámbito más técnico y de formación, cataremos y evaluaremos un vino siguiendo ciertos parámetros y criterios que hemos ido trabajando, pero a la hora de beber un vino, que no se nos olvide la capacidad de disfrutar. Beber un vino implica variables que también son determinantes: nuestro estado de ánimo, la compañía, el momento, el lugar, el maridaje. Variables tan subjetivas que hacen que un mismo vino casi nunca sepa igual. Y esta es una de las cosas que más me maravilla de este mundo: la infinidad de oportunidades.

¿Recuerdas el mejor vino que hayas probado?
En mi opinión, el mejor vino siempre está relacionado con buena compañía y con un ambiente agradable. No hay nada que disfrute más que compartir un vino con amigos, familia, y que entorno a él se generen conversaciones profundas o risas interminables. Esa, para mí, es una condición indispensable para sentir que estoy bebiendo el mejor vino. De todas formas, si tuviera que escoger uno me quedaría con el Pirene 2020, variedad recuperada Nº 32, de Familia Torres que tuve el privilegio de catar gracias a mi amigo Winefriki, Eduardo Cabello.

¿Y el peor?
Por supuesto que lo recuerdo. Fue un vino que traje de Kenia y que intentamos beber los Winefrikis el día de mi despedida de soltera… Imposible!! Los aromas ahumados eran excesivos y no pude con él. Esto no quiere decir que no vuelva a darle la oportunidad a un vino similar, simplemente ese no era el día indicado.

¿Cuál es tu sueño (futuro) relacionado con el vino?
Seguir viajando por el mundo gracias a mi relación, laboral y personal, con el vino. Seguir apostando por mi formación constantemente, pero sobre todo… mi sueño es: seguir disfrutando junto a mis amigos y mi familia la alegría y la emoción de compartir una buena copa de vino!

¿Qué significa para ti pertenecer a Winefrikis?
Pertenecer a los Winefrikis significa: comunidad, aprendizaje, descubrimiento, complicidad y amistad. Me enorgullece formar parte de este gran equipo de amigos catadores, a la vez que agradezco enormemente la oportunidad de haber descubierto 7 personas maravillosas que aportan a mi vida en distintos aspectos, y con las que cada día hay un motivo diferente para celebrar y para brindar. Salud, queridos amigos!


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