miércoles, 29 de noviembre de 2023

> Australia, patria querida


 

La historia del vino en Australia tiene poco más de dos siglos de recorrido. Su devenir desde la introducción de los primeros esquejes de vid en los territorios más meridionales del país podría decirse que discurre en paralelo con el de otra colonia británica como es el caso de Sudáfrica. Y las similitudes no terminan ahí. La climatología exigente, el escaso interés local por el vino, la ausencia de variedades autóctonas y la fama de vinos económicos -más rentables por su cantidad que por su calidad- han sido hasta hace poco los principales lastres, tanto para los vinos australianos como para sus primos sudafricanos.


Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XIX cuando la elaboración de vinos australianos comenzó a materializarse en producciones interesantes en cuanto a calidad se refiere. Tal es el caso de Penfolds, bodega que protagoniza este artículo y cuyo nacimiento se fija en 1844, año en el que el doctor Christopher Penfold y su esposa Mary realizaron la plantación de su primera viña cerca de Adelaida, para lo cual utilizaron vides procedentes de otros puntos del país, adquiridas a lo largo de uno de sus viajes. Ellos fueron los iniciadores de esta aventura empresarial, continuada con éxito por su hija Georgina tras el fallecimiento de sus padres, posicionando en 1920 a Penfolds como la bodega más grande de Australia -insistimos- más por cantidad que por calidad.


Pero la historia cambió en 1948 con la contratación de Max Schubert, un inquieto e inconformista enólogo australiano que apostó firmemente por la elaboración de vinos de guarda, aplicando los conocimientos que había adquirido durante su estancia en Burdeos. La novedad enológica fue la utilización de la variedad Syrah -en lugar de la Cabernet Sauvignon típica de los viñedos bordeleses- y el resultado no pudo ser más exitoso, aunque no de manera inmediata. Las primeros intentos de elaborar ese vino "capaz de aguantar de pie durante al menos veinte años" -según el propio Schubert- no fueron especialmente satisfactorios. De hecho la bodega le ordenó abandonar el proyecto que ya llevaba seis años consumiendo recursos de la empresa sin reportar resultados favorables. Sin embargo, Schubert perseveró durante tres años más a espaldas de sus jefes, vinificando y criando las añadas 1957, 1958 y 1959 hasta obtener un gran éxito comercial con la añada 1960. El vino elaborado con Syrah y sometido a una crianza en roble americano durante 20 meses recibió el nombre de Grange y desde entonces nunca ha faltado en el catálogo de Penfolds.



En la actualidad, Penfolds es una gigantesca factoría de elaboración de vino, posiblemente la mayor del país. Su catálogo incluye más de 200 referencias agrupadas por familias -Collection, One, Max´s, Koonunga Hill, Cellar Reserve & Limited Editions- aunque no corren buenos tiempos en el mercado enológico australiano. Se da la paradoja de un incremento en la demanda internacional de los escasos vinos top, simultáneamente a una severa disminución en la facturación de los vinos más comerciales y económicos. Es decir, hay excedentes de vinos baratos que se venden a duras penas por debajo de su precio y ello redunda en acumulación de vino y -lo que es peor- también de uva, gran parte de la cual comienza a destinarse para destilación. Regresan los fantasmas del pasado, esta vez a lomos de la globalización.


En Europa no es imposible -aunque tampoco sencillo- tener acceso a seis vinos Penfolds en una sola sesión de cata, pero a los Winefrikis este tipo de retos son los que más nos gustan. Dos blancos y cuatro tintos fueron los protagonistas de esta cata, venidos directamente desde las antípodas hasta nuestras copas. Pasen y lean nuestras notas de cata y opiniones. 


RAWSON RETREAT SEMILLON-CHARDONNAY 2019
Semillón y Chardonnay en proporciones desconocidas. Tampoco se confiesa si hay o no crianza. De hecho en la página web de la bodega habla de "creativos ensamblajes con las dos variedades", en nuestra opinión, un sospechoso eufemismo. Amarillo verdoso, limpio y brillante. Aromas tropicales, piña, cítricos y especias blancas. Cremoso y untuoso en boca. Excelente acidez. Final medio, levemente amargo. Muy bien elaborado. Comercial y fácil. Un vino hecho para gustar.


MAX´S CHARDONNAY 2018
100% Chardonnay. Crianza en barrica de roble usado y nuevo. Amarillo dorado medio. Ataque reductivo que cuesta un poco disipar. Recuerdo a hidrocarburos que inicialmente eclipsa al resto de aromas, pero que pasado un tiempo aporta complejidad. Fruta de hueso, cítricos y manzana verde. No parece Chardonnay. Podría confundirse con Chenin Blanc o incluso con Sauvignon Blanc. Final medio-largo, incluso sutilmente astringente, con un peculiar recuerdo salino. Elegante y complejo. Curioso y con personalidad.


RAWSON´S RETREAT SHIRAZ-CABERNET 2019
Syrah y Cabernet Sauvignon en proporciones desconocidas. Crianza en barrica de roble durante un tiempo indeterminado. Si se realiza algún tipo de crianza alternativa, está muy bien integrada en el resultado final. Rojo picota con ribete ocre. Fruta roja y negra. Compota de ciruela, pastillas juanolas y regaliz negro. Acidez media plus. Envidiable elaboración, con un perfecto equilibrio entre la madera y la fruta. Lineal, directo y muy comercial.



KOONUNGA HILL SHIRAZ-CABERNET 2019
Syrah y Cabernet Sauvignon en proporciones desconocidas, quizás al 50%. Crianza durante 12 meses en barrica de roble. Rojo picota con ribete ocre. Frutas rojas y grosellas negras. Marcada presencia de la barrica, con unos tostados y torrefactos un tanto apabullantes. Astringencia media plus. Extraño recuerdo a encurtidos con un fondo de nuevo salino. Posiblemente catado antes de tiempo, algo más de botella le vendrá bien.


KOONUNGA HILL 76 SHIRAZ-CABERNET 2018
Syrah y Cabernet Sauvignon (70-30). Crianza durante 10 meses en barrica de roble americano nuevo y usado. Rojo picota con ribete ocre. Grosellas, vainilla y caja de tabaco. Eucalipto, balsámicos y mentolados. Muy presente la Syrah, con esos especiados tan característicos. Redondo y equilibrado. Excelente.


MAX´S SHIRAZ CABERNET 2016
Syrah y Cabernet Sauvignon en proporciones desconocidas. Crianza durante 18 meses en barrica de roble francés y americano nuevo y usado. Llamativa presentación externa, con esa botella color rojo eléctrico que a nadie dejará indiferente. Rojo cereza con ribete teja, algo evolucionado. Licor de endrinas, clavo de olor, linimento y farmacia antigua. Muy entretenido en nariz, aunque complicado en boca. Delgado, poco voluminoso, demasiado fluido. Parece más adecuado como copa de sobremesa que para maridaje.



Sin ninguna duda, las dificultades que acechan al mercado enológico australiano son las mismas que al resto del mundo. Se sigue primando la cantidad por encima de la calidad, y este diseño erróneo del modelo productivo se padece por igual en Burdeos, en Cariñena y en Sudáfrica. Tales desequilibrios entre la producción y el mercado son altamente nocivos para el prestigio de muchas zonas vitivinícolas. El futuro es incierto y cada uno hace la guerra por su cuenta. Las bodegas pequeñas tienden a producir menos vino, de mayor calidad y a un precio significativamente más alto, asumiendo ellas mismas la distribución al cliente final o incluso abriendo en sus instalaciones una tienda con servicio de degustación, recalcando el valor de los productos de la zona. Menos es más, podría decirse. Por el contrario, las bodegas grandes resultan menos ágiles para tomar este tipo de decisiones, sujetas como están muchas de ellas a consejos de administración y fuertemente ligadas mediante acuerdos comerciales. Encontrar el equilibrio entre ambas situaciones, será la clave entre lograr el éxito o caer en el fracaso.



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