Si lo deseas, empieza por presentarte. ¿Cuál es tu nombre? ¿De dónde eres? ¿A qué te dedicas?
Me llamo Julio, Julio
Viela Hernández y vine al mundo el 7 de Enero de 1963 en Zaragoza. Me dedico al
asesoramiento jurídico, fiscal y mercantil de pymes y particulares. Nada
apasionante, pero me permite vivir bien. A decir verdad, hubiese preferido ser
John Wayne en “Centauros del desierto”, pero qué se le va a hacer.
¿Qué querías ser de mayor?
De joven quería ser mayor para poder descubrir todo lo antes posible. Ahora en cambio me sucede al revés: quisiera ser más joven porque ya soy bastante mayor. Paradojas de la vida. Hubo una época en la que me interesé por algo parecido a “Agente de la Naturaleza”, pero se me pasó enseguida en cuanto mi madre me trajo la cena y me di cuenta que la calefacción de casa estaba encendida en una noche fría de invierno.
¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con el vino?
El primer recuerdo
relacionado con el vino -al margen de la típica intoxicación etílica de
adolescente- es ver la torre que corona las Bodegas López de Heredia en
Haro. Esa madera roja que la envuelve siempre la he considerado un toque de
clase y distinción, sinónimo de que allí había cosas serias que jamás pensé que
pudieran atraerme tanto años después. Y todas las construcciones de bodegas con
piedra de sillería con ese color arenisco de las localidades de La Rioja.
¿Y el primer contacto “profesional”?
No he tenido contactos
profesionales con el vino salvo el de la mera curiosidad y la imagen que daban
los distintos Riojas que había a mi alcance por razones familiares. López de
Heredia, Muga, Carlos Serres y otras pequeñas bodegas.
¿Hay en tu familia antecedentes relacionados con el vino?
La
familia de mi padre se dedicaba a realizar en su imprenta familiar todas
las contra etiquetas de las distintas bodegas riojanas, hasta que la D.O.
Rioja estableció las contra etiquetas con marcas de agua entregadas por
dicho consejo. No hacíamos vino, pero vivíamos gracias al vino y por
supuesto también nos lo bebíamos. Además, mi tío Luis Viela -un bon vivant
de la comida y del vino, que fue alcalde de Haro- me permitió acceder a
cosas que eran un privilegio para un tipo como yo venido de la ciudad. A
través de él y sus amigos, tuve una época “gloriosa” con su generación,
probé vinos y viví momentos que ahora
me serían totalmente inalcanzables. Eso que me llevo y a lo que estaré
eternamente agradecido.
¿Has recibido formación enológica o eres autodidacta?
La escasa formación enológica que poseo,
si es que poseo algo, me la proporcionó un tal Francisco Orós en casa de un común
amigo. A partir de ahí probar, memorizar sabores, olores y catar siempre que
sea posible. No tengo una buena nariz, pero sí una buena boca Entre ambas me
defiendo y voy diferenciando lo que me gusta y lo que no. Aunque hay que aprender
a conocer y valorar todos los vinos y no quedarte sólo con lo que te gusta. Hay
que abandonar la zona de confort enológico y estar dispuesto a probarlo todo. En
consecuencia de todo ello, puede decirse que soy autodidacta.
¿A quién invitarías a un vino? (personaje histórico, público o de tu entorno)
A Cicerón, Sócrates, Aristóteles, Séneca
y a tantos más a los que escucharía “con un vino en la mano”. También a esos
pequeños bodegueros a los cuales escucho embelesado cuando hablan de sus vinos
y sus ideas acerca de cómo se deben hacer los vinos. Estaría horas escuchándolos.
¿Con quién crees que tienes un vino pendiente?
Vino pendiente sería con todos aquellos que forman y han formado mi imaginario afectivo y que ya no están. Y también un Viognier con Scarlett Johansson contemplando juntos el skyline de Tokio desde la planta 90 del Sheraton.
¿Cuál crees que es la cualidad esencial que se debe tener para catar un vino?
Estar abierto de mente para apreciar olores, sabores, saber identificar lo que puedas, ejercer tu memoria olfativa y visual y emitir un pequeño juicio de lo que has catado. Sobre todo, actitud abierta. Y sobre todo practicar, catar y rodearte de personas que saben más que tú para aprender de ellas.
Catar, evaluar o beber vino ¿es lo mismo?
Catar es analizar según tus aptitudes. Evaluar
conlleva más complejidad porque debes tener “visión global” de lo que has
catado para poder evaluarlo. Como se puede ver, no es lo mismo.
¿Recuerdas el mejor vino que hayas probado?
Sí, un Tondonia del 82. También un 904 y un 890 de Rioja Alta igualmente del 82. Tiempos
inolvidables. Y un último Enate Uno Blanco probado recientemente. Cosas bien
hechas…
¿Y el peor?
El peor un Cabernet Franc
o similar que fue arrojado inmediatamente por el desagüe. Habrá tantos…
¿Cuál es tu sueño (futuro) relacionado con el vino?
No es un sueño. La realidad es seguir conociendo vinos con los WINEFRIKIS, los cuales están absolutamente “chalados por el vino” y te proporcionan experiencias magníficas y amistad personal.
¿Qué significa para ti pertenecer a Winefrikis?
Una oportunidad de juntarme con apasionados del vino -todos ellos con un gran criterio y conocimientos- y que se convierten en amistades personales.
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